jueves, 12 de diciembre de 2019

DOS INDÍGENAS

Interesante . Creo que vamos por buen camino. Un dibujo más para este mes de Diciembre de 2019. El más reciente ensayo que realice a lápiz. dedicado a los amigos del Face book y esta página.

DOS INDÍGENAS
TÉCNICA: Lápiz de grafito y papel Gilbert
24.7cm. X 38.1cm.
FECHA: Diciembre 02, 2019
AUTOR. Mtro. Ps. Alejandro Fabela Alquicira




sábado, 7 de diciembre de 2019

COMPLEMENTO AL DIAGNOSTICO DE LA PERSONALIDAD NARCISITA

El presente documento tiene un doble propósito: cumplir con una publicación mensual más, correspondiente al mes de Diciembre de 2019. Así mismo complementar el análisis de la personalidad narcisista en los reclusorios del Estado de México. Ya publicado en este Bogger en la dirección siguiente: https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6736471220288410763#editor/target=post;postID=8793446815916740250;onPublishedMenu=allposts;onClosedMenu=allposts;postNum=68;src=postname


COMPLEMENTO AL DIAGNOSTICO DE LA PERSONALIDAD NARCISITA

Seguramente, ver a uno de los personajes de la película “Quadrofenia”, sería posible pensar en el trastorno de personalidad narcisista. Un sujeto delgado, rubio, corre en su motoneta, de la época de los sesenta, por las calles o carreteras de Inglaterra, específicamente en la ciudad de Londres. Cuando llega a los centros de música, de la juventud londinense,, es centro de atención. Su tez y cabellos rubios lo distinguen entre la muchedumbre. De igual manera su motoneta es reconocida por todos y centro de atención de otros jóvenes. De color blanco y con múltiples espejos retrovisores, se distingue entre todas las motonetas. En cuanto al baile, también se distingue al enseñar diversos pasos coreográficos. Con ello también llamaba la atención, logrando que los asistentes al evento musical, hagan círculo en  torno a él. Es de los personajes más activos, cuando se desencadenan riñas callejeras. Cuando es detenido por la policía y presentado en el estrado, luce su personalidad ante todos, reclamando ante los jueces, policías y jóvenes detenidos, por lo cual obtiene constantes ovaciones. Cuando hay que pagar la multa, muestra ante todos, un fajo de billetes, pagando dicha multa para que sean liberados. Prodigo y dispendioso en gastos económicos. Con ello un verdadero “icono” de la exhibición y el despilfarro, ¿cómo no pensar en la presencia de un trastorno narcisista de la personalidad?
Son  características permanentes en el sujeto, a largo plazo y reconocibles con facilidad. Por ellos se hace sinónimo de narcisismo el exhibicionismo. ¿Pero esto es válido en la clínica? Abordar los diferentes cuadros clínicos implica ese narcisismo. Está presente en el obsesivo, en el histérico, en el psicótico, incluso en los “normales”. Pero ¿cuándo lo consideramos “anormal” o patológico? El DSM-V[1], plantea que esto es, cuando ese  narcisismo provoca malestar social y funcional, claramente significativo.
En un caso presentado anteriormente debemos analizar ese “malestar significativo” y si está presente. El sujeto se para frente al salón de clases de su profesora; y en cuanto ella lo observa trata de imitar los movimientos de un chango. Pero nadie reporta que esto provoque molestias en el sujeto. Ni siquiera se puede observar en el relato de dicha experiencia, que haya malestar en la profesora. ¿Tal vez hasta haya complacencia? La molestia más bien parecía de la psicóloga que reportaba el suceso con la profesora. Esta preguntaba ¿cómo se trabajaba dicho caso? A los cual se le respondía ¿Si ella sabía trabajar a los exhibicionistas? Contestando que no, se le estimulaba para canalizar el caso a otro psicólogo. ¿Por qué se inquiría en el exhibicionismo? Porque eso parecía, un acto exhibicionista. Su imitación de los changos, era el equivalente de la clásica conducta del exhibicionista de abrir su abrigo y mostrar su cuerpo desnudo y con una erección en su pene. En la profesora no le provocaba espanto, horror o sorpresa, sino risa. Días antes, dicho mismo sujeto le había hecho una propuesta indecorosa, para que ella lo aceptara como hombre. A lo que esta respondió, no poder acceder pues era casada. El sujeto, una persona privada de su libertad, por su participación en un hecho delictivo, ¿Qué le podía importar si era casada o no? La negativa correcta podía haber sido, que ello no era posible, pues era trabajadora de la institución, en la cual relaciones de pareja entre ellos están prohibidas. Sin haber necesidad de comentar su estado civil. Esto implicaba que había habido una relación contratranferencial por parte de la profesora. ¿Pero en relación al narcisismo del sujeto? No se puede suponer que esto le provocara malestar significativo alguno. Sin embargo, su narcisismo estaba presente y activo. Y no justifica el diagnóstico de personalidad narcisista. En los obsesivos, también está presente el narcisismo, al menos por su “presumir” de sus conocimientos. A lo cual algunos autores[2] pueden señalar, como un narcisismo intelectual. En otros, los que se “presume” es el cuerpo, como en los histéricos, fisicoculturistas, homosexuales y muchas mujeres, quienes usan ropa provocativa (minifaldas, escotes amplios, ropa entallada, etcétera), por lo cual se habla de un narcisismo corporal. Pero al referirnos al psicótico, se menciona que en ellos hay una regresión profunda, dinámicamente, hasta la fase narcisista y omnipotente. Característica que explica el ensimismamiento de tales pacientes, donde incluso favorece su dejar de comer, poniendo con ello en riesgo su vida. Sin embargo en ellos no existe el “malestar significativo” en su vida, a pesar de que esta está en riesgo de muerte. Esto tampoco ha justificado el “etiquetamiento” de personalidad narcisista. Casos en los que evidentemente si está presente el carácter narcisista. Caso contrario es el de Dorian Grey[3], quien a pesar de ejercer sus narcisismo si presenta ese malestar. Se siente por poco tiempo culpable por la muerte de su amigo Basile. O se ve obligado a tapar con una tela el cuadro en el cual se reflejaba su avejentamiento y las marcas de su maldad, porque la visión del cuadro le resultaba intolerable. El histérico, goza del uso del cuerpo en su, lo cual es expresión de su narcisismo, pero no siempre le provoca “malestar significativo”. Situación similar en los artistas de televisión, radio o cinematografía. Carácter narcisista presente en dirigentes políticos, pero que tampoco exhiben malestar alguno por dicha forma de ser.
Más, volviendo al análisis inicial, hay que complementar el conocimiento del personaje rubio de la película “Quadrofenia”. En el fin de esta, se observa a dicho sujeto trabajando como botones de un hotel de Londres. Uniformado espera que le indiquen que maletas cargar y no protesta cuando uno de los ricos inquilinos del hotel lo reprende. Otro de los personajes jóvenes de la película que lo idealizaba por sus actitudes en los centros de música y en los disturbios de la película, se muestra decepcionado al descubrir su verdadera forma de ser. Por ello toma la motoneta tan preciada, la roba, y le despeña en un acantilado inglés. ¿Dónde había quedado la personalidad narcisista?



[1] DSM-V
[2] De momento no recuerdo sus nombres.
[3] https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6736471220288410763#editor/target=post;postID=8793446815916740250;onPublishedMenu=allposts;onClosedMenu=allposts;postNum=49;src=postname

sábado, 9 de noviembre de 2019

EL TAMAL

Mi interés no solo son los temas de psicología, sino también temas antropológicos, por ello en esta ocasión he elaborado el presente escrito, sobre lo que considere una comida típica de México, pero al parecer por lo mismo intrascendente. pero Gracias a Fray Bernardino  de Sahagún, conocemos la importancia de esta vianda en la cultura mexicana. Espero les sea de su agrado el presente escrito.



EL TAMAL

Mtro. Ps. Alejandro Fabela Alquicira
Universidad autónoma de Querétaro (UAQ)
Maestría en Antropología e Historia
1991

El “made in…”, actualmente tan difundido en nuestra sociedad, corresponde al sello o marca distintiva que nos refiere a:
1.      El lugar de origen.
2.      A algo que consideramos característico de algún lugar.
Por ello, al encontraren el texto de Fray Bernardino de Sahagún, “Historia General de las Cosas de la Nueva España”, con la palabra TAMAL, se podría pensar en el origen de este y así asignárselo como un platillo asociado a la cultura mexicana. Esto es el motivo, que conduce al presente ensayo de manera inicial; ya que al avanzar en la lectura del texto, se puede observar, que la consideración de esta vianda, dentro de la cultura del México antiguo o prehispánico, trasciende a una simple concepción como un alimento, lo cual se intentará resaltar aquí.
En el análisis global, los primeros caracteres que sobresalen con relación al tamal son dos:
1.      La multiplicidad de nombres que se le asignan.
2.      Su presencia en los ritos y festividades de los mexicas.
Como consecuencia, emergen como preguntas ¿Por qué los mexicas designaban de diferentes maneras a un mismo alimento? ¿Cuáles son las diversas denominaciones que recibe el tamal? ¿En qué festividades se encuentran presentes esta vianda? Y ¿Qué ritos o características rituales coinciden en dicho platillo?
La cuestión más rápida de responder se relaciona con los diferentes nombres que recib el tamal. Encontrándose en los tres primeros libros del texto de Fray Bernardino de Sahagún, los siguientes:
1.      Atamalli
2.      Xocotamalli
3.      Nacatammalli
4.      Pan de ayuno
5.      Xocuichtlamatzoalli
6.      Quiltamalli
7.      Uauhquiltamalli
8.      Tzatzapaltamalli
9.      Tenextamalli
10.  Miauatamalli
11.  Yacacoltamalli
12.  Necutamalli
13.  Yacacollsoyo
14.  Exococolotlaoyo
15.  Chalchiuhtamalli
16.  Huauhquiltamalli
Como observación pertinente al enlistado anterior, hay que indicar el cuarto caso; ya que es un nombre asignado al tamal, pero que no corresponde a la denominación mexica, sino al parecer a la traducción que harían del náhuatl al español o al significado religioso de dicho alimento, durante la festividad el Xochilhuith en honor a Macuilxochitl (cinco flores). Por otra parte, en doce de los dieciséis, se presenta como terminación de ellos la palabra –tamalli; variando los mismo en su radical. Por último, hay que notar que en los casos 5, 13, y 14 del enlistado, hay casi una total variación en el nombre del tamal, estando ausente la terminación de -tamalli; lo cual crea la interrogación de ¿Por qué dicha variación?
Manteniendo el enlistado, puede iniciarse la respuesta a la pregunta que se refiere a la presencia del tamal  en algunas festividades. De esta manera se puede encontrar en las fistas siguientes:
1.      En el segundo mes, llamado Tlacaxipehualiztli, se celebraban dos festividades: una con igual nombre con que se denominaba el mes; y otra, conocida como la fiesta Ayacachpixolo, efectuada en “…postrero día…” de este mes, realizada en el templo Iopoco. En esta última festividad, el tamal recibía como nombre específico: Tzatzapaltamli.
2.      Durante el quinto mes, denominado Toxcatl, en el cual se hacían fiestas dedicadas a Tezcatlipoca, días conocidos también como Titlacauan, Táotl, Telpochtli o Tlamatzincatl.
3.      En el mes octavo, Uey Tecuilhuitl, se llevaban a cabo fiestas en honor a la diosa Xilonen. Mes en el cual “…daban tamales de muchas maneras; unos llamaban Tenextamalli, otros xocotamalli, otros miauatamalli, otros yacacoltamalli otros necutamalli, otros yacacollaoyo, otros exococolotlaoyo”.
4.      En el noveno mes, conocido como Tlaxochimaco, también se menciona el tamal en las fiestas que se realizaban en honor del dios Huitzilopoctli.
5.      Durante el décimo mes, denominado Xocotl Huetzi, se efectuaban dos diferentes ritos en los cuales se involucraba el tamal, al llevarse a cabo las fiestas del mes.
6.      En las fiestas del doceavo mes, , llamado Teotleco.
7.      Durante las festividades del treceavo mes, conocido como Tepéilhuitl, ; en el cual alternando con el catorceavo mes, Quecholli, se celebraba la fiesta llamada atamalqualiztli (que quiere decir ayuno) de pan y agua. En este mes también se honraba “…a los montes eminentes de la comarca…”, como una festividad diferente probablemente.
8.      En el mes catorceavo, conocido como quecholli, durante la fiesta atamalqualiztli, donde el tamalera llamado atamalli, en las fiestas dedicadas al dios Mixcoatl. Y durante el quinto día, así como en el sexto día llamado Zacapanquixos.
9.      En el quinceavo mes, llamado Panquetzaliztli, durante las fiestas que le corresponden.
10.  En las fiestas del décimo mes conocido como Atemoztli, que significa descendimiento del agua y que se dedica a los dioses Tlaloques; dioses imaginarios que referían a las fuerzas de la naturaleza.
11.  En el décimo octavo mes, denominado Izcalli, se celebraba la fiesta Motlaxquiantota, donde el tamal era llamado Exococolotlaoyo. En la fiesta dedicada al dios Xiuhtecutli (Dios del Fuego), el cual también era conocido como Ixcozaunqui, Cuezaltzin o Huehueteotl; festividad que se realizaba al terminar este mes, una vez al año y donde el tamalera denominado como Quiltamalli. Otra festividad en este mes era la  fiesta  Motlaxquian, donde al tamal se le llamaba Huauhquiltamalli o Chalchiahtamalli. Por último, a los diez días de este mes, se celebraba la fiesta Huauhquiltamaqualiztli en honor del dios Izcozauhqui; coincidiendo este festejo, aproximadamente, el ocho de enero de cada año, de acuerdo al calendario que regía al mundo europeo en la época de Fray Bernardino de Sahagún.
Por otra parte, existen otras festividades en las cuales el tamal se encontraba como ofrenda o alimento; pero que hasta la redacción del presente ensayo, no fue posible localizar, a que mes correspondían. Estas fiestas son:
12.  La fiesta Ixnextiua (que significa buscar ventura), que se efectuaba cada ocho años y se dedicaba a Huitzilopochtli; en las cuales el tamal era conocido como Xocotamalli y Nacaltamalli.
13.  La fiesta Xochilhuitl (que significa fiesta de las flores), en las que se honraba a Macuilxochitl oXochipilli, donde el tamal se denominaba “…pan de ayuno…”.
14.  En la fiesta a los dioses Cihuapipiltin, donde el tamal se nominaba como Xocuichtlamatzoalli.
Ahora bien, indicados los diferentes nombres que recibe el tamal y en que festividades se les menciona como una vianda que estaba presente, correspondería a responder ¿qué es el tamal? ¿Cómo se elaboraba? Preguntas que parecerían obvias, ya que dicho platillo es de consumo popular, aún en la actualidad de nuestro país. Pero, por ello mismo, es de interés responder a esas interrogantes. Como una manera de comparar si su elaboración era igual a la actual. Al respecto, Fray Bernardino de Sahagún detalla el tamal cuando habla “…de las comidas que usaban los señores…”. Al respecto cita:

“Comían también tamales de mucha maneras, unos de ellos son blancos y a manera de pella, hechos no del todo redondos, ni bien cuadrados, tienen en lo alto un caracol, que le pintan los frijoles con que están mezclados” (pág. 463).
“Otros tamales comían que son blancos y muy delicados, como digamos pan de bamba o a la guillena; otra manera de tamales comían blancos, pero tan delicados como los de arriba, algo más duros” (pág. 463).
“Otros tamales comían que son colorados, y tenían un caracol encima, hácense colorados, porque después de hecha la masa la tienen dos días al sol o al fuego, y la revuelven, y así se pone colorada” (pág. 463).
“Otros tamales comían simples u ordinarios, que no son muy blancos, sino medianos, y que tienen en lo alto un caracol como los de arriba dichos; otros tamales comían que no eran mezclados con cosa alguna” (pág. 463).
De la referencia anterior, se desprenden los caracteres que poseían, los tamales que elaboraban y consumían los mexicas. Así la primera de ellas correspondería a los ingredientes con que se elaboraban y que ahí se señala como la MASA; la cual podría pensarse que se hacía del MAÍZ. Cabe hacer mención que el uso de maíz para hacer tamales, fray Bernardino de Sahagún, solo lo explicita cuando se refiere a los tamales llamados “…pan de ayuno…”, que se ofrecían en la fiesta Xochipilli y aquellos que se hacía durante las fiestas a los dioses Tlaloques, en el décimo sexto mes llamado Atemoztli, donde menciona: “…tamales, que son como pastelejos… hechos de maíz… ” (pág. 50).
Continuando, al retomar que el autor decía “Comían tamales de muchas maneras” la pregunta obligada era ¿Cuáles eran esas “muchas maneras”? de la misma cita habría que destacar que una de esas maneras correspondería a aquellas con que se elaboraban o mezclaban. Así pueden enumerarse que había tamales mezclados con:
1.      “…de frijol…” (pág. 463).
2.      “…de pescado…” (pág. 463).
3.      “…de ranas…”
4.      “…de gallina…” (pág. 567).
5.      “…lo mezclaban con sal, cal y salitre…” (pág. 157).
6.      Sin los ingredientes anteriores mezclados, como en los tamales llamados Atamalli, los cuales comían ocho días antes, en ayuno, de las fiestas Atamalqualiztli.
7.      “…Hechos de bledo (actualmente se designa con el nombre de alegría a la planta y la semilla, y solo se utiliza para preparar una golosina popular…)” (pág. 39), como en el caso del Quiltamalli y los Usuhquiltamalli (pág. 93); aunque por el texto no es posble saber si en ambos casos se refiere al mismo ingrediente. Y por último, también se mencionan unos tamales hechos de “…hoja de bledos muy molida…”, que se elaboraba a los diez días  del décimo octavo mes llamado Izcalli (pág. 150). Y aquellos “…hecho de bledos o cenizos…” (pág. 104), como los llamados Tzatzapaltamali, que se fabricaban en las fiestas del postrero día del segundo mes llamado Tlalaxipehualiztli.
8.      Posteriormente, se indican los tamales: ”…hechos de semilla de bledos…” (pág. 129) y otros “…tamales de semilla…” (pág. 137); estos últimos elaborados para las festividades del doceavo mes, llamado Teotleco. Ahora bien, tales semillas no es posible saber si eran los mismos bledos a que se hace mención.
9.      Los últimos tamales a que se hace referencia son los de “dulce”, aunque no se indican que ingredientes se empleaban en su preparación.
Al analizar de las diferentes “maneras y géneros” de tamales, sobresale una característica más. Esta tiene que ver con el hecho de que el tamal, se sirve con otros alimentos muy variados como son: “…tortillas…” (pág. 103), “…otras comidas…” (pág. 110), “…camarones…, que se llaman Acociltin…” (pág. 151), gallinas y perros (pág. 85), saeta (pág. Pág. 41), que llamaban Xuchmitl (pág. 127) y caracol (463), que ponían encima del tamal, y chilmolli, tzacalli y ulli (pág. 41); maíz tostado, que llamaban izquitl (pág. 35), copal (pág.39), vino (pág. 89), maíz tostado que llamaban momochtli (pág. 103), mazamorra o cazuela hecha de gallina o carne de perro (pág. 138), “…una salsa de molli…” (pág. 142), “…tecomate… de cacaoatl” (pág. 148).
Con respecto a la forma de los tamales, fray Bernardino de Sahagún no lo esclarece completamente. Se refiere a estos de manera general como redondos (pág. 41, 50 y 463) o rollizos (pág. 144), pero a la vez indica “…no del todo redondos…” (pág. 41 y 463), “ni bien rollizos…” (pág. 41), “…ni bien cuadrados…” (pág. 463). Con lo cual, la forma del tamal, queda poco definida. Y en relación al tamaño, solo señala en una ocasión que estos eran “…chiquitos…” (pág. 148); pero es un tamaño que no se puede generalizar a todos los tamales. Por último, en cuanto al color, solo lo refiere como blancos y rojos (pág. 463).
Toca en este momento dar respuesta a una de las preguntas iniciales que implicaba: ¿Qué ritos o características rituales coinciden con el tamal? Cuestión que desde un punto de vista diferente, nos habla de la importancia de esta vianda en las festividades y en la vida del pueblo mexica. Para ello hay que retomar la cita siguiente:
“(Durante las festividades del Uey Tecuihuitl)… a la hora de comer, que era el mediodía, sentábasen otra vez ordenadamente, las niños y los niñas con sus padres y madres se sentaba; sentada la gente, los que habían de dar la comida ataban sus manteles a la cinta, según lo demandaba la disposición de aquel ejercicio; ataban los cabellos con una espaldana a manera de guirnalda porque no se les pusiesen delante de los ojos” (pág. 122).
“Cuando servían luego tomaban tamales a almantada (distribución por filas e hileras) y comenzaban desde los principios de la recién a dar tamales y daban a cada uno todos los tamales que podían tomar con una mano… Temextamalli… Xocotamalli… Miauatamalli… Yococoltamalli… Aecutamalli… Yacacollaoyo… Exococolotlaoyo…” (pág. 122).
“Los que servían tenían cuidado de los niños y niñas en especial y algunos de los servidores a sus amigos y parientes daban más tamales; nadie tomaba dos veces, y si alguno se atrevía a tomar dos veces dabanle de azotes con una espadaña torcida y tomabanle lo que había tomado y lo que le habían dado” (pág. 122).
A partir de la referencia indicada, hay que resaltar la severidad del castigo al romper con lo establecido para el consumo de los tamales; a lo cual hay que agregar que quien trasgredía lo establecido “…ibase sin nada…” (pág. 84). Por otra parte, hay que notar lo riguroso y el cuidado que se ponía en “…según lo mandaba la disposición de aquel ejercicio…”, con respecto a sentarse ordenadamente, atar la manta, tomar tamales solo una vez. Con respecto a lo último y en relación con otras festividades o ritos,  se observaba tanto cuidado que el uso de los tamales o su ofrecimiento era muy limitado. Así, “…hacían cinco tamales… pan de ayuno… esta era ofrenda de todo el pueblo” (pág. 41); o bien, durante la festividad de Xochilhuith, donde “los particulares que querían ofrecían en un plato de madera cinco tamales pequeños…”. Cabe destacar, en este caso  el que dichos particulares no estaban obligados a dar tales tamales, tal como lo dice “los particulares que querían…” (pág. 41). Durante el mes Izcalli, a los diez días del mismo “…daban a… a mozos y muchachas un tamal… Usuhquiltamalli…” (pág. 93). En tanto que en una festividad a los muertos, en el mes Quecholli, “…sobre los sepulcros de los muertos ponían también juntamente con las saetas y teas dos tamales”. Durante el mes Izcalli “…Toda la gente…también ofrecían al fuego cada uno en su casa  cinco Huauhquiltamalli, puestos en un plato, y también ofrecían sobre las sepulturas de los muertos, a donde estaban enterrados, a cada uno un tamal…” (pág. 154); con respecto a dichos tamales, -fray Bernardino de Sahagún también cita: “…y cuando los muchachos ofrecían la caza que traían, entraban así como iban ordenados y daban una vuelta en rededor del fuego y cuando pasaban cabe al fuego, estaban otros viejos que daban a cada uno de los muchachos un tamal…” (pág. 151). Por último, con respecto a los muertos ocurría lo siguiente: “…dos mujeres viejas… llamaban Teixamique… tenían…  una jícara con tamales y una salsa de molli en una escudilla, y en descendiendo  que los que habían muerto, llevábanlos a donde estaban aquellas viejas y ellas metían en la boca de uno de los muertos cuatro bocadillos…” (pág. 142).a esta característica, de un número determinado de tamales, en el ritual de las comidas, hay que agregar, el desconocimiento del motivo porque se fijaban límites en cuanto al número de tamales ofrecidos o empleados. Al menos el texto de fray Bernardino de Sahagún no permite conocer dichos motivos.
Fray Bernardino de Sahagún, nos muestra otro aspecto de la importancia del tamal en la vida de los mexicas, pero relacionado con las festividades religiosas; al respecto dice: “…tamales…, Chalchiuhttamalli… toda la gente, y en todas las casas se hacían estos tamales, y convidavanse unos a otros con ellos; a porfía trabajan cual por cual haría primero estos tamales; y la que primero los hacia iba luego a convidar con ellos a sus vecinos, para mostrar su mayor diligencia y su mayor urbanidad ” (pág. 151). Indudablemente, se le puede considerar como una actividad a través de la cual se mostraban las capacidades y habilidad de quien hacia dicha vianda; adquiriendo importancia en relación a las normas de “…urbanidad…” no por el simple hecho de convidar a los vecinos, sino por ser el primero en realizar tal convite. Continuando en esta línea de trabajo, el autor de la Historia General de las Cosas de la Nueva España, cita: “…tamales…Tzatzapaltamalli…principalmente hacían estos tamales los del barrio llamado Coatlan, y los ofrecían en el mismo cu, delante de la diosa Coatlicue…” (pág. 184). De esto puede desprenderse, que como en este caso habían ciertas clases de tamales que eran particulare de un barrio o lugar, , en tanto que otros eran elaborados por toda la población. Y con relación a la  “…urbanidad…”, en el texto se  refiere: “A algunos que estaban a la postre y no alcanzaban nada, los que se quedaban sin nada lloraban, y acuitabanse por no haber podido tomar nada, diciendo, en balde hemos venido acá, que no nos han dado nada…” (pág. 122).
Por otra parte, podría pensarse que las personas encargadas de la elaboración de los tamales eran las mujeres de las casas mexicas; más no son las únicas, ya que habían personas que se dedicaban a la venta o ha hacer dicho platillo. Al respecto, fray Bernardino de Sahagún menciona: “La que es oficial de hacer tamales o los compra para vender… la que es buen oficial hacelos bien hechos y sabrosos y limpios, y la que es mal oficial en esto, suele vender tamales mal hechos, sucios, desabridos y revueltos con otra semilla, y los que están podridos y hediondos por ser ya de muchos días, al fin tamales que no valen nada”. De lo cual se desprende, que el pueblo prehispánico hacia de la labor de vender o fabricar el tamal un oficio; el cual no era tomado en poca estima y sobre el cual se valoraba la capacidad del oficial.
La importancia del tamal dentro de las ofrendas ceremoniales se remarca al ser incluso un sustituto de otras ofrendas: al respecto hay que citar: “… (en las festividades del mes Tlacaxipehualiztli) y llevaban en las manos, en lugar de flores todo genero de tamales y tortillas; ….en lugar de sartales y guirnaldas…” (pág. 103).
Como señal de buen o mal agüero, el tamal también desempeñaba su papel dentro de las creencias populares, así por ejemplo se decía: “…cuando se cuecen los tamales en la olla, si algunos de pegan a la olla como la carne cuando se cuece y se pega a la olla, decían que el que comía tal tamal pegado, si era hombre, nunca tiraría en la guerra las flechas, y su mujer nunca pariría bien; y si era mujer, que nunca bien pariría, que se pegaría el niño adentro” (pág. 281).
El último aspecto significativo que se retomara, derivado de dicha cita final, radica en que en ella se hace una clara referencia al modo de cocer de los tamales, en una olla. Aspecto que no habiase señalado y solo se podía suponer.

Mtro. Ps. Alejandro Fabela Alquicira
Universidad autónoma de Querétaro (UAQ)
Maestría en Antropología e Historia
1991



APOYO Y SOSTÉN

Es un placer publicar este dibujo, por lo que representa solo ver la mano de una madre y de su pequeño hijo.representa la totalidad de la vida. Espero lo disfruten como yo lo disfrute al dibujarlo.

APOYO Y SOSTÉN
TECNICA: Lápiz de de grafito en papel fabriano
29cm. X 41.7cm.
FECHA: Agosto 31, 2013
AUTOR. Mtro. Ps. Alejandro Fabela Alquicira





domingo, 13 de octubre de 2019

GRACIA Y BELLEZA

Siguiendo hábitos actuales,en este mes de Octubre de 2019, tengo nuevamente el gusto y la presencia de misma amigos. Por ellos les dedico este nuevo dibujo. Hace muchos años, el Maestro Joaquín, mi primer tutor en el dibujo y la Pintura, se enseñaba lo difícil de hacer animales. en ellos se realiza "pelo por pelo" y vaya que tienen muchos. Más ahora veo que es más complicado, como me lo mostró el Maestro Daniel, pues puede decirse que puse el "pelo por pelo" en casi cuatro ocasiones. Agotador pero satisfecho de la obra.

GRACIA Y BELLEZA
TÉCNICA: Lápiz de grafito y de color
24.4cm. X 31.8cm.
FECHA: Septiembre 29, de 2019
AUTOR. Mtro. Ps. Alejandro Fabela Alquicira



sábado, 5 de octubre de 2019

¿CANIBALISMO?

De manera particular se da el interés sobre la ANTROPOFAGIA, temática en la que incursione durante el año que curse de la Maestría en Antropología, en la Universidad Autónoma de Querétaro. en este caso en particular su relación con el canibalismo entre los pueblos Prehispánicos. Lo cual represento una de las justificaciones o racionalizaciones de los españoles, para justificar la Conquista de los pueblos Mesoamericanos.


¿CANIBALISMO?

Mtro.Ps. Alejandro Fabela Alquicira
Septiembre 22, 2019[1]

La investigación en sus diversos campos, encuentra que múltiples hallazgos partieron de:
1.      La investigación sistematizada que hace evidente algún dato.
2.      El análisis de lo obvio y repetitivo.
3.      El profundizar aquellos aspectos triviales, aislados, extraños y curiosos.
Así, en este ensayo se continuara sobre el término del canibalismo, ahora específicamente entre pobladores prehispánicos de México; tema del que ya se ha hablado mucho y en el cual aún no se ha concluido con certeza en nada. Es una “curiosidad” que vale la pena no desdeñar; y que por ese mismo desdén, que se hace de la práctica antropófaga en el México antiguo, que hay que retomarlo.
En el ensayo de “Producción y consumo de alimentos en el México central antes y después de la conquista (1500 - 1650)”, publicada por Sherburner F. Cook y Woodrow,  de “Ensayo sobre la Historia de la población de México y California”, se contiene dos citas respecto al canibalismo, que pueden calificarse de “curiosas”. Dichos autores citan lo siguiente:

“La otra fuente de alimento era el canibalismo, una actividad ritual o de otro tipo, que ha sido muy debatida., Desde un punto de vista estrictamente dietético, sin duda es cierto que lo que respecta a la mayoría de la población, eran tan pequeñas las porciones ceremoniales que se consumían de las víctimas sacrificadas, que su contribución a la ingesta normal de alimentos era completamente desdeñable. Por otra parte, en cuanto a las clases altas, que eran los que aprovechaban esta clase de nutrición, debe haber sido de consecuencias de esta adicción de carne humana a una dieta que en otra forma era baja en ingestión de carne. Las negativas indignadas de algunos defensores carecen de trascendencia, pues un deseo nutricional no necesariamente ha de ser consciente y puede encubrirle con facilidad una motivación ceremonial muy desarrollada” (pág. 113).

El análisis minucioso de la anterior referencia, permite destacar algunos puntos, que adquieren relevancia con respecto a la concepción planteada, por los autores mencionados. Así, por ejemplo, se dice: “La otra fuente de alimento era el canibalismo, una actividad ritual o de otro tipo…” lo cual implica que no era la única. Esto lo confirman las observaciones de Fray Bernardino de Sahagún en su libro de “Historia general de las cosas de la Nueva España”, donde señala:
1.      En su libro décimo, indica que cierta población indígena, eran labradores y hortelanos, dedicados en exclusividad  a tales labores.
2.      Otros individuos se dedicaban al comercio de múltiples productos como lo eran el maíz, frijol, semillas, ají, tomate, pepitas, frutas, pescado, carne, huevos, gallinas, hierbas comestibles, etcétera.
3.      En el libro undécimo se cita, la variedad de animales terrestres y acuáticos, y frutas, hierbas y raíces que son comestibles.
Por otra parte, Hernán Cortéz, en sus “Cartas de relación”, afirma: “Hay calle de caza donde venden todos los linajes de aves… así como gallinas, perdices, zarcetas, tórtolas, palomas, pajaritos…”
“ Venden conejos, liebre, venados y perros pequeños que crían para comer castrados…”
“Hay todas las maneras de verduras que se hallan, especialmente cebollas, puerros, ajo, mastuerzo, berros, borrajas, acederas y ciruela…”
“Venden miel de abeja… y miel de caña de maíz…”
“Venden mucho maíz en grano y en pan… Venden pasteles de aves y empanadas de pescado. Venden mucho pescado fresco y salado, crudo y guisado. Venden huevos de gallina y ánsares de todas las aves que he dicho en gran cantidad; venden tortillas de huevo hechas…”
También René Acuña, en sus “Relaciones Geograficas del siglo XVI”: México, específicamente en la relación de Mexicaltzingo y su partido (Culhuacán, Iztapalapán y Mexicaltzingo) hace referencia a la agricultura, la caza, la pesca y la recolección de frutas, hierbas y raíces, que practicaban los pueblos aledaños o vecinos de la gran Tenochtitlán y a la que pagaban tributo con los productos obtenidos de dichas actividades, las cuales en ningún momento se pueden considerar como limitadas y que abarcan una gran variedad de productos.
Unas segundas conclusiones, que emergerían a modo de pregunta serían: ¿Acaso en “las clases altas…” el canibalismo no trascendería los límites ceremoniales, rituales y religiosos? En este caso y para cuando se intentó dar respuesta a dicha cuestión, no hay que olvidar que los antiguos pobladores de México eran un pueblo profunda y estrictamente religioso. ¿Qué originaba que ante la disponibilidad de carne humana, “…las clases altas…” desarrollaran  esa “…adicción de carne humana”? ¿Es acaso el simple hecho de comer carne humana la que desencadena esa adicción y por tanto al no tener disponibilidad de comer de comer carne humana en “…la mayoría de la población no se desencadena esa adicción”? Con respecto a esta última pregunta hay que hacer notar, que los autores no niegan si existe o no tal adicción o predisposición a la adicción tanto en “…las clases altas…” como en “…la mayoría de la población…”. Y es derivado de ello, que sería relevante conocer la definición de los autores del término adicción.
Al establecer “…que eran los que más aprovechaban esta clase, debe haber sido de consecuencia esta adicción de carne humana a una dieta que en otra forma era baja en ingestión de carne…”, los autores niegan que hubiera otras fuentes importantes de las cuales los antiguos pobladores de México se proveyeran de carne, que complementara más adecuadamente su dieta.. Es por ello que aquí adquiere relevancia las otras fuentes, que incluyen la caza, que proporcionaba comestibles  a los pobladores prehispánicos.
Enfocando la alimentación de los indígenas  de México desde otro punto de vista, habría que volver de nuevo a “La Historia general de las cosas de la Nueva España”, de fray Bernardino de Sahagún, donde enumera la variedad que poseía la alimentación de “…las clases altas…”. Dentro de las cuales incluían viandas como:
1.      Tlaxcalmimilli, panecillos redondos.
2.      Tortillas como eran las totonquis tlaxcalli tlacuelpacholli, veitlaxcalli, quahtequalli y tlaxcalpacholli.
3.      Tlacapoalli ilaxcalli ahojalduras.
4.      Tamales de diversos tipos.
Por otra parte, conjuntando dos fragmentos de la cita mencionada, que son:
a)      “…desde un punto de vista estrictamente nutricional”
b)      “…las negativas indignadas de algunos defensores carecen de trascendencia, pues un deseo nutricional no necesariamente ha de ser consciente y puede encubrirlo fácilmente una motivación ceremonial muy desarrollada”; a lo cual hay que agregar, de una cita diferente el siguiente texto: “…Es obvio que la producción alimentaria involucra a los agricultura,… la recolección, la caza o la pesca. Hasta la guerra… si es que los grupos contendientes se comen entre si…”, habría que pensar en lo obvio, lo dietético, el deseo nutricional no consciente y la motivación ceremonial.
Lo obvio, da por hecho algo, sin una previa investigación; es decir, en este caso, la lógica no deja más que una alternativa, el pueblo prehipánico es caníbal, “obviamente”. En tanto que lo dietético y el deseo nutricional permitirán preguntar: ¿ese deseo nutricional se relaciona directamente con la antropofagía? ¿La antropofagía es inherente por ese deseo nutricional al hombre?  Por ello mismo, ¿la antropofagía es privativa de los pobladores de México o extensivo a los españoles y demás pueblos antiguos del orbe? ¿Acaso la mejoría de la dieta del hombre moderno a posibilitado reprimir o dominar el canibalismo, fundamentado en el deseo nutricional? ¿Acaso los pueblos europeos y asiáticos ya había logrado trascender dicho deseo nutricional y tendencia canibal? ¿Acaso los pobladores prehispánicos solo tuvieron posibilidad de dominar ese deseo nutricional y practica antropófaga con la llegada de los españoles? Y, por último, ¿habría que suponer que a partir de la conquista la dieta de los mexicanos fue más completa? Respecto a esto último y de acuerdo a Cook y Borah, en una cierta población de indígenas, la dieta continuo siendo la misma, hasta muchos años después de la conquista; sin embargo, posterior a la conquista, ya no parece haber muchas referencias a la práctica canibalistica.
  Por último, la conjunción del deseo nutricional no consciente y la motivación ceremonial presenta aspectos de interés, sobre lo que hay que cuestionar: ¿los autores se refieren a los factores biológicos y psíquicos del ser humano? ¿Tal factor orgánico determina el factor psíquico y condiciona un aspecto social (ceremonial)? Tentativamente, las respuestas a las preguntas señaladas son afirmativas, lo cual establecería ya una tendencia de pensamiento, tal como en la segunda cita a que se refiere este ensayo y que sería como sigue: “como principio necesitamos establecer ciertas definiciones y comprender cuales son las limitaciones. Es obvio…”.
En la segunda cita de Sherburas F. Cook y Wodrow Borah hay que retomar el fragmento siguiente: “…Hasta la guerra se tiene que considerar, si es que el grupo de contendientes se comen entre sí, cualquiera que sean las justificaciones aducidas, o si redistribuyen el resultado de los esfuerzos de uno y otro en cuanto a acumular comestibles…”. ¿A qué se refieren los autores al introducir el comentario del canibalismo con la acumulación de alimentos? ¿Acaso se alude a que la guerra proporciona víctimas para los sacrificios humanos y de manera “disfrazada y encubierta” por lasceremonias, asegura el abastecimiento de carne humana que es requerida por el “…deseo nutricional…”? ¿Los antiguos pobladores de México acumulaban seres humanos cómo comestibles? Dejando de toda posible alusión, se puede tomar dicha cita desde una perspectiva distinta, que implicaría preguntar ¿a qué se refieren los autores? ¿Cuál es el motivo de la introducción de la oración “…si es que el grupo de contendientes se comen entre sí,…”? si no se relaciona con la acumulación de comestibles, sería una oración que causa extrañeza, sin propósito aparente que se descontextualizaría con el resto del párrafo.



[1] Texto elaborado aproximadamente en 1992, cursando la Maestría en antropología, en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).  En la fecha presente se recaptura y transcribe dicho documento.

sábado, 28 de septiembre de 2019

MUJER DE ESPALDAS

Se que por mucho tiempo pensaron que no me había comunicado por las publicaciones acostumbradas de manera mensual. pero no es así. el trabajo no me había permitido concluir las publicaciones del mes de Septiembre de 2019. Pero antes de concluir el mes publico un dibujo más.

MUJER DE ESPALDA
TÉCNICA: Lápiz de color
24cm. X 24.5cm.
FECHA: Julio 18, de 2009
AUTOR. Mtro. Ps. Alejandro Fabela Alquicira


sábado, 14 de septiembre de 2019

VOZ, CUERPO, CONTEXTO Y ANÁLISIS


Con el presente documento doy cumplimiento a mi publicación del mes de septiembre de 2019. Un poco retrasado pero el trabajo no había permitido avanzaren este sentido de publicaciones.

VOZ, CUERPO, CONTEXTO Y ANÁLISIS

MTRO. PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIRA
Abril 01, 2018

Los motivos –desolador  o alegrador, es asunto de ellas y lo rige la atmósfera de las palabras, no su significado.

Jorge Luis Borges
El idioma de los argentinos.
Buenos aires, 1928
Fragmento referido por Weimer, 2011[1]


Si bien es cierto que la declaración final de Freud (1900)[2] sobre el sueño, es que este es “una realización de un deseo”, tuvo toda una trayectoria para llegar a dicha conclusión. Basta solo observar el desarrollo del Texto de la Interpretación de los sueños (Freud, 1900). En el mismo texto y posteriormente, en Psicopatología de la Vida Cotidiana (Freud, 1901)[3], realiza el análisis de las fallas en el lenguaje hablado o en el escrito, las cuales son contenidos manifiestos de la manifestación del inconsciente. En ambos textos Freud contextualiza dichas fallas del lenguaje. Así, por ejemplo realiza el análisis de la escritura china, pero en general del lenguaje escrito. En su desarrollo hubo símbolos o grafismos que podían representar la misma idea de dos opuestos. ¿Cómo se sabía entonces cual era el significado para cada opuesto? En el principio no fue una distinción grafica en el dibujo de la palabra o en el ideograma. Esto fue una adquisición posterior. Solo hasta que fue inventada la escritura. Pero la coincidencia de ambos opuestos en un término estaba desde el mismo lenguaje hablado. Entonces, el lenguaje oral primitivo ¿Cómo se diferenciaban los opuestos? Solo por el contexto de la situación en que se daban o como lo señala Weimer (2011) en la cita siguiente:

“…Quien habla se pierde al perder su punto de comienzo: lo que iba a decir, su intención, las palabras que había buscado, pero también lo pierde su voz: pues al crearla se proyecta fuera y a su vez extiende el cuerpo, lo lanza al espacio que traza el recorrido de la voz” (pág. 84)[4].

Desde el inicio, en la relación madre hijo se da esa relación con las modalidades de la voz y las expresiones corporales. A la mujer embaraza se le puede ver acariciar su vientre y en la convivencia femenina, ellas tienen el gusto por acariciar el vientre ahora abultado de la gestante. Pero también hablan en tono bajo de voz, cuando se acercan al vientre de la mujer con la que se interactúa, con palabra en tono “meloso”. La madre misma, a solas habla con tono de voz “acariciador” con su bebé en su vientre; incluso  a veces le expone y le habla de su futuro halagador, cuando se encuentre fuera de su vientre.
Pero regresemos a la vivencia social de los seres humanos. En la antigüedad la voz de mando del líder o el “gruñido” de este cambia de tono, volumen e intensidad dependiendo de la situación que se vivencia. Acompañado esto de ademanes que reafirman la intención de lo que se emite por la voz. Por esto es de interés lo siguiente:

“…(Judith Butler, citada por Weimer, 2011)…hablar no es presentar al analista un deseo previo o un acto pasado, sino transformarlos una vez proferidos en algo que no eran. Los cambios y las alteraciones que se producen en el sonido dan cuenta de esas transformaciones. Ya no es sólo aquello que alguien sufrió, sino aquello que dice con tal o cual intensidad, ritmo, musicalidad que se soporta en el cuerpo que habla” (pág. 84).

Por ello como “jefe” se debe de cuidar los ademanes que se hacen al dirigirse a los empleados, pero a la vez cuidar de los ritmos, intensidades, tonos etcétera, de la voz. Muy seria, en tono de voz “dura y seria” una psicóloga solicita hablar con su “jefe”, a lo cual este accede amablemente. Ella señala su cubículo de trabajo, pero el “jefe” dice que no. Seleccionando otro cubículo para el dialogo a establecer. Quizás es eso lo que hace que su tono de voz, de la psicóloga, se modifique. Señalando su desacuerdo con cierto documento que se enviaría a las oficinas centrales de la empresa de trabajo. Argumentando que ello no se debería enviar. Ahora el “jefe” en tono de voz “serio”, solo le confirma lo que ella ya sabía. Que efectivamente se le estaba reportando su comportamiento a la institución. Y que no había modificación alguna. Aunque no de acuerdo, la psicóloga no dice más y se retira.
Diferente es el caso de una trabajadora social y delegada sindical, de una institución de salud mental. Se le había enviado un documento, memorandu, en el cual se le decía lo siguiente: No se pueden usar los vehículos institucionales. Indignada por la orden, que no sabía por su jefe inmediato había preparado, que se le dirigía, antes que a nadie, reclama a su “jefe”, arrojado el documento en el escritorio del “jefe” y frente a él. Reafirmando esto con el hecho de que a ella no le decía nada dicho papel escrito. La respuesta del “jefe” es elevar el tono de voz, siendo “brusco y directivo”, que nada tiene que decirle el documento; y que solo se concrete a acatar la instrucción, que como su “jefe” inmediato le da. Su indignación terminó, toma el documento arrojado y solicita permiso para retirarse. Cambiando el tono de voz, en términos “amistosos y cordiales” el “jefe” le dice ahora, que no se vaya. Ofreciendo explicarle los motivos del mismo: sic. “me caes bien y te voy a explicar el documento que te di”. Los vehículos no se pueden usar porque están descompuestos; algo que ella no sabía. La trabajadora social solo ríe dice que no es posible que se le haya hecho lo que se le hizo, retirándose sin la indignación inicial[5]. Además la dinámica grupal que se gestaba desapareció. Si bien es cierto que para tal acción el “jefe” parte de uno de los conceptos lacanianos, de que el conocimiento es paraoico y es poder. No es menos importante las modulaciones de la voz en el intercambio entre “jefe” y “empleada”. El efecto que se dio no puede ser desligado de ello.
Retomar de la cita, específicamente “…(Judith Butler, citada por Weimer, 2011)…hablar no es presentar al analista un deseo previo o un acto pasado, sino transformarlos una vez proferidos en algo que no eran”, es de importancia por su relación con el análisis de un sujeto. Este farmacodependiente y recluido en una cárcel por el delito de robo, siempre refería síntomas en vías digestivas; adormecimiento, excitación y “cosquilleo”. Lo cual empezaba en la punta de la lengua, posteriormente en toda la lengua, la faringe, el esófago y el estómago. Su tono de voz denotaba desesperación, tristeza, desesperanza y decepción en lo que a continuación relataba. Partiendo del primer signo, el adormecimiento de la lengua, se suponía que era efecto de la cocaína, su droga básica de uso. Después de todo, cuando se quiere saber qué tipo de sustancia es el polvo blanco que se tiene enfrente, se coloca una pequeña porción de la misma en la punta de la lengua. Si eso provoca ligero adormecimiento de la lengua, se confirma que es cocaína. La insistencia en el tema y las tonalidades de la voz del sujeto hacen que se tenga presente dicha situación. Era algo “curioso” que le ocurría y coincidía con su consumo de cocaína o “piedra” después de que concluía la visita familiar en el reclusorio. Al interno ya se le había comunicado lo que se pensaba, que esas sensaciones eran efecto del uso de la droga que consumía. Cuando se analiza la coincidencia con la visita familiar y los síntomas psicosomáticos, surge un nuevo dato, que con frecuencia el padre, quien lo visitaba no llegaba a la visita familiar. Por muchas sesiones la temática continua así, hasta que se amplía en la temática del padre. Este le prometía al interno ir a visitarlo. Por ello el día de la visita, temprano se bañaba y se arreglaba, esperando “nervioso” la visita de su padre. Delas nueve de la mañana hasta las seis de la tarde conservaba la esperanza de que el llegará, lo cual no ocurría. Más tarde o en la noche se intoxicaba con cocaína o con “piedra”. Esto se repetía cada semana. Esta nueva información da pauta a revisar de nuevo la sintomatología de vías digestivas, pues él las relaciona con la visita de su padre. Esto se da hasta que en una sesión se puede concluir, que esos malestares se dan al confirmar, porque había acabado la visita, que el padre no había llegado y era imposible que llegara. Con esto se aclaraba que los síntomas no eran producto del consumo de sustancias, sino previos a este. Ampliando el análisis se establece, que esos síntomas son los mismos que aparecen después de que no llega el padre y que después se presentan con el uso de la cocaína. De esta manera los síntomas no son consecuencia la intoxicación sino previos a ella. Dando esto lugar a un análisis más amplio de la relación con el padre. El interno se entusiasmaba, se interesaba, se ilusionaba, a pesar de su “nerviosismo” por la visita del padre. Una vez que este no llegaba, se sentía decepcionado, desinteresado, deprimido, decaído y, la última emoción de la que pudo hablar, enojado. Para olvidarse de ello, entonces se intoxicaba. Funcionaba aquí la droga como represora del enojo y favorecía el olvido. Analizado esto se pudo ampliar sobre las emociones y la relación con el padre. Tiempo después, preliberado, recuerda el análisis, lo cual continúa en la institución, especializada en farmacodependencia, a la que se le envió y evaluando su abstinencia al parecer ya por cierto tiempo del uso de drogas. Conclusión del caso, muy acorde con la referencia de Weimer (2011), así lo considero, que a continuación se expone:

“Es innegable que estos parias, aún sin pertenecer a un sistema fonológico, (ruidos de los animales, interjecciones, entonaciones, etcétera) son proferidos por el hablante. Por ser prófugos del sistema muestran con mayor eficacia su componente sonoro. Son elementos irrespetuosos de las leyes de la oposición que viven en el lenguaje: colectivos, reconocible, y aptos para decir cada vez algo particular, muestran un modo especial de enlazar el sonido al lengua” (pág. 86).

MTRO. PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIRA
Abril 01, 2018
VOZ, CUERPO, CONTEXTO Y ANÁLISIS
(Complemento)

De acuerdo a la cita anterior y tal vez en razón a la alusión de “…ruidos de los animales”, es que surge un recuerdo de la película “Tizoc”[6], protagonizada por María Felix y Pedro Infante. El padrino del indio Tizoc, le muestra a su compadre, hombre de la ciudad, como se hacen los negocios en las tierras del Istmo de Tehuantepec. En las serranías cercanas existen múltiples dialectos, que ni siendo poliglota de ellos podría abarcar las diferentes modalidades. ¿Cómo entenderse entonces para negociar? Para nuestro personaje es fácil. Como no entiende su dialecto propone los silbidos para hacerse entender. Ambos interlocutores lo hacen así y logran concretar la venta realizada. Pero hay que observa que no son solo los silbidos los que entran en juego, sino también las gesticulaciones y el movimiento de las manos. Además de que el silbido no es “…plano…” sino que esta matizado de cambios tonales. Es de interés dicha conversación en silbidos porque no había posibilidad de entenderse entre dialectos pero si entre silbidos. ¿Acaso el “Lenguaje” de los silbidos tiene un carácter más universal entre diferentes etnias indígenas? Al parecer sin importar el dialecto, todos los indígenas compartían el lenguaje de silbidos. ¿Es acaso el silbido más antiguo como forma de comunicación que el lenguaje articulado en cualquier tipo de dialecto? Nuestra autora (Weiner, 2011) afirma:

Estos elementos prosódicos organizan el esquema melódico que distinguirá cada lengua (pág 86).

Elementos que dan las particularidades a las formas diferenciadas en las lenguas de un mismo idioma, como el Español. Todos hablan español, pero al pronunciarlo y articularlo existen tonalidad y ritmos diferentes como es en el caso de los argentinos, los gallegos o los defeños. Ello tiene consecuencias y vale la pena retomar algunos ejemplos. Un profesor universitario en la Licenciatura de Psicología, se decía psicoanalista y por ello hablaba con la tonalidad de los Argentinos, cuando él era nativo de la ciudad de Guadalajara, Jalisco en México. Respecto de él se cuestionaba su formación analítica desde la misma promoción de su consultorio, que decía: “Se atienden caso graves”. Además acompañaba su consulta con la ocupación de su esposa, quien con frecuencia recetaba diversos Tés para cualquier dolencia, suponemos que incluso psíquicas. Con respecto a los Gallegos, bastaba pronunciar esta palabra para mover a la risa a la audiencia e imitar su tono de voz y pensar en situaciones chuscas o risibles. Por último, en relación a los defeños, estos son distinguidos en el Norte de México. Dicen que su forma de hablares como “cantada”, lo cual motivaba que los compañeros de la escuela primaria de un inmigrante de la ciudad de México, niño de seis años de edad, se le obligaba a hablar solo para escuchar esa forma de lenguaje que decían era como “cantado”. En realidad no les interesaba lo que decía, sino como se escuchaba su hablar. Cuando el defeño regresa a la ciudad de México, diez y seis años más tarde y haber vivido en el norte de Tamaulipas, los defeños lo hacen hablar, para escuchar su tono de norteño. Para muchos de sus conocidos ya no era defeño pero tampoco era norteño. ¿Había perdido parte de la identidad social? Como anécdota la introducción de lenguaje hablado complica más a comunicación. Un día, conviviendo un defeño con un norteño el primero le solicita el baño[7]. Extrañado el defeño veía que su amigo iba de un lado a otro. Hasta que recuerda, que para su amigo el baño es una cubeta, una cubeta es la tina y que el baño ellos lo llaman servicio. Importante esto como lo señala Weiner (2011) en la cita siguiente:

“Se puede hablar y escuchar sin entender el significado de las palabras” (pág. 87).

Es decir, que sin los elementos que acompañan a la palabra articulada, su significación se ve dificultada. Situación que ha marcado la dificultad o interferido la traductibilidad de las “lenguas muertas”, de las que nada se puede saber sobre componentes que acompañan a la palabra articulada. No es posible reproducir dichas “lenguas muertas”, porque la lengua materna también está “muerta”.
Lo que no puede “morir” es en las “lenguas vivas” es lo que Weiner (2011) llama “…los matices  vocales, para el tono, el timbre, el ritmo, las cadencias, la música, las entonaciones, inflexiones y modulaciones sutilísimas que pueden dar (o quitar) verosimilitud a la voz del ser humano” (pág. 89). Transmitidos por las “madre pedagoga” (Weiner, 2011), por lo que es bien dicho “Lengua materna”. De esto derivamos una pregunta que no se puede evitar. En su texto Sighele (1892)[8], “La muchedumbre Delincuente”, menciona como los ánimos son exaltados y las mayores atrocidades realizadas cuando una voz externa los más fieros deseos de los seres humanos. Pero ¿aquí tiene alguna importancia de quien da esa voz, el hombre o la mujer? En caso de revueltas o linchamientos son los hombres los que lo inician pero solo aparentemente. Quizás se da la confusión, pues el mismo autor (Sighele, 1892) nos refiere un ejemplo de una violación tumultuaria, donde personas con “bajos instintos” violan y torturan a una mujer[9]. Los hombres de “instintos sublimados”[10] imitaron a los primeros, tal vez para ellos mismos evitar ser objeto de vejaciones o incluso la muerte. Pero en otra parte del texto, el autor (Sighele, 1892) enfatiza en la ferocidad de la mujer, cuando ella es la que grita “hay que matarlos” o “hay que lincharlos”, su salvajismo no tiene igual. Es de interés aquí, la relación de la mujer como objeto del salvajismo o como incitadora del mismo. En la primera se da el grito por las laceraciones de que es objeto y en la segundas esta su grito de incitación por la muerte. Grito, no pensamientos o palabras, que acaso tengan que ver con lo que Weiner (2011) afirma:

“En eso se fundamenta, pues, su capacidad de entender… entender, sin palabras, lo que es auténtico y lo que no. Eran, pues, las muecas, los histrionismos, los gestos falsos y, sobretodo, las cadencias y tonos falsos de la voz, lo que sonaba a falsedad para aquellos pacientes sin palabras pero eminentemente perceptivos” (pág. 89).

Es indudable que las palabras bien elegidas tienen su importancia en el discurso político, pero no menos importantes esos matices no verbalizados en el lenguaje hablado lo que tiene su efecto sobre una multitud sedienta de “venganza” o inundada de carencias físicas o psicológicas. Es probable que Adolfo Hitler lo sabía o lo intuía cuando daba sus discursos a la comunidad Nazi. Por eso se podía decir que sus discursos “llegaban hondo”. Es por ello que sus discursos contemplaban “las muecas, los histrionismos, los gestos falsos y, sobretodo, las cadencias y tonos falsos de la voz” (Weiner, 2011). Creando con ellos sus estados hipnoides (Ey, 1976)[11] en la audiencia.

MTRO. PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIRA
Mayo 13, 2018




[1] Citado por Claudia Weiner (Otoño de 2011), en “Shhhhhhhhh……. El inconsciente en la política…¡Ahdios!” Artefacto. No. 2. Contextos Clínicos, una Revista de la ELP (Escuela Lacaniana de Psicoanálisis). México.
[2] Freud, S. (1900). Obras completas: La interpretación de los sueños. (José Luis Etcheverry, trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol. 4 y 5.
[3] Freud, S. (1901). Obras completas: Psicopatología de la vida cotidiana (Sobre el olvido, los deslices en el habla, el trastocar las cosas confundido, la superstición y el error). (José Luis  Etcheverry, trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol.6.
[4] Citado por Claudia Weiner (Otoño de 2011), en “Shhhhhhhhh……. El inconsciente en la política…¡Ahdios!” Artefacto. No. 2. Contextos Clínicos, una Revista de la ELP (Escuela Lacaniana de Psicoanálisis). México.

[5] “Una Frase puede ser un elogio o un insulto según las diferentes alturas o intensidades de algunos de sus términos, así esa cualidades o colores habilitan un modo particular de equívoco”. Citado por Claudia Weiner (Otoño de 2011), en “Shhhhhhhhh……. El inconsciente en la política…¡Ahdios!” Artefacto. No. 2. Contextos Clínicos, una Revista de la ELP (Escuela Lacaniana de Psicoanálisis). México.
[6] Ganadora del premio cinematográfico de Festival de Berlín, Alemania.
[7] W.C.
[8] Sighele, Escipión (1892). La muchedumbre Delincuente: ensayo de psicología colectiva. (tr. P. Dorado). Madrid. La España Moderna.
[9] La tortura consistía en introducir cigarrillos encendidos en la vagina femenina.
[10] Concepto útil usado para dar forma al escrito aquí.
[11] Ey, H., Bernard, P. Y Brisset, Ch. (2006). Tratado de psiquiatría. 8ª ed. Barcelona. Toray-Masson.