El presente trabajo se realizo durante mi formación como maestro en psicología clínica y fue fruto de la reflexión filosófica del psicoanálisis en relación a su determinación como una ciencia. de esto ya han pasado 33 años.
México,
D. F. Septiembre 2, 1986.
Ps. Alejandro Fabela Alquicira
Maestría en Psicología Clínica
Facultad de Psicología de la U. N. A. M.
INDICE
EL PSICOANÁLISIS Y SU RELACIÓN CON LA TEORÍA
DEL CONOCIMIENTO
INTRODUCCIÓN.
I.
FORMA DE ABORDAJE.
II.
SUBJETIVISMO.
III.
DOGMATISMO.
IV.
RELACIÓN ENTRE EL PSICOANALISIS Y LA TEORIA DEL
CONOCIMIENTO.
BIBLIOGRAFIA.
EL PSICOANALISIS Y SU RELACIÓN CON LA TEORIA DEL CONOCIMIENTO
INTRODUCCION
Anteriormente afirmaba:
“…Sin embargo, a pesar de la variedad de
postura, podrá resumirse, que la finalidad de cualquier
técnica o medio terapéutico, es aliviar el dolor y lograr el bienestar del
individuo que sufre, sea esto en el cuerpo físico, en lo psicológico o
en lo social” (5). Más, la conformación de tales
técnicas o medios no es espontánea, sino producto de
una practica clínica, aunque no en todos los casos, o de la aplicación o
extrapolación de la elaboración teórica con respecto a los campos físicos y
sociales. No siendo el interés, en este momento, los aspectos físicos y
sociales, es necesario prescindir de ellos arbitrariamente en un análisis y
profundización en torno a los mismos. Quedando como punto de partida para el
presente trabajo el factor psicológico a abordar.
Ahora bien, la
práctica terapéutica tiene que sustentar sus medio de acción, en una concepción
de la enfermedad o de los trastornos que pretende tratar. Concepción que
implica una conceptualización de sus mecanismos, de sus manifestaciones, de su
evolución, de su etiología, etc., de dicho proceso mórbido. Pero esto, a pesar
de todo, quedaría incompleto si no hay una elaboración conceptual del hombre;
quien después de todo es quien sufre, quien llegara a enfermarse o quien
requerirá de ser tratado. De esta manera se conforma la psicología, en general,
y la psicología clínica, en particular, como una diciplina que se orienta hacia
la comprensión y tratamiento de la enfermedad psíquica del ser humano;
apoyadosé para esto en una concepción psicológica del mismo.
Sin embargo,
elaborar un concepto, tanto del hombre como de la enfermedad psíquica, no es
empresa fácil. Es así, como surgen diferentes enfoques o escuelas dentro de la
psicología, que intenta tal objetivo, que es la conceptualización del ser
humano y de su psicopatología; constituyendo, como también se afirmaba
anteriormente. “la torre de Babel que es
la psicología (4)”. Que agregando y
particularizando puede indicarse, en lugar de psicología, psicología clínica.
Desde una
perspectiva distinta, pero continuando en el terreno de la psicología clínica,
esta no sólo pretende tratar y comprender la enfermedad y al ser humano. A esto
debe agregar la necesidad, de quienes ejercen esta diciplina, de validar tanto
su práctica clínica, como la teorización de la misma y de la psique del hombre.
Propósito que se pretende alcanzar mediante la investigación y el estudio
sistematizado de dichos aspectos. Sistematización que se alcanza por el
abordaje metodológico de la psique; que a su vez será lo que le confiera, a la
investigación y estudio, un estatus de ciencia.
Retrocediendo en
lo desarrollado hasta aquí y no siendo posible, en este escrito, analizar las
diferentes posturas de la psicología clínica, por no ser ese el objetivo que se
pretende, se prescindirá, nuevamente en forma arbitraria, de todas las diversas
escuelas psicológicas, con excepción del psicoanálisis.
Desde sus inicios,
la polemización alrededor del psicoanálisis, se ha enfocado en diversos
aspectos de este. Y algunos de los resultados con respecto a esta diciplina,
que su autor calificó de científica, son:
1.
Su negación como científica,
2.
Su proscripción.
3.
La “ruptura”
o la “segregación”.
4.
Su continuación.
5.
Su revisionismo.
Con respecto a las
dos opciones primeras, su comprensión es posible si se les focaliza desde la
afirmación siguiente: “…pude decirse que
la ciencia, específicamente la psicología, se ejerce en un sistema social; el
cual determina tanto lo que es ciencia, como lo que ella ha de investigar. Tal
sistema es poseedor de una ideología, que participa en la determinación de la
ciencia y la investigación” (4). Es decir,
que el sistema, orden o ideología dominante contextúan, tanto el surgimiento
como el desarrollo de la conceptualización de la ciencia y de la práctica
científica. De esta forma, la postura epistemológica que sustenta el
positivismo de la ciencia, el empírismo, niega toda posibilidad de estatus
científico a la práctica psicoanalítica, tanto en su aspecto teórico como
técnico. Con el fin de evitar confusiones y generalizaciones falaces, debe
aclararse que lo anterior sirve para ejemplificar una alternativa hacia el
psicoanálisis, a parir de su cuestionamiento como científico. Aclaración que es
pertinente, ya que en el presente escrito no se pretende discutir cual es la
postura metodológica, epistemológica, teórica o filosófica es científica; lo
que se pretende es reconsiderar una diciplina, tan cuestionada, y su relación
con la teoría del conocimiento. Esta opción, como podrá observarse, no implica
la proscripción total, sino que tal vez, propicie su relegamiento, del
psicoanálisis, al más puro dogmatismo teórico, a lo místico o a lo mítico.
De proscripción y
expulsión puede hablarse, como en el caso de que dada la ideología imperante,
el sistema social prohibe la práctica psicoanalítica; quizás por denominarla
como un instrumento del estado, que favorece la sujetación del hombre (Nestor
Braustein y colaboradores, 1985) y el ocultamiento de la realidad, manejar los
medios y modos de producción, ideologización del hombre, ocultación de la
explotación a que son sometidos los mismos trabajadores, etc., mediante la
elaboración racional (Nestor Braustein y colaboradores, 1985) de la misma. Al
respecto, en la actualidad, están algunos
países de régimen socialista, donde se ha institucionalizado la reflexología de
Pavlov en forma exclusiva.
En el tercer caso,
el de la “ruptura” o “segregación”, corresponde a las
posturas denominadas postpsicoanalíticas. Escuelas que sin negar los aportes
del psicoanálisis, se apartan de sus ideas rectoras; orientándose hacia ciertos
aspectos, a los que dan mayor relevancia teórica y práctica. Ejemplo de esto es
la psicología del Yo, con base psicoanalítica, encontrando dentro de ello, la
concepción de autores como Peter Blos, Margaret Mahaler, Melanie Klein,
Winnicot, Spitz, etc.
En cuanto a la
continuación del psicoanálisis, puede corresponder a trabajo realizado por el
psicoanalista francés Jacques Lacan, tal como se le ha considerado en la
actualidad. Labor emprendida por dicho personaje, a través de retomar las ideas
del fundador del psicoanálisis, con el objetivo de “replantear” su concepción y continuar la investigación sobre los
puntos inconclusos en la obra d e Sigmund Freud. Como se observara no es la
revisión de un autor y su replanteamiento, sino un proceso de trabajo, cuyo fin
es proseguir una labor interrumpida por las limitaciones del autor de origen.
A la revisión y el “replanteamiento” corresponde a
revisionismo, que indicaba Paul-Claurent Assoun (1981) y quien dice sobre esta
cuestión: “El signo de una heteronomía es
la proliferación de las tentativas de <<reformulaciones>> que
traducen un revisionismo epistemológico” (1).
Cuestión tan frecuente, que pretende no una continuación o evolución del saber
alcanzado, sino una incorporación arbitraría, sin previa investigación o
análisis exhaustivo de un cuerpo de conocimientos; tal como lo señala el autor
citado, con relación al trabajo de un revisionista del freudismo: Sobre ello
menciona: “…retraducción (de Fenichel) en
su mentalismo genético de los logros freudianos; pero en tanto que esa
transcripción fenicheliana se había llevado a cabo sin una advertencia y
espontáneamente, como si Fenichel hubiese leído a Freud directamente, en las
categorías de la psicología genética, sin un arrancamiento crítico previo, se
sabe que la psicología del yo transcribe sistemáticamente los logros freudianos
en un marco que supuestamente lo renueva” (1).
Partiendo de esto cabría preguntar ¿si esta forma de abordaje de los
planteamientos psicoanalíticos, si logran proporcionarle su tan aspirado
estatus de diciplina científica? ¿No es este “revisionismo” lo que ha propiciado, no sólo la distorsión del
conocimiento psicoanalítico, sino la perspectiva o visión del mismo, que le
impide toda asignación de labor científica? ¿No sería más valido afirmar lo no
cientifícidad del psicoanálisis con base
a él mismo y no desde sus retraducciones y adaptaciones?.
Habiéndose realizado
un breve recorrido por algunas de las vicisitudes que ha pasado el psicoanálisis,
llega el momento de esclarecer cual es el objetivo que se pretende alcanzar en
este escrito. Como implícitamente ya se había indicado, el fin que se pretende
es revisar y analizar cual es la posible relación entre el psicoanálisis y la
teoría del conocimiento. Objetivo, que en lo personal podría acercarnos más,
hacia una probable aceptación y asignación de dicha diciplina como una práctica
científica.. Es claro que no se pretende demostrar, aquí, si el psicoanálisis
es científico o no; si no sondear un camino que tal vez podría conducir a ello.
El alcance o
trascendencia de los planteamientos que se intentaran desarrollar son difíciles
de predecir. No creo es posible saber ahora, las repercusiones que pudiera
alcanzar el hablar de la relación entre el psicoanálisis y la teoría del
conocimiento; esperando que quizás esto sirva de introducción, de punto de
partida, para fundamentar o negar una nominación científica al psicoanálisis.
Solo desde una perspectiva enteramente personal, me es posible señalar con
seguridad una trascendencia. Así, con la revisión que aquí se efectué, es
probable que se confirme o disconfirme algo, Sin embargo, con esto se dará paso
y desarrollo a una inquietud personal con respecto al psicoanálisis. Hoy, con
mayor conocimiento tanto del psicoanálisis como de la teoría del conocimiento,
se pretende se pretende dar forma a una inquietud que había permanecido latente
por varios años en mí, conocer que relación hay entre el psicoanálisis,
diciplina de mí interés y la teoría del conocimiento.
I.
ABORDAJE
DE LA RELACION ENTRE EL PSICOANALISIS Y LA TEORIA DEL CONOCIMIENTO.
El abordaje de
una relación de dos, pude darse por el conocimiento de sus elementos. Es decir,
que lógicamente sería indispensable la definición de los componentes de la relación,
con el fin de alcanzar o deslindar la misma. Sin embargo, continuar la labor
emprendida aquí de tal manera, sería comenzar por el final. Es por ello que la
consideración global y particular de ambos aspectos será tratada como la parte
final del trabajo. El planteamiento de la referencia del psicoanálisis hacia la
teoría del conocimiento, si bien proporcionaría el análisis de su relación, es
también generadora de una conclusión global, que postergaremos para el final.
El punto de partida,
no será en si la definición que implica, que es la teoría del conocimiento,
sino algunos aspectos de la misma, que manifiesta y explícitamente tienen que
ver con algunos atributos asignados al psicoanálisis. Dicha diciplina, entre
otros calificativos, ha sido tradicionalmente designada como subjetivista, dogmática y racionalista. Tales
características son esenciales para el presente trabajo, ya que el análisis de
los caracteres que con mayor frecuencia son asignados al psicoanálisis, pueden
explicitar su veracidad; determinar si son verdaderos y si el psicoanálisis
debe ser llamado sin mayor cuestionamiento, una diciplina subjetiva, dogmática
y racionalista. Reconocimiento, que desde mi particular concepción, sería
extremista, parcial, reduccionista y falsa. Aclarado lo anterior procederé al
análisis de la primer característica.
I.
EL
SUBJETIVISMO.
El empleo de este término, para
referirse a un carácter que se ha considerado esencial en el psicoanálisis, ha
sido excesivo y tal vez en forma prematura y descuidada, si se le plantea desde
la teoría del conocimiento. Señalar solo que es subjetivo, dice poco, cuando se
observa que en teoría del conocimiento, este tiene tres acepciones distintas.
Esto implica una asignación parcial, que al final de cuentas resulta ser una reducción
arbitraría e incompleta. Una definición del subjetivismo, debe ser planteada
desde una de las soluciones premetafísicas hacia la pregunta sobre la esencia
del conocimiento; la cual es una de las cuestiones sobre las que la teoría del
conocimiento se interroga y que se le presenta como problemas. Desde este punto
de vista podría afirmarse que el psicoanálisis es subjetivo, sí y sólo sí tal
definición se basará en lo siguiente, que dice “…el subjetivismo… trata de fundar el conocimiento humano en el sujeto.
Para ello coloca el mundo de las Ideas, el conjunto de principios del
conocimiento, en el sujeto” (10). Esto nos
referiría a uno de los principios del psicoanálisis, del cual se desprende, que
la única manera que se tiene de conocer al hombre, es a través de su propio
discurso. La posibilidad de llegar al inconsciente del ser humano, es por medio
de sus sueños, actos fallidos, etc., que son analizados a partir del relato,
contenido manifiesto, que un analizado efectúa al aplicar la regla fundamental de
la asociación libre en el análisis. Es decir, que solo el paciente en análisis
es poseedor de su verdad inconsciente, o preconciente, desde lo tópico o descriptivo; siendo
indudable el punto de referencia para alcanzar un conocimiento sobre su
inconsciente. Así, cualquier elaboración, hipótesis o inferencia sobre un
individuo, prescindiendo de su palabra
es una interpretación contratranferencial, ya que el conocimiento sobre el
analizado no sería accesible al analista con tal carencia. Cuestión aún más
compleja se retoma las conclusiones de George Devereux (1985), quien dice: “…Incluso el sistema de pensamiento más
lógico y científico tiene un significado subjetivo para el inconsciente de la
persona que lo crea o lo adopta…” (3).Tal
opinión, además de sustentar el subjetivismo del conocimiento que el hombre
puede adquirir y la referencia a un algo interno del ser humano, plantea la
gran dificultad y la reserva con que se debe tomar una información, que se dice
válida, sobre la realidad interna, subjetiva, de un ser humano. Partiendo del
centramiento del conocimiento en el sujeto, se podría afirmar que el
psicoanálisis se basa en un subjetivismo total, más aún, cuando aquello que es
externo al hombre solo puede ser concebido y referido desde el sujeto; siendo
esto lo que genera el comentario siguiente de Sigmund Freud: “…en la vida anímica individual aparece
siempre integrado, afectivamente, el otro,… y de este modo, la psicología
individual es al mismo tiempo y desde un principio psicología social” (8). Es decir, que la comprensión del entorno de un
individuo en análisis, para él, solo es comprensible en relación al
subjetivismo, la vida anímica, del analizado.
Continuando el
planteamiento, si se puede afirmar que el psicoanálisis es subjetivista. Pero
sostenerlo desde la solución premetafísica sobre la esencia del conocimiento es
totalmente falso. La afirmación de dicha falsedad se apoya en la definición que
tal subjetivismo hace del sujeto y que es como sigue: “…Pero tengasé en cuenta que con el sujeto no se quiere significar el
sujeto concreto, individual, del pensamiento, sino un sujeto superior
trascendente” (10).Sujeto que es asociado al
ser absoluto y supremo, Dios, o lógico, como un conjunto de leyes y conceptos
supremos. Situación que no puede ser más alejada de la concepción susbjetivista
en el psicoanálisis, pero que si puede propiciar su distorsión y como
consecuencia su designación al dogmatismo más puro y al misticismo. Aspecto
místico, como la religión, que es abordada por Sigmund Freud, pero que no tienen
ninguna relación con lo que aquí nos
ocupa.
La concepción
subjetivista que más se acerca a las consideraciones psicoanalíticas
corresponde a la postura subjetivista, pero y en relación a la posibilidad de
conocimiento. Sobre ello Juan Hassen dice: “…No
hay ninguna verdad universalmente
válida. El subjetivismo…limita la validez de la verdad al sujeto que
conoce y juzga” (10). De esta manera hay
acuerdo con el postulado de que una interpretación que no surge de la
construcción, producto del discurso
y de la asociación libre del analizado, no es válida; siendo solo en el mejor
de los casos una proyección, originada por el fenómeno contratransferencial,
del analista. . Más aún, en este caso también debe plantearse la validez de
dicha proyección con base al analista, al sujeto que conoce y juzga. En otras
palabras es el sujeto y el ser humano fundamental en el psicoanálisis,
centrándose el mismo siempre en dicho personaje. Desde esta posición puede
afirmarse que el subjetivismo en el psicoanálisis, de acuerdo a la teoría del
conocimiento, es tanto individual como general. Así, el subjetivismo general
está presente en el psicoanálisis, sobre todo si se recuerda la siguiente
opinión de Sigmund Freud: “…en la vida
anímica individual aparece siempre integrado, afectivamente, el otro…” (8).
Resumiendo, se
concluye que el psicoanálisis es, una diciplina subjetivista, pero en el
sentido sustentado por la postura de la teoría del conocimiento que plantea la
posibilidad del conocimiento; más no es subjetivista en el sentido establecido
por la posición subjetivista de la teoría del conocimiento en cuanto a la
esencia del conocimiento. Aún cuando podría señalarse que el psicoanálisis
posee conocimiento y verdades que le presentan como absolutas, como por ejemplo,
la existencia del inconsciente (del cual nada sabe la conciencia), no son
trascendentes al sujeto. De tal forma el inconsciente esta en el hombre
(subjetivismo individual), aún cuando no tenga acceso a la conciencia; además,
se dice que el hombre nace en un inconsciente el de sus padres y dentro del
lenguaje de ellos, que lo identifica (subjetivismo general).
Por último, se
analizará el tercer sentido del término subjetivismo. Desde la solución
metafísica de la esencia del conocimiento, corresponde con él idealismos, el
cual es llamado también psicológismo. El planteamiento de esta postura es como
sigue: “…Toda realidad esta encerrada,
según él (idealismos subjetivo o psicológico) en la conciencia del sujeto. Las
cosas no son nada más que contenidos de la conciencia… No poseen un ser
independiente (las cosas) de nuestra
conciencia…” (10).Como podrá verse, este
tipo de subjetivismo no tiene nada que ver con el psicoanálisis. En este caso
se habla de la existencia de las cosas sólo en relación y siendo contenidas por
una conciencia; cuestión que es contradictoria si retomamos a Sigmund Freud,
quien indica, sobre la sugestión posthipnótica: “Sin embargo, esta última idea (la orden del médico) no es acogida en
la conciencia, como sucede con la idea del acto
de ella derivado, sino que
permanece inconsciente, siendo así, a un mismo tiempo, eficaz e incosciente”
(3). El inconsciente esta y es eficaz aún cuando
no es contenido ni tiene acceso a la conciencia. Desde este punto, aún cuando
se dice que tal subjetivismo es totalmente ajeno al psicoanálisis, permite
plantear un problema esencial en la relación entre el psicoanálisis y la teoría
del conocimiento. Esta radica en el énfasis que la teoría del conocimiento hace
de la conciencia, la cual puede decirse que es secundaría en el psicoanálisis.
Es decir, que ambas diciplinas enfatizan en aspectos muy diferentes, uno en la
conciencia y otro en el inconsciente. Posteriormente se retomara esto.
II.
EL DOGMATISMO
Con gran frecuencia se ha dicho sobre el
psicoanálisis, que es una doctrina que se caracteriza por ser dogmática. Pero
¿qué significa esto? Tal vez se llega a dicha concepción, por considerarse
algunos supuestos básicos de esta diciplina son considerados como verdades,
quizás, absolutas; que sustentan su soporte teórico y práctico y que al menos
hasta el momento son inmodificables. Uno de los conceptos a que se hace
referencia podría ser el inconsciente, el principio de realidad, el principio
de placer, el determinismo y el sobredeterminismo, etc. Al menos, tales
conceptos son reafirmados como aspectos de gran importancia en el
psicoanálisis. Son ideas centrales para el desarrollo teórico y práctico del
mismo. Si se retoma la tesis del dogmatismo, teoría del conocimiento que
intenta resolver el problema de la posibilidad del conocimiento, es posible
descartar, desde este enfoque, que el psicoanálisis sea lo que indica dicho
término. De acuerdo a Juan Hassen, el dogmatismo es: “una doctrina prefijada... Según la concepción del dogmatismo, los
objetos de la percepción y los objetos del pensamiento nos son dados de la
misma manera: directamente en su corporeidad” (10).
Analizando la tesis de esta doctrina puede observarse, que tal situación de que
algo da directamente no es aplicable a los términos que se señalaron sobre el
psicoanálisis. En primer lugar, por que no son dados por una captación directa,
sino que son producto de una labor teórica y clínica. En segundo lugar no son
sujetos u objetos, sino constructos teóricos que permiten la explicación, la
delimitación y la definición de ciertos procesos psíquicos; términos que
posibilitaron la asignación de algo que ocurre en la psíque humana. Con
respecto al dogmatismo, el psicoanálisis debe considerarse como una diciplina
que intenta dar una explicación psíquica de los dogmas místicos y míticos;
procediendo para ello al análisis de las instituciones religiosas, de sus
creencias y del estudio de los mitos, [incluyendo dentro de ello los sistemas
sociales y filosóficos también].
Una más clara negación de que el psicoanálisis no es dogmático, radica
en retomar el planteamiento de que el psicoanálisis es subjetivista; sobretodo
con relación a la posibilidad del conocimiento. Sobre esta postura Juan Hassen
afirma: “...el subjetivismo... es, en el
fondo esceptisismo. Pues también el niega la verdad, si no directamente como en
el esceptisismo, indirectamente, atacando su validez universal” (10). Es pertinente aclarar, que aunque el
psicoanálisis se acerca al esceptisismo, no se le puede asignar tal
calificativo. Así, aunque puede decirse que el psicoanálisis duda, de un
discurso o contenido manifiesto, y busca un sentido latente en el primero, no
emplea en forma sistemática la duda, como modalidad de obtención de
conocimiento.
[A pesar de ello se podría insistir que el psicoanálisis si es
dogmático; más desde los planteamientos de la teoría del conocimiento,
reafirmariamos la negación de tal asignación. Es probable, probable que tal
insistencia sea generada por los postpsicoanalistas o revisionistas del
psicoanálisis; quienes retoman la concepción freudiana y la hacen parecer como
dogmática. Por ello habría que concluir, que si el psicoanálisis es dogmático,
no lo es por sí mismo, sino por quien lo hace, lo ejerce o lo reconceptua como
tal. Por último, con sus modificaciones pertinentes, esta conclusión puede
extrapolarse a las otras asignaciones que se dan al psicoanálisis: el
subjetivismo y el racionalismo].
III.
EL RACIONALISMO
El psicoanálisis puede ser califica de racionalista con base a que
para él las ideas, los juicios, las fantasías, expresadas en un lenguaje son
fundamentales. Los sueños, los actos fallidos, los síntomas, etc., adquieren un
sentido mediante una asociación libre, que tiende a traducir un inconsciente en
palabras manifiestas que conforman el lenguaje, el discurso manifiesto. Desde
esta perspectiva, el psicoanálisis se aproxima al planteamiento del
racionalismo, ya que al dar primacía al lenguaje, también se lo da al
pensamiento. Así, por ejemplo, un individuo que se lava cincuenta veces las
manos al día, al menos, presenta un síntoma, solo le dará un sentido y un
significado cuando lo analiza y lo retoma por la palabra. Antes de eso es una
conducta del individuo, pero que no tiene ninguna implicación para él. Sin
embargo, considerando que todo hombre tiene una historia, necesariamente nos
referimos a una vivencia y experiencia que determina su psique y que se
manifiesta en los sueños, los actos fallidos, los síntomas, etc.. Desde este
punto de vista se da la importancia a la experiencia como determinante de un
conocimiento; lo nos acerca a la postura epistemológica del racionalismo, del
empírismo. De esta manera puede observarse que el psicoanálisis, por una parte
es racionalista, y por otra empirista. De esta manera, al acercarse el
psicoanálisis a ambas doctrinas, habría un acercamiento más al intelectualismo.
El cual concilia ambas posturas extremistas. Así, partiendo de las ciencias
naturales, la medicina, Sigmund Freud pasa a la elaboración conceptual del
psicoanálisis con base a su práctica, experiencia, clínica. Coincidiendo en
esto con el intelectualismo que dice: “...la
conciencia cognocente lee, según él, en la experiencia, saca sus conceptos de
la experiencia” (10). Así, el autor del
psicoanálisis estructura y conforma la teoría de dicha diciplina, pero siempre
apoyadosé en la práctica clínica, en su experiencia con pacientes y en su
vevencia personal. Sus conceptos son producto de un proceso de elaboración y
conceptualización; que parte de la experiencia y que se apoya y se sustenta en
la misma.
[En tanto que no es racionalista, si lo enfocamos a partir del
racionalismo trascendente de Platón o el racionalismo teológico, de Platino y
de San Agustín. Ni siquiera el planteamiento que estipula, que el ser humano
nace en un mundo estructurado, por las fantasías y deseos de sus padres, su
inconsciente, se acerca a tales posturas filosóficas, que hablan del mundo de
las ideas trascendentes al hombre (ideal o divino). Es decir, que el
psicoanálisis no tiene nada que ver con ellas].
IV.
RELACION ENTRE PSICOANALISIS Y TEORIA DEL
CONOCIMIENTO.
Después de analizar
la relación particular que se puede
establecer entre el psicoanálisis y algunas doctrinas de la teoría del
conocimiento, es momento de enfocar ambas diciplinas desde su consideración
total. Continuando con la temática, objeto del presente trabajo es importante
la siguiente afirmación de Paul-Laurent Assoun sobre el psicoanálisis: “...Freud reivindica el psicoanálisis como
saber;... todo saber tiene sus reglas de funcionamiento propias y sus
referencias específicas, que intervienen en la constitución y en la producción
de ese saber” (1). Dicha cita se refiere más
a la producción teórica del psicoanálisis, que se apoya y surge de la práctica
clínica, pero que no puede desligarse de un marco referencia que delimita su
construcción y elaboración. Tal marco referencial, en una revisión histórica
del surgimiento de la diciplina, conformada por Sigmund Freud, corresponde a lo
que Paul-Laurent Assoun llama “las
relaciones de Freud con la filosofía” (1).;
que en nuestro caso lo llamaríamos relaciones con la teoría del conocimiento.
Por cuestiones practicas en este caso asociamos psicoanálisis con Freud, sin
entrar a diferenciar lo que significaría el psicoanálisis y el freudismo, tal
como el autor anteriormente referido lo hace en su “Introducción a la epistemología
freudiana”.
Continuando con la
labor iniciada, cabe realizar una pregunta con respecto a la contextualización
del psicoanálisis con relación a otra diciplina, llámese filosofía
(Paul-Laurent Assoun, 1981) o teoría del conocimiento (como se ha planteado en
el presente escrito); ¿Es dicha
delimitación o referencia a una estructura conceptual que limita y contiene un
saber, marco referencia, es una cuestión epistemológica? En un sentido, de
acuerdo con Paul-Laurent Assoun (1981), no habría tal epistemología, sino solo
un trabajo de “localización histórica”
(1) que tiene un medio y un fin, tal como el
autor lo plantea en la cita siguiente: “...llevar
acabo un trabajo preciso de localización histórica que nos lleve a través de
transiciones y rupturas, hasta la frontera de la conformidad de los lenguajes
desemboca en lo inédito del objeto” (1).
Afirmación de gran trascendencia por lo que evidencia. Así, del psicoanálisis
puede decirse, que es una diciplina que surge espontáneamente, sino como ya se
ha dicho tiene su contextualización, siendo este el marco de referencia del que
importa concepciones que son utilizables en la constitución de un saber. Importación conceptual que de ninguna manera
es directa o lineal; si no que es punto de apoyo común, “conformidad de los lenguajes”, que “a través de transiciones y rupturas conducen a un objeto”. Es decir, el cambio y resignificación de una
concepción que proviene de una diciplina diferente que permite la explicación
en el sistema conceptual a que se importa, pero que a su vez produce lo nuevo y
diferente a resignificarse con relación a un objeto de estudio dentro de un
saber particular. Un ejemplo, de los muchos que puede haber en la teoría
psicoanalítica, es el concepto de resistencia. Este término tomado de la física
posee el mismo significado de fuerza que se opone a algo; pero que en la
resignificación, al emplearse en el psicoanálisis, adquiere el sentido de
fuerza psíquica que se da en el análisis y que interfiere el mismo.
Concluyendo, en un sentido, el psicoanálisis no es una epistemología si no solo
relaciones con la filosofía o la teoría del conocimiento; las cuales son su
apoyo y origen. Más en otro sentido, el
relación a la resignificación si es, el psicoanálisis, una epistemología.
Epistemología en el sentido que señala Nestor Braunstein y colaboradores,
cuando afirma: “...Pero no es un cambio de designación (de noción a objeto de
conocimiento o abstracción simple) el que produce el cambio de problemática.
Es, por el contrario, la producción de un cambio de problemática lo que hace
que las antiguas nociones ideológicas ocupen un nuevo lugar en una estructura
distinta y dejen de ser nociones para transformarse en abstracciones simples,
objetos de una práctica científicaque dará cuenta de
sus determinaciones. La palabra puede ser la misma que identifica a la noción
(idea obsesiva, síntoma neurótico, etc.) pero su significado y las
interrelaciones que establece con otros conceptos es distinta. Designamos a esa
producción de cambio de problemática “…con
el nombre de ruptura epistemológica” (2).
Así y traduciendo, el psicoanálisis es, una diciplina que proporciona un
repertorio conceptual, producto de un trabajo de elaboración teórica; que
posibilitara un modo de explicación y organización particular, que de cuenta de
un objeto que aborda y analiza, como lo es la psique humana. Es en este
sentido, que esta diciplina pude ser calificada de epistemológica, y no sólo
afirmar que con otra como podría ser la filosofía, la teoría del conocimiento,
la física, etc. Es epistemológica en el sentido en que Jean-Paul Assooun
señala: “…representa también un tipo
especial de producción teórica” (2), la cual
posibilita la trascendencia de un saber, por su reorganización y reexplicación
del objeto en estudio.
Mediante el análisis
desarrollado, puede concluirse que el psicoanálisis, recibe aportes de la
teoría del conocimiento. Son parte de su infraestructura, pero no es una nueva
teoría del conocimiento; aunque en cierto sentido, por trascendencia teórica y
conceptual, pueda ser epistemológica. La pregunta aquí es ¿por qué no se puede
considerar al psicoanálisis como una postura más de la teoría del conocimiento.
La respuesta debe enfocarse desde el objeto de estudio de ambas diciplinas. En
el caso del psicoanálisis, es la psique humana, los procesos normales o
anormales del hombre. En tanto que para la teoría del conocimiento, lo es el
conocimiento y las relaciones entre el sujeto y el objeto, a través de cinco
problemas que le son fundamentales y que se relacionan a continuación:
1.
La posibilidad de conocimiento.
2.
El origen del conocimiento.
3.
La esencia del conocimiento.
4.
Las especies del conocimiento.
5.
El criterio de la verdad.
Es el
conocimiento, pero no entendido como proceso psicológico, lo que es el objeto
de estudio de la teoría del conocimiento. El planteamiento de Juan Hessen,
resume tal negación de que el psicoanálisis sea una teoría del conocimiento,
según la referencia siguiente: “…La
psicología no puede resolver el problema del conocimiento humano. Pues el
conocimiento consiste en una aprehensión espiritual de un objeto… La psicología
pregunta como tiene lugar el conocimiento, pero no si es verdadero, esto es, si
concuerda con su objeto. La cuestión se haya fuera de su alcance” (10).
Por último,
antes de finalizar el presente trabajo, se hará un planteamiento final. La
conciencia, a que tanto énfasis da la teoría del conocimiento, es contraria a
la postura del psicoanalítica, quien no le da tal importancia; esta última, considera
como fundamental el inconsciente, el cual, aunque no tiene acceso [directo]
a la conciencia, esta presente y es eficaz (Sigmund Freud, 1912). Esta cuestión
es fundamental, puesto que refiere a un gran abismo entre ambas diciplinas y
que se relaciona con la incapacidad de la psicología [o del psicoanálisis], para
resolver el problema del conocimiento humano. Es decir, que al dar Sigmund
Freud, un carácter de básico al inconsciente, no se refiere a la problemática
del conocimiento. En realidad el inconsciente como concepto o como estructura
teórica explicativa, nos involucra un tipo de conocimiento, que no es accesible
a la conciencia, sino a un sistema de fuerzas, como el deseo; el cual no tiene
nada que ver con el problema filosófico del conocimiento. El inconsciente
contiene fuerzas o cuestiones psíquicas, pero no el conocimiento en su
consideración por la teoría del conocimiento; a está última, no le interesa el
conocimiento como proceso psicológico. Es algo que no hay que olvidar.
PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIRA.
BIBLIOGRAFIA
1.
Assoun, P. (1981). Introducción
a la epistemología freudiana. (Oscar Barahona y Uxoa Doyhamboures, trads.).
México, Siglo XXI.
2.
Braunstein, N. et al. (1985). Psicología,
ideología y ciencia. 11ª ed. México. Siglo XXI.
3.
Devereux, G. (1985). De la
ansiedad al método de las ciencias del comportamiento. (Felix Blanco, tr.).
3ª ed. México. Siglo XXI.
4.
Fabela, A. (1986). Psicología e
ideología. México. Unidad de posgrado de la facultad de psicología de la U.
N. A. M. (inédito).
5.
Fabela, A. (1984). Conciencia
de enfermedad y autoconcepto en el alcohólico. Tesis de licenciatura,
inédita. Facultad de psicología. U. N. A. M. México.
6.
Freud, S. (1912). Obras
completas: Algunas observaciones sobre el concepto de lo inconsciente en el psicoanálisis.
(Luis López-Ballesteros y de Torres, tr.) 3ª ed. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol.
2.
7.
Freud, S. (1937). Obras completas:
Construcciones en psicoanálisis. (Luis López-Ballesteros y de Torres, tr.) 3ª
ed. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol. 3.
8.
Freud, S. (1920/1921 [1921]).
Obras completas: Psicología de masas y análisis del yo. (Luis
López-Ballesteros y de Torres, tr.) 3ª ed. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol. 3.
9.
Garza, A. (1931). Manual de
técnicas de investigación. 3ª ed. México. Colegio de México.
10. Hessen, J. et. al. (1982). Teoría del conocimiento. Realismo
crítico. Los juicios sintéticos “a priori”. 2ª ed. México. Porrúa. Sepan
cuentos… No. 351.
11. Greenson, R. (1983). Técnica y práctica del psicoanálisis. (Felix
Blanco, tr.). (5ª ed.) México. Siglo XXI.
12. Singer, E. (1969). Conceptos fundamentales de la psicoterapia. (Manuel
de la Escalera, tr.) México. F. C. E. Biblioteca de psicología y psicoanálisis.
13. Freud, S..
14. Lorenz,K (----). Sobre la agresión: El pretendido mal. México. Siglo
XXI.
15. Mahaler, M. (----). Joaquín Mortiz.
16. Seigal, A. Paidos.
17. Winnicot. (----)Realidad y Juego.
18. Spitz, R. (----). El primer año de vida.
19. Freud, S. (1934/1938 [1939]). Obras completas: Moíses y la religión
monoteísta: Tres ensayos. (Luis López-Ballesteros y de Torres, tr.) 3ª ed.
Madrid. Biblioteca Nueva. Vol. 3.
20. Freud, S. (1912-1913). Obras completas: Tótem y tabú: Algunos
aspectos comunes entre la vida mental del hombre primitivo y los neuróticos.
(Luis López-Ballesteros y de Torres, tr.) 3ª ed. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol.
2.
21. Blos, P. (1975). Psicoanálisis de la adolescencia. (2ª ed.).
México. Joaquín Mortiz.
Sigmund Freud indica: “…Pero, debo advertiros, que este juicio no ha sido formulado por
nosotros, sino después de una larga e intensa labor y después de haber
observado a cada uno de estos enfermos críticos, en el momento de la aparición
de una resistencia y después de la desaparición de la misma” (pág. 2305).
Lecciones de introducción al psicoanálisis. Ballesteros. De acuerdo a lo
señalado por el autor en la cita, se tiene un ejemplo de la manera en que
Sigmund Freud realizaba su elaboración conceptual. Con ello se puede observar
una gran contradicción, con respecto a la asignación, al psicoanálisis, de una
diciplina dogmática. El seguimiento que efectúa con relación a los mecanismos
del chiste y la psicopatología de la vida cotidiana, así como de los sueños,
tanto en su análisis clínico como bibliográfico, sería un claro ejemplo del
proceso seguido por autor del psicoanálisis en la conformación de sus conceptos
y teorías. Más hay que notar lo siguiente. Los seguidores de Sigmund Freud, con
frecuencia se apegan a las elaboraciones conceptuales de este, sin para ello
realizar trabajo de reflexión continuador de un trabajo teórico y clínico. Son
ellos, a quienes en gran parte se debe que el psicoanálisis se considerado como
una diciplina dogmática. Dichos psicoanalistas, optaron por una alternativa
diferente a la asumida por Jacques Lacan, quien no solo reanaliza el
pensamiento freudiano e intenta trascenderlo, sino que lo justifica para
disolver la escuela francesa de psicoanálisis que precedía este.
HACER UNA REVISION
HISTORICA DEL MOMENTO EN QUE SURGE LA CONCEPCION FREUDIANA. QUE CORRIENTES
FILOSOFICAS O TEORIAS DEL CONOCIMIENTO PREDOMINABAN Y CUALES INFLUYERON EN
Freud. Ver Assoon.
Sigmund Freud cita: “…Ahora bien, podeís
alegar que dos únicos ejemplos no constituyen prueba suficiente, y exigirme que
os demuestre mi afirmación, con un número ilimitado de ejemplos. Pero esto es
imposible. Habré, pues, de aconsejaros nuevamente, que recurraís a la
observación directa o que presteís fe a la afirmación unánime de todos los psicoanalistas…” (pág. 2308)
Lecciones introductorias del psicoanaláisis. Ballesteros.
Retomar a la ligera la
presente cita puede conducir a un error conceptual. Si se asume sin mayor
cuestionamiento la fe que Freud solicita, se podría entonces adjudicar a su
doctrina el calificativo de dogmática.
Freud, S. (1937). Obras
completas: Construcciones en psicoanálisis. (Luis López-Ballesteros y de
Torres, tr.) 3ª ed. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol. 3.