El presente documento consistió en la INTERPRETACIÓN DE UN SUEÑO, de una paciente farmacodependiente en análisis, trabajo con el cual se concluía una de las materias de la Maestría en Psicología Clínica que realice en la Unidad de Posgrado de la Facultad de Psicología de la UNAM, en México en 1985. cumpliendo con esto la acostumbrada publicación personal de manera mensual.
Ciudad Universitaria.
Marzo 12, 1985.
INTERPRETACION DE UN SUEÑO
Ps. Alejandro Fabela
Alquicira.
INTRODUCCION
De la aplicación de la técnica
psicoanalítica, en la investigación y tratamiento de los trastornos psíquicos
de los neuróticos, Sigmund Freud observó, que de los múltiples aspectos que le
referían en una sesión, con gran frecuencia, se incluían sueños, que habían
ocurrido con anterioridad al analizado. Por extensión analógica, a dichos
productos psíquicos, se les asignaba un probable sentido, tal como desde
Charcot y Breuer se había dado a los trastornos neuróticos. A partir de tal
premisa, Sigmund Freud inicia una profunda y exhaustiva investigación sobre el
proceso onírico mencionado, lo cual casi lleva a término en 1900, con la
publicación de su obra “ La
interpretación de los sueños”. Dentro de la gran variedad de conclusiones y
conceptos elaborados, Sigmund Freud señalaba que los fenómenos oníricos poseen
un sentido y son una realización de Deseo. Más, investigaciones posteriores
sobre los sueños, como en Garma, quien conserva la primera afirmación, no así
la segunda; siendo el sueño para dicho autor, una dramatización enmascarada de
los conflictos inconscientes arpumaticos y de
soluciones ficticias; lo que implica la estructura del sueño. A continuación
procederé a ejemplificar la interpretación y obtener la misma de un sueño.
ANALISIS DE UN SUEÑO.
La interpretación, es el instrumento del que
el psicoanálisis y la psicoterapia se han válido para esclarecer el sentido,
específicamente, de los sueños. Más, al intentarlo, realizar el análisis de los
fenómenos oníricos surge la observación, la diferencia entre el sueño y su
sentido. Esto lleva a considerar que todo sueño tiene un contenido manifiesto y
uno latente, claramente diferenciados una vez iniciada o terminada la
interpretación del sueño. Así, por ejemplo, en un sueño comunicado por una
paciente en psicoterapia breve, el contenido manifiesto corresponde al relato
del sueño, que es como sigue:
“Veo a mi madrina, pero que esta toda abierta y se le ve
todo lo de adentro. Todo se ve rojo por que hay sangre por todos lados. Después
veo como están cortando a mi madrina en pedacitos. Veo como en cámara lenta
como la están cortando y como el cuchillo entra y sale lentamente”.
Esto concuerda que Sigmund Freud (1900) da
sobre el mismo y en la que afirma:
“…y así distinguiremos el sueño, tal y como aparece en
nuestro recuerdo.., y lo denominaremos contenido manifiesto del sueño”.
Así
mismo, hay acuerdo con Laplanche y Pontalis (----), quienes proporcionan la
definición siguiente:
“Contenido manifiesto: esta expresión se designa al sueño
antes de haber sido sometido a la investigación analítica, tal como se presenta
al sujeto soñador que efectúa la narración del mismo…”
Esta definición de ambos autores, es de gran
importancia, ya que, involucra el relato del sueño, pero en la situación analítica, aunque también se podría decir en
la situación de psicoterapia. Es decir, que ello corresponde a la transmisión del
sueño, a un terapeuta, en un momento dado y en una situación determinada del
tratamiento. Sobre este aspecto interrumpiremos en este momento, lo cual se
ampliara y se profundizara más adelante.
Ahora bien, el pasaje del contenido
manifiesto a las ideas latentes, traducción, no es directa, como podría
suponerse. En realidad, ello involucra una labor de interpretación; en la cual,
la consideración de los elementos femeninos (madrina, abuelita y gallina) y la
insistencia en la acción de ver y el verbo gustar, son significativos como
componentes repetitivos. su importancia, radica en que a través de ellos se
expresa la idea latente, al menos en parte, o en el inconsciente. Así, los
primeros parecen remitir a un sustituto materno; el segundo a la observación; y
el tercero al placer y al sentir. Cuestiones contenidas implícita o
explícitamente en la idea latente señalada. Es decir, que dichos elementos
repetitivos tienen conexión
representación tanto en el contenido manifiesto como en el latente.
Prosiguiendo el análisis del sueño, es
fundamental abordarlo ahora desde los mecanismos que intervienen en su
constitución. Al respecto, hay que hacer referencia a la extensión que ocupa el
sueño manifiesto, comparándola con la amplitud conjunta de la asociación,
primera e inmediata, del sueño relatado y la idea latente descubierta por la
interpretación del producto onírico. Las dos últimas sobrepasan en extensión el
contenido recordado del sueño. Situación que evidencia el efecto de acción de condensación o de comprensión de lo
latente. De ahí la diferencia entre ambos contenidos en cuanto a su amplitud.
De acuerdo a esto, Sigmund Freud dice:
“El primer efecto de la elaboración onírica es la
condensación, efecto que se nos muestra en el hecho de que el contenido
manifiesto del sueño es más breve que el latente, constituyendo, por tanto, una
especie de traducción abreviada del mismo”
Más, como en la cita lo menciona, solo es una
forma de enfocar la condensación. La referencia a que los elementos madrina,
abuelita y gallina, como sustitutos simbólicos, hacen de la madre de la
soñante, presentan un segundo efecto de este mecanismo; aquel, que consiste en
la formación de personajes colectivos. Sobre ello, Sigmund Freud dice:
“La constitución de tal persona
colectiva, para los fines de la condensación onírica, puede también llevarse a
cabo fundiéndose en una imagen onírica los rasgos actuales de dos o más
personas”.
Reforzando la interpretación de que los
elementos manifiestos señalados son representantes de la madre, hay que
reconsiderarlos desde su acepción como “sustitutos
simbólicos”.
Continuando la labor iniciada con el sueño
expuesto, conviene retomar el comentario inmediato, realizado por la soñante,
sobre el mismo, que es como sigue: “No sé
por que, pero siempre me ha gustado ver sangre, pero mucha sangre. Yo creo que
es por que me gusta ver como mi abuelita u otras personas matan a las gallinas.
A mi también me gusta matarlas y abrirlas. Me gusta ver como estoy llena de
sangre (esta última expresión, se acompaña de la observación de las manos con
los dedos abiertos)”. Tal, primer asociación es de utilidad, ya que ella
puede considerarse parte de las ideas latentes del sueño. Dicha consideración
es válida desde el mismo Sigmund Freud, quien al respecto afirma:
“...y así distinguiremos del
sueño... el material hallado por el análisis (psicoterapia)...
y lo denominaremos por ahora y sin mayor diferenciación, ideas latentes del
mismo”.
Es decir, que la cadena asociativa
mencionada, importante para la interpretación del contenido onírico, no es la
totalidad de las ideas latentes, lo cual correspondería a la necesidad
productora del sueño, “el título de la
película” (José Cueli, 1900) o el sentido
oculto del fenómeno onírico (Sigmund Freud, 1900), que se pretende encontrar
mediante el trabajo de interpretación en el análisis o psicoterapia. El sentido
oculto o necesidad productora del sueño, aquí, sería: “...para saber que tiene adentro mi madre, que hace, que siente y por
que disfruta de ser agredida, hay que ser ella y sentir lo que siente”. Lo
cual, específicamente en palabras de Laplanche y Pontalis es el contenido
latente (sinónimo de ideas latentes, según Sigmund Freud, 1900) del sueño. Así,
dichos autores afirman en su definición del diccionario de psicoanálisis:
“Contenido latente: conjunto de significaciones
a las que conduce el análisis... del sueño. Una vez decifrado, el sueño no
parece una narración formada de imágenes, sino una organización de
pensamientos, un discurso, expresando uno o varios deseos...”.
Aunque aquí, los autores se refieren a que el
sueño es una realización de deseos, no hay que olvidar que investigaciones más
de actualidad en los sueños, afirman que ello es secundario.
Ahora bien, el pasaje del contenido manifiesto a las ideas latentes,
traducción, no es directa como podría suponerse. En realidad, ello involucra
una labor de interpretación; en la cual, la consideración de los elementos
femeninos (madrina, abuelita y gallinas) y la acción de ver y el verbo gustar,
son significativos, como componentes repetitivos. Su importancia radica en que
a través de ellos se expresa la idea latente, al menos en parte, o el
inconsciente. Así, los primeros parecen remitir a un sustituto materno, el
segundo a la observación y el tercero a él placer de sentir. Cuestiones
contenidas implícita o explícitamente en la idea latente señalada. Es decir,
que dichos elementos repetitivos tienen conexión o representación tanto en el
contenido manifiesto como en el latente.
Prosiguiendo el análisis del sueño, es
fundamental, abordarlo ahora desde los dos mecanismos que intervienen en su
constitución. Al respecto hay que hacer referencia a la extensión que ocupa el
sueño manifiesto; comparándola con la amplitud conjunta de las asociaciones,
primeras e inmediatas, del sueño relatado y de las ideas latentes descubiertas
por la interpretación del producto onírico. Las dos últimas sobrepasan en
extensión al contenido recordado del
sueño. Situación que evidencia la acción de condensación o comprensión de lo
latente. De ahí la diferencia entre ambos contenidos, en cuanto a su amplitud.
De acuerdo a esto, Sigmund Freud (1900) dice:
“El primer efecto de la
elaboración onírica es la condensación, efecto que se nos muestra en el hecho
de que el contenido manifiesto del sueño es más breve que el latente,
constituyendo, por tanto, una especie de traducción abreviada del mismo” (pág. ---).
Más,
como la cita lo menciona, solo es una forma de enfocar la condensación. La
referencia que los elementos madrina, abuelita y gallina, como sustitutos
simbólicos, hacen de la madre de la soñante, representan un segundo efecto de
este mecanismo; aquel, que consiste en la formación de personajes colectivos.
Sobre ello Sigmund Freud (1900), dice:
“La constitución de tal persona colectiva, para los fines
de la condensación onírica, puede también llevarse a cabo fundiéndose en una
imagen onírica, los rasgos actuales de dos o más personas” (pág. ---).
Regresando, la interpretación de que los
elementos manifiestos señalados son representantes de la madre, hay que
reconsiderarlos desde su acepción como “sustitutos
simbólicos”. Así, puede afirmarse, que ello es válido, y que, en nuestra
cultura, la madrina es concebida como la persona que sustituirá a la madre,
en caso de que esta falte a la ahijada, y la abuelita es
también considerada como una madre para los nietos,
por lo cual es nombrada como la “mamá
grande”.
Por otra parte, la gallina es una alusión a la madre, ya que ella es la que
procrea la descendencia, como la mujer. Un elemento más contenido en tales
figuras es seguramente al yo de la soñante; es decir, que la madrina, la
abuelita y la gallina aluden al yo de la paciente, tal como Sigmund Freud
(1900), lo indica cuando refiere:
“Sin excepción alguna, he podido
comprobar que en todo sueño interviene la propia persona del sujeto… Así, pues,
podemos representar múltiplemente nuestro yo en el sueño, directamente una vez,
y otras mediante su identificación con personas distintas…” (pág. --).
Ahora bien, los elementos analizados hasta
el momento no son los únicos que fueron objeto de la condensación; el abordaje
de otros permitirá visualizar los contenidos latentes que en ellos se
comprimen. El cuchillo, es punto de unión entre el significado del mismo como
símbolo fálico; y en su referencia a la agresión y los impulsos sádico-masoquistas.
Y el verbo ver. La interpretación de este último elemento considerado es
complicada y puede ser de la manera siguiente: Ver, en el sueño, refiere a la
imagen onírica; así, observamos que el relato del sueño implica, la descripción
de imágenes visuales en cierta parte. En cambio, ver, en la asociación, lo
relaciona con el placer y el sentir; y que en ella, tal acción se encadena con
el gustar.
El segundo mecanismo, que participa en la
formación de los sueños, ocurre simultáneamente con la condensación. Este fue
denominado como desplazamiento; y su acción se expresa con mayor claridad en el
elemento gallina; aunque este también se da con madrina y abuelita. El primer
elemento indicado es importante, ya que reconsiderando las ideas latentes del
sueño, es el elemento que las representa. Dada su significación y sus
características asignadas manifiestamente, como animal, lo hace ser
insignificante y lejano a la idea latente; la cual involucra a la madre y a la
capacidad sexual y reproductiva de esta. Es decir, que debido a la censura
onírica, aunque madrina y abuelita representarían más directamente a la madre
de la soñante, es en gallina donde incluyen mejor los componentes de las ideas
latentes, sin interferencia de la censura. El sentido en que se emplea aquí el
desplazamiento, es como lo refiere Sigmund Freud (1900), cuando afirma:
“…El desplazamiento se
manifiesta de dos maneras: haciendo que un elemento latente quede reemplazado
no por uno de los elementos constitutivos, sino por algo más lejano a él; esto
es, por una alusión, o motivando que el acento psíquico quede transferido de un
elemento importante a otro que lo es menos, de manera que el sueño recibe un
diferente centro…” (pág. ---).
Retomar fragmentariamente “…esta toda abierta y se le ve todo lo de
adentro…”, expresión comunicada el relato del sueño, es fundamental, ya que
evidencia un diferente efecto del desplazamiento, al revisado hasta aquí. Así, “…se
le ve todo…”, además de la significación manifiesta tiene un sentido
latente. Con ella, los varones, en especial adolescentes, con frecuencia se
refieren a la observación de la mujer. Observación, un tanto especial, ya que
no se relaciona con la totalidad de esta; si no que involucra la observación
parcial, obstaculizada por las prendas íntimas o interiores de esta, de los
genitales femeninos, los cuales son al menos supuestos o fantaseados, ante la
observación directa de los mismos. Esta interpretación, del sentido del
fragmento aislado, es válida sí se piensa, en que según Sigmund Freud, el inconsciente
y la elaboración onírica toman, cuando menos, de lo escuchado, las expresiones
que les son útiles para la manifestación de los impulsos o fantasías
inconscientes. Es probable, que siendo la preocupación, como se señala en la
idea latente descubierta por la interpretación, la sexualidad femenina,
seguramente, en algún momento, la soñante escucho
tal comentario que le debió impactar grandemente. Es decir, que tal expresión
analizada tiene un doble sentido. Lo cual ejemplifica el desplazamiento por
transmutación del sentido, sobre lo que Sigmund Freud (1900) indica:
“…el proceso de desplazamiento
puede también revestir una forma distinta…, se manifiesta en una permuta de la
expresión verbal de las ideas correspondientes… cambia un elemento su expresión
verbal por otra distinta” (pág. ---).
Con base a este segundo efecto del
desplazamiento, es conveniente reconsiderar el elemento gallina. Dentro del
argot popular, este es empleado con frecuencia para aludir al temor y al miedo.
Características asignadas a la persona, que en cualquier situación experimenta
tales emociones y que se le considera un cobarde. Es decir, que gallina es un
término que se utiliza para calificar a las personas que son temerosa y
cobardes.
Una vez ejemplificados, con diversos
componentes, del contenido manifiesto, los mecanismos de desplazamiento y de
condensación, hay que retomar dos ejemplos más; elementos en los cuales se
verifica simultáneamente, la acción de ambos. Estos son “…rojo…” y “…entra y sale
lentamente…”. En ambos puede sospecharse de la acción del desplanzamiento.
Son elementos en cierto grado aislados, que en la totalidad del sueño presentan
escasa importancia. El análisis de los elementos es fundamental, ya que
proporcionan información de interés y relacionada con las ideas latentes del
sueño, mismas que conducen a la
solución, interpretación, del fenómeno onírico presentado. Procediendo a su
traducción, el primero a abordar es
“…rojo..”. En primer lugar se puede observar que se encuentra aparejado con
el elemento “sangre”. Por otro lado
hay que asignarle más de una significación. Así, hace referencia, de acuerdo a
la significación popular, al fuego, al calor, a la excitación y la emotividad
intensa. De esta manera, se dice en ocasiones, que “el rojo es un color excitante”. Desde tal concepción,, su
combinación con “sangre”, permite
pensar en el sonrojo de una persona ante una situación determinada; la cual
alude a un cierto grado de excitación, quizás por vergüenza o excitación
sexual, y de la que se dice “que el
sujeto se ha puesto rojo”. El segundo elemento a considerar es “…entra y sale lentamente…”. Para la
interpretación de este componente, primero hay que centrar la atención en “lentamente”, pero con relación a “entra y sale”. Con ello debe aludirse a
un movimiento rítmico, sin importar cuan lento o rápido sea, de penetración y
extracción. Uniendo dichos elementos a “cuchillo”,
símbolo fálico y de agresión, puede hipotetizarse que se da una alusión al acto
sexual. Por último, el análisis de los elementos “rojo” y “entra y sale
lentamente”, en forma aislada parecen referirse a dos cuestiones
diferentes: la excitación y la relación sexual, correlativamente. Más su
conjunción, refiere a un mismo aspecto. Es decir, que al presentarlos
aisladamente, se hace referencia disociadamente del coito y de la excitación
que el mismo provoca. Reuniendo el sentido latente de ambos elementos, se da
también la asociación, entre la excitación producto de la penetración y
extracción del genital masculino, en la mujer.
Continuando el análisis del sueño en un
aspecto distinto. Al inicio y ejemplificación del sueño, cuando se hacia
referencia al contenido manifiesto del sueño, se señalaba: “…que se involucra el relato del sueño, a un terapeuta, en un momento
dado y en una situación determinada de tratamiento”. Retomar este fragmento
es de utilidad para introducir un nuevo aspecto, que se incluye en la
interpretación del sueño. El yo del analista no esta al margen del análisis o
de la psicoterapia, ni de lo expresado manifiestamente o latentemente en el
producto onírico. El fenómeno a que se hace referencia es a la transferencia.
La cual implica una relación que se evidencia, más aún si se considera el
momento en que se cuenta el sueño. Así, la paciente menciona su sueño en una sesión
que se caracteriza por contenidos ambivalentes, hacia la sesión,
manifiestamente, y hacia el terapeuta, latentemente. En dicha sesión,
continuaba la temática sobre la asistencia o la terminación de la relación de
la paciente, con las sesiones “programadas”.
Retrospectivamente, es básico reconsiderar, que en sesiones previas, la soñante
había manifestado una conducta, verbal y no verbal de seducción; misma, que al
menos consistía en alabanzas al tratamiento, al terapeuta y sobre sí misma;
como en el caso en que preguntaba como se veía en su arreglo personal.
Por otra parte, no hay que olvidar, que antes de verbalizar el sueño, la
paciente hacia el siguiente comentario, con relación a sus inasistencias: “Yo creía que me hablaría por teléfono a mi
casa, como en otras ocasiones (por cancelación imprevista de la sesión), para
saber por que no había asistido”. Retraduciendo lo expuesto, de acuerdo al
proceso de tratamiento ocurrido, se observaba una oscilación entre la seducción
y el intento de abandonar su asistencia a la psicoterapia. Enfocado ello desde
una perspectiva de relación transferencial, condensada y desplazada, puede
indicarse que era ambivalencia a la sesión, contextualizada manifiestamente, y
al terapeuta, por extensión y relación transferencial latente. Tal modalidad de
empleo de la transferencia, coincide con la concepción de la misma por Sigmund
Freud (19--), quien afirma:
“(transferencia) tratariase,
pues, de una transferencia de
sentimientos sobre la persona del médico (o del terapeuta podría decirse)… La
transferencia puede manifestarse como una apasionada exigencia amorosa o en
formas más mitigadas… (en la transferencia) Pudiera creerse que escapa a la
intervención de la diferencia sexual o de la atracción sexual. Pues bien, en
ellos (los varones) sucede exactamente lo mismo que en las pacientes femeninas”
(pág. ---).
Es decir, que es un fenómeno que ocurre
tanto en el hombre como en la mujer y que estos depositan sentimientos en el
terapeuta independientemente de su sexo.
Ahora bien, con relación a las ideas latentes del sueño, interpretadas
con anterioridad, puede decirse que se da una reproducción de la situación
planteada en ellas, en relación con el terapeuta. Es decir, que en la paciente
impera la curiosidad, intentos de ser y de tener a la madre; y el rechazo,
expresado por la agresión hacia la figura femenina, con respecto a una misma
persona; lo cual es repetido transferencialmente en las sesiones y en la
persona del terapeuta. Sentimientos repetidos y reproducidos tranferencialmente
y que corresponden a la ambivalencia experimentada por la soñante.
Es, como múltiples teóricos, en el campo de
la psicoterapia, concluyen, de que una sesión terapéutica implica una relación
de dos y no de una sola; y que por lo tanto los afectos y el fenómeno
transferencial que ocurre, puede ser mutuo. Es decir, que el terapeuta también
puede depositar sentimientos propios en la persona de la paciente. Dicha
situación se conoce como contratranferencia, en el sentido definido por
Laplanche y Pontalis (19---), que es como sigue:
Contratransferencia: conjunto de
reacciones del analista, en función de la reproducción del relato y que son
depositadas en el analizado por el analista” (pág. --).
Tal relación contratransferencial es observable, con relación al sueño que se
analiza, en función del relato contado en el sueño y que se intenta transcribir
para la presente interpretación. Hay una cierta diferencia entre el relato del
sueño de la paciente, de la manera en como se capto y se escribió por el terapeuta
en la primera ocasión y la segunda vez en que se realizó su redacción para el
presente trabajo. Aunque, hay ciertos aspectos que varían ello no afecta la
interpretación que sobre el mismo se realizó. La traducción del contenido
manifiesto a las ideas latentes, queda garantizada no solo por la labor de
interpretación, sobre sus elementos, sino también por su contextualización en
la historia de la paciente y el proceso de tratamiento. Sobre esto último,
puede decirse que el sueño es como una conclusión, que sintetiza los afectos
disociados de la paciente. Como se señala, el proceso se caracteriza por una
fase de sesiones en las que se involucran sentimientos amorosos, manifiestos en
la seducción; y una fase en la cual hay sentimientos de rechazo e intentos de
abandonar el tratamiento. En la última sesión es donde el sueño es relatado por
la paciente, tras la expresión, vivenciación y manifestación de sentimientos
ambivalentes.
Apoyando la interpretación obtenida, sobre
el sueño que se analiza, se agrega a continuación información obtenida durante
las sesiones y que involucran la historia de la paciente. Con relación al
elemento manifiesto “rojo”, al cual se había asignado un significado con
relación a la afectividad y a la emotividad intensa; esté parece aludir por
condensación y desplazamiento a él “calor”,
intenso e insoportable, que en ocasiones la sujeto experimenta. Cada vez que
ella experimenta tal situación, suele ausentarse o abandonar su hogar, incluso
por varios días. Buscando y exponiéndose por la noche, en especial en la
madrugada, al frío, el cual le permite tranquilizarse. Durante sus fugas, suele
vagar sin rumbo fijo; durmiendo en lugares apartados o bajo los camiones de
carga o incluso a la interperie. Esto permite observar, que a pesar de que en
la paciente hay capacidad de simbolizar y escenificar su conflictiva personal,
esto suele fracasar en ocasiones. Así, parece
actuar sinrazón aparente y sin conciencia de lo que le ocurre cuando hay “calor”
intenso en ella. Correspondiendo como se podrá observar, la intensa excitación
sexual a la necesidad que es el punto generador del fenómeno onírico.
Dicha excitación en la soñante, también
presente y evidente en la vida personal, se simboliza y escenifica en el sueño
manifiesto. Contextualizando tal necesidad, generadora del fenómeno onírico, en
la historia individual de la sujeto, refiere sus relaciones con los “otros”, las cuales implican, en
particular, con la madre y, en general, con las mujeres y a cualquier persona
con la que establece una relación, real o fantaseada. Tales relaciones, por su
carácter conflictivo en la paciente, integran lo que Garma (19--) denomina,
como la situación traumática del sueño; matizándose esta por un afecto intenso
y ambivalente. La situación conflictiva, a que se hace referencia, corresponde,
al menos a aquella que se establece con la madre; misma que se caracteriza por
una oscilación entre el intento de acercamiento y un alejamiento continuo y
alternativo. De está modo, en ocasiones, la soñante abraza, besa y bromea con
la madre, asegurándole quererla mucho. Pero, en otro momento la rechaza, le
grita que la odia, la califica de ridícula, la insulta y la amenaza con
abandonar la casa; llegando a manifestar incluso una actitud amenazante a ella.
Igualmente su ambivalencia es expresada con sus hermanos,
a quienes primero aconseja se porten bien y en segundo lugar los agrede. Por
último, tal sentimiento está presente en la relación terapéutica y con el
terapeuta.
Desde una perspectiva diferente, la
expresión, en el sueño, de “estar
abierta” y “se le ve todo”, con
relación a la madrina, suele ser interpretado como un intento y la posibilidad
saber, de tener un conocimiento. Cuestión que al ser manejado con relación a la
situación conflictiva, refiere sin duda, a un intento de solución de la misma;
la cual es denominada por Garma (19--) como “solución
ficticia”. Es decir, que dinámicamente, la soñante parece intentar
disminuir la tensión provocada por sus relaciones conflictivas con los “otros”, mediante el saber, que son, especialmente las mujeres, y
por que se excitan al ser agredidas, con relación al acto sexual. Por último,
resumiendo desde lo conceptual, lo anterior, la introducción de la situación
conflictiva y la “solución ficticia”
planteada, establece, además de haberse ejemplificado, lo que para Garma (19--)
es la “estructura del sueño”.
Comparar, nuevamente, la información
obtenida, por la interpretación del sueño, con su contenido manifiesto y las
peculiaridades presentes en él, nos permite afirmar que ello es producto de la
acción de la censura onírica. La cual se concibe, como lo señalan Laplance y
Pontalis (19--) en la cita siguiente:
“Censura: función que tiende a
impedir, a los deseos inconscientes [o necesidades según Garma (19--)] y a las
formaciones que de ellos se derivan, el acceso al sistema
preconciente-conciente” (pág. --).
Es decir, que la no representación
directa, de las necesidades obtenidas
por la interpretación del producto
onírico, y de las ideas latentes correspondientes al mismo, son en efecto, en
parte, de la acción de censura onírica.
INTERPRETACION
DINAMICA
Dicha interpretación puede integrarse y
elucidarse desde diferentes perspectivas. Por un lado, hay una constante
preocupación por la sexualidad de la madre, concebida y fantaseada por la
soñante como un misterio, “a sus ojos”, que despierta su curiosidad. Sexualidad
que involucra el acto de penetración y extracción del miembro viril, pero que
es fantaseada como una relación de agresión; como un acto de sadismo, en el que
la mujer, la madre, es “abierta toda”, desgarrada y sangrada; pero que sin
embargo, le propician placer y satisfacción. Siendo esto último, vivenciado por
la paciente, como un incremento de excitación, “calor”, que la invade y que no
le es controlable. Más, como una forma de manejar la excitación, la paciente
opta por exponerse, “al frío de la noche”, lo cual le permite decrementar la
excitación que presenta. Excitación que siempre suele surgir en la casa
familiar, de la cual al hacerse tan intensa, tiene que huir, alejarse y escapar
de lo que le excita. Ahora bien, la posibilidad de excitarse en una relación no
real, es probable que tenga que ver con las fantasías de la misma o de la
escena primaria.
En dicha excitación, el mecanismo de
identificación, parece jugar un papel importante. Así, es posible que ella
ocupe el lugar de la madre en la relación sexual fantaseada. Ser objeto de la
agresión sádica, pero, que simultáneamente provoca la excitación; aunque la
fantasía de destrucción y de desgarramiento, motiva el surgimiento del temor y
la angustia hacia dicha relación, que además es prohibida. Es de esta manera,
como se conjuntan la curiosidad y el temor hacia la experiencia sexual.
Cuestión, que en su vida personal, obstaculiza el establecimiento adecuado de una
relación heterosexual. Así, simultáneamente a la alusión de la relación sexual
y a su comportamiento seductor, señala el no haberla experimentado aún.
Situación que se complica aún más, cuando afirma ya haber tenido relaciones
sexuales; cuestión que es negada posteriormente. Resumiendo, puede decirse que
la paciente manifiesta gran ambivalencia con relación a la sexualidad.
Ambivalencia que puede ser vista desde otro
ángulo. Esta sería desde los sentimientos que la sujeto experimenta hacia los
demás. Sentimientos que se caracterizan por acercamiento y rechazo,
en especial, de la madre y, en general, de las mujeres, del analista o de su
terapeuta; representantes, todos ellos de fuentes de excitación; mismas, que
por una parte, motivan su curiosidad y que la seducen, y por otra, son temidas.
Así, es posible explicar que en su supuesta pareja, con quien dice haber tenido
su primer experiencia sexual, hay una intensa atracción y búsqueda de ella,
pero, cuando esta con él, manifiesta un gran rechazo a su posible acercamiento.
La curiosidad y preocupación tiene un
diferente sentido, y que no solo parece orientarse a la relación sexual o a las
relaciones con los demás, matizadas ambas por un afecto ambivalente. También
parece orientarse a que es lo que tiene una mujer; de ahí, que en el sueño se
introduzcan los elementos de “estar toda abierta” y “ se le ve todo”, a sí como
la importancia que reviste a la observación y al ver, elementos contenidos en
el sueño.
INTERPRETACION
TOPOGRAFICA
La preocupación, la curiosidad, la
excitación y el temor hacia la relación sexual y hacia los demás, corresponde a
una necesidad inconsciente, que dada a la represión, no tiene acceso a la
conciencia. Así, la soñante parece actuar sus necesidades,
generándose en última instancia el sueño; actuación, como bajo un estado
hipnoide. Es de tal manera cuando abandona la casa familiar por las noches,
vagando y exponiéndose al frío, no puede explicarse o argumentarse el motivo de
su comportamiento. Como tampoco lo puede hacer con relación a su ambivalencia,
en especial con su madre, ni con el origen de la excitación. En su conciencia
solo hay posibilidades de darse cuenta de su actuar, más no del por que de los
mismos. En este caso, partiendo del contenido manifiesto del sueño, estos parecen
corresponder a los contenidos del preconciente, ya que son los elementos que
conforman el sueño. Siendo los que son susceptibles de ser recordados. Más,
como la censura onírica ha actuado sobre de ellos, expresan disfrazadamente, la
preocupación, la curiosidad, la excitación y el temor hacia la relación sexual
y hacia los demás, lo cual es inconsciente. Es de dicha forma, como el sueño se
convierte en el enlace entre lo inconsciente y la conciencia o lo latente y lo
manifiesto.
INTERPRETACIÓN
ESTRUCTURAL
desde el punto de vista estructural, la intensa
excitación, que la paciente suele experimentar, corresponde al sistema del
ello; excitación, que tiene como fuente, la identificación con madre y los
demás. Más de la actuación del el superyó, sobre tal excitación, surgen las
fantasías de agresión y destrucción por las mismas, que son prohibida. Ello
parece ser prohibido, por que dichas tendencias se orientan hacia figuras
parentales por tranferencia, que no son posibles que se realicen de acuerdo a
la prohibición del incesto. Es decir, que ocupar el lugar de la madre y
experimentar la excitación que ella vivencia en sus relaciones sexuales, no le
es permitido ni le es posible sin transgredir la prohibición. Es tal acción del
superyó, lo que introduce el polo de la ambivalencia que se relaciona con el
temor. Así, se da un interjuego de fuerzas en las que unas pretenden dar
satisfacción a los impulsos del ello, pero que son frenados por la actuación
del superyó. Es decir, que la paciente no puede abandonarse a la excitación que
surge con ella, por temor a que esta tiene su fuente en la madre, lugar que
ella no puede ocupar. Ante este juego el yo, moviliza defensas que se
caracterizan por la represión, negación y disociación ideo-afectiva. Es
frecuente que la paciente intente controlar y evitar la vivenciación de tal
excitación, preocupación o curiosidad; sin embargo, con poco éxito, es por ello
que se puede visualizar la acción de la disociación de lo intelectual;
permaneciendo de tal manera el afecto, excitación, que nunca puede ser
explicado en su génesis. También se observa una disociación, negación y
desplazamiento de las figuras prohibidas hacia la figura del analista o
terapeuta y hacia el análisis o psicoterap