Como lo prometí, en este mes de Abril de 2021, realizare la publicación de comentarios realizados acerca del caso Abe S/Zada, una homicida en el Japón de los años treinta, revisada en un taller psicoanalítico. Interesante caso.
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“UNA
MUJER ABE S/ZADA: GEISHA, RAMERA, ESTRANGULADORA, ESTRELLA”
Interesante la actividad
de “UNA MUJER ABE S/ZADA: GEISHA, RAMERA,
ESTRANGULADORA, ESTRELLA”
Impartida por Alberto Sladogna el día 20 de Febrero de 2021, sobretodo porque motiva
la reflexión.
Expuesto el caso, curiosamente se termina con una nota con la
cual se inicio la sesión, afirmándose que su sentencia por el homicidio y la
mutilación del amante de Abe S/Zada, es corta para la difusión que se hizo del
caso en la ciudad de Tokio, Japón, solo seis años de prisión. Al inicio se
planteaba la pregunta ¿Por qué tan poca sentencia? ¿Acaso se pensó que no era
de tal trascendencia pues tal vez el homicidio se dio accidentalmente? Al calor
de la pasión y la relación sexual, Abe S/Zada no tiene conciencia de que
estrangula a su amante hasta que el mismo falleció. Siendo entonces un
homicidio imprudencial. Pero ello no sería lógico, cuando el delito implica el
cortar el escroto y el pene del amante. Al realizar esta acción se podría
adjudicar la premeditación la alevosía y la ventaja, en el delito total, por lo
cual se elevaría la sentencia. Además de que dicha mujer anduvo deambulando y
huyendo de la policía por las calles de Tokio. Pero en el análisis del caso se
indica que tal vez debía incluso haber merecido la muerte por el homicidio.
Ante ello pregunto ¿Por qué la muerte? Si bien es impactante el delito no lo es
tanto para sentenciar a muerte. Salvo por el hecho del impacto social que tuvo
en la sociedad japonesa. Pero ¿Por qué provocar tanto impacto?
Tal vez esto hay que contextualizarlo, para lo cual recuerdo
que las Geishas, eran prostitutas educadas desde la infancia para tener
relaciones sexuales con los hombres que solicitaban sus servicios. No eran
estrictamente “rameras” en el sentido que se da al termino en la sociedad
occidental. Era un arte y una actividad que podían ejercer las mujeres en el
Japón. En su caso eran educadas no solo para tener relaciones sexuales sino
para dar placer a los hombres. Su educación, cultura, maquillaje etc, todo ésta
encaminado a el placer de los hombres. De ninguna manera importaba el placer o
la sensualidad de la geisha o la mujer. Su objetivo era motivar el máximo
placer en el hombre. La sensualidad estaba incluso al servicio del placer sexual
del hombre, sin importar el de la mujer.
Quizás, es por ello que recordaba el libro de un autor
japonés, “La casa de las doncellas durmientes”, en el cual se muestra la
sexualidad de los varones seniles. En la trama, estos pagaban por estar cercas
de mujeres jóvenes pero con al menos dos condiciones: que ellas debían estar
dormidas profundamente y el hombre no debía tocarlas o estimularlas. Eran
mujeres a las que se les pagaba por aceptar estar en esas condiciones con un
varón. Relatándose las fantasía del anciano, con la mujer dormida, y la
sensualidad emanada por la mujer dormida, esta última al servicio de la
sexualidad del hombre anciano. Nuevamente no es de interés la sensualidad o la
sexualidad de la mujer.
Pero por otra parte, Gabriel García Márquez, en su libro: “El
Amor en los tiempos del cólera” decía, que los síntomas de amor, son los mismos
que los del cólera; el aumento de la temperatura corporal, fiebre, malestares
estomacales, sudoración, etcétera. Alusión mediante la cual se puede asociar,
como los actos de amor o por amor pueden ser relacionados con la enfermedad, en
especial si ellos rompen os patrones culturales de la sexualidad. Así, el que
Abe S/Zada haya matado a su amante porque lo amaba, se asocia a la “locura”.
“Locura” que provoca la agitación mental y física de los enamorado. Pero a la
vez “locura” porque se da la manifestación de la sexualidad y sensualidad de la
mujer, capaz de matar o cometer crímenes por amor[1]
como decía el Márquez de Sade (Du Plexsix Gray, F. (2002)[2].
Así en la sociedad occidental se da la tolerancia que una mujer cometa un
crimen incluso el homicidio si fue por venganza o defensa personal, pero ¿Por
el ejercicio o manifestación de su sexualidad y sensualidad? Algo reprobable,
que indudablemente provocaría el horror, la sorpresa, la reprobación y el
escandalo como en el caso del Japón y su sociedad.
Un último punto a
señalar de la sesión del este 20/02/21, es el señalamiento, de que ella esta
arriba de su amante, Abe S/Zada, seguramente con el pene inserto en la vagina y
de repente este se hace pequeño, Se dice que en estrangulamiento, en especial
en la ahorca la víctima tiene una erección “muy fuerte” , la cual debería haber
tenido el amante, pero al morir se da la flacides del pene. O ¿caso la erección
del ahorcado es permanente? Ella misma tiene la oportunidad de sorprenderse de
un hecho de su sexualidad. Tal vez en recuerdo a esto es que se lleva el pene y
el escroto. Aunque ¿Por qué el escroto? ¿Qué le interesaba de esta parte del
aparato genital de su amante?
MTRO.
PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIR
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“UNA
MUJER ABE S/ZADA: GEISHA, RAMERA, ESTRANGULADORA, ESTRELLA”
SEGUNDA
SESIÓN DEL 27/02/21
Hoy surge un segundo dato curiosos en el caso. El primero se
relacionaba con los cinco años de sentencia, para el impacto que había
provocado en la sociedad japonesa. El impacto provocado tenía que ver no solo
con el homicidio del amante, sino por que Abes/zada había cercenado el escroto
y pene de su amante. Reconsiderando la sexualidad y sensualidad de Abes/Zada,
aunque la semana anterior no lo exteriorice, veía un segundo motivo para el
impacto que provoco el crimen. Si en el se dio la manifestación de la
sexualidad y sensualidad de la mujer japonesa, tal vez ello provocaba estupor
ante su manifestación. Decía la vez anterior, que esa sensualidad y sexualidad
femenina no es permitida en la mujer japonesa. Como Gehisa se le prepara para
dar placen, no para ejercer o manifestarlo. En su crimen, lo que ella hacia era
hacer evidente esa sexualidad y sensualidad. El segundo hecho curioso en este
caso, me llama la atención, la resolución final del mismo. Primeramente se le
otorga amnistía en su crimen y precisamente por el Emperador. ¿Por qué con una
sentencia tan corta, todavía se hace acreedora de un beneficio más, la
Amnistía? Lo cual hace suponer, que ni siquiera los cinco años de sentencia
fueron cumplidos en reclusión. ¿Cuál fue el interés para el Emperador, para
otorgar a AbeS/Zada, dicho privilegio? Siendo Gehisa, también es de interés
cuando se dice que al salir de la cárcel, no solo se le protege dándole un
nuevo nombre, sino que se casa. ¿Con quién y por qué? Renunciando a su
anonimato cuando se insinúa que ella mato por, tal vez, “locura”. ¿Qué
importancia tenía aclarar lo que el anonimato protegía? Esto permite asociar
con la clínica en dos casos. Uno relacionado con una mujer, quien primero llora
porque su matrimonio puede fracasar, pero sin decir que es ella la que tiene un
amante del cual se embaraza. Sin embargo, para no tener problemas a futuro,
decidio el aborto con un argumento elaborado. Abortaba porque que tal si en el
futuro su hijo se enfermaba y se requería de un trasplante. Ello implicaba la
posibilidad de estudios de ADN, con lo cual se descubriría la ausencia de
parentesco con el “padre”, su marido, con quien se había casado legal y
religiosamente. Aunque hay que hacer notar, que dicho hombre suponía el engaño
de su esposa. Después de eso, vivía feliz con su familia, situación que no
impidió que ella tuviera un segundo amante. A final, dicha mujer confiesa a sus
hermanas lo referido, en una plática de hermanas y mujeres. Solo una de sus
interlocutoras preguntaba el motivo de externamiento de tal confesión.
Diciendo, si ya lo hizo, pues que se lo calle. Tiempo después, en una nueva
platica en “familia”, confiesa a sus hermanas, que con su segundo amante tuvo
sexo anal, afirmando que ello es agradable y una forma más y diferente de hacer
el amor. Del segundo caso, se trata de otra mujer, a quien se califico de “loca
sexualmente” y de manera prejuiciada y social. Después de todo tuvo varias
parejas sexuales. Detrás de dicha conducta sexual, se conocio el motivo. Un intento
de reparar su narcisismo destrozado, cuando se entera de que su pareja sexual,
en determinada época, era bisexual y amante de uno de sus tíos. De este
descubrimiento se daba cuenta de que necesitaba tener muchos hombres, para
reafirmar su feminidad y belleza física. Aunque ello no bastaba para explicarle
el por qué su pareja sexual, había preferido a un hombre. Esto la dejaba en la
incertidumbre de si era bonita o atractiva. Derivando una pregunta para ella
misma: Como pelear a un hombre homosexual con un homosexual. Sabía como hacerlo
con una mujer, pero con un hombre. No pudo responder. Siguiendo la línea de
Osca Massotta, si no recuerdo de manera equivoca, se planteo que la
recuperación de su narcisismo se daría hasta que se embarazara. Se planteaba
hipotéticamente, que la mujer esta completa en el embarazo y no necesita nada,
ni marido. Lo cual efectivamente así ocurrió. Cuando forma una relación de
pareja en unión libre, donde se embaraza. A partir de ahí, fue mujer de “casa”
y ahora “engañada” por su concubino. Pero no hubo nuevos amantes. Esto fue el
desarrollo de una vida, no de un análisis, durante veinticinco años, donde se
pudo observar.
Volviendo al caso de Abe S/Zada, me llama la atención la
relación que se hace con un dicho mexicano: “El miedo no anda en burro”
asociándose esto con el miedo, como uno de los motivadores de la excitación
sexual. Tal vez el miedo de morir, de Ishida, pudo interrelacionarse con la
sexualidad y el erotismo. Parecido al “miedo” que le podría provocar, la
exposición de una clase a un alumno y ante su maestra que lo presiona;
provocándole incluso una eyaculación. El primer elemento relacionado con la
sexual, es la asociación que se hace con el “burro”, en especial por el tamaño
de su pene, que permite fantasear en la potencia sexual del animal. ¿Pero al
fin fantasía? Pues a veces se asocia con las posibilidades de desgarramiento
ante tan enorme pene, no ante la satisfacción sexual. No es de importancia aquí
la flexibilidad vaginal de la mujer. Por ello no sabría aclarar, si la
excitación del niño fue por miedo o ante la mujer fálica, la maestra. Solo
pienso de momento que es una trama dramática y grotesca, que lejos de provocar
miedo provoca hilaridad. Parecido a la provocada por las personalidad
histéricas y los dramatismos de su vida. Curiosamente algo parecido ocurrido
con la trama de Abe S/Zada. Pero interesante al relacionarla con la sonrisa que
provoca esta situación en Abe S/Zada y los policías que la custodian. En la
fotografía mostrada todos sonríen. Sin embargo, no creo tener la certeza que se
ríen de algo chistoso. Al menos no hay chiste contado, para poder esclarecer la
manifestación del mecanismo del chiste desarrollado por Freud (1905)[3],
pero si relacionada con el humor. Cuantas veces, se dice que ante el miedo o la
facie de terror, los observadores sonríen o ríen abiertamente ante la expresión
del sujeto observado. Es humorístico. Así podría pensar es la expresión de los
japoneses de la época en el crimen de Abe S/Zada. Por eso no se analiza el
humor o la risa de los oyentes, los japoneses, sino de los policías y Abe
S/Zada. Con esto llego a otro dicho mexicano: “El que solo se ríe, de sus
travesuras se acuerda”. Permitiéndome esto comprender la expresión de la
victimaria y sus acompañantes.
Por otra parte, pero siguiendo la asociación con el burro,
existe una anécdota ante la observación del pene erecto del burro. Saliendo de
paseo a la zona de Michoacán, en el camino de terracería, una niña pregunta
ingenuamente a su padre, conductor del coche en el que se transportaban, por
qué ese burro, a la vista, tiene cinco patas. Nadie responde a la inocente
niña, a quien solo la mueve la curiosidad pero no el horror. Niña nacida en la
ciudad de México. Pero, ante observaciones similares, mujeres adultas, gritan, voltean
la cara, desvían la mirada pero no comentan nada. ¿Será cierto que no
observaron nada? Mujeres de las que se dice: que sin voltear a ver a una
persona, saben todo de ellas, a diferencia de ls hombres, quienes si voltean.
Describiendo su vestimenta o si sus zapatos están limpios y lo demás que haya
que observar. Si saben todo eso, es porque si hay curiosidad. Entonces, ¿por qué
gritar? Pueden haber dos motivos al menos: por horror o por asombro.
Interesante será decir el motivo de la expresión de la mujer. Algunas hacen
gestos de repugnancia, asco y otras de “excitación”. En ambos casos, frecuente
que abran los ojos y al menos en las primeras se tapen los ojos con los dedos
entreabiertos. El observador, decide lo que su propia historia le permite interpretar,
pero no necesariamente la realidad de tal reacción. Ésta solo la sabe la mujer.
Así, “Quien sola se ríe de sus travesuras se acuerda”. Y por ello de nuevo
preguntamos, ¿de que se ríe Abe S/Zada? Una mujer atenta a que se hizo pequeño
el pene de su amante cuando lo estrangulaba.
Por último, una anécdota más. Cada vez que una mujer sabe de
un caso de violación ella dice.: “A esos violadores lo que se les debía hacer
es cortárselo” alguno de sus interlocutores, hace ademán de proteger su miembro
y exclamando ¡Hay! Ante esto la mujer atenúa su dramatismo o “ferocidad”, a
veces manifiesta una sonrisa de “triunfo” o se termina la discusión. ¿Sadismo o
placer ante la posibilidad de cercenar el pene?
MTRO.
PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIR
[1]
Márquez de Sade (2002), Crímenes por amor.
[2] Du Plexsix
Gray, F. (2002). El marqués de Sade: una vida. (Abel Debritto y Merce Diago,
Trads.). Buenos Aires. Punto de lectura.
[3] Freud, S. (1905). Obras completas: El chiste y su relación con lo
icnonciente. (José Luis Etcheverry, trad.). Buenos
Aires. Amorrortu. vol. 8.