sábado, 28 de septiembre de 2019

MUJER DE ESPALDAS

Se que por mucho tiempo pensaron que no me había comunicado por las publicaciones acostumbradas de manera mensual. pero no es así. el trabajo no me había permitido concluir las publicaciones del mes de Septiembre de 2019. Pero antes de concluir el mes publico un dibujo más.

MUJER DE ESPALDA
TÉCNICA: Lápiz de color
24cm. X 24.5cm.
FECHA: Julio 18, de 2009
AUTOR. Mtro. Ps. Alejandro Fabela Alquicira


sábado, 14 de septiembre de 2019

VOZ, CUERPO, CONTEXTO Y ANÁLISIS


Con el presente documento doy cumplimiento a mi publicación del mes de septiembre de 2019. Un poco retrasado pero el trabajo no había permitido avanzaren este sentido de publicaciones.

VOZ, CUERPO, CONTEXTO Y ANÁLISIS

MTRO. PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIRA
Abril 01, 2018

Los motivos –desolador  o alegrador, es asunto de ellas y lo rige la atmósfera de las palabras, no su significado.

Jorge Luis Borges
El idioma de los argentinos.
Buenos aires, 1928
Fragmento referido por Weimer, 2011[1]


Si bien es cierto que la declaración final de Freud (1900)[2] sobre el sueño, es que este es “una realización de un deseo”, tuvo toda una trayectoria para llegar a dicha conclusión. Basta solo observar el desarrollo del Texto de la Interpretación de los sueños (Freud, 1900). En el mismo texto y posteriormente, en Psicopatología de la Vida Cotidiana (Freud, 1901)[3], realiza el análisis de las fallas en el lenguaje hablado o en el escrito, las cuales son contenidos manifiestos de la manifestación del inconsciente. En ambos textos Freud contextualiza dichas fallas del lenguaje. Así, por ejemplo realiza el análisis de la escritura china, pero en general del lenguaje escrito. En su desarrollo hubo símbolos o grafismos que podían representar la misma idea de dos opuestos. ¿Cómo se sabía entonces cual era el significado para cada opuesto? En el principio no fue una distinción grafica en el dibujo de la palabra o en el ideograma. Esto fue una adquisición posterior. Solo hasta que fue inventada la escritura. Pero la coincidencia de ambos opuestos en un término estaba desde el mismo lenguaje hablado. Entonces, el lenguaje oral primitivo ¿Cómo se diferenciaban los opuestos? Solo por el contexto de la situación en que se daban o como lo señala Weimer (2011) en la cita siguiente:

“…Quien habla se pierde al perder su punto de comienzo: lo que iba a decir, su intención, las palabras que había buscado, pero también lo pierde su voz: pues al crearla se proyecta fuera y a su vez extiende el cuerpo, lo lanza al espacio que traza el recorrido de la voz” (pág. 84)[4].

Desde el inicio, en la relación madre hijo se da esa relación con las modalidades de la voz y las expresiones corporales. A la mujer embaraza se le puede ver acariciar su vientre y en la convivencia femenina, ellas tienen el gusto por acariciar el vientre ahora abultado de la gestante. Pero también hablan en tono bajo de voz, cuando se acercan al vientre de la mujer con la que se interactúa, con palabra en tono “meloso”. La madre misma, a solas habla con tono de voz “acariciador” con su bebé en su vientre; incluso  a veces le expone y le habla de su futuro halagador, cuando se encuentre fuera de su vientre.
Pero regresemos a la vivencia social de los seres humanos. En la antigüedad la voz de mando del líder o el “gruñido” de este cambia de tono, volumen e intensidad dependiendo de la situación que se vivencia. Acompañado esto de ademanes que reafirman la intención de lo que se emite por la voz. Por esto es de interés lo siguiente:

“…(Judith Butler, citada por Weimer, 2011)…hablar no es presentar al analista un deseo previo o un acto pasado, sino transformarlos una vez proferidos en algo que no eran. Los cambios y las alteraciones que se producen en el sonido dan cuenta de esas transformaciones. Ya no es sólo aquello que alguien sufrió, sino aquello que dice con tal o cual intensidad, ritmo, musicalidad que se soporta en el cuerpo que habla” (pág. 84).

Por ello como “jefe” se debe de cuidar los ademanes que se hacen al dirigirse a los empleados, pero a la vez cuidar de los ritmos, intensidades, tonos etcétera, de la voz. Muy seria, en tono de voz “dura y seria” una psicóloga solicita hablar con su “jefe”, a lo cual este accede amablemente. Ella señala su cubículo de trabajo, pero el “jefe” dice que no. Seleccionando otro cubículo para el dialogo a establecer. Quizás es eso lo que hace que su tono de voz, de la psicóloga, se modifique. Señalando su desacuerdo con cierto documento que se enviaría a las oficinas centrales de la empresa de trabajo. Argumentando que ello no se debería enviar. Ahora el “jefe” en tono de voz “serio”, solo le confirma lo que ella ya sabía. Que efectivamente se le estaba reportando su comportamiento a la institución. Y que no había modificación alguna. Aunque no de acuerdo, la psicóloga no dice más y se retira.
Diferente es el caso de una trabajadora social y delegada sindical, de una institución de salud mental. Se le había enviado un documento, memorandu, en el cual se le decía lo siguiente: No se pueden usar los vehículos institucionales. Indignada por la orden, que no sabía por su jefe inmediato había preparado, que se le dirigía, antes que a nadie, reclama a su “jefe”, arrojado el documento en el escritorio del “jefe” y frente a él. Reafirmando esto con el hecho de que a ella no le decía nada dicho papel escrito. La respuesta del “jefe” es elevar el tono de voz, siendo “brusco y directivo”, que nada tiene que decirle el documento; y que solo se concrete a acatar la instrucción, que como su “jefe” inmediato le da. Su indignación terminó, toma el documento arrojado y solicita permiso para retirarse. Cambiando el tono de voz, en términos “amistosos y cordiales” el “jefe” le dice ahora, que no se vaya. Ofreciendo explicarle los motivos del mismo: sic. “me caes bien y te voy a explicar el documento que te di”. Los vehículos no se pueden usar porque están descompuestos; algo que ella no sabía. La trabajadora social solo ríe dice que no es posible que se le haya hecho lo que se le hizo, retirándose sin la indignación inicial[5]. Además la dinámica grupal que se gestaba desapareció. Si bien es cierto que para tal acción el “jefe” parte de uno de los conceptos lacanianos, de que el conocimiento es paraoico y es poder. No es menos importante las modulaciones de la voz en el intercambio entre “jefe” y “empleada”. El efecto que se dio no puede ser desligado de ello.
Retomar de la cita, específicamente “…(Judith Butler, citada por Weimer, 2011)…hablar no es presentar al analista un deseo previo o un acto pasado, sino transformarlos una vez proferidos en algo que no eran”, es de importancia por su relación con el análisis de un sujeto. Este farmacodependiente y recluido en una cárcel por el delito de robo, siempre refería síntomas en vías digestivas; adormecimiento, excitación y “cosquilleo”. Lo cual empezaba en la punta de la lengua, posteriormente en toda la lengua, la faringe, el esófago y el estómago. Su tono de voz denotaba desesperación, tristeza, desesperanza y decepción en lo que a continuación relataba. Partiendo del primer signo, el adormecimiento de la lengua, se suponía que era efecto de la cocaína, su droga básica de uso. Después de todo, cuando se quiere saber qué tipo de sustancia es el polvo blanco que se tiene enfrente, se coloca una pequeña porción de la misma en la punta de la lengua. Si eso provoca ligero adormecimiento de la lengua, se confirma que es cocaína. La insistencia en el tema y las tonalidades de la voz del sujeto hacen que se tenga presente dicha situación. Era algo “curioso” que le ocurría y coincidía con su consumo de cocaína o “piedra” después de que concluía la visita familiar en el reclusorio. Al interno ya se le había comunicado lo que se pensaba, que esas sensaciones eran efecto del uso de la droga que consumía. Cuando se analiza la coincidencia con la visita familiar y los síntomas psicosomáticos, surge un nuevo dato, que con frecuencia el padre, quien lo visitaba no llegaba a la visita familiar. Por muchas sesiones la temática continua así, hasta que se amplía en la temática del padre. Este le prometía al interno ir a visitarlo. Por ello el día de la visita, temprano se bañaba y se arreglaba, esperando “nervioso” la visita de su padre. Delas nueve de la mañana hasta las seis de la tarde conservaba la esperanza de que el llegará, lo cual no ocurría. Más tarde o en la noche se intoxicaba con cocaína o con “piedra”. Esto se repetía cada semana. Esta nueva información da pauta a revisar de nuevo la sintomatología de vías digestivas, pues él las relaciona con la visita de su padre. Esto se da hasta que en una sesión se puede concluir, que esos malestares se dan al confirmar, porque había acabado la visita, que el padre no había llegado y era imposible que llegara. Con esto se aclaraba que los síntomas no eran producto del consumo de sustancias, sino previos a este. Ampliando el análisis se establece, que esos síntomas son los mismos que aparecen después de que no llega el padre y que después se presentan con el uso de la cocaína. De esta manera los síntomas no son consecuencia la intoxicación sino previos a ella. Dando esto lugar a un análisis más amplio de la relación con el padre. El interno se entusiasmaba, se interesaba, se ilusionaba, a pesar de su “nerviosismo” por la visita del padre. Una vez que este no llegaba, se sentía decepcionado, desinteresado, deprimido, decaído y, la última emoción de la que pudo hablar, enojado. Para olvidarse de ello, entonces se intoxicaba. Funcionaba aquí la droga como represora del enojo y favorecía el olvido. Analizado esto se pudo ampliar sobre las emociones y la relación con el padre. Tiempo después, preliberado, recuerda el análisis, lo cual continúa en la institución, especializada en farmacodependencia, a la que se le envió y evaluando su abstinencia al parecer ya por cierto tiempo del uso de drogas. Conclusión del caso, muy acorde con la referencia de Weimer (2011), así lo considero, que a continuación se expone:

“Es innegable que estos parias, aún sin pertenecer a un sistema fonológico, (ruidos de los animales, interjecciones, entonaciones, etcétera) son proferidos por el hablante. Por ser prófugos del sistema muestran con mayor eficacia su componente sonoro. Son elementos irrespetuosos de las leyes de la oposición que viven en el lenguaje: colectivos, reconocible, y aptos para decir cada vez algo particular, muestran un modo especial de enlazar el sonido al lengua” (pág. 86).

MTRO. PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIRA
Abril 01, 2018
VOZ, CUERPO, CONTEXTO Y ANÁLISIS
(Complemento)

De acuerdo a la cita anterior y tal vez en razón a la alusión de “…ruidos de los animales”, es que surge un recuerdo de la película “Tizoc”[6], protagonizada por María Felix y Pedro Infante. El padrino del indio Tizoc, le muestra a su compadre, hombre de la ciudad, como se hacen los negocios en las tierras del Istmo de Tehuantepec. En las serranías cercanas existen múltiples dialectos, que ni siendo poliglota de ellos podría abarcar las diferentes modalidades. ¿Cómo entenderse entonces para negociar? Para nuestro personaje es fácil. Como no entiende su dialecto propone los silbidos para hacerse entender. Ambos interlocutores lo hacen así y logran concretar la venta realizada. Pero hay que observa que no son solo los silbidos los que entran en juego, sino también las gesticulaciones y el movimiento de las manos. Además de que el silbido no es “…plano…” sino que esta matizado de cambios tonales. Es de interés dicha conversación en silbidos porque no había posibilidad de entenderse entre dialectos pero si entre silbidos. ¿Acaso el “Lenguaje” de los silbidos tiene un carácter más universal entre diferentes etnias indígenas? Al parecer sin importar el dialecto, todos los indígenas compartían el lenguaje de silbidos. ¿Es acaso el silbido más antiguo como forma de comunicación que el lenguaje articulado en cualquier tipo de dialecto? Nuestra autora (Weiner, 2011) afirma:

Estos elementos prosódicos organizan el esquema melódico que distinguirá cada lengua (pág 86).

Elementos que dan las particularidades a las formas diferenciadas en las lenguas de un mismo idioma, como el Español. Todos hablan español, pero al pronunciarlo y articularlo existen tonalidad y ritmos diferentes como es en el caso de los argentinos, los gallegos o los defeños. Ello tiene consecuencias y vale la pena retomar algunos ejemplos. Un profesor universitario en la Licenciatura de Psicología, se decía psicoanalista y por ello hablaba con la tonalidad de los Argentinos, cuando él era nativo de la ciudad de Guadalajara, Jalisco en México. Respecto de él se cuestionaba su formación analítica desde la misma promoción de su consultorio, que decía: “Se atienden caso graves”. Además acompañaba su consulta con la ocupación de su esposa, quien con frecuencia recetaba diversos Tés para cualquier dolencia, suponemos que incluso psíquicas. Con respecto a los Gallegos, bastaba pronunciar esta palabra para mover a la risa a la audiencia e imitar su tono de voz y pensar en situaciones chuscas o risibles. Por último, en relación a los defeños, estos son distinguidos en el Norte de México. Dicen que su forma de hablares como “cantada”, lo cual motivaba que los compañeros de la escuela primaria de un inmigrante de la ciudad de México, niño de seis años de edad, se le obligaba a hablar solo para escuchar esa forma de lenguaje que decían era como “cantado”. En realidad no les interesaba lo que decía, sino como se escuchaba su hablar. Cuando el defeño regresa a la ciudad de México, diez y seis años más tarde y haber vivido en el norte de Tamaulipas, los defeños lo hacen hablar, para escuchar su tono de norteño. Para muchos de sus conocidos ya no era defeño pero tampoco era norteño. ¿Había perdido parte de la identidad social? Como anécdota la introducción de lenguaje hablado complica más a comunicación. Un día, conviviendo un defeño con un norteño el primero le solicita el baño[7]. Extrañado el defeño veía que su amigo iba de un lado a otro. Hasta que recuerda, que para su amigo el baño es una cubeta, una cubeta es la tina y que el baño ellos lo llaman servicio. Importante esto como lo señala Weiner (2011) en la cita siguiente:

“Se puede hablar y escuchar sin entender el significado de las palabras” (pág. 87).

Es decir, que sin los elementos que acompañan a la palabra articulada, su significación se ve dificultada. Situación que ha marcado la dificultad o interferido la traductibilidad de las “lenguas muertas”, de las que nada se puede saber sobre componentes que acompañan a la palabra articulada. No es posible reproducir dichas “lenguas muertas”, porque la lengua materna también está “muerta”.
Lo que no puede “morir” es en las “lenguas vivas” es lo que Weiner (2011) llama “…los matices  vocales, para el tono, el timbre, el ritmo, las cadencias, la música, las entonaciones, inflexiones y modulaciones sutilísimas que pueden dar (o quitar) verosimilitud a la voz del ser humano” (pág. 89). Transmitidos por las “madre pedagoga” (Weiner, 2011), por lo que es bien dicho “Lengua materna”. De esto derivamos una pregunta que no se puede evitar. En su texto Sighele (1892)[8], “La muchedumbre Delincuente”, menciona como los ánimos son exaltados y las mayores atrocidades realizadas cuando una voz externa los más fieros deseos de los seres humanos. Pero ¿aquí tiene alguna importancia de quien da esa voz, el hombre o la mujer? En caso de revueltas o linchamientos son los hombres los que lo inician pero solo aparentemente. Quizás se da la confusión, pues el mismo autor (Sighele, 1892) nos refiere un ejemplo de una violación tumultuaria, donde personas con “bajos instintos” violan y torturan a una mujer[9]. Los hombres de “instintos sublimados”[10] imitaron a los primeros, tal vez para ellos mismos evitar ser objeto de vejaciones o incluso la muerte. Pero en otra parte del texto, el autor (Sighele, 1892) enfatiza en la ferocidad de la mujer, cuando ella es la que grita “hay que matarlos” o “hay que lincharlos”, su salvajismo no tiene igual. Es de interés aquí, la relación de la mujer como objeto del salvajismo o como incitadora del mismo. En la primera se da el grito por las laceraciones de que es objeto y en la segundas esta su grito de incitación por la muerte. Grito, no pensamientos o palabras, que acaso tengan que ver con lo que Weiner (2011) afirma:

“En eso se fundamenta, pues, su capacidad de entender… entender, sin palabras, lo que es auténtico y lo que no. Eran, pues, las muecas, los histrionismos, los gestos falsos y, sobretodo, las cadencias y tonos falsos de la voz, lo que sonaba a falsedad para aquellos pacientes sin palabras pero eminentemente perceptivos” (pág. 89).

Es indudable que las palabras bien elegidas tienen su importancia en el discurso político, pero no menos importantes esos matices no verbalizados en el lenguaje hablado lo que tiene su efecto sobre una multitud sedienta de “venganza” o inundada de carencias físicas o psicológicas. Es probable que Adolfo Hitler lo sabía o lo intuía cuando daba sus discursos a la comunidad Nazi. Por eso se podía decir que sus discursos “llegaban hondo”. Es por ello que sus discursos contemplaban “las muecas, los histrionismos, los gestos falsos y, sobretodo, las cadencias y tonos falsos de la voz” (Weiner, 2011). Creando con ellos sus estados hipnoides (Ey, 1976)[11] en la audiencia.

MTRO. PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIRA
Mayo 13, 2018




[1] Citado por Claudia Weiner (Otoño de 2011), en “Shhhhhhhhh……. El inconsciente en la política…¡Ahdios!” Artefacto. No. 2. Contextos Clínicos, una Revista de la ELP (Escuela Lacaniana de Psicoanálisis). México.
[2] Freud, S. (1900). Obras completas: La interpretación de los sueños. (José Luis Etcheverry, trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol. 4 y 5.
[3] Freud, S. (1901). Obras completas: Psicopatología de la vida cotidiana (Sobre el olvido, los deslices en el habla, el trastocar las cosas confundido, la superstición y el error). (José Luis  Etcheverry, trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol.6.
[4] Citado por Claudia Weiner (Otoño de 2011), en “Shhhhhhhhh……. El inconsciente en la política…¡Ahdios!” Artefacto. No. 2. Contextos Clínicos, una Revista de la ELP (Escuela Lacaniana de Psicoanálisis). México.

[5] “Una Frase puede ser un elogio o un insulto según las diferentes alturas o intensidades de algunos de sus términos, así esa cualidades o colores habilitan un modo particular de equívoco”. Citado por Claudia Weiner (Otoño de 2011), en “Shhhhhhhhh……. El inconsciente en la política…¡Ahdios!” Artefacto. No. 2. Contextos Clínicos, una Revista de la ELP (Escuela Lacaniana de Psicoanálisis). México.
[6] Ganadora del premio cinematográfico de Festival de Berlín, Alemania.
[7] W.C.
[8] Sighele, Escipión (1892). La muchedumbre Delincuente: ensayo de psicología colectiva. (tr. P. Dorado). Madrid. La España Moderna.
[9] La tortura consistía en introducir cigarrillos encendidos en la vagina femenina.
[10] Concepto útil usado para dar forma al escrito aquí.
[11] Ey, H., Bernard, P. Y Brisset, Ch. (2006). Tratado de psiquiatría. 8ª ed. Barcelona. Toray-Masson.