Escultura de la Xiuhcóatl, arma de Huitzilopochtli en la sala Mexica del Museo Nacional de Antropología.
AUTOR. Mtro. Ps. Alejandro Fabela Alquicira
Escritos de las ideas del autor sobre temas diversos como son: psicología clínica, antropología, versos, anécdotas, pinturas o dibujos y comentarios de ellas, etc.
Escultura de la Xiuhcóatl, arma de Huitzilopochtli en la sala Mexica del Museo Nacional de Antropología.
Toca el día de hoy, hacer la publicación correspondiente al mes de Noviembre de 2020. Prometido estaba y algunos de mis seguidores lo recibieron anticipadamente por interés personal de ellos. Hoy lo hago extensivo a los seguidores de este blogger. Espero les agrade y sea de utilidad
Coacalco de Berriozabal a 09 de Octubre de
2020
CRITICA AL “LIBRO NEGRO DEL
PSICOANÁLISIS[1]”
MTRO.
PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIRA
C.P.R.S.
Ecatepec
jaliscoafa@yahoo.
com.mx
blogsb86@gmail.com
En
la ciencia no hay conocimiento acabado. Debiendo estar siempre en constante
revaloración. El análisis crítico de los conceptos, permite el avance en la
conceptualización de los mismo. Un ejemplo de esto es la Astronomía, con la
Religión, Galileo y Copérnico, que dieron origen a la concepción egocéntrica y
la teoría Heliocéntrica de la ubicación en el espacio de la Tierra. Por este
motivo, el avance en alguna ciencia se da, por el cuestionamiento y aplicación
de sus conceptos teóricos. Contribuyendo en esto, la práctica y el ejercicio
del conocimiento.
Interesado
en el psicoanálisis, el “Libro Negro del psicoanálisis”, motiva la lectura de
este y conocer lo que se critica de dicha teoría y técnica.
Al
ser una importante cantidad de autores médicos o psiquiatras quienes realizan la
crítica al psicoanálisis, tal como lo contempla el texto citado, es pertinente
retomar lo que Freud (1920) dijo de ellos hace cien años. Por esto es
importante la cita siguiente:
En primer lugar,
cuenta el hecho de que el médico ha recibido en la universidad una formación
que es casi la contraria de la que le haría falta como preparación para el psicoanálisis.
Le han orientado la atención hacia hechos químicos, físicos, anatómicos,
susceptibles de comprobación objetiva, de cuya correcta apreciación y adecuada
modificación depende el éxito de la acción médica. Dentro de su círculo visual
cae el problema de la vida, en la medida en que hasta hoy se nos ha aclarado a
partir del juego de las fuerzas que también son registrables en la naturaleza
inorgánica. No se despierta el interés por los aspectos anímicos de los
fenómenos vitales; el estudio de las operaciones mentales superiores no atañe a
la medicina, es el campo de otro departamento universitario. Es verdad que la
psiquiatría debería ocuparse de las perturbaciones de las funciones anímicas, pero
se sabe de qué modo y con qué propósitos lo hace. Busca las condiciones
corporales de las perturbaciones anímicas, y las trata como a cualquier otro
ocasionamiento patológico. (pág.216)[2].
De interés es también, la revisión del Face
book, ya que en el 2020, se hace una publicación, donde se preguntaba ¿si los
legos podían ejercer el psicoanálisis? en la República de Argentina. Lo cual
por supuesto negaban. Apoyándose para esto en la prescripción dictada incluso
por su expresidente Juan Domingo Perón. Situación que al parecer estaba
planteada por los psicoanalistas, con formación médico psiquiátrica. Por eso,
en la época del face book, la respuesta fue la siguiente: ¿Por qué preguntar
algo que el mismo creador del psicoanálisis había resulto hace cien años? Lo
que se requería era releer el texto freudiano de 1920 y del que contemplamos la
cita transcrita. En otros términos Freud (1920), afirmaba, que no quería que
los médicos se apropiaran de la técnica psicoanalítica, como los médicos lo
hicieron con la hipnosis. De esta última se apropiaron, la aplicaron y al final
la relegaron al olvido. No quería ese destino para el psicoanálisis. Si esto
pensaba Freud (1920), que se podía esperar de las indicaciones de un político,
convencido por los médicos psiquiatras. Es claro que desde el punto de vista teórico
y práctico, el político nada tenía que opinar. Más aún, cuando dicho político
tiene muchos años de finado. Lo cual puede ser reafirmado por Freud en 1920, a través de la afirmación siguiente:
“El psicoanálisis
es sin duda sumamente unilateral, en cuanto ciencia de lo anímico inconsciente.
Entonces, no se puede impugnar a las ciencias médicas el derecho a la
unilateralidad” (pág. 217) .
“Pues bien: ni en
su apreciación ni en su tratamiento contribuyen en nada —lo que se dice en
nada— los estudios médicos” (pág. 217)[3].
Muy interesante es, que con el paso del
tiempo, los psiquiatras no solo pretendieron apropiarse del psicoanálisis, sino
fueron capaces de cuestionar al mismo Freud, tachándolo de inepto y de no
conocer el psicoanálisis, que el mismo creo. Consideraciones burdas de que
Freud interpretaba, como en el ejemplo que ellos dan:
“…si el
psiquiatra americano Clarence Oberndorf, soñó que había un caballo negro y un caballo
blanco, significaba sexualmente que este prefería casarse con una mujer negra y
no con una mujer blanca[4].
Lo cual en realidad es una forma clásica de
interpretación de los psiquiatras americanos. En tanto que los postulados
freudianos mencionaban, que si alguien daba un elemento del sueño que fuera un
símbolo universal, la obligación de analista es conservar esa interpretación
simbólica universal, y aplicarle la regla de la asociación libre, para saber si
ese era su significado o había otro, que fuera solo una elaboración secundaria
que usaba el simbolismo universal para reprimir el inconsciente, o para
disfrazar su manifestación. Por ello, entre los americanos es funcional la
elaboración de textos, donde se consigna la interpretación para cada símbolo,
validados porque sus recopilaciones estadística así lo dicen. Procediendo desde
su forma de trabajo, que implica la clasificación y la aplicación de técnicas
estadísticas para afirmar que tal interpretación es válida, dada su repetición
de presentación. Similar a como lo hacían los psicometristas y elaboradores de
test psicológico, incluyendo los test proyectivos. Ellos no consideran los
motivos, que incluso llevaron a “rompimiento” de Freud con algunos de sus
viejos alumnos. Un ejemplo claro sería Jung, con su manejo de la simbología y
sus arquetipos colectivos. Una teoría más apegada a la psicología utilitaria y
clasificatoria. Dadas estas características en Jung, permitieron la
permeabilidad de sus conceptos para la psicología estadounidense. De manera
similar se da con los psicoanalistas postfreudinanos como Erick Fromm, con su
psicoanálisis humanista. Técnica que utiliza los conceptos fundamentales del
psicoanálisis freudiano, pero que parece se entremescla con los conceptos del
conductismo. Predominando el modelo conductual de E-R (estímulo-respuesta). Por
ejemplo, se usa el concepto de inconsciente, pero se busca en el análisis la
causa, casi siempre asociada al “trauma” como generador de la psicopatología.
Desde esta perspectiva, el tratamiento implica la eliminación de la causa y con
ello la remisión o la curación del proceso mórbido mentalmente. Es claro, que
aún hablando de estímulo respuesta, se da una gran complejidad. Así, puede
haber múltiples factores patógenos que sostienen o provocan un síntoma. O bien una
sola causa que provoca diferentes síntomas o respuestas. Ambas formas de
trabajo incompletas y con limitaciones en su eficacia. En la primera se
olvidaron los postpsicoanálistas, de que Freud mencionaba el determinismo y el
sobredeterminismo, como uno de los motivos de la dificultad del análisis y la
cura. En tanto que en el segundo caso, la curación se aborda, síntoma por
síntoma (o si se prefiere respuesta por respuesta o conducta patógena por
conducta patógena), sin encontrar el alivio esperado, la remisión de síntomas o
la curación. Esto porque solo se aborda en el tratamiento psicoanalítico
postfreudiano las consecuencias y no las causas que permitieron el surgimiento
de la patología. Por último, el humanismo, implica centrar la etiología en la
cultura, la civilización y la tecnología moderna, como elemento determinante de
la infelicidad del ser humano. El interés por el pensamiento de los alumnos de
Freud, motiva un abordaje de la psíque humana de manera particular y curiosa.
Por ejemplo en Adler y su complejo de superioridad e inferioridad o Jung con su
concepto de la ambivalencia. Conceptos no erróneos para Freud, pero que el
énfasis que dieron sus autores en ellos, parcializo el entendimiento de la
psíque humana. Algo que Freud señalo oportunamente, bajo el precepto, de que un
solo concepto no puede dar una explicación a algo complejo y que no es válido
crear toda una teoría a partir de un solo o pocos conceptos. Creándose entonces
una diferencia entre el maestro y el alumno, que fue sismática en el movimiento
psicoanalítico y provoco la ruptura de la relación maestro alumno. Algunos teóricos
creen que lo que ocurrio entre Freud y sus alumnos fue el cambio de una
transferencia positiva en una transferencia negativa en la relación entre
ellos, dándose irremediablemente su separación. Pero es importante el análisis
de la relación entre Freud y sus antiguos alumnos, porque los seguidores de
estos últimos, son de los grandes críticos del psicoanálisis freudiano. Pero
ello implica la crítica desde contextos diferentes y a veces totalmente
opuestos. La apariencia de trascendencia del pensamiento freudiano no es tal y
es especular. Las críticas desde esta perspectiva pierden entonces validez. Con
frecuencia ellos afirmaban que el creador del psicoanálisis se había equivocado
en sus concepciones psicoanalíticas. Aquí parecía que se retomaba el dicho
popular, de que el alumno supero al maestro. Cuestión criticable, siendo más
honesta la afirmación de Lacan, quien mencionaba, que para conocer el
psicoanálisis había que volver a Freud, lo que él hizo en su desarrollo
teórico. Solo a partir de esto avanzo en el conocimiento de la teoría y técnica
del psicoanálisis.
Es interesante y complementario el
planteamiento que se hace en el “Libro negro del psicoanálisis” con respecto a:
“…todos los
especialistas conocen; ven lo que un ojo profano no ve. (pág. 443)[5]
Con esto se renueva una antigua polémica, de
hace cien años, en las que se intento, aún en la época de Freud, de limitar el
psicoanálisis a los “…especialistas…”, por supuesto médicos o psiquiatras, y no
a los profanos, no médicos, el uso de una técnica de tratamiento como era el psicoanálisis.
Pero nuevamente se olvida el propósito
del texto Freudiano de 1920, “¿Pueden los legos ejercer el
psicoanálisis?”, donde el autor realiza una discusión ficticia con un juez para
explicarle la teoría y técnica analítica. Se lo explicaba a un lego con poder
legal para legislar. Freud concluía en dicho artículo, que si podían los legos
ejercer el psicoanálisis; pero siempre y cuando se especializaran en el
psicoanálisis, que fueran expertos en la teoría y técnica analítica. Creo
pertinente que a partir de la práctica personal y docente, es pertinente
agregar algo más a la formación de los analistas: tener supervisión, análisis
didáctico, una amplia cultura y una concepción del hombre. Características que
considero el mismo Freud exigía a los médicos. Para el no bastaba que
conocieran la medicina y la psiquiatría. Es por esto, que en su texto, Freud,
realiza la defensa de su alumno Teodor Reik, psicólogo. Uno de los riesgos de
no contar con la formación que se indica, sería la mostrada hace años por un
criminólogo, quien se decía especialista en psicoanálisis porque un magnifico
psiquiatra le había enseñado en treinta minutos dicha técnica. Criticable esto
tanto por el criminólogo como por el psiquiatra, si se había atrevido a hacer
eso.
Interesante una nueva referencia del “Libro
negro del psicoanálisis”, porque es la forma prototípica de mostrar los
conceptos psicoanalíticos y que con como sigue:
“…de una emoción
a otra. No había necesidad de introducir otras relaciones en esta cadena
causal. Pero el paciente me sorprendió entonces con una observación que de
hecho no había relatado anteriormente y que me había escapado totalmente. Me
dijo que, mientras me criticaba, tenía de una forma general conciencia de otra
corriente de pensamiento que nunca había expresado. Esta otra corriente
consistía en pensamientos tales como: “He dicho lo que había que decir... no
tendría que haber dicho eso... no debería criticarle. Soy malo... no tengo
excusa por ser tan despreciable”. Este incidente constituyó mi primera
sorpresa al mismo tiempo que me pareció una anomalía. Si el paciente decía
verdaderamente todo lo que le venía a la mente, ¿cómo había podido experimentar
una oleada consciente de asociaciones y no haberlas dicho? Además, ¿cómo podían
producirse simultáneamente dos corrientes de pensamiento? La respuesta a esta
pregunta contiene un principio importante. Puede haber más de una corriente de
pensamientos fluyendo paralelamente en la conciencia del paciente. La primera
corriente, que se expresaba fundamentalmente en la asociación libre,
representaba la componente más consciente. La segunda, que se situaba
preferentemente en la periferia de la conciencia y que no era generalmente relatada,
correspondía probablemente a eso que Freud había descrito como “preconsciente” (pág.
466)[6]
De ahí podemos derivar dos críticas al menos.
La primera por ese “…de una emoción a otra…”, lo que permite recordar la tan
señalada búsqueda de los postpsiconalíticos del “trauma” causante de la
patología psíquica. Un evento o una emoción “traumatizante”, concepción que
Freud abandona desde 1901, posterior al abordaje del caso Dora, el cual fue
considerado por él, como un fracaso y desde donde reconsidero los “traumas”
como generadores de la patología psíquica. Sustituyendolos por el concepto de
la fantasía[7].
De esta manera, lo que enferma a Dora,
no es la insinuación del señor K, sino a fin de cuentas lo que pasaba en la
señora K, como representante a su vez de su propia madre. Algo de lo que Safouan, resume en la famosa pregunta de la
Histerica ¿Qué es una mujer?[8]
Y que en 1969-1970 Lacan[9]
discute de manera interesante y similar a lo aquí indicado, en su texto del
“Amo castrado”. La segunda en relación al sentido otorgado en la cita a las
conclusiones obtenidas. Pareciera que el autor, un postpsicoanalista tiene un
hallazgo interesante, como lo es encontrar los pensamientos inconscientes.
Coteja la existencia de dos corriente de pensamientos, como el los llama y que
estrictamente corresponden a los pensamientos manifiesto y latentes en un
sujeto, los últimos asociados al preconsciente freudiano. Lo cual no es novedad
de acuerdo al texto del “Libro negro del psicoanálisis”, ya que son conceptos
que Freud trabajaba desde hace casi ciento diez años. Claro que la cita
referida es de interés, pero no son los únicos conceptos manejados de tal
manera. Con conclusiones de interés reciente, cuando de acuerdo al trabajo
freudiano son antiguos.
Continuando con
comentarios contemplados en el “Libro negro del psicoanálisis”, para lo cual es
de interés lo señalado por los autores de dicho texto:
Los objetivos de
cambio se definen al final de un diálogo. El terapeuta ayuda al paciente a formular
objetivos realistas y concretos, que tienen en cuenta su bienestar, a más o menos
largo plazo, y de la calidad de sus relaciones con el prójimo. En ciertos
casos, el terapeuta limita su ayuda a una demanda explícita y bien delimitada
(por ejemplo, dejar de verificar sin fin que el gas está bien apagado, la
puerta cerrada con llave). En otros casos, un tratamiento eficaz implica
ampliar sensiblemente los objetivos. Así, la persona que quiere liberarse de la
dependencia al alcohol no puede contentarse con una técnica de control de los
impulsos de beber a contratiempo: debe igualmente desarrollar su repertorio de
actividades agradable “concurrentes”, aprender estrategias de para regular
mejor las emociones penosas y afrontar situaciones estresantes, etc. Idealmente,
los aprendizajes van más allá de problemas bien circunscritos: pretenden mejorar
la habilidad para cuidar de sí mismo. En definitiva, siempre es el
paciente el que decide los objetivos a alcanzar y el grado de implicación en el
proceso de aprendizaje (pág. 485 y 486)[10].
Hablar de los objetivos de cambio, concretos y
realistas, en la búsqueda del bienestar del sujeto y sus relaciones con el
prójimo, no corresponden a los planteamientos freudianos, sino más bien a los
postpsicoanalistas, muchos de estos enmarcados en lo que se conocio como la
escuela del Yo o la psicología de las profundidades. No quiere decir que ellos
estén equivocados o no sean de trascendencia teórica y práctica, sino que no
corresponden a los planteamientos psicoanalíticos, por así decirlo ortodoxos
freudianos. Que muchas veces solo bastaba con su definición como: ”el hacer
consciente lo inconsciente”[11].
En psicoanalistas más recientes, se definía el objetivo del psicoanálisis, como
el enseñar al sujeto a pensar, siendo él mismo quien llegaría a la conclusión
de lo que ocurría en su psíque y quien daría los cambios necesarios en su
persona de ser necesarios[12].
De esta manera, calificar una teoría con otra teoría no es válido y solo
tendría como conclusión final, sin mayor análisis, que la evaluada es errónea.
Son concepciones diferentes que pueden tener elementos de interés para el
trabajo clínico. Baste para ello dos ejemplos: El primero se relaciona con
Edwin Singer (1979)[13],
quien maneja los conceptos de bienestar del sujeto y la mejoría de las
relaciones interpersonales del paciente, como objetivo esencia en el trabajo
terapéutico. El segundo ejemplo coincide con Héctor J. Fiorini (1970)[14],
Quien centra su trabajo terapéutico en el uso de ejes o focos de trabajo, que
son sinónimos de objetivos de cambio o de trabajo clínico.
Desde la perspectiva, planteada en el “Libro
negro del psicoanálisis” de las “…demandas explicitas o bien delimitadas” sobre
las que se favorece el aprendizaje de estrategias de control o cambio de
conductas nocivas, se retrae la conceptualización de la terapia cognitivo
conductual, comportamentales o conductual[15],
que son válidas pero que no las autorizan a cuestionar técnicas y teorías
diferentes. La diferencia no invalida otras formas de ver al ser humano y de
abordar su tratamiento. Además, la experiencia clínica si demuestra, que sin
mayores intervenciones, una vez abordada la causalidad de un síntoma, este
desaparece de manera espontánea.
Una última cita, localizada en “El libro negro
del psicoanálisis” se da a continuación:
La palabra comportamiento
recubre, en los psicólogos, dos significados. En sentido estrecho,
designa una acción manifiesta, directamente observable, que se distingue de los
fenómenos psíquicos “internos” (las cogniciones y los afectos). En su acepción
amplia, designa toda actividad significante, directa o indirectamente
observable. Presenta entonces tres dimensiones: - un componente cognitivo
(percepción, recuerdo, reflexión, etc.), - un componente afectivo (placer,
sufrimiento, indiferencia), - y un componente motor (acción, expresión
corporal). Dejando aparte los reflejos elementales, todo comportamiento
presenta tres elementos. En definitiva, todo análisis de un comportamiento
implica tener en cuenta seis variables: • sus tres dimensiones: cogniciones,
afectos, acciones • el o los estímulos antecedentes • la o las consecuencias
anticipadas, conscientemente o no • el estado del organismo (pág. 485)[16].
Basta la relectura de la referencia
bibliográfica, para recordar el trabajo médico sobre los signos y síntomas de
los seres humanos. Enfoque que ha permeado el trabajo psicológico sobre los
fenómenos psíquicos. Valido para el estudio de los procesos cognitivos de los
seres humanos, pero no válido para una crítica sobre el psicoanálisis cuyos
planteamientos son diversos a esto.
MTRO.
PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIRA
C.P.R.S.
Ecatepec
jaliscoafa@yahoo.
com.mx
blogsb86@gmail.com
[1]
Meyer, C., Borch-Jacobsen, M., Cottraux Didier, J., Van Rillaer, P. J. El Libro
Negro del Psicoanálisis: Vivir, pensar y sentirse mejor sin Freud. file:///C:/Users/alex/Documents/LIBROS%20Y%20ESCRITOS/libro%20negro%20del%20psicoan%C3%A1lisis%20%E2%9C%93L%C2%AE.pdf
[2]
Freud, S. (1926). Obras completas: ¿Pueden los legos ejercer el
análisis? (José Luis
Etchevery, trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol. 20.
[3] Meyer,
C., Borch-Jacobsen, M., Cottraux Didier, J., Van Rillaer, P. J. El Libro Negro
del Psicoanálisis: Vivir, pensar y sentirse mejor sin Freud. file:///C:/Users/alex/Documents/LIBROS%20Y%20ESCRITOS/libro%20negro%20del%20psicoan%C3%A1lisis%20%E2%9C%93L%C2%AE.pdf
[4] Meyer,
C., Borch-Jacobsen, M., Cottraux Didier, J., Van Rillaer, P. J. El Libro Negro
del Psicoanálisis: Vivir, pensar y sentirse mejor sin Freud. file:///C:/Users/alex/Documents/LIBROS%20Y%20ESCRITOS/libro%20negro%20del%20psicoan%C3%A1lisis%20%E2%9C%93L%C2%AE.pdf
[5] Meyer,
C., Borch-Jacobsen, M., Cottraux Didier, J., Van Rillaer, P. J. El Libro Negro
del Psicoanálisis: Vivir, pensar y sentirse mejor sin Freud. file:///C:/Users/alex/Documents/LIBROS%20Y%20ESCRITOS/libro%20negro%20del%20psicoan%C3%A1lisis%20%E2%9C%93L%C2%AE.pdf
[6] Meyer,
C., Borch-Jacobsen, M., Cottraux Didier, J., Van Rillaer, P. J. El Libro Negro
del Psicoanálisis: Vivir, pensar y sentirse mejor sin Freud. file:///C:/Users/alex/Documents/LIBROS%20Y%20ESCRITOS/libro%20negro%20del%20psicoan%C3%A1lisis%20%E2%9C%93L%C2%AE.pdf
[7] Freud, S. (1905 [1901]). Obras
completas: “Fragmento de análisis de un caso de histeria”. (José Luis Etcheverry, trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol. 7.
[8] Safouan,
M. Estudios sobre el Edipo. Siglo XXI.
[9] Lacan, J. (2006). El seminario de Jacques
Lacan: El reversos del psicoanálisis. (1953-1954). (Enric Berenguer, trad.).
14ª reimpresión. Buenos Aires. Paidos. Vol. 17.
[10] Meyer,
C., Borch-Jacobsen, M., Cottraux Didier, J., Van Rillaer, P. J. El Libro Negro
del Psicoanálisis: Vivir, pensar y sentirse mejor sin Freud. file:///C:/Users/alex/Documents/LIBROS%20Y%20ESCRITOS/libro%20negro%20del%20psicoan%C3%A1lisis%20%E2%9C%93L%C2%AE.pdf
[11] Freud, S.
(1926). Obras completas: ¿Pueden los legos ejercer el análisis? (José Luis Etcheverry, trad.). Buenos Aires.
Amorrortu. vol. 20.
[12]
Comunicación verbal inédita de Alberto Saladogna.
[13] Singer, E. (1979). Conceptos
fundamentales de la psicoterapia. (Tr. Manuel de la escalera). México. F.C.E.
[14] Fiorini, H. J. (2006). Teoría y técnica de psicoterapia.
Buenos Aires. Nueva Visión.
[15] 88 No es inútil recordar que el
término comportamentalismo es sinónimo del anglicismo behaviorismo, algo que
saben todos los psicólogos universitarios o quienes consultan el Le Petît
Robert. En Pourquoi la psychanalyse ? (op. cit., p. 95),
Roudinesco escribe: “El behaviorismo es una variante del comportamentalismo”,
lo que es como decir que el monopatín es una variante de la tabla con ruedas.
En la misma página, escribe que “a menudo se clasifica al behaviorismo con la
psicología cognitiva” () Mescolanza de teorías (recordemos que la psicología
cognitiva estudia científicamente los procesos cognitivos). Que yo sepa,
Roudinesco es la primera en proponer una “clasificación” tan desquiciada.
Siempre en la misma página, declara que la “psicología cognitiva se pretende científica
intentando hacer depender del cerebro no sólo la producción del pensamiento,
sino la organización psíquica consciente e inconsciente”. En realidad, los
investigadores en psicología cognitiva se consideran científicos porque
utilizan el método científico para estudiar los procesos cognitivos. No basta
evidentemente con decir que la producción del pensamiento depende del cerebro
para ser científico. Errores tan groseros sobre la psicología científica dan
testimonio del total desconocimiento del que en ocasiones es a veces el objeto
y la víctima.
[16] Meyer,
C., Borch-Jacobsen, M., Cottraux Didier, J., Van Rillaer, P. J. El Libro Negro
del Psicoanálisis: Vivir, pensar y sentirse mejor sin Freud. file:///C:/Users/alex/Documents/LIBROS%20Y%20ESCRITOS/libro%20negro%20del%20psicoan%C3%A1lisis%20%E2%9C%93L%C2%AE.pdf