sábado, 4 de mayo de 2019

DESNUDO FEMENINO

con el presente dibujo cumplo mi meta personal de un dibujo al mes publicado, ahora en Mayo de 2019.

DESNUDO FEMENINO
TÉCNICA: Lápiz de grafito
34cm. X 48cm.
FECHA: Abril 8, 2017
AUTOR. Mtro. Ps. Alejandro Fabela Alquicira


miércoles, 1 de mayo de 2019

INTERPRETACIÓN DE UN SUEÑO

El presente documento consistió en la INTERPRETACIÓN DE UN SUEÑO, de una paciente farmacodependiente en análisis, trabajo con el cual se concluía una de las materias de la Maestría en Psicología Clínica que realice en la Unidad de Posgrado de la Facultad de Psicología de la UNAM, en México en 1985. cumpliendo con esto la acostumbrada publicación personal de manera mensual.


Ciudad Universitaria.
Marzo 12, 1985.
INTERPRETACION DE UN SUEÑO[1]

Ps. Alejandro Fabela Alquicira.

INTRODUCCION

De la aplicación de la técnica psicoanalítica, en la investigación y tratamiento de los trastornos psíquicos de los neuróticos, Sigmund Freud observó, que de los múltiples aspectos que le referían en una sesión, con gran frecuencia, se incluían sueños, que habían ocurrido con anterioridad al analizado. Por extensión analógica, a dichos productos psíquicos, se les asignaba un probable sentido, tal como desde Charcot y Breuer se había dado a los trastornos neuróticos. A partir de tal premisa, Sigmund Freud inicia una profunda y exhaustiva investigación sobre el proceso onírico mencionado, lo cual casi lleva a término en 1900, con la publicación de su obra “ La interpretación de los sueños”. Dentro de la gran variedad de conclusiones y conceptos elaborados, Sigmund Freud señalaba que los fenómenos oníricos poseen un sentido y son una realización de Deseo. Más, investigaciones posteriores sobre los sueños, como en Garma, quien conserva la primera afirmación, no así la segunda; siendo el sueño para dicho autor, una dramatización enmascarada de los conflictos inconscientes arpumaticos y de soluciones ficticias; lo que implica la estructura del sueño. A continuación procederé a ejemplificar la interpretación y obtener la misma de un sueño.

ANALISIS DE UN SUEÑO.

La interpretación, es el instrumento del que el psicoanálisis y la psicoterapia se han válido para esclarecer el sentido, específicamente, de los sueños. Más, al intentarlo, realizar el análisis de los fenómenos oníricos surge la observación, la diferencia entre el sueño y su sentido. Esto lleva a considerar que todo sueño tiene un contenido manifiesto y uno latente, claramente diferenciados una vez iniciada o terminada la interpretación del sueño. Así, por ejemplo, en un sueño comunicado por una paciente en psicoterapia breve, el contenido manifiesto corresponde al relato del sueño, que es como sigue:

“Veo a mi madrina, pero que esta toda abierta y se le ve todo lo de adentro. Todo se ve rojo por que hay sangre por todos lados. Después veo como están cortando a mi madrina en pedacitos. Veo como en cámara lenta como la están cortando y como el cuchillo entra y sale lentamente”.

Esto concuerda que Sigmund Freud (1900) da sobre el mismo y en la que afirma:

“…y así distinguiremos el sueño, tal y como aparece en nuestro recuerdo.., y lo denominaremos contenido manifiesto del sueño”.

 Así mismo, hay acuerdo con Laplanche y Pontalis (----), quienes proporcionan la definición siguiente:

“Contenido manifiesto: esta expresión se designa al sueño antes de haber sido sometido a la investigación analítica, tal como se presenta al sujeto soñador que efectúa la narración del mismo…”

Esta definición de ambos autores, es de gran importancia, ya que, involucra el relato del sueño, pero en la situación  analítica, aunque también se podría decir en la situación de psicoterapia. Es decir, que ello corresponde a la transmisión del sueño, a un terapeuta, en un momento dado y en una situación determinada del tratamiento. Sobre este aspecto interrumpiremos en este momento, lo cual se ampliara y se profundizara más adelante.

Ahora bien, el pasaje del contenido manifiesto a las ideas latentes, traducción, no es directa, como podría suponerse. En realidad, ello involucra una labor de interpretación; en la cual, la consideración de los elementos femeninos (madrina, abuelita y gallina) y la insistencia en la acción de ver y el verbo gustar, son significativos como componentes repetitivos. su importancia, radica en que a través de ellos se expresa la idea latente, al menos en parte, o en el inconsciente. Así, los primeros parecen remitir a un sustituto materno; el segundo a la observación; y el tercero al placer y al sentir. Cuestiones contenidas implícita o explícitamente en la idea latente señalada. Es decir, que dichos elementos repetitivos tienen conexión  representación tanto en el contenido manifiesto como en el latente.

Prosiguiendo el análisis del sueño, es fundamental abordarlo ahora desde los mecanismos que intervienen en su constitución. Al respecto, hay que hacer referencia a la extensión que ocupa el sueño manifiesto, comparándola con la amplitud conjunta de la asociación, primera e inmediata, del sueño relatado y la idea latente descubierta por la interpretación del producto onírico. Las dos últimas sobrepasan en extensión el contenido recordado del sueño. Situación que evidencia el efecto de acción  de condensación o de comprensión de lo latente. De ahí la diferencia entre ambos contenidos en cuanto a su amplitud. De acuerdo a esto, Sigmund Freud dice:

“El primer efecto de la elaboración onírica es la condensación, efecto que se nos muestra en el hecho de que el contenido manifiesto del sueño es más breve que el latente, constituyendo, por tanto, una especie de traducción abreviada del mismo”

Más, como en la cita lo menciona, solo es una forma de enfocar la condensación. La referencia a que los elementos madrina, abuelita y gallina, como sustitutos simbólicos, hacen de la madre de la soñante, presentan un segundo efecto de este mecanismo; aquel, que consiste en la formación de personajes colectivos. Sobre ello, Sigmund Freud dice:

“La constitución de tal persona colectiva, para los fines de la condensación onírica, puede también llevarse a cabo fundiéndose en una imagen onírica los rasgos actuales de dos o más personas”.

Reforzando la interpretación de que los elementos manifiestos señalados son representantes de la madre, hay que reconsiderarlos desde su acepción como “sustitutos simbólicos”.

Continuando la labor iniciada con el sueño expuesto, conviene retomar el comentario inmediato, realizado por la soñante, sobre el mismo, que es como sigue: “No sé por que, pero siempre me ha gustado ver sangre, pero mucha sangre. Yo creo que es por que me gusta ver como mi abuelita u otras personas matan a las gallinas. A mi también me gusta matarlas y abrirlas. Me gusta ver como estoy llena de sangre (esta última expresión, se acompaña de la observación de las manos con los dedos abiertos)”. Tal, primer asociación es de utilidad, ya que ella puede considerarse parte de las ideas latentes del sueño. Dicha consideración es válida desde el mismo Sigmund Freud, quien al respecto afirma:
“...y así distinguiremos del sueño... el material hallado por el análisis (psicoterapia)[2]... y lo denominaremos por ahora y sin mayor diferenciación, ideas latentes del mismo”.

Es decir, que la cadena asociativa mencionada, importante para la interpretación del contenido onírico, no es la totalidad de las ideas latentes, lo cual correspondería a la necesidad productora del sueño, “el título de la película” (José Cueli, 1900) o el sentido oculto del fenómeno onírico (Sigmund Freud, 1900), que se pretende encontrar mediante el trabajo de interpretación en el análisis o psicoterapia. El sentido oculto o necesidad productora del sueño, aquí, sería: “...para saber que tiene adentro mi madre, que hace, que siente y por que disfruta de ser agredida, hay que ser ella y sentir lo que siente”. Lo cual, específicamente en palabras de Laplanche y Pontalis es el contenido latente (sinónimo de ideas latentes, según Sigmund Freud, 1900) del sueño. Así, dichos autores afirman en su definición del diccionario de psicoanálisis:

“Contenido latente: conjunto de significaciones a las que conduce el análisis... del sueño. Una vez decifrado, el sueño no parece una narración formada de imágenes, sino una organización de pensamientos, un discurso, expresando uno o varios deseos...”.

Aunque aquí, los autores se refieren a que el sueño es una realización de deseos, no hay que olvidar que investigaciones más de actualidad en los sueños, afirman que ello es secundario.

Ahora bien, el pasaje del contenido manifiesto a las ideas latentes, traducción, no es directa como podría suponerse. En realidad, ello involucra una labor de interpretación; en la cual, la consideración de los elementos femeninos (madrina, abuelita y gallinas) y la acción de ver y el verbo gustar, son significativos, como componentes repetitivos. Su importancia radica en que a través de ellos se expresa la idea latente, al menos en parte, o el inconsciente. Así, los primeros parecen remitir a un sustituto materno, el segundo a la observación y el tercero a él placer de sentir. Cuestiones contenidas implícita o explícitamente en la idea latente señalada. Es decir, que dichos elementos repetitivos tienen conexión o representación tanto en el contenido manifiesto como en el latente.

Prosiguiendo el análisis del sueño, es fundamental, abordarlo ahora desde los dos mecanismos que intervienen en su constitución. Al respecto hay que hacer referencia a la extensión que ocupa el sueño manifiesto; comparándola con la amplitud conjunta de las asociaciones, primeras e inmediatas, del sueño relatado y de las ideas latentes descubiertas por la interpretación del producto onírico. Las dos últimas sobrepasan en extensión al contenido recordado  del sueño. Situación que evidencia la acción de condensación o comprensión de lo latente. De ahí la diferencia entre ambos contenidos, en cuanto a su amplitud. De acuerdo a esto, Sigmund Freud (1900) dice:

“El primer efecto de la elaboración onírica es la condensación, efecto que se nos muestra en el hecho de que el contenido manifiesto del sueño es más breve que el latente, constituyendo, por tanto, una especie de traducción abreviada del mismo” (pág. ---).

 Más, como la cita lo menciona, solo es una forma de enfocar la condensación. La referencia que los elementos madrina, abuelita y gallina, como sustitutos simbólicos, hacen de la madre de la soñante, representan un segundo efecto de este mecanismo; aquel, que consiste en la formación de personajes colectivos. Sobre ello Sigmund Freud (1900), dice:

“La constitución de tal persona colectiva, para los fines de la condensación onírica, puede también llevarse a cabo fundiéndose en una imagen onírica, los rasgos actuales de dos o más personas” (pág. ---).

Regresando, la interpretación de que los elementos manifiestos señalados son representantes de la madre, hay que reconsiderarlos desde su acepción como “sustitutos simbólicos”. Así, puede afirmarse, que ello es válido, y que, en nuestra cultura, la madrina es concebida como la persona que sustituirá a la madre[3], en caso de que esta falte a la ahijada[4], y la abuelita es también considerada como una madre[5] para los nietos, por lo cual es nombrada como la “mamá grande[6]. Por otra parte, la gallina es una alusión a la madre, ya que ella es la que procrea la descendencia, como la mujer. Un elemento más contenido en tales figuras es seguramente al yo de la soñante; es decir, que la madrina, la abuelita y la gallina aluden al yo de la paciente, tal como Sigmund Freud (1900), lo indica cuando refiere:

“Sin excepción alguna, he podido comprobar que en todo sueño interviene la propia persona del sujeto… Así, pues, podemos representar múltiplemente nuestro yo en el sueño, directamente una vez, y otras mediante su identificación con personas distintas…” (pág. --).

Ahora bien, los elementos analizados hasta el momento no son los únicos que fueron objeto de la condensación; el abordaje de otros permitirá visualizar los contenidos latentes que en ellos se comprimen. El cuchillo, es punto de unión entre el significado del mismo como símbolo fálico; y en su referencia a la agresión y los impulsos sádico-masoquistas. Y el verbo ver. La interpretación de este último elemento considerado es complicada y puede ser de la manera siguiente: Ver, en el sueño, refiere a la imagen onírica; así, observamos que el relato del sueño implica, la descripción de imágenes visuales en cierta parte. En cambio, ver, en la asociación, lo relaciona con el placer y el sentir; y que en ella, tal acción se encadena con el gustar.
El segundo mecanismo, que participa en la formación de los sueños, ocurre simultáneamente con la condensación. Este fue denominado como desplazamiento; y su acción se expresa con mayor claridad en el elemento gallina; aunque este también se da con madrina y abuelita. El primer elemento indicado es importante, ya que reconsiderando las ideas latentes del sueño, es el elemento que las representa. Dada su significación y sus características asignadas manifiestamente, como animal, lo hace ser insignificante y lejano a la idea latente; la cual involucra a la madre y a la capacidad sexual y reproductiva de esta. Es decir, que debido a la censura onírica, aunque madrina y abuelita representarían más directamente a la madre de la soñante, es en gallina donde incluyen mejor los componentes de las ideas latentes, sin interferencia de la censura. El sentido en que se emplea aquí el desplazamiento, es como lo refiere Sigmund Freud (1900), cuando afirma:

“…El desplazamiento se manifiesta de dos maneras: haciendo que un elemento latente quede reemplazado no por uno de los elementos constitutivos, sino por algo más lejano a él; esto es, por una alusión, o motivando que el acento psíquico quede transferido de un elemento importante a otro que lo es menos, de manera que el sueño recibe un diferente centro…” (pág. ---).

Retomar fragmentariamente “…esta toda abierta y se le ve todo lo de adentro…”, expresión comunicada el relato del sueño, es fundamental, ya que evidencia un diferente efecto del desplazamiento, al revisado hasta aquí.  Así, “…se le ve todo…”, además de la significación manifiesta tiene un sentido latente. Con ella, los varones, en especial adolescentes, con frecuencia se refieren a la observación de la mujer. Observación, un tanto especial, ya que no se relaciona con la totalidad de esta; si no que involucra la observación parcial, obstaculizada por las prendas íntimas o interiores de esta, de los genitales femeninos, los cuales son al menos supuestos o fantaseados, ante la observación directa de los mismos. Esta interpretación, del sentido del fragmento aislado, es válida sí se piensa, en que según Sigmund Freud, el inconsciente y la elaboración onírica toman, cuando menos, de lo escuchado, las expresiones que les son útiles para la manifestación de los impulsos o fantasías inconscientes. Es probable, que siendo la preocupación, como se señala en la idea latente descubierta por la interpretación, la sexualidad femenina, seguramente, en algún momento[7], la soñante escucho tal comentario que le debió impactar grandemente. Es decir, que tal expresión analizada tiene un doble sentido. Lo cual ejemplifica el desplazamiento por transmutación del sentido, sobre lo que Sigmund Freud (1900) indica:

“…el proceso de desplazamiento puede también revestir una forma distinta…, se manifiesta en una permuta de la expresión verbal de las ideas correspondientes… cambia un elemento su expresión verbal por otra distinta” (pág. ---).

Con base a este segundo efecto del desplazamiento, es conveniente reconsiderar el elemento gallina. Dentro del argot popular, este es empleado con frecuencia para aludir al temor y al miedo. Características asignadas a la persona, que en cualquier situación experimenta tales emociones y que se le considera un cobarde. Es decir, que gallina es un término que se utiliza para calificar a las personas que son temerosa y cobardes[8].

Una vez ejemplificados, con diversos componentes, del contenido manifiesto, los mecanismos de desplazamiento y de condensación, hay que retomar dos ejemplos más; elementos en los cuales se verifica simultáneamente, la acción de ambos. Estos son “…rojo…” y “…entra y sale lentamente…”. En ambos puede sospecharse de la acción del desplanzamiento. Son elementos en cierto grado aislados, que en la totalidad del sueño presentan escasa importancia. El análisis de los elementos es fundamental, ya que proporcionan información de interés y relacionada con las ideas latentes del sueño,  mismas que conducen a la solución, interpretación, del fenómeno onírico presentado. Procediendo a su traducción, el primero a abordar es “…rojo..”. En primer lugar se puede observar que se encuentra aparejado con el elemento “sangre”. Por otro lado hay que asignarle más de una significación. Así, hace referencia, de acuerdo a la significación popular, al fuego, al calor, a la excitación y la emotividad intensa. De esta manera, se dice en ocasiones, que “el rojo es un color excitante”. Desde tal concepción,, su combinación con “sangre”, permite pensar en el sonrojo de una persona ante una situación determinada; la cual alude a un cierto grado de excitación, quizás por vergüenza o excitación sexual, y de la que se dice “que el sujeto se ha puesto rojo”. El segundo elemento a considerar es “…entra y sale lentamente…”. Para la interpretación de este componente, primero hay que centrar la atención en “lentamente”, pero con relación a “entra y sale”. Con ello debe aludirse a un movimiento rítmico, sin importar cuan lento o rápido sea, de penetración y extracción. Uniendo dichos elementos a “cuchillo”, símbolo fálico y de agresión, puede hipotetizarse que se da una alusión al acto sexual. Por último, el análisis de los elementos “rojo” y “entra y sale lentamente”, en forma aislada parecen referirse a dos cuestiones diferentes: la excitación y la relación sexual, correlativamente. Más su conjunción, refiere a un mismo aspecto. Es decir, que al presentarlos aisladamente, se hace referencia disociadamente del coito y de la excitación que el mismo provoca. Reuniendo el sentido latente de ambos elementos, se da también la asociación, entre la excitación producto de la penetración y extracción del genital masculino, en la mujer.

Continuando el análisis del sueño en un aspecto distinto. Al inicio y ejemplificación del sueño, cuando se hacia referencia al contenido manifiesto del sueño, se señalaba: “…que se involucra el relato del sueño, a un terapeuta, en un momento dado y en una situación determinada de tratamiento”. Retomar este fragmento es de utilidad para introducir un nuevo aspecto, que se incluye en la interpretación del sueño. El yo del analista no esta al margen del análisis o de la psicoterapia, ni de lo expresado manifiestamente o latentemente en el producto onírico. El fenómeno a que se hace referencia es a la transferencia. La cual implica una relación que se evidencia, más aún si se considera el momento en que se cuenta el sueño. Así, la paciente menciona su sueño en una sesión que se caracteriza por contenidos ambivalentes, hacia la sesión, manifiestamente, y hacia el terapeuta, latentemente. En dicha sesión, continuaba la temática sobre la asistencia o la terminación de la relación de la paciente, con las sesiones “programadas”. Retrospectivamente, es básico reconsiderar, que en sesiones previas, la soñante había manifestado una conducta, verbal y no verbal de seducción; misma, que al menos consistía en alabanzas al tratamiento, al terapeuta y sobre sí misma; como en el caso en que preguntaba como se veía en su arreglo personal[9]. Por otra parte, no hay que olvidar, que antes de verbalizar el sueño, la paciente hacia el siguiente comentario, con relación a sus inasistencias: “Yo creía que me hablaría por teléfono a mi casa, como en otras ocasiones (por cancelación imprevista de la sesión), para saber por que no había asistido”. Retraduciendo lo expuesto, de acuerdo al proceso de tratamiento ocurrido, se observaba una oscilación entre la seducción y el intento de abandonar su asistencia a la psicoterapia. Enfocado ello desde una perspectiva de relación transferencial, condensada y desplazada, puede indicarse que era ambivalencia a la sesión, contextualizada manifiestamente, y al terapeuta, por extensión y relación transferencial latente. Tal modalidad de empleo de la transferencia, coincide con la concepción de la misma por Sigmund Freud (19--), quien afirma:

“(transferencia) tratariase, pues,  de una transferencia de sentimientos sobre la persona del médico (o del terapeuta podría decirse)… La transferencia puede manifestarse como una apasionada exigencia amorosa o en formas más mitigadas… (en la transferencia) Pudiera creerse que escapa a la intervención de la diferencia sexual o de la atracción sexual. Pues bien, en ellos (los varones) sucede exactamente lo mismo que en las pacientes femeninas” (pág. ---).

Es decir, que es un fenómeno que ocurre tanto en el hombre como en la mujer y que estos depositan sentimientos en el terapeuta independientemente de su sexo.   Ahora bien, con relación a las ideas latentes del sueño, interpretadas con anterioridad, puede decirse que se da una reproducción de la situación planteada en ellas, en relación con el terapeuta. Es decir, que en la paciente impera la curiosidad, intentos de ser y de tener a la madre; y el rechazo, expresado por la agresión hacia la figura femenina, con respecto a una misma persona; lo cual es repetido transferencialmente en las sesiones y en la persona del terapeuta. Sentimientos repetidos y reproducidos tranferencialmente y que corresponden a la ambivalencia experimentada por la soñante.

Es, como múltiples teóricos, en el campo de la psicoterapia, concluyen, de que una sesión terapéutica implica una relación de dos y no de una sola; y que por lo tanto los afectos y el fenómeno transferencial que ocurre, puede ser mutuo. Es decir, que el terapeuta también puede depositar sentimientos propios en la persona de la paciente. Dicha situación se conoce como contratranferencia, en el sentido definido por Laplanche y Pontalis (19---), que es como sigue:

Contratransferencia: conjunto de reacciones del analista, en función de la reproducción del relato y que son depositadas en el analizado por el analista” (pág. --).

Tal relación contratransferencial  es observable, con relación al sueño que se analiza, en función del relato contado en el sueño y que se intenta transcribir para la presente interpretación. Hay una cierta diferencia entre el relato del sueño de la paciente, de la manera en como se capto y se escribió por el terapeuta en la primera ocasión y la segunda vez en que se realizó su redacción para el presente trabajo. Aunque, hay ciertos aspectos que varían ello no afecta la interpretación que sobre el mismo se realizó. La traducción del contenido manifiesto a las ideas latentes, queda garantizada no solo por la labor de interpretación, sobre sus elementos, sino también por su contextualización en la historia de la paciente y el proceso de tratamiento. Sobre esto último, puede decirse que el sueño es como una conclusión, que sintetiza los afectos disociados de la paciente. Como se señala, el proceso se caracteriza por una fase de sesiones en las que se involucran sentimientos amorosos, manifiestos en la seducción; y una fase en la cual hay sentimientos de rechazo e intentos de abandonar el tratamiento. En la última sesión es donde el sueño es relatado por la paciente, tras la expresión, vivenciación y manifestación de sentimientos ambivalentes.

Apoyando la interpretación obtenida, sobre el sueño que se analiza, se agrega a continuación información obtenida durante las sesiones y que involucran la historia de la paciente. Con relación al elemento manifiesto “rojo”, al cual se había asignado un significado con relación a la afectividad y a la emotividad intensa; esté parece aludir por condensación y desplazamiento a él “calor”, intenso e insoportable, que en ocasiones la sujeto experimenta. Cada vez que ella experimenta tal situación, suele ausentarse o abandonar su hogar, incluso por varios días. Buscando y exponiéndose por la noche, en especial en la madrugada, al frío, el cual le permite tranquilizarse. Durante sus fugas, suele vagar sin rumbo fijo; durmiendo en lugares apartados o bajo los camiones de carga o incluso a la interperie. Esto permite observar, que a pesar de que en la paciente hay capacidad de simbolizar y escenificar su conflictiva personal, esto suele fracasar en ocasiones[10]. Así, parece actuar sinrazón aparente y sin conciencia de lo que le ocurre cuando hay “calor” intenso en ella. Correspondiendo como se podrá observar, la intensa excitación sexual a la necesidad que es el punto generador del fenómeno onírico.

Dicha excitación en la soñante, también presente y evidente en la vida personal, se simboliza y escenifica en el sueño manifiesto. Contextualizando tal necesidad, generadora del fenómeno onírico, en la historia individual de la sujeto, refiere sus relaciones con los “otros”, las cuales implican, en particular, con la madre y, en general, con las mujeres y a cualquier persona con la que establece una relación, real o fantaseada. Tales relaciones, por su carácter conflictivo en la paciente, integran lo que Garma (19--) denomina, como la situación traumática del sueño; matizándose esta por un afecto intenso y ambivalente. La situación conflictiva, a que se hace referencia, corresponde, al menos a aquella que se establece con la madre; misma que se caracteriza por una oscilación entre el intento de acercamiento y un alejamiento continuo y alternativo. De está modo, en ocasiones, la soñante abraza, besa y bromea con la madre, asegurándole quererla mucho. Pero, en otro momento la rechaza, le grita que la odia, la califica de ridícula, la insulta y la amenaza con abandonar la casa; llegando a manifestar incluso una actitud amenazante a ella. Igualmente su ambivalencia es expresada con sus hermanos[11], a quienes primero aconseja se porten bien y en segundo lugar los agrede. Por último, tal sentimiento está presente en la relación terapéutica y con el terapeuta.

Desde una perspectiva diferente, la expresión, en el sueño, de “estar abierta” y “se le ve todo”, con relación a la madrina, suele ser interpretado como un intento y la posibilidad saber, de tener un conocimiento. Cuestión que al ser manejado con relación a la situación conflictiva, refiere sin duda, a un intento de solución de la misma; la cual es denominada por Garma (19--) como “solución ficticia”. Es decir, que dinámicamente, la soñante parece intentar disminuir la tensión provocada por sus relaciones  conflictivas con los “otros”, mediante el saber, que son, especialmente las mujeres, y por que se excitan al ser agredidas, con relación al acto sexual. Por último, resumiendo desde lo conceptual, lo anterior, la introducción de la situación conflictiva y la “solución ficticia” planteada, establece, además de haberse ejemplificado, lo que para Garma (19--) es la “estructura del sueño”.

Comparar, nuevamente, la información obtenida, por la interpretación del sueño, con su contenido manifiesto y las peculiaridades presentes en él, nos permite afirmar que ello es producto de la acción de la censura onírica. La cual se concibe, como lo señalan Laplance y Pontalis (19--) en la cita siguiente:

“Censura: función que tiende a impedir, a los deseos inconscientes [o necesidades según Garma (19--)][12] y a las formaciones que de ellos se derivan, el acceso al sistema preconciente-conciente” (pág. --).

Es decir, que la no representación directa,  de las necesidades obtenidas por la interpretación  del producto onírico, y de las ideas latentes correspondientes al mismo, son en efecto, en parte, de la acción de censura onírica.

INTERPRETACION DINAMICA

Dicha interpretación puede integrarse y elucidarse desde diferentes perspectivas. Por un lado, hay una constante preocupación por la sexualidad de la madre, concebida y fantaseada por la soñante como un misterio, “a sus ojos”, que despierta su curiosidad. Sexualidad que involucra el acto de penetración y extracción del miembro viril, pero que es fantaseada como una relación de agresión; como un acto de sadismo, en el que la mujer, la madre, es “abierta toda”, desgarrada y sangrada; pero que sin embargo, le propician placer y satisfacción. Siendo esto último, vivenciado por la paciente, como un incremento de excitación, “calor”, que la invade y que no le es controlable. Más, como una forma de manejar la excitación, la paciente opta por exponerse, “al frío de la noche”, lo cual le permite decrementar la excitación que presenta. Excitación que siempre suele surgir en la casa familiar, de la cual al hacerse tan intensa, tiene que huir, alejarse y escapar de lo que le excita. Ahora bien, la posibilidad de excitarse en una relación no real, es probable que tenga que ver con las fantasías de la misma o de la escena primaria.

En dicha excitación, el mecanismo de identificación, parece jugar un papel importante. Así, es posible que ella ocupe el lugar de la madre en la relación sexual fantaseada. Ser objeto de la agresión sádica, pero, que simultáneamente provoca la excitación; aunque la fantasía de destrucción y de desgarramiento, motiva el surgimiento del temor y la angustia hacia dicha relación, que además es prohibida. Es de esta manera, como se conjuntan la curiosidad y el temor hacia la experiencia sexual. Cuestión, que en su vida personal, obstaculiza el establecimiento adecuado de una relación heterosexual. Así, simultáneamente a la alusión de la relación sexual y a su comportamiento seductor, señala el no haberla experimentado aún. Situación que se complica aún más, cuando afirma ya haber tenido relaciones sexuales; cuestión que es negada posteriormente. Resumiendo, puede decirse que la paciente manifiesta gran ambivalencia con relación a la sexualidad.

Ambivalencia que puede ser vista desde otro ángulo. Esta sería desde los sentimientos que la sujeto experimenta hacia los demás. Sentimientos que se caracterizan por acercamiento y rechazo[13], en especial, de la madre y, en general, de las mujeres, del analista o de su terapeuta; representantes, todos ellos de fuentes de excitación; mismas, que por una parte, motivan su curiosidad y que la seducen, y por otra, son temidas. Así, es posible explicar que en su supuesta pareja, con quien dice haber tenido su primer experiencia sexual, hay una intensa atracción y búsqueda de ella, pero, cuando esta con él, manifiesta un gran rechazo a su posible acercamiento.

La curiosidad y preocupación tiene un diferente sentido, y que no solo parece orientarse a la relación sexual o a las relaciones con los demás, matizadas ambas por un afecto ambivalente. También parece orientarse a que es lo que tiene una mujer; de ahí, que en el sueño se introduzcan los elementos de “estar toda abierta” y “ se le ve todo”, a sí como la importancia que reviste a la observación y al ver, elementos contenidos en el sueño.

INTERPRETACION TOPOGRAFICA

La preocupación, la curiosidad, la excitación y el temor hacia la relación sexual y hacia los demás, corresponde a una necesidad inconsciente, que dada a la represión, no tiene acceso a la conciencia. Así, la soñante parece actuar[14] sus necesidades, generándose en última instancia el sueño; actuación, como bajo un estado hipnoide. Es de tal manera cuando abandona la casa familiar por las noches, vagando y exponiéndose al frío, no puede explicarse o argumentarse el motivo de su comportamiento. Como tampoco lo puede hacer con relación a su ambivalencia, en especial con su madre, ni con el origen de la excitación. En su conciencia solo hay posibilidades de darse cuenta de su actuar, más no del por que de los mismos. En este caso, partiendo del contenido manifiesto del sueño, estos parecen corresponder a los contenidos del preconciente, ya que son los elementos que conforman el sueño. Siendo los que son susceptibles de ser recordados. Más, como la censura onírica ha actuado sobre de ellos, expresan disfrazadamente, la preocupación, la curiosidad, la excitación y el temor hacia la relación sexual y hacia los demás, lo cual es inconsciente. Es de dicha forma, como el sueño se convierte en el enlace entre lo inconsciente y la conciencia o lo latente y lo manifiesto.

INTERPRETACIÓN ESTRUCTURAL

desde el punto de vista estructural, la intensa excitación, que la paciente suele experimentar, corresponde al sistema del ello; excitación, que tiene como fuente, la identificación con madre y los demás. Más de la actuación del el superyó, sobre tal excitación, surgen las fantasías de agresión y destrucción por las mismas, que son prohibida. Ello parece ser prohibido, por que dichas tendencias se orientan hacia figuras parentales por tranferencia, que no son posibles que se realicen de acuerdo a la prohibición del incesto. Es decir, que ocupar el lugar de la madre y experimentar la excitación que ella vivencia en sus relaciones sexuales, no le es permitido ni le es posible sin transgredir la prohibición. Es tal acción del superyó, lo que introduce el polo de la ambivalencia que se relaciona con el temor. Así, se da un interjuego de fuerzas en las que unas pretenden dar satisfacción a los impulsos del ello, pero que son frenados por la actuación del superyó. Es decir, que la paciente no puede abandonarse a la excitación que surge con ella, por temor a que esta tiene su fuente en la madre, lugar que ella no puede ocupar. Ante este juego el yo, moviliza defensas que se caracterizan por la represión, negación y disociación ideo-afectiva. Es frecuente que la paciente intente controlar y evitar la vivenciación de tal excitación, preocupación o curiosidad; sin embargo, con poco éxito, es por ello que se puede visualizar la acción de la disociación de lo intelectual; permaneciendo de tal manera el afecto, excitación, que nunca puede ser explicado en su génesis. También se observa una disociación, negación y desplazamiento de las figuras prohibidas hacia la figura del analista o terapeuta y hacia el análisis o psicoterap


[1] Trabajo escolar elaborado para la materia de Psicología y Filosofía Contemponrea, de la maestría en Psicología Clínica, en 1985.
[2] Dicha palabra se introduce con fines prácticos.
[3] Cultural y religiosamente, ya que esa es la función que el rito religioso del bautismo, en la religión católica, establece para la madrina. Que en caso de que la madre falte, sea la madrina quien asuma con la ahijada el papel de madre (Nota agregada el 27 de diciembre de 2000).
[4] Baste para ello el comentario que hacía mi esposa Ara, poco días antes de la Navidad del 2000. Ella me comunicaba lo siguiente: “déjame hablarle por teléfono a mi “mamá”, si no ya vez como se pone”. Ella se refería a los reproches de que era objeto por parte de su madrina, si en tales fechas no la visitaba o al menos le hablaba por teléfono. La próxima ocasión que la veía, le llamaba la atención, le reclamaba que ya no la quería y ni se acordaba de ella; le recordaba que ella era su madrina de todo (bautizo, confirmación, primera comunión y velación en su matrimonio); que la había cargado de pequeña y que había sido su primer ahijada. Esto lo hacia a pesar de tener su propia hija, menor que Ara. En otras ocaciones, directamente le decía que ella era como su madre (Nota agregada el 27 de diciembre de 2000).
[5] Un dicho popular, de acuerdo a la duda de la paternidad del hombre sobre sus hijos dice: “Hijo de mi hija mi nieto será, hijo de mi hijo, en duda estará”. Situación que establece una línea de ascendencia, a pesar de nuestra muy elogiada sociedad machista y patriarcal. Desde esta perspectiva y retomando los personajes del sueño observamos la línea femenina que se sigue e incluye el sexo de la soñante (Nota agregada el 27 de diciembre de 2000).
[6] La denominación de “mamá grande”, es, según recuerdo en mi infancia, un término muy utilizado por los adultos para referirse a la abuela, en ese entonces mi bisabuela. Desde otra perspectiva y después de vivir varios años en la familia, las hijas de cuatro de mis hermanos, adoptaron la costumbre de referirse a mi madre como “mamá”. Siendo algunas de éstas sobrina, ya mujeres adultas, preguntaban por “mamá”, su abuela, o cuando la veían le decían “mamá. Costumbre que mis propios hijos nunca adquirieron al vivir separados y enseñárseles que era su abuelita (Nota agregada el 27 de diciembre de 2000).
[7] Dentro de la historia clínica de la paciente del sueño, se encontraba como dato significativo su participación en bandas de adolescente farmacodependientes. Ella misma era usuaria de drogas. Su convivencia en pandillas era de dos tipos, una mixta y en ocasiones sólo con mujeres. Otro dato, corresponde a la promiscuidad sexual de ella y de sus amigas de la banda, quienes con frecuencia tenían diferentes parejas sexuales (Nota agregada el 27 de diciembre de 2000).
[8] Una característica sobresaliente de la paciente es su osadía ante diversas situaciones. La misma se puede considerar que es impulsiva y arriesgada. Así, por ejemplo, en una ocasión espera hasta entrada la noche a uno de sus amigos de la banda para reclamarle y pelearse a golpes con él por “chismes”, en los cuales decía la había involucrado injustificadamente. En otra ocasión, según relataba en sus sesiones, ante la amenaza de un policía judicial, y la posibilidad de que la remitieran a la delegación, ella afirma haber tomado una botella, romperla y decir: “Pues haber como nos toca”; sin importarle que el policía estuviera armado. Dichas acciones fueron llevadas acabo como lo relataba. A decir de ella, no se atemorizaba ni siquiera ante la posibilidad de lidiarse a golpes con un hombre. Otra acepción que vale la pena recordar sobre el término gallina, es su asociación con las mujeres. Se dice, que ellas son temerosa y asustadizas “por naturaleza”. Nos es infrecuente escuchar, por eso, que cuando un niño se asusta, los adultos le digan que no sea “gallina” o que parece “mujercita” por haberse asustado o demostrado temor (Nota agregada el 28 de diciembre de 2000).
[9] En otra ocasión, ella se “medio” levantaba de su asiento y se inclinaba hacia su terapeuta. Pero más significativo fue su arreglo personal. Después de varias sesiones, se presenta maquillada, con sombra en los ojos, delineador de ojos, lápiz labial y maquillaje en su rostro. Cambio que incluso no dejo de ser notorio para el resto de personal femenino que laboraba en la institución. Cabe destacar, que además, la paciente era de facciones bellas, las cuales no se opacaban a pesar de una cicatriz que mostraba en su rostro, cercas del ojo izquierdo y que se extendía hacia el parietal izquierdo, producto de un accidente en motocicleta (Nota agregada el 28 de diciembre de 2000).
[10] Es conveniente notar, que a pesar de ser una mujer joven, de “muy buen ver”, cuando tiene esas fugas por el “calor”, ella no busca él involucrarse en relaciones sexuales. Vaga sin rumbo fijo, lo cual puede considerarse un verdadero “acting out”, pero que no concluye como posibilidad en mantener relaciones sexuales como una forma de sofocar ese calor intenso que la invade. Otro aspecto significativo, es que la paciente no refiere dicho manejo del “calor”, a través del uso de drogas.
[11] Por cierto, hermanos menores que la misma paciente. Ella era la mayor.
[12] Nota agregada con fines prácticos.
[13] Quizás, aquí no se deba descartar, como una expresión de esa ambivalencia y seducción de la paciente, el acercamiento que hace hacia el terapeuta en una de las sesiones. En dicha ocasión se presenta con buen arreglo personal y bien maquillada. Durante la sesión se recarga sobre el escritorio, inclinando su cuerpo y rostro hacia el terapeuta.
[14] Actuación, en el sentido señalado por Henri Ey (1978), con respecto a psicopatia o anaormaliddes del comportamiento como el las llama. Dicha concepción es acorde a las características de la conducta de la paciente, muy independientemente de que Henri Ey (1978), indica en su “Tratado de Psiquiatría”, que el “acting out” no posee significación simbólica. Cuestión de la cual diferimos con el autor señalado (Nota agregada el 05 de Enero del 2001).