lunes, 2 de noviembre de 2020

XIUHCÓATL

 Escultura de la Xiuhcóatl, arma de Huitzilopochtli en la sala Mexica del Museo Nacional de Antropología.

XIUHCÓATL
TECNICA: Lápiz de de grafito en papel cartulina
20.6cm. X 30.7cm.
FECHA: Agosto 30, 2020
AUTOR. Mtro. Ps. Alejandro Fabela Alquicira



CRITICA AL “LIBRO NEGRO DEL PSICOANÁLISIS[1]”

 Toca el día de hoy, hacer la publicación correspondiente al mes de Noviembre de 2020. Prometido estaba y algunos de mis seguidores lo recibieron anticipadamente por interés personal de ellos. Hoy lo hago extensivo a los seguidores de este blogger. Espero les agrade y sea de utilidad


Coacalco de Berriozabal a 09 de Octubre de 2020

 

CRITICA AL “LIBRO NEGRO DEL PSICOANÁLISIS[1]

 

MTRO. PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIRA

C.P.R.S. Ecatepec

jaliscoafa@yahoo. com.mx

blogsb86@gmail.com

En la ciencia no hay conocimiento acabado. Debiendo estar siempre en constante revaloración. El análisis crítico de los conceptos, permite el avance en la conceptualización de los mismo. Un ejemplo de esto es la Astronomía, con la Religión, Galileo y Copérnico, que dieron origen a la concepción egocéntrica y la teoría Heliocéntrica de la ubicación en el espacio de la Tierra. Por este motivo, el avance en alguna ciencia se da, por el cuestionamiento y aplicación de sus conceptos teóricos. Contribuyendo en esto, la práctica y el ejercicio del conocimiento.

Interesado en el psicoanálisis, el “Libro Negro del psicoanálisis”, motiva la lectura de este y conocer lo que se critica de dicha teoría y técnica.

Al ser una importante cantidad de autores médicos o psiquiatras quienes realizan la crítica al psicoanálisis, tal como lo contempla el texto citado, es pertinente retomar lo que Freud (1920) dijo de ellos hace cien años. Por esto es importante la cita siguiente:

 

En primer lugar, cuenta el hecho de que el médico ha recibido en la universidad una formación que es casi la contraria de la que le haría falta como preparación para el psicoanálisis. Le han orientado la atención hacia hechos químicos, físicos, anatómicos, susceptibles de comprobación objetiva, de cuya correcta apreciación y adecuada modificación depende el éxito de la acción médica. Dentro de su círculo visual cae el problema de la vida, en la medida en que hasta hoy se nos ha aclarado a partir del juego de las fuerzas que también son registrables en la naturaleza inorgánica. No se despierta el interés por los aspectos anímicos de los fenómenos vitales; el estudio de las operaciones mentales superiores no atañe a la medicina, es el campo de otro departamento universitario. Es verdad que la psiquiatría debería ocuparse de las perturbaciones de las funciones anímicas, pero se sabe de qué modo y con qué propósitos lo hace. Busca las condiciones corporales de las perturbaciones anímicas, y las trata como a cualquier otro ocasionamiento patológico. (pág.216)[2].

 

De interés es también, la revisión del Face book, ya que en el 2020, se hace una publicación, donde se preguntaba ¿si los legos podían ejercer el psicoanálisis? en la República de Argentina. Lo cual por supuesto negaban. Apoyándose para esto en la prescripción dictada incluso por su expresidente Juan Domingo Perón. Situación que al parecer estaba planteada por los psicoanalistas, con formación médico psiquiátrica. Por eso, en la época del face book, la respuesta fue la siguiente: ¿Por qué preguntar algo que el mismo creador del psicoanálisis había resulto hace cien años? Lo que se requería era releer el texto freudiano de 1920 y del que contemplamos la cita transcrita. En otros términos Freud (1920), afirmaba, que no quería que los médicos se apropiaran de la técnica psicoanalítica, como los médicos lo hicieron con la hipnosis. De esta última se apropiaron, la aplicaron y al final la relegaron al olvido. No quería ese destino para el psicoanálisis. Si esto pensaba Freud (1920), que se podía esperar de las indicaciones de un político, convencido por los médicos psiquiatras. Es claro que desde el punto de vista teórico y práctico, el político nada tenía que opinar. Más aún, cuando dicho político tiene muchos años de finado. Lo cual puede ser reafirmado por Freud  en 1920, a través de la afirmación siguiente:

 

“El psicoanálisis es sin duda sumamente unilateral, en cuanto ciencia de lo anímico inconsciente. Entonces, no se puede impugnar a las ciencias médicas el derecho a la unilateralidad” (pág. 217) .

“Pues bien: ni en su apreciación ni en su tratamiento contribuyen en nada —lo que se dice en nada— los estudios médicos” (pág. 217)[3].

 

Muy interesante es, que con el paso del tiempo, los psiquiatras no solo pretendieron apropiarse del psicoanálisis, sino fueron capaces de cuestionar al mismo Freud, tachándolo de inepto y de no conocer el psicoanálisis, que el mismo creo. Consideraciones burdas de que Freud interpretaba, como en el ejemplo que ellos dan:

 

“…si el psiquiatra americano Clarence Oberndorf, soñó que había un caballo negro y un caballo blanco, significaba sexualmente que este prefería casarse con una mujer negra y no con una mujer blanca[4].

 

Lo cual en realidad es una forma clásica de interpretación de los psiquiatras americanos. En tanto que los postulados freudianos mencionaban, que si alguien daba un elemento del sueño que fuera un símbolo universal, la obligación de analista es conservar esa interpretación simbólica universal, y aplicarle la regla de la asociación libre, para saber si ese era su significado o había otro, que fuera solo una elaboración secundaria que usaba el simbolismo universal para reprimir el inconsciente, o para disfrazar su manifestación. Por ello, entre los americanos es funcional la elaboración de textos, donde se consigna la interpretación para cada símbolo, validados porque sus recopilaciones estadística así lo dicen. Procediendo desde su forma de trabajo, que implica la clasificación y la aplicación de técnicas estadísticas para afirmar que tal interpretación es válida, dada su repetición de presentación. Similar a como lo hacían los psicometristas y elaboradores de test psicológico, incluyendo los test proyectivos. Ellos no consideran los motivos, que incluso llevaron a “rompimiento” de Freud con algunos de sus viejos alumnos. Un ejemplo claro sería Jung, con su manejo de la simbología y sus arquetipos colectivos. Una teoría más apegada a la psicología utilitaria y clasificatoria. Dadas estas características en Jung, permitieron la permeabilidad de sus conceptos para la psicología estadounidense. De manera similar se da con los psicoanalistas postfreudinanos como Erick Fromm, con su psicoanálisis humanista. Técnica que utiliza los conceptos fundamentales del psicoanálisis freudiano, pero que parece se entremescla con los conceptos del conductismo. Predominando el modelo conductual de E-R (estímulo-respuesta). Por ejemplo, se usa el concepto de inconsciente, pero se busca en el análisis la causa, casi siempre asociada al “trauma” como generador de la psicopatología. Desde esta perspectiva, el tratamiento implica la eliminación de la causa y con ello la remisión o la curación del proceso mórbido mentalmente. Es claro, que aún hablando de estímulo respuesta, se da una gran complejidad. Así, puede haber múltiples factores patógenos que sostienen o provocan un síntoma. O bien una sola causa que provoca diferentes síntomas o respuestas. Ambas formas de trabajo incompletas y con limitaciones en su eficacia. En la primera se olvidaron los postpsicoanálistas, de que Freud mencionaba el determinismo y el sobredeterminismo, como uno de los motivos de la dificultad del análisis y la cura. En tanto que en el segundo caso, la curación se aborda, síntoma por síntoma (o si se prefiere respuesta por respuesta o conducta patógena por conducta patógena), sin encontrar el alivio esperado, la remisión de síntomas o la curación. Esto porque solo se aborda en el tratamiento psicoanalítico postfreudiano las consecuencias y no las causas que permitieron el surgimiento de la patología. Por último, el humanismo, implica centrar la etiología en la cultura, la civilización y la tecnología moderna, como elemento determinante de la infelicidad del ser humano. El interés por el pensamiento de los alumnos de Freud, motiva un abordaje de la psíque humana de manera particular y curiosa. Por ejemplo en Adler y su complejo de superioridad e inferioridad o Jung con su concepto de la ambivalencia. Conceptos no erróneos para Freud, pero que el énfasis que dieron sus autores en ellos, parcializo el entendimiento de la psíque humana. Algo que Freud señalo oportunamente, bajo el precepto, de que un solo concepto no puede dar una explicación a algo complejo y que no es válido crear toda una teoría a partir de un solo o pocos conceptos. Creándose entonces una diferencia entre el maestro y el alumno, que fue sismática en el movimiento psicoanalítico y provoco la ruptura de la relación maestro alumno. Algunos teóricos creen que lo que ocurrio entre Freud y sus alumnos fue el cambio de una transferencia positiva en una transferencia negativa en la relación entre ellos, dándose irremediablemente su separación. Pero es importante el análisis de la relación entre Freud y sus antiguos alumnos, porque los seguidores de estos últimos, son de los grandes críticos del psicoanálisis freudiano. Pero ello implica la crítica desde contextos diferentes y a veces totalmente opuestos. La apariencia de trascendencia del pensamiento freudiano no es tal y es especular. Las críticas desde esta perspectiva pierden entonces validez. Con frecuencia ellos afirmaban que el creador del psicoanálisis se había equivocado en sus concepciones psicoanalíticas. Aquí parecía que se retomaba el dicho popular, de que el alumno supero al maestro. Cuestión criticable, siendo más honesta la afirmación de Lacan, quien mencionaba, que para conocer el psicoanálisis había que volver a Freud, lo que él hizo en su desarrollo teórico. Solo a partir de esto avanzo en el conocimiento de la teoría y técnica del psicoanálisis.

Es interesante y complementario el planteamiento que se hace en el “Libro negro del psicoanálisis” con respecto a:

 

“…todos los especialistas conocen; ven lo que un ojo profano no ve. (pág. 443)[5]

 

Con esto se renueva una antigua polémica, de hace cien años, en las que se intento, aún en la época de Freud, de limitar el psicoanálisis a los “…especialistas…”, por supuesto médicos o psiquiatras, y no a los profanos, no médicos, el uso de una técnica de tratamiento como era el psicoanálisis. Pero nuevamente se olvida el propósito  del texto Freudiano de 1920, “¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis?”, donde el autor realiza una discusión ficticia con un juez para explicarle la teoría y técnica analítica. Se lo explicaba a un lego con poder legal para legislar. Freud concluía en dicho artículo, que si podían los legos ejercer el psicoanálisis; pero siempre y cuando se especializaran en el psicoanálisis, que fueran expertos en la teoría y técnica analítica. Creo pertinente que a partir de la práctica personal y docente, es pertinente agregar algo más a la formación de los analistas: tener supervisión, análisis didáctico, una amplia cultura y una concepción del hombre. Características que considero el mismo Freud exigía a los médicos. Para el no bastaba que conocieran la medicina y la psiquiatría. Es por esto, que en su texto, Freud, realiza la defensa de su alumno Teodor Reik, psicólogo. Uno de los riesgos de no contar con la formación que se indica, sería la mostrada hace años por un criminólogo, quien se decía especialista en psicoanálisis porque un magnifico psiquiatra le había enseñado en treinta minutos dicha técnica. Criticable esto tanto por el criminólogo como por el psiquiatra, si se había atrevido a hacer eso.

Interesante una nueva referencia del “Libro negro del psicoanálisis”, porque es la forma prototípica de mostrar los conceptos psicoanalíticos y que con como sigue:

 

“…de una emoción a otra. No había necesidad de introducir otras relaciones en esta cadena causal. Pero el paciente me sorprendió entonces con una observación que de hecho no había relatado anteriormente y que me había escapado totalmente. Me dijo que, mientras me criticaba, tenía de una forma general conciencia de otra corriente de pensamiento que nunca había expresado. Esta otra corriente consistía en pensamientos tales como: “He dicho lo que había que decir... no tendría que haber dicho eso... no debería criticarle. Soy malo... no tengo excusa por ser tan despreciable”. Este incidente constituyó mi primera sorpresa al mismo tiempo que me pareció una anomalía. Si el paciente decía verdaderamente todo lo que le venía a la mente, ¿cómo había podido experimentar una oleada consciente de asociaciones y no haberlas dicho? Además, ¿cómo podían producirse simultáneamente dos corrientes de pensamiento? La respuesta a esta pregunta contiene un principio importante. Puede haber más de una corriente de pensamientos fluyendo paralelamente en la conciencia del paciente. La primera corriente, que se expresaba fundamentalmente en la asociación libre, representaba la componente más consciente. La segunda, que se situaba preferentemente en la periferia de la conciencia y que no era generalmente relatada, correspondía probablemente a eso que Freud había descrito como “preconsciente” (pág. 466)[6]

 

De ahí podemos derivar dos críticas al menos. La primera por ese “…de una emoción a otra…”, lo que permite recordar la tan señalada búsqueda de los postpsiconalíticos del “trauma” causante de la patología psíquica. Un evento o una emoción “traumatizante”, concepción que Freud abandona desde 1901, posterior al abordaje del caso Dora, el cual fue considerado por él, como un fracaso y desde donde reconsidero los “traumas” como generadores de la patología psíquica. Sustituyendolos por el concepto de la fantasía[7]. De esta manera, lo que  enferma a Dora, no es la insinuación del señor K, sino a fin de cuentas lo que pasaba en la señora K, como representante a su vez de su propia madre. Algo de lo que Safouan, resume en la famosa pregunta de la Histerica ¿Qué es una mujer?[8] Y que en 1969-1970 Lacan[9] discute de manera interesante y similar a lo aquí indicado, en su texto del “Amo castrado”. La segunda en relación al sentido otorgado en la cita a las conclusiones obtenidas. Pareciera que el autor, un postpsicoanalista tiene un hallazgo interesante, como lo es encontrar los pensamientos inconscientes. Coteja la existencia de dos corriente de pensamientos, como el los llama y que estrictamente corresponden a los pensamientos manifiesto y latentes en un sujeto, los últimos asociados al preconsciente freudiano. Lo cual no es novedad de acuerdo al texto del “Libro negro del psicoanálisis”, ya que son conceptos que Freud trabajaba desde hace casi ciento diez años. Claro que la cita referida es de interés, pero no son los únicos conceptos manejados de tal manera. Con conclusiones de interés reciente, cuando de acuerdo al trabajo freudiano son antiguos.

Continuando con comentarios contemplados en el “Libro negro del psicoanálisis”, para lo cual es de interés lo señalado por los autores de dicho texto:

 

Los objetivos de cambio se definen al final de un diálogo. El terapeuta ayuda al paciente a formular objetivos realistas y concretos, que tienen en cuenta su bienestar, a más o menos largo plazo, y de la calidad de sus relaciones con el prójimo. En ciertos casos, el terapeuta limita su ayuda a una demanda explícita y bien delimitada (por ejemplo, dejar de verificar sin fin que el gas está bien apagado, la puerta cerrada con llave). En otros casos, un tratamiento eficaz implica ampliar sensiblemente los objetivos. Así, la persona que quiere liberarse de la dependencia al alcohol no puede contentarse con una técnica de control de los impulsos de beber a contratiempo: debe igualmente desarrollar su repertorio de actividades agradable “concurrentes”, aprender estrategias de para regular mejor las emociones penosas y afrontar situaciones estresantes, etc. Idealmente, los aprendizajes van más allá de problemas bien circunscritos: pretenden mejorar la habilidad para cuidar de sí mismo. En definitiva, siempre es el paciente el que decide los objetivos a alcanzar y el grado de implicación en el proceso de aprendizaje (pág. 485 y 486)[10].

 

Hablar de los objetivos de cambio, concretos y realistas, en la búsqueda del bienestar del sujeto y sus relaciones con el prójimo, no corresponden a los planteamientos freudianos, sino más bien a los postpsicoanalistas, muchos de estos enmarcados en lo que se conocio como la escuela del Yo o la psicología de las profundidades. No quiere decir que ellos estén equivocados o no sean de trascendencia teórica y práctica, sino que no corresponden a los planteamientos psicoanalíticos, por así decirlo ortodoxos freudianos. Que muchas veces solo bastaba con su definición como: ”el hacer consciente lo inconsciente”[11]. En psicoanalistas más recientes, se definía el objetivo del psicoanálisis, como el enseñar al sujeto a pensar, siendo él mismo quien llegaría a la conclusión de lo que ocurría en su psíque y quien daría los cambios necesarios en su persona de ser necesarios[12]. De esta manera, calificar una teoría con otra teoría no es válido y solo tendría como conclusión final, sin mayor análisis, que la evaluada es errónea. Son concepciones diferentes que pueden tener elementos de interés para el trabajo clínico. Baste para ello dos ejemplos: El primero se relaciona con Edwin Singer (1979)[13], quien maneja los conceptos de bienestar del sujeto y la mejoría de las relaciones interpersonales del paciente, como objetivo esencia en el trabajo terapéutico. El segundo ejemplo coincide con Héctor J. Fiorini (1970)[14], Quien centra su trabajo terapéutico en el uso de ejes o focos de trabajo, que son sinónimos de objetivos de cambio o de trabajo clínico.

Desde la perspectiva, planteada en el “Libro negro del psicoanálisis” de las “…demandas explicitas o bien delimitadas” sobre las que se favorece el aprendizaje de estrategias de control o cambio de conductas nocivas, se retrae la conceptualización de la terapia cognitivo conductual, comportamentales o conductual[15], que son válidas pero que no las autorizan a cuestionar técnicas y teorías diferentes. La diferencia no invalida otras formas de ver al ser humano y de abordar su tratamiento. Además, la experiencia clínica si demuestra, que sin mayores intervenciones, una vez abordada la causalidad de un síntoma, este desaparece de manera espontánea.

Una última cita, localizada en “El libro negro del psicoanálisis” se da a continuación:

 

La palabra comportamiento recubre, en los psicólogos, dos significados. En sentido estrecho, designa una acción manifiesta, directamente observable, que se distingue de los fenómenos psíquicos “internos” (las cogniciones y los afectos). En su acepción amplia, designa toda actividad significante, directa o indirectamente observable. Presenta entonces tres dimensiones: - un componente cognitivo (percepción, recuerdo, reflexión, etc.), - un componente afectivo (placer, sufrimiento, indiferencia), - y un componente motor (acción, expresión corporal). Dejando aparte los reflejos elementales, todo comportamiento presenta tres elementos. En definitiva, todo análisis de un comportamiento implica tener en cuenta seis variables: • sus tres dimensiones: cogniciones, afectos, acciones • el o los estímulos antecedentes • la o las consecuencias anticipadas, conscientemente o no el estado del organismo (pág. 485)[16].

 

Basta la relectura de la referencia bibliográfica, para recordar el trabajo médico sobre los signos y síntomas de los seres humanos. Enfoque que ha permeado el trabajo psicológico sobre los fenómenos psíquicos. Valido para el estudio de los procesos cognitivos de los seres humanos, pero no válido para una crítica sobre el psicoanálisis cuyos planteamientos son diversos a esto.

 

MTRO. PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIRA

C.P.R.S. Ecatepec

jaliscoafa@yahoo. com.mx

blogsb86@gmail.com



[1] Meyer, C., Borch-Jacobsen, M., Cottraux Didier, J., Van Rillaer, P. J. El Libro Negro del Psicoanálisis: Vivir, pensar y sentirse mejor sin Freud. file:///C:/Users/alex/Documents/LIBROS%20Y%20ESCRITOS/libro%20negro%20del%20psicoan%C3%A1lisis%20%E2%9C%93L%C2%AE.pdf

[2] Freud, S. (1926). Obras completas: ¿Pueden los legos ejercer el análisis? (José Luis Etchevery, trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol. 20.

 

[3] Meyer, C., Borch-Jacobsen, M., Cottraux Didier, J., Van Rillaer, P. J. El Libro Negro del Psicoanálisis: Vivir, pensar y sentirse mejor sin Freud. file:///C:/Users/alex/Documents/LIBROS%20Y%20ESCRITOS/libro%20negro%20del%20psicoan%C3%A1lisis%20%E2%9C%93L%C2%AE.pdf

[4] Meyer, C., Borch-Jacobsen, M., Cottraux Didier, J., Van Rillaer, P. J. El Libro Negro del Psicoanálisis: Vivir, pensar y sentirse mejor sin Freud. file:///C:/Users/alex/Documents/LIBROS%20Y%20ESCRITOS/libro%20negro%20del%20psicoan%C3%A1lisis%20%E2%9C%93L%C2%AE.pdf

[5] Meyer, C., Borch-Jacobsen, M., Cottraux Didier, J., Van Rillaer, P. J. El Libro Negro del Psicoanálisis: Vivir, pensar y sentirse mejor sin Freud. file:///C:/Users/alex/Documents/LIBROS%20Y%20ESCRITOS/libro%20negro%20del%20psicoan%C3%A1lisis%20%E2%9C%93L%C2%AE.pdf

[6] Meyer, C., Borch-Jacobsen, M., Cottraux Didier, J., Van Rillaer, P. J. El Libro Negro del Psicoanálisis: Vivir, pensar y sentirse mejor sin Freud. file:///C:/Users/alex/Documents/LIBROS%20Y%20ESCRITOS/libro%20negro%20del%20psicoan%C3%A1lisis%20%E2%9C%93L%C2%AE.pdf

[7] Freud, S. (1905 [1901]). Obras completas: “Fragmento de análisis de un caso de histeria”. (José Luis Etcheverry, trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol. 7.

[8] Safouan, M. Estudios sobre el Edipo. Siglo XXI.

[9] Lacan, J. (2006). El seminario de Jacques Lacan: El reversos del psicoanálisis. (1953-1954). (Enric Berenguer, trad.). 14ª reimpresión. Buenos Aires. Paidos. Vol. 17.

[10] Meyer, C., Borch-Jacobsen, M., Cottraux Didier, J., Van Rillaer, P. J. El Libro Negro del Psicoanálisis: Vivir, pensar y sentirse mejor sin Freud. file:///C:/Users/alex/Documents/LIBROS%20Y%20ESCRITOS/libro%20negro%20del%20psicoan%C3%A1lisis%20%E2%9C%93L%C2%AE.pdf

[11] Freud, S. (1926). Obras completas: ¿Pueden los legos ejercer el análisis? (José Luis Etcheverry, trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol. 20.

[12] Comunicación verbal inédita de Alberto Saladogna.

[13] Singer, E. (1979). Conceptos fundamentales de la psicoterapia. (Tr. Manuel de la escalera). México. F.C.E.

[14] Fiorini, H. J. (2006). Teoría y técnica de psicoterapia. Buenos Aires. Nueva Visión.

[15] 88 No es inútil recordar que el término comportamentalismo es sinónimo del anglicismo behaviorismo, algo que saben todos los psicólogos universitarios o quienes consultan el Le Petît Robert. En Pourquoi la psychanalyse ? (op. cit., p. 95), Roudinesco escribe: “El behaviorismo es una variante del comportamentalismo”, lo que es como decir que el monopatín es una variante de la tabla con ruedas. En la misma página, escribe que “a menudo se clasifica al behaviorismo con la psicología cognitiva” () Mescolanza de teorías (recordemos que la psicología cognitiva estudia científicamente los procesos cognitivos). Que yo sepa, Roudinesco es la primera en proponer una “clasificación” tan desquiciada. Siempre en la misma página, declara que la “psicología cognitiva se pretende científica intentando hacer depender del cerebro no sólo la producción del pensamiento, sino la organización psíquica consciente e inconsciente”. En realidad, los investigadores en psicología cognitiva se consideran científicos porque utilizan el método científico para estudiar los procesos cognitivos. No basta evidentemente con decir que la producción del pensamiento depende del cerebro para ser científico. Errores tan groseros sobre la psicología científica dan testimonio del total desconocimiento del que en ocasiones es a veces el objeto y la víctima.

[16] Meyer, C., Borch-Jacobsen, M., Cottraux Didier, J., Van Rillaer, P. J. El Libro Negro del Psicoanálisis: Vivir, pensar y sentirse mejor sin Freud. file:///C:/Users/alex/Documents/LIBROS%20Y%20ESCRITOS/libro%20negro%20del%20psicoan%C3%A1lisis%20%E2%9C%93L%C2%AE.pdf