domingo, 2 de junio de 2019

ENSAYO: DONNA SUMMER

El presente dibujo representa un ensayo de la elaboración de rostros, en un intento por mejorar dicha técnica.

ENSAYO DE ROSTRO DE DONNA SUMMER
TÉCNICA: Lápiz de grafito
20.8cm. X 27.9cm.
FECHA: Abril 28, 2019
AUTOR. Mtro. Ps. Alejandro Fabela Alquicira

sábado, 1 de junio de 2019

EL PSICOANALISIS Y SU RELACIÓN CON LA TEORIA DEL CONOCIMIENTO


El presente trabajo se realizo durante mi formación como maestro en psicología clínica y fue fruto de la reflexión filosófica del psicoanálisis en relación a su determinación como una ciencia. de esto ya han pasado 33 años.

México, D. F. Septiembre 2, 1986.


EL PSICOANÁLISIS Y SU RELACIÓN CON LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO


Ps. Alejandro Fabela Alquicira
Maestría en Psicología Clínica[1]
Facultad de Psicología de la U. N. A. M.


INDICE


EL PSICOANÁLISIS Y SU RELACIÓN CON LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

INTRODUCCIÓN.

I.                   FORMA DE ABORDAJE.

II.                SUBJETIVISMO.

III.             DOGMATISMO.

IV.             RELACIÓN ENTRE EL PSICOANALISIS Y LA TEORIA DEL CONOCIMIENTO.


BIBLIOGRAFIA.



EL PSICOANALISIS Y SU RELACIÓN CON LA TEORIA DEL CONOCIMIENTO


INTRODUCCION


Anteriormente afirmaba: “…Sin embargo, a pesar de la variedad de postura[2], podrá resumirse, que la finalidad de cualquier técnica o medio terapéutico, es aliviar el dolor y lograr el bienestar del individuo que sufre[3], sea esto en el cuerpo físico, en lo psicológico o en lo social” (5). Más, la conformación de tales técnicas o medios no es espontánea[4], sino producto de una practica clínica, aunque no en todos los casos, o de la aplicación o extrapolación de la elaboración teórica con respecto a los campos físicos y sociales. No siendo el interés, en este momento, los aspectos físicos y sociales, es necesario prescindir de ellos arbitrariamente en un análisis y profundización en torno a los mismos. Quedando como punto de partida para el presente trabajo el factor psicológico a abordar[5].

Ahora bien, la práctica terapéutica tiene que sustentar sus medio de acción, en una concepción de la enfermedad o de los trastornos que pretende tratar. Concepción que implica una conceptualización de sus mecanismos, de sus manifestaciones, de su evolución, de su etiología, etc., de dicho proceso mórbido. Pero esto, a pesar de todo, quedaría incompleto si no hay una elaboración conceptual del hombre; quien después de todo es quien sufre, quien llegara a enfermarse o quien requerirá de ser tratado. De esta manera se conforma la psicología, en general, y la psicología clínica, en particular, como una diciplina que se orienta hacia la comprensión y tratamiento de la enfermedad psíquica del ser humano; apoyadosé para esto en una concepción psicológica del mismo.

Sin embargo, elaborar un concepto, tanto del hombre como de la enfermedad psíquica, no es empresa fácil. Es así, como surgen diferentes enfoques o escuelas dentro de la psicología, que intenta tal objetivo, que es la conceptualización del ser humano y de su psicopatología; constituyendo, como también se afirmaba anteriormente. “la torre de Babel que es la psicología (4). Que agregando y particularizando puede indicarse, en lugar de psicología, psicología clínica.

Desde una perspectiva distinta, pero continuando en el terreno de la psicología clínica, esta no sólo pretende tratar y comprender la enfermedad y al ser humano. A esto debe agregar la necesidad, de quienes ejercen esta diciplina, de validar tanto su práctica clínica, como la teorización de la misma y de la psique del hombre. Propósito que se pretende alcanzar mediante la investigación y el estudio sistematizado de dichos aspectos. Sistematización que se alcanza por el abordaje metodológico de la psique; que a su vez será lo que le confiera, a la investigación y estudio, un estatus de ciencia.

Retrocediendo en lo desarrollado hasta aquí y no siendo posible, en este escrito, analizar las diferentes posturas de la psicología clínica, por no ser ese el objetivo que se pretende, se prescindirá, nuevamente en forma arbitraria, de todas las diversas escuelas psicológicas, con excepción del psicoanálisis.

Desde sus inicios, la polemización alrededor del psicoanálisis, se ha enfocado en diversos aspectos de este. Y algunos de los resultados con respecto a esta diciplina, que su autor calificó de científica, son:

1.      Su negación como científica,
2.      Su proscripción.
3.      La “ruptura” o la “segregación”.
4.      Su continuación.
5.      Su revisionismo. 

Con respecto a las dos opciones primeras, su comprensión es posible si se les focaliza desde la afirmación siguiente: “…pude decirse que la ciencia, específicamente la psicología, se ejerce en un sistema social; el cual determina tanto lo que es ciencia, como lo que ella ha de investigar. Tal sistema es poseedor de una ideología, que participa en la determinación de la ciencia y la investigación” (4). Es decir, que el sistema, orden o ideología dominante contextúan, tanto el surgimiento como el desarrollo de la conceptualización de la ciencia y de la práctica científica. De esta forma, la postura epistemológica que sustenta el positivismo de la ciencia, el empírismo, niega toda posibilidad de estatus científico a la práctica psicoanalítica, tanto en su aspecto teórico como técnico. Con el fin de evitar confusiones y generalizaciones falaces, debe aclararse que lo anterior sirve para ejemplificar una alternativa hacia el psicoanálisis, a parir de su cuestionamiento como científico. Aclaración que es pertinente, ya que en el presente escrito no se pretende discutir cual es la postura metodológica, epistemológica, teórica o filosófica es científica; lo que se pretende es reconsiderar una diciplina, tan cuestionada, y su relación con la teoría del conocimiento. Esta opción, como podrá observarse, no implica la proscripción total, sino que tal vez, propicie su relegamiento, del psicoanálisis, al más puro dogmatismo teórico, a lo místico o a lo mítico.

De proscripción y expulsión puede hablarse, como en el caso de que dada la ideología imperante, el sistema social prohibe la práctica psicoanalítica; quizás por denominarla como un instrumento del estado, que favorece la sujetación del hombre (Nestor Braustein y colaboradores, 1985) y el ocultamiento de la realidad, manejar los medios y modos de producción, ideologización del hombre, ocultación de la explotación a que son sometidos los mismos trabajadores, etc., mediante la elaboración racional (Nestor Braustein y colaboradores, 1985) de la misma. Al respecto, en la actualidad[6], están algunos países de régimen socialista, donde se ha institucionalizado la reflexología de Pavlov en forma exclusiva.

En el tercer caso, el de la “ruptura” o “segregación”, corresponde a las posturas denominadas postpsicoanalíticas. Escuelas que sin negar los aportes del psicoanálisis, se apartan de sus ideas rectoras; orientándose hacia ciertos aspectos, a los que dan mayor relevancia teórica y práctica. Ejemplo de esto es la psicología del Yo, con base psicoanalítica, encontrando dentro de ello, la concepción de autores como Peter Blos, Margaret Mahaler, Melanie Klein, Winnicot, Spitz, etc.

En cuanto a la continuación del psicoanálisis, puede corresponder a trabajo realizado por el psicoanalista francés Jacques Lacan, tal como se le ha considerado en la actualidad. Labor emprendida por dicho personaje, a través de retomar las ideas del fundador del psicoanálisis, con el objetivo de “replantear” su concepción y continuar la investigación sobre los puntos inconclusos en la obra d e Sigmund Freud. Como se observara no es la revisión de un autor y su replanteamiento, sino un proceso de trabajo, cuyo fin es proseguir una labor interrumpida por las limitaciones del autor de origen.

A la revisión y el “replanteamiento” corresponde a revisionismo, que indicaba Paul-Claurent Assoun (1981) y quien dice sobre esta cuestión: “El signo de una heteronomía es la proliferación de las tentativas de <<reformulaciones>> que traducen un revisionismo epistemológico” (1). Cuestión tan frecuente, que pretende no una continuación o evolución del saber alcanzado, sino una incorporación arbitraría, sin previa investigación o análisis exhaustivo de un cuerpo de conocimientos; tal como lo señala el autor citado, con relación al trabajo de un revisionista del freudismo: Sobre ello menciona: “…retraducción (de Fenichel) en su mentalismo genético de los logros freudianos; pero en tanto que esa transcripción fenicheliana se había llevado a cabo sin una advertencia y espontáneamente, como si Fenichel hubiese leído a Freud directamente, en las categorías de la psicología genética, sin un arrancamiento crítico previo, se sabe que la psicología del yo transcribe sistemáticamente los logros freudianos en un marco que supuestamente lo renueva” (1). Partiendo de esto cabría preguntar ¿si esta forma de abordaje de los planteamientos psicoanalíticos, si logran proporcionarle su tan aspirado estatus de diciplina científica? ¿No es este “revisionismo” lo que ha propiciado, no sólo la distorsión del conocimiento psicoanalítico, sino la perspectiva o visión del mismo, que le impide toda asignación de labor científica? ¿No sería más valido afirmar lo no cientifícidad del psicoanálisis con base  a él mismo y no desde sus retraducciones y adaptaciones?.

Habiéndose realizado un breve recorrido por algunas de las vicisitudes que ha pasado el psicoanálisis, llega el momento de esclarecer cual es el objetivo que se pretende alcanzar en este escrito. Como implícitamente ya se había indicado, el fin que se pretende es revisar y analizar cual es la posible relación entre el psicoanálisis y la teoría del conocimiento. Objetivo, que en lo personal podría acercarnos más, hacia una probable aceptación y asignación de dicha diciplina como una práctica científica.. Es claro que no se pretende demostrar, aquí, si el psicoanálisis es científico o no; si no sondear un camino que tal vez podría conducir a ello.

El alcance o trascendencia de los planteamientos que se intentaran desarrollar son difíciles de predecir. No creo es posible saber ahora, las repercusiones que pudiera alcanzar el hablar de la relación entre el psicoanálisis y la teoría del conocimiento; esperando que quizás esto sirva de introducción, de punto de partida, para fundamentar o negar una nominación científica al psicoanálisis. Solo desde una perspectiva enteramente personal, me es posible señalar con seguridad una trascendencia. Así, con la revisión que aquí se efectué, es probable que se confirme o disconfirme algo, Sin embargo, con esto se dará paso y desarrollo a una inquietud personal con respecto al psicoanálisis. Hoy, con mayor conocimiento tanto del psicoanálisis como de la teoría del conocimiento, se pretende se pretende dar forma a una inquietud que había permanecido latente por varios años en mí, conocer que relación hay entre el psicoanálisis, diciplina de mí interés y la teoría del conocimiento.

I.                   ABORDAJE DE LA RELACION ENTRE EL PSICOANALISIS Y LA TEORIA DEL CONOCIMIENTO.

El abordaje de una relación de dos, pude darse por el conocimiento de sus elementos. Es decir, que lógicamente sería indispensable la definición de los componentes de la relación, con el fin de alcanzar o deslindar la misma. Sin embargo, continuar la labor emprendida aquí de tal manera, sería comenzar por el final. Es por ello que la consideración global y particular de ambos aspectos será tratada como la parte final del trabajo. El planteamiento de la referencia del psicoanálisis hacia la teoría del conocimiento, si bien proporcionaría el análisis de su relación, es también generadora de una conclusión global, que postergaremos para el final.

El punto de partida, no será en si la definición que implica, que es la teoría del conocimiento, sino algunos aspectos de la misma, que manifiesta y explícitamente tienen que ver con algunos atributos asignados al psicoanálisis. Dicha diciplina, entre otros calificativos, ha sido tradicionalmente designada como  subjetivista, dogmática y racionalista. Tales características son esenciales para el presente trabajo, ya que el análisis de los caracteres que con mayor frecuencia son asignados al psicoanálisis, pueden explicitar su veracidad; determinar si son verdaderos y si el psicoanálisis debe ser llamado sin mayor cuestionamiento, una diciplina subjetiva, dogmática y racionalista. Reconocimiento, que desde mi particular concepción, sería extremista, parcial, reduccionista y falsa. Aclarado lo anterior procederé al análisis de la primer característica.

I.                   EL SUBJETIVISMO.

El empleo de este término, para referirse a un carácter que se ha considerado esencial en el psicoanálisis, ha sido excesivo y tal vez en forma prematura y descuidada, si se le plantea desde la teoría del conocimiento. Señalar solo que es subjetivo, dice poco, cuando se observa que en teoría del conocimiento, este tiene tres acepciones distintas. Esto implica una asignación parcial, que al final de cuentas resulta ser una reducción arbitraría e incompleta. Una definición del subjetivismo, debe ser planteada desde una de las soluciones premetafísicas hacia la pregunta sobre la esencia del conocimiento; la cual es una de las cuestiones sobre las que la teoría del conocimiento se interroga y que se le presenta como problemas. Desde este punto de vista podría afirmarse que el psicoanálisis es subjetivo, sí y sólo sí tal definición se basará en lo siguiente, que dice “…el subjetivismo… trata de fundar el conocimiento humano en el sujeto. Para ello coloca el mundo de las Ideas, el conjunto de principios del conocimiento, en el sujeto” (10). Esto nos referiría a uno de los principios del psicoanálisis, del cual se desprende, que la única manera que se tiene de conocer al hombre, es a través de su propio discurso. La posibilidad de llegar al inconsciente del ser humano, es por medio de sus sueños, actos fallidos, etc., que son analizados a partir del relato, contenido manifiesto, que un analizado efectúa al aplicar la regla fundamental de la asociación libre en el análisis. Es decir, que solo el paciente en análisis es poseedor de su verdad inconsciente, o preconciente,  desde lo tópico o descriptivo; siendo indudable el punto de referencia para alcanzar un conocimiento sobre su inconsciente. Así, cualquier elaboración, hipótesis o inferencia sobre un individuo, prescindiendo  de su palabra es una interpretación contratranferencial, ya que el conocimiento sobre el analizado no sería accesible al analista con tal carencia. Cuestión aún más compleja se retoma las conclusiones de George Devereux (1985), quien dice: “…Incluso el sistema de pensamiento más lógico y científico tiene un significado subjetivo para el inconsciente de la persona que lo crea o lo adopta…” (3).Tal opinión, además de sustentar el subjetivismo del conocimiento que el hombre puede adquirir y la referencia a un algo interno del ser humano, plantea la gran dificultad y la reserva con que se debe tomar una información, que se dice válida, sobre la realidad interna, subjetiva, de un ser humano. Partiendo del centramiento del conocimiento en el sujeto, se podría afirmar que el psicoanálisis se basa en un subjetivismo total, más aún, cuando aquello que es externo al hombre solo puede ser concebido y referido desde el sujeto; siendo esto lo que genera el comentario siguiente de Sigmund Freud: “…en la vida anímica individual aparece siempre integrado, afectivamente, el otro,… y de este modo, la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio psicología social” (8). Es decir, que la comprensión del entorno de un individuo en análisis, para él, solo es comprensible en relación al subjetivismo, la vida anímica, del analizado.


Continuando el planteamiento, si se puede afirmar que el psicoanálisis es subjetivista. Pero sostenerlo desde la solución premetafísica sobre la esencia del conocimiento es totalmente falso. La afirmación de dicha falsedad se apoya en la definición que tal subjetivismo hace del sujeto y que es como sigue: “…Pero tengasé en cuenta que con el sujeto no se quiere significar el sujeto concreto, individual, del pensamiento, sino un sujeto superior trascendente” (10).Sujeto que es asociado al ser absoluto y supremo, Dios, o lógico, como un conjunto de leyes y conceptos supremos. Situación que no puede ser más alejada de la concepción susbjetivista en el psicoanálisis, pero que si puede propiciar su distorsión y como consecuencia su designación al dogmatismo más puro y al misticismo. Aspecto místico, como la religión, que es abordada por Sigmund Freud[7], pero que no tienen ninguna relación  con lo que aquí nos ocupa.

La concepción subjetivista que más se acerca a las consideraciones psicoanalíticas corresponde a la postura subjetivista, pero y en relación a la posibilidad de conocimiento. Sobre ello Juan Hassen dice: “…No hay ninguna verdad universalmente  válida. El subjetivismo…limita la validez de la verdad al sujeto que conoce y juzga” (10). De esta manera hay acuerdo con el postulado de que una interpretación que no surge de la construcción[8], producto del discurso y de la asociación libre del analizado, no es válida; siendo solo en el mejor de los casos una proyección, originada por el fenómeno contratransferencial, del analista. . Más aún, en este caso también debe plantearse la validez de dicha proyección con base al analista, al sujeto que conoce y juzga. En otras palabras es el sujeto y el ser humano fundamental en el psicoanálisis, centrándose el mismo siempre en dicho personaje. Desde esta posición puede afirmarse que el subjetivismo en el psicoanálisis, de acuerdo a la teoría del conocimiento, es tanto individual como general. Así, el subjetivismo general está presente en el psicoanálisis, sobre todo si se recuerda la siguiente opinión de Sigmund Freud: “…en la vida anímica individual aparece siempre integrado, afectivamente, el otro…” (8).

Resumiendo, se concluye que el psicoanálisis es, una diciplina subjetivista, pero en el sentido sustentado por la postura de la teoría del conocimiento que plantea la posibilidad del conocimiento; más no es subjetivista en el sentido establecido por la posición subjetivista de la teoría del conocimiento en cuanto a la esencia del conocimiento. Aún cuando podría señalarse que el psicoanálisis posee conocimiento y verdades que le presentan como absolutas, como por ejemplo, la existencia del inconsciente (del cual nada sabe la conciencia), no son trascendentes al sujeto. De tal forma el inconsciente esta en el hombre (subjetivismo individual), aún cuando no tenga acceso a la conciencia; además, se dice que el hombre nace en un inconsciente el de sus padres y dentro del lenguaje de ellos, que lo identifica (subjetivismo general).

Por último, se analizará el tercer sentido del término subjetivismo. Desde la solución metafísica de la esencia del conocimiento, corresponde con él idealismos, el cual es llamado también psicológismo. El planteamiento de esta postura es como sigue: “…Toda realidad esta encerrada, según él (idealismos subjetivo o psicológico) en la conciencia del sujeto. Las cosas no son nada más que contenidos de la conciencia… No poseen un ser independiente (las cosas)  de nuestra conciencia…” (10).Como podrá verse, este tipo de subjetivismo no tiene nada que ver con el psicoanálisis. En este caso se habla de la existencia de las cosas sólo en relación y siendo contenidas por una conciencia; cuestión que es contradictoria si retomamos a Sigmund Freud, quien indica, sobre la sugestión posthipnótica: “Sin embargo, esta última idea (la orden del médico) no es acogida en la conciencia, como sucede con la idea del acto  de ella derivado, sino  que permanece inconsciente, siendo así, a un mismo tiempo, eficaz e incosciente” (3). El inconsciente esta y es eficaz aún cuando no es contenido ni tiene acceso a la conciencia. Desde este punto, aún cuando se dice que tal subjetivismo es totalmente ajeno al psicoanálisis, permite plantear un problema esencial en la relación entre el psicoanálisis y la teoría del conocimiento. Esta radica en el énfasis que la teoría del conocimiento hace de la conciencia, la cual puede decirse que es secundaría en el psicoanálisis. Es decir, que ambas diciplinas enfatizan en aspectos muy diferentes, uno en la conciencia y otro en el inconsciente. Posteriormente se retomara esto.

II.                EL DOGMATISMO

Con gran frecuencia se ha dicho sobre el psicoanálisis, que es una doctrina que se caracteriza por ser dogmática. Pero ¿qué significa esto? Tal vez se llega a dicha concepción, por considerarse algunos supuestos básicos de esta diciplina son considerados como verdades, quizás, absolutas; que sustentan su soporte teórico y práctico y que al menos hasta el momento son inmodificables. Uno de los conceptos a que se hace referencia podría ser el inconsciente, el principio de realidad, el principio de placer, el determinismo y el sobredeterminismo, etc. Al menos, tales conceptos son reafirmados como aspectos de gran importancia en el psicoanálisis. Son ideas centrales para el desarrollo teórico y práctico del mismo. Si se retoma la tesis del dogmatismo, teoría del conocimiento que intenta resolver el problema de la posibilidad del conocimiento, es posible descartar, desde este enfoque, que el psicoanálisis sea lo que indica dicho término. De acuerdo a Juan Hassen, el dogmatismo es: “una doctrina prefijada... Según la concepción del dogmatismo, los objetos de la percepción y los objetos del pensamiento nos son dados de la misma manera: directamente en su corporeidad” (10). Analizando la tesis de esta doctrina puede observarse, que tal situación de que algo da directamente no es aplicable a los términos que se señalaron sobre el psicoanálisis. En primer lugar, por que no son dados por una captación directa, sino que son producto de una labor teórica y clínica. En segundo lugar no son sujetos u objetos, sino constructos teóricos que permiten la explicación, la delimitación y la definición de ciertos procesos psíquicos; términos que posibilitaron la asignación de algo que ocurre en la psíque humana. Con respecto al dogmatismo, el psicoanálisis debe considerarse como una diciplina que intenta dar una explicación psíquica de los dogmas místicos y míticos; procediendo para ello al análisis de las instituciones religiosas, de sus creencias y del estudio de los mitos, [incluyendo dentro de ello los sistemas sociales y filosóficos también][9].

Una más clara negación de que el psicoanálisis no es dogmático, radica en retomar el planteamiento de que el psicoanálisis es subjetivista; sobretodo con relación a la posibilidad del conocimiento. Sobre esta postura Juan Hassen afirma: “...el subjetivismo... es, en el fondo esceptisismo. Pues también el niega la verdad, si no directamente como en el esceptisismo, indirectamente, atacando su validez universal” (10). Es pertinente aclarar, que aunque el psicoanálisis se acerca al esceptisismo, no se le puede asignar tal calificativo. Así, aunque puede decirse que el psicoanálisis duda, de un discurso o contenido manifiesto, y busca un sentido latente en el primero, no emplea en forma sistemática la duda, como modalidad de obtención de conocimiento.

[A pesar de ello se podría insistir que el psicoanálisis si es dogmático; más desde los planteamientos de la teoría del conocimiento, reafirmariamos la negación de tal asignación. Es probable, probable que tal insistencia sea generada por los postpsicoanalistas o revisionistas del psicoanálisis; quienes retoman la concepción freudiana y la hacen parecer como dogmática. Por ello habría que concluir, que si el psicoanálisis es dogmático, no lo es por sí mismo, sino por quien lo hace, lo ejerce o lo reconceptua como tal. Por último, con sus modificaciones pertinentes, esta conclusión puede extrapolarse a las otras asignaciones que se dan al psicoanálisis: el subjetivismo y el racionalismo][10].

III.             EL RACIONALISMO


El psicoanálisis puede ser califica de racionalista con base a que para él las ideas, los juicios, las fantasías, expresadas en un lenguaje son fundamentales. Los sueños, los actos fallidos, los síntomas, etc., adquieren un sentido mediante una asociación libre, que tiende a traducir un inconsciente en palabras manifiestas que conforman el lenguaje, el discurso manifiesto. Desde esta perspectiva, el psicoanálisis se aproxima al planteamiento del racionalismo, ya que al dar primacía al lenguaje, también se lo da al pensamiento. Así, por ejemplo, un individuo que se lava cincuenta veces las manos al día, al menos, presenta un síntoma, solo le dará un sentido y un significado cuando lo analiza y lo retoma por la palabra. Antes de eso es una conducta del individuo, pero que no tiene ninguna implicación para él. Sin embargo, considerando que todo hombre tiene una historia, necesariamente nos referimos a una vivencia y experiencia que determina su psique y que se manifiesta en los sueños, los actos fallidos, los síntomas, etc.. Desde este punto de vista se da la importancia a la experiencia como determinante de un conocimiento; lo nos acerca a la postura epistemológica del racionalismo, del empírismo. De esta manera puede observarse que el psicoanálisis, por una parte es racionalista, y por otra empirista. De esta manera, al acercarse el psicoanálisis a ambas doctrinas, habría un acercamiento más al intelectualismo. El cual concilia ambas posturas extremistas. Así, partiendo de las ciencias naturales, la medicina, Sigmund Freud pasa a la elaboración conceptual del psicoanálisis con base a su práctica, experiencia, clínica. Coincidiendo en esto con el intelectualismo que dice: “...la conciencia cognocente lee, según él, en la experiencia, saca sus conceptos de la experiencia” (10). Así, el autor del psicoanálisis estructura y conforma la teoría de dicha diciplina, pero siempre apoyadosé en la práctica clínica, en su experiencia con pacientes y en su vevencia personal. Sus conceptos son producto de un proceso de elaboración y conceptualización; que parte de la experiencia y que se apoya y se sustenta en la misma.

[En tanto que no es racionalista, si lo enfocamos a partir del racionalismo trascendente de Platón o el racionalismo teológico, de Platino y de San Agustín. Ni siquiera el planteamiento que estipula, que el ser humano nace en un mundo estructurado, por las fantasías y deseos de sus padres, su inconsciente, se acerca a tales posturas filosóficas, que hablan del mundo de las ideas trascendentes al hombre (ideal o divino). Es decir, que el psicoanálisis no tiene nada que ver con ellas][11].

IV.           RELACION ENTRE PSICOANALISIS Y TEORIA DEL CONOCIMIENTO.


Después de analizar la relación  particular que se puede establecer entre el psicoanálisis y algunas doctrinas de la teoría del conocimiento, es momento de enfocar ambas diciplinas desde su consideración total. Continuando con la temática, objeto del presente trabajo es importante la siguiente afirmación de Paul-Laurent Assoun sobre el psicoanálisis: “...Freud reivindica el psicoanálisis como saber;... todo saber tiene sus reglas de funcionamiento propias y sus referencias específicas, que intervienen en la constitución y en la producción de ese saber” (1). Dicha cita se refiere más a la producción teórica del psicoanálisis, que se apoya y surge de la práctica clínica, pero que no puede desligarse de un marco referencia que delimita su construcción y elaboración. Tal marco referencial, en una revisión histórica del surgimiento de la diciplina, conformada por Sigmund Freud, corresponde a lo que Paul-Laurent Assoun llama “las relaciones de Freud con la filosofía” (1).; que en nuestro caso lo llamaríamos relaciones con la teoría del conocimiento. Por cuestiones practicas en este caso asociamos psicoanálisis con Freud, sin entrar a diferenciar lo que significaría el psicoanálisis y el freudismo, tal como el autor anteriormente referido lo hace en su “Introducción  a la epistemología freudiana”.

Continuando con la labor iniciada, cabe realizar una pregunta con respecto a la contextualización del psicoanálisis con relación a otra diciplina, llámese filosofía (Paul-Laurent Assoun, 1981) o teoría del conocimiento (como se ha planteado en el presente escrito);  ¿Es dicha delimitación o referencia a una estructura conceptual que limita y contiene un saber, marco referencia, es una cuestión epistemológica? En un sentido, de acuerdo con Paul-Laurent Assoun (1981), no habría tal epistemología, sino solo un trabajo de “localización histórica” (1) que tiene un medio y un fin, tal como el autor lo plantea en la cita siguiente: “...llevar acabo un trabajo preciso de localización histórica que nos lleve a través de transiciones y rupturas, hasta la frontera de la conformidad de los lenguajes desemboca en lo inédito del objeto” (1). Afirmación de gran trascendencia por lo que evidencia. Así, del psicoanálisis puede decirse, que es una diciplina que surge espontáneamente, sino como ya se ha dicho tiene su contextualización, siendo este el marco de referencia del que importa concepciones que son utilizables en la constitución de un saber.  Importación conceptual que de ninguna manera es directa o lineal; si no que es punto de apoyo común, “conformidad de los lenguajes”, que “a través de transiciones y rupturas conducen a un objeto”.  Es decir, el cambio y resignificación de una concepción que proviene de una diciplina diferente que permite la explicación en el sistema conceptual a que se importa, pero que a su vez produce lo nuevo y diferente a resignificarse con relación a un objeto de estudio dentro de un saber particular. Un ejemplo, de los muchos que puede haber en la teoría psicoanalítica, es el concepto de resistencia. Este término tomado de la física posee el mismo significado de fuerza que se opone a algo; pero que en la resignificación, al emplearse en el psicoanálisis, adquiere el sentido de fuerza psíquica que se da en el análisis y que interfiere el mismo. Concluyendo, en un sentido, el psicoanálisis no es una epistemología si no solo relaciones con la filosofía o la teoría del conocimiento; las cuales son su apoyo y origen. Más en  otro sentido, el relación a la resignificación si es, el psicoanálisis, una epistemología. Epistemología en el sentido que señala Nestor Braunstein y colaboradores, cuando afirma: “...Pero no es un cambio de designación (de noción a objeto de conocimiento o abstracción simple) el que produce el cambio de problemática. Es, por el contrario, la producción de un cambio de problemática lo que hace que las antiguas nociones ideológicas ocupen un nuevo lugar en una estructura distinta y dejen de ser nociones para transformarse en abstracciones simples, objetos de una práctica científica[12]que dará cuenta de sus determinaciones. La palabra puede ser la misma que identifica a la noción (idea obsesiva, síntoma neurótico, etc.) pero su significado y las interrelaciones que establece con otros conceptos es distinta. Designamos a esa producción de cambio de problemática “…con el nombre de ruptura epistemológica” (2). Así y traduciendo, el psicoanálisis es, una diciplina que proporciona un repertorio conceptual, producto de un trabajo de elaboración teórica; que posibilitara un modo de explicación y organización particular, que de cuenta de un objeto que aborda y analiza, como lo es la psique humana. Es en este sentido, que esta diciplina pude ser calificada de epistemológica, y no sólo afirmar que con otra como podría ser la filosofía, la teoría del conocimiento, la física, etc. Es epistemológica en el sentido en que Jean-Paul Assooun señala: “…representa también un tipo especial de producción teórica” (2), la cual posibilita la trascendencia de un saber, por su reorganización y reexplicación del objeto en estudio.

Mediante el análisis desarrollado, puede concluirse que el psicoanálisis, recibe aportes de la teoría del conocimiento. Son parte de su infraestructura, pero no es una nueva teoría del conocimiento; aunque en cierto sentido, por trascendencia teórica y conceptual, pueda ser epistemológica. La pregunta aquí es ¿por qué no se puede considerar al psicoanálisis como una postura más de la teoría del conocimiento. La respuesta debe enfocarse desde el objeto de estudio de ambas diciplinas. En el caso del psicoanálisis, es la psique humana, los procesos normales o anormales del hombre. En tanto que para la teoría del conocimiento, lo es el conocimiento y las relaciones entre el sujeto y el objeto, a través de cinco problemas que le son fundamentales y que se relacionan a continuación:

1.      La posibilidad de conocimiento.
2.      El origen del conocimiento.
3.      La esencia del conocimiento.
4.      Las especies del conocimiento.
5.      El criterio de la verdad.

Es el conocimiento, pero no entendido como proceso psicológico, lo que es el objeto de estudio de la teoría del conocimiento. El planteamiento de Juan Hessen, resume tal negación de que el psicoanálisis sea una teoría del conocimiento, según la referencia siguiente: “…La psicología no puede resolver el problema del conocimiento humano. Pues el conocimiento consiste en una aprehensión espiritual de un objeto… La psicología pregunta como tiene lugar el conocimiento, pero no si es verdadero, esto es, si concuerda con su objeto. La cuestión se haya fuera de su alcance” (10).

Por último, antes de finalizar el presente trabajo, se hará un planteamiento final. La conciencia, a que tanto énfasis da la teoría del conocimiento, es contraria a la postura del psicoanalítica, quien no le da tal importancia; esta última, considera como fundamental el inconsciente, el cual, aunque no tiene acceso [directo][13] a la conciencia, esta presente y es eficaz (Sigmund Freud, 1912). Esta cuestión es fundamental, puesto que refiere a un gran abismo entre ambas diciplinas y que se relaciona con la incapacidad de la psicología [o del psicoanálisis]10, para resolver el problema del conocimiento humano. Es decir, que al dar Sigmund Freud, un carácter de básico al inconsciente, no se refiere a la problemática del conocimiento. En realidad el inconsciente como concepto o como estructura teórica explicativa, nos involucra un tipo de conocimiento, que no es accesible a la conciencia, sino a un sistema de fuerzas, como el deseo; el cual no tiene nada que ver con el problema filosófico del conocimiento. El inconsciente contiene fuerzas o cuestiones psíquicas, pero no el conocimiento en su consideración por la teoría del conocimiento; a está última, no le interesa el conocimiento como proceso psicológico. Es algo que no hay que olvidar.

PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIRA.


BIBLIOGRAFIA

1.      Assoun, P. (1981). Introducción a la epistemología freudiana. (Oscar Barahona y Uxoa Doyhamboures, trads.). México, Siglo XXI.

2.      Braunstein, N. et al. (1985). Psicología, ideología y ciencia. 11ª ed. México. Siglo XXI.

3.      Devereux, G. (1985). De la ansiedad al método de las ciencias del comportamiento. (Felix Blanco, tr.). 3ª ed. México. Siglo XXI.

4.      Fabela, A. (1986). Psicología e ideología. México. Unidad de posgrado de la facultad de psicología de la U. N. A. M. (inédito).

5.      Fabela, A. (1984). Conciencia de enfermedad y autoconcepto en el alcohólico. Tesis de licenciatura, inédita. Facultad de psicología. U. N. A. M. México.

6.      Freud, S. (1912). Obras completas: Algunas observaciones sobre el concepto de lo inconsciente en el psicoanálisis. (Luis López-Ballesteros y de Torres, tr.) 3ª ed. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol. 2.

7.      Freud, S. (1937). Obras completas: Construcciones en psicoanálisis. (Luis López-Ballesteros y de Torres, tr.) 3ª ed. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol. 3.

8.      Freud, S. (1920/1921 [1921]). Obras completas: Psicología de masas y análisis del yo. (Luis López-Ballesteros y de Torres, tr.) 3ª ed. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol. 3.

9.      Garza, A. (1931). Manual de técnicas de investigación. 3ª ed. México. Colegio de México.

10.  Hessen, J. et. al. (1982). Teoría del conocimiento. Realismo crítico. Los juicios sintéticos “a priori”. 2ª ed. México. Porrúa. Sepan cuentos… No. 351.

11.  Greenson, R. (1983). Técnica y práctica del psicoanálisis. (Felix Blanco, tr.). (5ª ed.) México. Siglo XXI.

12.  Singer, E. (1969). Conceptos fundamentales de la psicoterapia. (Manuel de la Escalera, tr.) México. F. C. E. Biblioteca de psicología y psicoanálisis.

13.  Freud, S.. 

14.  Lorenz,K (----). Sobre la agresión: El pretendido mal. México. Siglo XXI.

15.  Mahaler, M. (----). Joaquín Mortiz.

16.  Seigal, A. Paidos.

17.  Winnicot. (----)Realidad y Juego.

18.  Spitz, R. (----). El primer año de vida.

19.  Freud, S. (1934/1938 [1939]). Obras completas: Moíses y la religión monoteísta: Tres ensayos. (Luis López-Ballesteros y de Torres, tr.) 3ª ed. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol. 3.

20.  Freud, S. (1912-1913). Obras completas: Tótem y tabú: Algunos aspectos comunes entre la vida mental del hombre primitivo y los neuróticos. (Luis López-Ballesteros y de Torres, tr.) 3ª ed. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol. 2.

21.  Blos, P. (1975). Psicoanálisis de la adolescencia. (2ª ed.). México. Joaquín Mortiz.


Sigmund Freud indica: “…Pero, debo advertiros, que este juicio no ha sido formulado por nosotros, sino después de una larga e intensa labor y después de haber observado a cada uno de estos enfermos críticos, en el momento de la aparición de una resistencia y después de la desaparición de la misma” (pág. 2305). Lecciones de introducción al psicoanálisis. Ballesteros. De acuerdo a lo señalado por el autor en la cita, se tiene un ejemplo de la manera en que Sigmund Freud realizaba su elaboración conceptual. Con ello se puede observar una gran contradicción, con respecto a la asignación, al psicoanálisis, de una diciplina dogmática. El seguimiento que efectúa con relación a los mecanismos del chiste y la psicopatología de la vida cotidiana, así como de los sueños, tanto en su análisis clínico como bibliográfico, sería un claro ejemplo del proceso seguido por autor del psicoanálisis en la conformación de sus conceptos y teorías. Más hay que notar lo siguiente. Los seguidores de Sigmund Freud, con frecuencia se apegan a las elaboraciones conceptuales de este, sin para ello realizar trabajo de reflexión continuador de un trabajo teórico y clínico. Son ellos, a quienes en gran parte se debe que el psicoanálisis se considerado como una diciplina dogmática. Dichos psicoanalistas, optaron por una alternativa diferente a la asumida por Jacques Lacan, quien no solo reanaliza el pensamiento freudiano e intenta trascenderlo, sino que lo justifica para disolver la escuela francesa de psicoanálisis que precedía este.
HACER UNA REVISION HISTORICA DEL MOMENTO EN QUE SURGE LA CONCEPCION FREUDIANA. QUE CORRIENTES FILOSOFICAS O TEORIAS DEL CONOCIMIENTO PREDOMINABAN Y CUALES INFLUYERON EN Freud. Ver Assoon.

Sigmund Freud cita: “…Ahora bien, podeís alegar que dos únicos ejemplos no constituyen prueba suficiente, y exigirme que os demuestre mi afirmación, con un número ilimitado de ejemplos. Pero esto es imposible. Habré, pues, de aconsejaros nuevamente, que recurraís a la observación directa o que presteís fe a la afirmación unánime  de todos los psicoanalistas…” (pág. 2308) Lecciones introductorias del psicoanaláisis. Ballesteros.
Retomar a la ligera la presente cita puede conducir a un error conceptual. Si se asume sin mayor cuestionamiento la fe que Freud solicita, se podría entonces adjudicar a su doctrina el calificativo de dogmática. 


[1] Trabajo elaborado, para la materia de epistemología, durante el período cursado de la maestría de psicología clínica en la facultad de psicología de la U. N. A. M., área de posgrado.
[2] Posturas o enfoques con respecto a las formas de conceptualización y tratamiento de la enfermedad mental.
[3] Greenson, R. (1983). Técnica y práctica del psicoanálisis. (Felix Blanco, tr.). (5ª ed.) México. Siglo XXI. Singer, E. (1969). Conceptos fundamentales de la psicoterapia. (Manuel de la Escalera, tr.) México. F. C. E. Biblioteca de psicología y psicoanálsis. Freud, S..
[4] Konrad Lorenz, a proposito de la agresión afirmaba: “las condiciones en que  aparece…”
[5] Parcialización y fragmentación de la unidad del hombre arbitraria pero útil y necesaria.
[6] Se mantiene el término, a fin de no modificar la elaboración original del presente escrito. Epoca en que aun existía el bloque de los países socialista. Octubre 26, 2000.
[7] Tótem y tabú (1912-1913), Psicología de masas y análisis del yo (1921) y Moíses y la religión monoteísta (1939 [1934-1938]).
[8] Freud, S. (1937). Obras completas: Construcciones en psicoanálisis. (Luis López-Ballesteros y de Torres, tr.) 3ª ed. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol. 3.

[9] Nota agregada el 31 de Octubre del 2000.
[10] El párrafo entre paréntesis fue agregado, tal vez varios meses después de la versión inicial del presente trabajo; pero en el mismo año.

[11] Idem.
[12] Dejemos al margen arbitrariamente aquí tal cuestión, sin apoyar o negar la misma.
[13] Palabra agregada el 03 de Noviembre del 2000
10 Idem.