Con el presente documento, doy forma a mi publicación del mes de Marzo de 2020. temática de interés no porque el fantaseador este en prisión, sino porque los seres humanos, ante su acontecer psíquico, pueden con frecuencia fantasear que si han sido recluidos o que merecen una reclusión en prisión. Espero que sea de utilidad para los lectores de este blogger.
FANTASÍA DE ENCARCELAMIENTO
Mtro. Ps. Alejandro Fabela Alquicira
Enero de 2020
CPRRS Ecatepec
Abordar esta temática, me cuestiona de la manera
siguiente: ¿fantasía de encarcelamiento o fantasías en el encarcelamiento? Como
respuesta a la primera, tal vez coincida con la comunicación de un interno en
análisis. Afirma, que cuando era niño, como a los ocho años de edad, su padre
lo llevaba a lo alto del cerro cercano al reclusorio de Ecatepec. Cerro falso,
pues fue formado a lo largo de varios años y por acumulación de basura. El mismo
funciono por muchos años como basurero municipal. Es por ello que internos con
sentencias altas, vieron el crecimiento del mencionado cerro. De esta manera,
los internos afirmaban que no era un cerro lo que crecía, sino que era un
volcán. Después de todo, por las
noches veían como se desprendían nubes de gases sobre él. Ello les confirmaba
que no era un cerro lo que crecía, sino un volcán. Para ellos, esos vapores
eran fumarolas de la actividad del volcán en crecimiento. Pero en este caso,
los gases se explicaban por aquellos que se deprenden de la basura en
descomposición. Era el metano producto de la basura. Pero volviendo a la
fantasía del niño, este afirmaba que el sentía gran curiosidad por saber que
había dentro del reclusorio. ¿Qué hacían las personas que veía desde lo alto del
cerro? ¿Qué ocurría dentro de los muros de la institución penitenciaría? Es por
esto que se le preguntaba, ¿si acaso cometer el delito significaba, darse la
oportunidad de entrar a la cárcel y comprobar lo que había? Esta sería, así la
podemos denominar, más bien una fantasía de conocimiento/desconocimiento.
Pero ¿hay otras fantasías de encarcelamiento? Sí,
así lo podemos inferir y de momento las llamaremos “fantasía de merecimiento…
de su encarcelamiento”, por sus fantasías y deseos personales. O como los
llamaba Sigmund Freud, delincuentes por
sentimientos de culpa. Los segundos llegan a la reclusión, por la necesidad de
un castigo, por sus “viejos deseos o fantasías”, con frecuencia hacia los progenitores.
Pero con respecto a las primeras, son como los casos presentados por las
pacientes con delirios sensitivos de relación de Kretschmer, como lo fue Helen Renner, en 1887. En los casos de
estas mujeres, se daba el conflicto, entre sus deseos sexuales y su moral
sexual, lo que marcaba el sentimiento de que las personas que los rodeaban,
podían percibir dichos deseos y fantasías conscientes e inconscientes. BUSCAR CITAS ADECUADAS. O como en los casos de los masturbadores
( el paciente entrevistado Bruhn, Brenner) de Kretschmer)
Desde una perspectiva diferente, Charles Odier
(1961), condensa algunos casos de
interés en relación a las fantasías de encarcelación, sobre los cual dice:
-“Fantasías de encarcelación (pág. 241)”
-“Ya sea en un crimen imaginario o de manera real o
simbólica, el que sueña despierto es puesto en
prisión” (pág. 241).
-“Me veo en mi celda…completamente
solo. Pero siento un alivio indecible.
Es como una liberación total, absoluta. Ya no más
preocupaciones ni más dificultades…se acabaron las responsabilidades. Ninguna necesidad más de <<sudar>> por mi
mujer y por mi hijo. Llego el momento, al fin, de que se ocupen de mí…etcétera” (pág. 241).
-“La fantasía de encarcelación no es un fenómeno raro.
Su simbólica propia tiene dos aspectos” (pág. 241).
-“Desde luego la prisión es la seguridad absoluta. Suprime la
lucha, los fracasos. Hace imposible las
comparaciones. Notable contraste entre esta seguridad
reencontrada en la irresponsabilidad total, y la inseguridad y la devaloración
masiva, que acaba de provocar la pérdida del objeto” (pág. 241).
-“En segundo lugar, los
cuidados materiales son asegurados solo si no se
conoce la vida en reclusión, donde las carencias son enormes y es peligros
vivir en la cárcel. Abuso sexual y violación. Y esta certeza (no la hay) hace
pasable su insuficiencia. La prisión se hace el símbolo de la solicitud
maternal (más bien de lugar para exculpar o pagar
culpas, más relacionado con la Ley del padre). “que Elena se ocupe del
pequeño todo lo que quiera…yo tengo mi carcelero
(petición de amor homosexual o paterna). Además
es muy amable. Comprende mi desgracia. Tiene atenciones particulares. Me hace
favores…Formamos un par de buenos amigos (fantaseo con la homosexualidad y el sometimiento sexual de
un hombre porotro hombre)… etcétera” (pág. 241)
-“El amable carcelero ha
reparado el abandono de la malvada esposa” (pág.241).
La
referencia a “…puesto en prisión…”, confirma que esa fantasía no se refiere a
las de un preso, por lo cual es fácil cotejar que se relaciona con deseos o
fantasía previas a una posible trasgresión, que ameritaría una reclusión o
castigo. El pensamiento o el acto prohibido se da, entonces se le castiga o se
autocastiga. ¿A qué fantasía o deseo se refiere? Es inevitable pensar en las
fantasías de masturbación de Freud en su interpretación de los sueños (1900)
o tres ensayos de teoría sexual (1905),
solo que de manera invertida. En dichos sueños, la desfiguración hace que el
sujeto en el sueño este rodeado de mucha gente. Cuando en el contenido latente
significa que está solo. Lo cual es confirmado por Odier (1961), cuando señala
que el sujeto está “…completamente solo…” lo que le provoca el “…siento un alivio indecible…” sentimiento que
provoca el acto onanista al producir la eyaculación y decrementar la tensión
generada por la excitación sexual. Pero ¿cuál sería el significado del “…Ya no más preocupaciones ni más dificultades…se acabaron
las responsabilidades. Ninguna necesidad más
de <<sudar>> por mi mujer y por mi hijo”? El significado
sería doble. Por una parte, hay que tomar literal la “…no más preocupaciones…”
por dificultades, responsabilidades y necesidades, en la vida, con relación al
hijo y la mujer. Desde un punto de vista lógico, así sería. Pero es extraño el
señalamiento del “…<<sudar>> por mi mujer y por mi hijo…”. Si se le
traduce a lo consciente, se entendería las necesidades y requerimientos de la
manutención y convivencia con dos seres humanos, que generan dificultades,
responsabilidades, necesidades y estrés. Pero si se piensa que ello puede ser
imaginarizado o simbolizado, las palabras pueden adquirir un significado
diferente.
El “…<<sudar>>…” puede ser relacionado con la excitación sexual por
la mujer, por la necesidad homosexual e incluso por la relación incestuosa
homosexual. Qué de ser correcta dicha interpretación, implicaría el sentido de
las palabras y el uso del desplazamiento en el lenguaje manifiesto y latente.
.
El “…<<sudar>>…” es un término que se introduce de manera extraña y
aislada, lo cual no puede ser al azar; y del que se debe meditar su
determinismo.
De ahí su importancia para la interpretación arriesgada.
De
una manera diferente, aunque con menor frecuencia, pero no inevitable, se puede
dar la fantasía, el deseo, el sueño o el “temor” en las personas privadas ya de
la libertad. El lugar ahora de reclusión, se refiere a las celdas de
aislamiento (“de castigo”) o a los módulos de alta seguridad; o como se les
suele llamar de conductas especiales. ¿Por qué una nueva reclusión o como se
diría una cárcel en la cárcel más? Esto es diferente de aquellos internos
problemáticos, que por su misma conducta se generan aislamientos continuos. La
diferencia con lo señalado en la cita, es que se relaciona con personas no solo
que están recluidas, sino que se además si están dormidas. En ellos no se da en
estado despierto o de ensoñación. Pero si es imaginarizado o simbolizado. Desde
lo imaginarizado y desde las personas ajenas al soñante, se podría apoyar que
esto se da por “temor”, pues “ya saben lo que ocurre” en el castigo.
Extraoficialmente un sujeto afirmaba que temía el castigo, porque ahí era
obligado a cantar lo más fuerte que podía alguna canción o el himno Nacional.
En caso contrario era golpeado en el vientre con los puños cerrados o con los
pies. Cantar que debían realizar de pie y hasta que los otros internos
castigados les permitieran dejar de hacerlo. De otros decían que eran
torturados, colocándolos en tinas de agua, donde introducían cables de luz
eléctrica para generar toques eléctricos. Luz que obtenían de enchufes,
apagadores o focos del lugar de castigo. Otros tenían que dormir de pie, de lo
contrario recibían múltiples golpes. Antes de continuar el análisis hay que
señalar la indicación de Odier (1961) de “…el que sueña despierto…”, ya que
parece ser una indicación extraña, en ella hace referencia a los ensueños de
los seres humanos. Fantasías, ideas o imágenes que se tienen en la vigilia o
entre el despertar y el dormir. ¿Pero en este texto que significado tendría? No
hay que olvidar que los mismos mecanismos de la formación de los sueños
intervienen en su formación (desplazamiento, condensación, desfiguración y
elaboración secundaria).
El
“…puesto en prisión…” por “…un crimen imaginario o de manera real o simbólica
…” es de interés y en un caso clínico explicaba incluso la reincidencia
delictiva. El sujeto había estado recluido ya por segunda vez cuando se le
entrevista. En ambos casos por robo. Entre sus antecedentes, esta, el consumo
de drogas, por tal vez casi treinta y tres años. Su droga básica la marihuana.
En su análisis personal es de importancia como se da la relación con este. A
todas las sesiones se presentaba con un cubreboca. Que de manera inmediata se
explica o por padecimientos respiratorios o la presencia de la gripe aviar, tan
común en dicha época. Se había declarado una epidemia en el área metropolitana
de la ciudad de México, Específicamente en el municipio de Tlalnepantla, Estado
de México. Por tal motivo se recomendaba el uso de cubreboca para atenuar los
riesgos de contagio. La gravedad de la enfermedad implico en la ciudad, incluso
la suspensión de clases y trabajos por casi una semana. Sin embargo, avanzando
el análisis se conoció otro motivo para el uso del cubreboca. El interno
presentaba alucinaciones auditivas, con las cuales conversaba. Pero el “hablar
solo”, significaría para él, el estar “loco”. Así lo verían los que lo rodeaban.
Más encontró una solución para ello. Poder hablar con las voces en voz baja,
inaudible para los demás, sin hacerlo evidente ante las personas que lo
rodeaban. Por ello uso el cubreboca. Esclarecida esta conducta sintomática,
emergió otra. De manera voluntaria e instantánea prescindió del uso de la
marihuana. Sin mayores complicaciones logro lo que no es usual entre los
farmacodependientes. Dejar de esa manera las drogas era algo positivo, pero que
requería de explicación. El interno termina por relacionar esto con una idea
que tuvo, que es como sigue: “mata a tus perritos”. El ser humano,
indudablemente, es frecuente que considere a sus mascotas, por el aprecio que
hacia ellas dirige, incluso, simbólicamente las considera parte de su familia.
Pero ¿cómo para dejar de “tajo” las drogas? Más bien habría que dudar de ello.
Por ejemplo, no necesariamente la preocupación por la familia es el motivante
para dejar el consumo de las sustancias tóxicas. Así, un paciente drogadicto,
inhalaba solventes en una lata, movía constantemente su brazo para retirar la
lata de su boca y nariz y colocarla de nuevo en ellas, para aspirar el
mencionado solvente. Su pequeña hija, de cuatro años de edad, detiene su
movimiento, agarrando su brazo y diciéndolo sic. “ya no papá”. Baja
inicialmente el brazo y acto seguido continua su inhalación de los solventes.
¨Por otra parte el llanto de la madre de los farmacodependientes, casi nunca es
motivante para dejar de intoxicarse. Esto ocurre sin importar, que ellos
afirman, que la familia es lo que más quieren y por la cual serían capaces de
matar o dejarse matar.
Más
la mencionada duda en el analista del sujeto genera el recuerdo de la trama de
Abraham, en la Biblia, cuando Dios le pide que sacrifique a su hijo para saber
si sería capaz de obedecerlo. Siendo detenido por un ángel, cuando está a punto
de ejecutar el sacrificio. Dios no quería que matara a su hijo y si solo si
sería capaz de obedecerlo. A pesar de este recuerdo, hay que tener presente que
el análisis es del paciente no del analista, por lo cual se da continuidad
a la regla de la asociación libre
con el sujeto. La espera valió la pena, pues si había otro significado. La idea
original era: “mata a tu hijo”. Motivo que era más congruente con su abandono
inmediato del consumo de drogas. Pero a la vez, determinante de su conducta
delictiva, lo cual se esclareció posteriormente. La fantasía se relacionaba con
la idea de que necesitaba la cárcel para no matar a su hijo. En ella estaba
cuidado por la institución y los custodios. De esta manera no mataría a su
hijo. Situación que por supuesto no era real. Si deseaba matar a su hijo, no
habría tiempo para que se lo impidieran los custodios. Pero, una vez externado,
ante la persistencia de la idea de matar a su hijo, regreso a prisión por un
segundo delito. La preocupación entonces era si cada vez que terminara su
sentencia cometería un nuevo delito para reingresar a prisión y así protegerse
de su fantasía. Ello sería un ciclo neurótico interminable. Por esto se
confronta al paciente con los hechos siguientes: a).- No es el primero ni el
último que tenga esas fantasías de muerte hacía un ser querido. B).- La
presencia de tales fantasías de muerte implican un deseo, pero ello no es
sinónimo de que las deba realizar. Y c).- Que la presencia de tales fantasías
no lo hacen ser el peor ser humano, aunque si pasaron debe abandonarlas y
continuar su vida. Ya se dieron, pero ello no debe ser impedimento para
continuar una vida. Esto genera un periodo de tranquilidad en el interno y
permite la emergencia de otra fantasía, tal vez más antigua.
En
este caso, la conducta sintomática era la siguiente: El invitaba a sus amigos a
consumir drogas en su casa. El cuarto donde se reunían era al fondo de un
pasillo. Este se comunicaba por una puerta, con el resto de la casa. El sujeto
se colocaba en esa puerta y dejaba que los amigos entraran, asegurándose que
ninguno quedara disperso. Habiendo entrado todos al cuarto, después de entrar
él, ponía llave y la resguarda muy bien. Nuevamente en la asociación libre
emerge ahora su desconfianza hacia sus amigos. Los vigilaba para que no se
desviarán y fueran a otras recamaras, donde estaría sus familiares,
específicamente las mujeres, como se deslindó posteriormente. De ahí se deriva
un recuerdo que pudo comunicar. Este era el siguiente: viendo de espaldas a una
de sus hijas mayores, pensó que ya era una mujer y se excito con su imagen.
Siendo un “pervertido sexual”
tal vez podría haber satisfechos sus deseos incestuosos con su hija. Pero no lo
haría si estaba en la cárcel, cuidado por esta y por los custodios.
Con
respecto a ese calificativo de “perverso sexual”, en consulta externa, una
madre de familia plantea sus dudas. Externa sus temores de que ella tiene que
salir de su casa para trabajar. Esto provocaría que su hija menor de edad se
quede sola en su casa. Su inquietud, es que también en esa casa se quedaba su
hijo usuario de marihuana. Esta situación ocurría porque su pareja
se había ausentado de la casa, desde hacia tiempo, y no había quien sustentara
los gastos del hogar. Efectivamente ella tenía que trabajar para mantenerse,
pero se le cuestionaba que esto no explicaba sus dudas. Después de la
insistencia, plantea que las dudas se relacionan con la drogadicción de su
hijo. Apegándose a la fantasía de que su hijo es drogadicto y por lo tanto un
“vicioso”.
Denominación, moralista, que incluye el significado de que dichos sujetos son
“pervertidos sexuales”.
REQUIERE DE MUCHOS COMENTARIOS A PESAR DE SER UNA FANTASÍA.
CONTINUAR
ANÁLISIS DE LA CITA
Es
tiempo de retomar otra sección de la cita que nos proporciona Chales Odier (1961),
en ella afirma lo siguiente:
-“Desde luego la prisión es la seguridad absoluta. Suprime la lucha, los fracasos. Hace imposible las comparaciones. Notable contraste
entre esta seguridad reencontrada en la
irresponsabilidad total, y la inseguridad y la devaloración masiva, que
acaba de provocar la pérdida del objeto” (pág. 241).
Pero,
¿seguridad absoluta de qué? Hablar de esa absolutez, o es una exageración del
mencionado autor o tiene que ver con la fantasía del fantaseador. En el primer
caso no es relevante, salvo como cuestión contratransferencial. Por eso el término de absoluto adquiere
relevancia. De esta manera, si se comparte esas fantasías de encarcelamiento, las
interpretaciones se parcializan o se hacen dudosas. Pero, ¿Por qué el analista
fantasearía contratrasferencialmente con el encarcelamiento? Pues bien, siguiendo
la trama de la cita, porque como seres humanos estamos sujetos a los mismos deseos
incestuosos señalados. De esta manera el término de absoluto es de importancia,
a manera de reafirmación y aseguramiento. Pues, nada más complicado, como es el
cumplimiento del Edipo o del incesto. Es probable, que bajo el deseo de la hija
o la mujer prohibida se oculte la misma madre, después de todo serían, ambas,
de la misma serie dinámica. De igual manera, en cómo el interno lo hacía, con
la serie del pensamiento de “mata a tus perritos” y el “mata a tu hijo”. Es
decir, que adjudica esa absolutez a los fantaseadores de encarcelamiento, para
tramitar la fantasía inconsciente de tipo incestuosa. Importante mencionar
esto, para que se proceda a su elaboración y así permitir el análisis de las
fantasías de encarcelamiento.
Desde
la segunda opción, fantasías del fantaseador, se involucra el desconocimiento
de la ”realidad” de la prisión y el deseo inconsciente de “aseguramiento” del
no cumplimiento del deseo que alguna vez fue consciente en el sujeto. Así, el
interno, al estar en la cárcel no podía matar a su hijo o no podría intimar con
su hija, a quien había visto como mujer y no como hija. Trascendiendo de esta
manera él incesto padre hija. Aseguramiento que tiene que ver con el
inconsciente y no con la seguridad personal. Por ello es pertinente la cita
donde afirma “…seguridad reencontrada en la
irresponsabilidad total…” En la “irresponsabilidad”, porque lo que
protege es estar en la cárcel por haber cometido un delito, una transgresión a
las leyes y normas establecidas. Desde esta perspectiva, “irresponsabilidad”
desde la consciencia, pero no desde el inconsciente. Desde este último, no
habría “irresponsabilidad”, sino protección y aseguramiento, pues no permite la
satisfacción de los deseos prohibidos. Lográndose de esta manera la existencia
de contradicciones inconscientes en el Ellos, algo característico en esta estructura
psíquica.
Por esto, a pesar de la irresponsabilidad si se da un aseguramiento y una
protección. El interno ya mencionado, fantaseaba que no podría matar a su hijo
o intimar con su hija, porque los custodio, el área de vigilancia se lo
impediría. Después de todo ellos están para proteger que se transgredan las
leyes y las normas establecidas. Pero en la irrealidad. Pues si se observa con
lógica, no habría tal protección. Si es sorprendido por los custodios de las
torres de vigilancia, infringiendo las prohibiciones, en tanto hablan a control
de vigilancia o a sus compañeros custodio, al menos el homicidio de su hijo
podía ser perpetrado. Sin embargo, para el interno funcionaba en la fantasía y
se aseguraba que no podría infligir la ley.
Desde
una perspectiva, ese desconocimiento ha que se hace referencia de la prisión,
involucra los conflictos a que se ven sometidos los internos al ingresar a
reclusión. Mismas en la que son robados, extorsionados, golpeados, insultados,
con riesgos de violación o abuso sexual, vejación de sus familiares (esposas,
madres, hijas y hermanas), abandono familiar, infidelidad de sus parejas,
abandono por sus familiares, carencias alimenticias, infecciones y
enfermedades, lesiones, homicidios, pérdidas económicas, castigos, aislamiento,
incomodidades, hacinamiento, etcétera. Con todas estas pérdidas, es claro que
hay en la “inseguridad y devaluación total”. Pero ¿Por qué “reencontrada”? Más
bien es “…encontrada…” ya que no se tenía, al menos desde que se tuvieron
dichos deseos prohibidos.
También
hay que analizar otro fragmento de la cita, donde se consigna: “…Suprime la lucha, los fracasos. Hace imposible las comparaciones…” Algo de lo más
irreal, ya que estar en la cárcel, solo favorece la comparación, entre lo
“bueno” y lo “malo”. Después de todo, en la dinámica familiar de los internos,
es una condición para que el resto de la familia pueda ser “buena”. Cuando se
compara la conducta negativa del interno, con la conducta de los demás
integrantes de la familia, su malignidad, hace más favorable la conducta de sus
familiares, o menos maligna cuando menos. Con respecto a la supresión de esa
“…lucha…” así es efectivamente, pues una vez calificado de “malo” los demás son
“buenos”, sin mayores discusiones. Ya no se cuestiona la veracidad de esa
fantasía. Nuevamente aquí se compara la conducta y se dice que los demás,
cuando menos, son menos “malos”. Así por ejemplo es válida la comparación de
una madre de familia, de “es preferible ser borracho que marihuano”; preferible
ser “ratero” que violador. En cuanto a la “supresión de los fracasos”, ya no
tienen esto importancia, pues se les ha “etiquetado” como fracasados y así será
como vivirán a partir de su reclusión. Dignos solo de lastima y la familia
dedicada a cuidarlos porque no se les da capacidad de enfrentar la vida.
Comparados con aquellos, otros familiares, que se hacen cargo de su propia
vida. Aunque esto no sea real. Dinámicamente es posible encontrar familiar
completamente disfuncionales, no solo por el interno, sino por la patología que
tienen los diferentes miembros de la familia. Contándose entonces con las
familias patológicas.
Mismas en las que su disfuncionalidad es su equilibrio, claro que es,
patológico.
Que
decir de la parte final de la cita, en donde se consigna “…que acaba de provocar la pérdida del objeto…”. Pero ¿cuál pérdida?
Y ¿qué objeto? Si hay fantasía, entonces no hay perdida “total”, sino solo
sustitución del objeto. Nunca se le perdió, solo desde la consciencia pues
permanecer en la fantasía y bajo un “disfraz”. La fantasía de encarcelamiento
se manifiesta porque es necesaria, pero a su vez ella mantiene presentificada
la imagen de ese supuesto objeto perdido. Pero ¿a qué objeto se hace
referencia? Solo tras el análisis se puede inferir que a la madre y a los que
son representantes de los deseos prohibidos. Representantes de las sería de
imagos paternas; tal como el interno que reclamaba sus conflictos con la
autoridad, peleando con los custodios del reclusorio, del director del centro
penitenciario, el residente municipal, el gobernador y el presidente de la
Republica. Cuando en realidad al cuestionarle sobre el conflicto con dichas
figuras, tras meditarlo, refiere su reclamo a su padre cuando era niño.
Curioso,
de inicio, el comentario de Odier (1971), de que la cárcel pasa a ser “…símbolo
de la solicitud maternal…” pues ello conduce de nuevo a la irrealidad de la
prisión y la vivencia en la reclusión. Donde no “…,
los cuidados materiales <<no son >> son asegurados…”,
desconociéndose por los neófitos las enormes carencias que se tienen ante falta
de vestimenta, alimentación deficiente, precios elevados de los productos que
se comercializan, consumo de drogas, gastos de abogados y la corrupción
presente en cada momento. Limitando la disponibilidad de recursos económicos,
agotados en el proceso y la reclusión, con enormes deudas de la familia al
invertir en protección de sus familiares recluidos, pago de alimentación extra,
de estancias, extorsiones, pagada a otros internos o vigilantes. Las familias
de dichos internos no solo pagan lo que se les pide por su familiar, sino
terminan con deudas considerables, que impedirían todo “…los cuidados materiales… asegurados…”. Con ello se
carecede toda “…certeza…”, de la suficiencia de los recursos materiales y
económicos. Así por ejemplo, un interno, acusado de robo, en buena
disponibilidad se adjudica las deudas de su sobrino, recién ingresado, por
consumo de drogas y comida. Situación que provoca que nadie lo ayude, pues la
familia lo abandona temporalmente, sin importar su buena fe y disponibilidad.
Misma que se transforma en un constante hostigamiento y amenazas a su
integridad personal y su vida. De hecho, ocho internos, más había procedido de
manera decida a quitarle la vida por no poder pagar las deudas. El confiaba en
el apoyo de los padres de su sobrino y su familia primaria y secundaria
personal. Pero ante su petición de ayuda, esta le es negada e incluso bloquean
la recepción telefónica. En prisión se pierde esa “…solicitud y protección
simbólica de tipo maternal”. Se puede quedar en total desprotección y peligro
inminente. Con todos estos contratiempos y contrariedad, no puede hacerse “…pasable
su insuficiencia…” o carencias, por muy presente el “simbolismo materno”. En el
caso de los reclusos no hay esa protección materna, que es disfuncional o
insuficiente. Eso sin considera que el interno mismo, conociendo a su madre y
familia, cae en aprovechamiento de su “debilidad”, el interno recluido. Siendo
más probable lo que decía otro sujeto. En una sesión grupal, afirmaba haberse
dado cuenta de algo que no había observado antes. El pensaba que los demás
internos eran sus enemigos, porque robaban y agredían a su familia. Había
llegado a la conclusión de que el primero que roba y extorsiona a su familia,
es él mismo. Cada vez que pone la mano para recibir dinero de la familia eso es
lo que hace, robarla y extorsionarla. Una verdad desagradable, pero totalmente
cierta, aunque se escuche “feo”. Conociendo la dinámica de los presos en una
cárcel, no hay seguridad que se busque en ella el sustituto de la protección y
aseguramiento materno. Sino que ante la Ley del Padre, la reclusión se
transforma en el precio por la transgresión de la Ley, el castigo. De esta
manera el reclusorio es el lugar de expiación de dicha culpa por los deseos
prohibidos fantaseados y queridos. Esto recuerda que la transgresión de la Ley
implica la participación del Superyo, como entidad psíquica prohibitiva,
punitiva y castigadora. La cárcel puede ser el símbolo de esa figura paterna.
Continuando
con la cita, son extraños dos aspectos de la misma. El primero corresponde al
señalamiento de un nombre: “Elena” y dos palabras más “la malvada esposa”. Consideramos
que ambos aspectos serían buenos sinónimos de la mujer, pareja del interno
recluido. Denotando la ambivalencia hacía dicha figura. Elena, como una
descalificación, en lugar de la tal vez “querida esposa”. Demostrando ahí su
ambivalencia por no estar con el sujeto. Que formalidad para referirse de quien
será la encargada del sujeto y con quien ha compartido una vida en unión libre
o en matrimonio; para quien le ha dado hijos; y para quien lo visitara
semanalmente o le otorgara la visita intima. Expresándose mejor el sentimiento
hacia ella al final, con el calificativo de “malvada esposa”. Sin importar el
hostigamiento y la persecución que se realizará una vez ejecutada la reclusión.
Entonces serán más importantes las exigencias de ropa, comida, dinero,
etcétera; la fidelidad, ante lo cual con gran frecuencia se molestan, se
irritan y se enojan porque tardan en contestar las llamadas telefónicas o en
ser localizadas en sus casas. Sospechando con esto, que el estar en libertad,
ellas, tienen la opción de nuevas parejas sexuales. Reclamo de manera
diferente, pero en las series femeninas y “maternas” ya que la madre no está en
disponibilidad inmediata; en el constante temor de ser abandonado por esta.
Esto se da sin importar la irresponsabilidad del interno ante sus hijos. Su
disculpa, que en reclusión no hay manera de trabajar y por lo tanto no hay
opciones para aportar económicamente para el cuidado y manutención de los hijos
y la misma pareja.
Pero esto solo es aparente y tal vez es más realista el comentario de una madre
de familia. Ella reclamaba a su hijo, el buscar el embarazo de su mujer y la
evitación de hacerse cargo de su mujer e hijos. Después de todo, en dos
ocasiones, una vez embarazada la pareja el era recluido por ocho años de
prisión por delito de robo. En un caso diferente otro interno maldecía su
estancia en la cárcel. El motivo, es que su esposa se presenta con él en el
centro penitenciario con zapatos rotos. Sin embargo, una vez externado su enojo
con su pareja, ejerce su derecho a la visita intima con su mujer. ¿Y qué paso
con su molestia? Cabe destacar en dicho sujeto, su problemática de
farmacodependencia; el haberse involucrado en trafico de sustancias en
reclusión; y la negativa de su madre para aceptarle dinero, que ella
consideraba “sucio”, por proceder de actividades ilícitas del hijo.
Por
otra parte, en la cita se puede observar que se enaltece la relación, no de la
figura paterna, al menos así lo parece, sino del carcelero. Este si “…Además es
muy amable. Comprende mi desgracia. Tiene atenciones particulares. Me hace
favores… Formamos un par de buenos amigos…”.
¿Acaso el argumento moderno de que todo padre debe ser amigo de su hijo,
después de todo ese es el simbolismo de la figura de autoridad, el carcelero?
No lo creo. Mas parece un dialogo, un comentario o una argumentación de amigos.
Sin olvidar dos aspectos presentes en la cárcel, la convivencia casi exclusiva
de solo hombres. Y la interpretación psicoanalítica de la amistad, donde se le
considera una sublimación del impulso homosexual. No hay que olvidar que en la
relación de amistad, tanto masculina como femenina se ama a una persona del
mismo sexo. Por eso amistad masculina, al igual que entre mujeres, simboliza
los impulsos homosexuales sublimados.
De esta manera son explicables tantos elogios hacia el carcelero o hacia los
técnicos de la institución, como en uno de tantos casos. La persona privada de
la libertad se acerca a un psicólogo, diciéndole que fue lesionado en el
vientre con un ”piquete”
de una “punta”,
por lo cual fue operado. Ahora que sale del hospital se acerca a todos los
profesionales técnicos, excepto a los carceleros, para pedir su apoyo. Con ha
trabajado apoyando a las áreas técnicas y los considera sus amigos, les pide
diversos productos y dinero. Como antecedente importante es homosexual activo y
declarado así. De manera diferente, otra persona privada de la libertad, trata
de relacionarse con su psicólogo, en apariencia heterosexual, pero con
frecuencia le dice a su psicólogo, “que bonitos ojos tiene” o bien elogia el
buen gusto para vestirse. Cuando en la cita se afirma que son “…buenos
amigos…”, no hay que omitir que esto se da por un intento de establecer una
relación de intimidad entre el preso y su “carcelero”. ¿Acaso relación de
sometimiento, donde se adhiere pasivamente el interno a su custodio o
vigilante? De esta manera es congruente hablar de esa reparación, afectiva y
homosexual, provocada por la separación de la “esposa malvada” o madre
sustituta, sin importar que el sustituto sea una persona de su mismo sexo.
Mtro. Ps. Alejandro Fabela Alquicira
Enero de 2020
CPRRS Ecatepec
Freud, S. (1905).
Obras completas: Tres ensayos de teoría sexual. (José Luis Etchevery, trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol. 7. Freud, S. (1910). Obras completas: Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci. (José Luis Etchevery, trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol. 11.