¿A PROPOSITO DE LA CAOSTICA CLÍNICA?
MTRO. PS. ALEJANDRO FABELA ALQUICIRA
C.P.R.S. Ecatepec
jaliscoafa@yahoo. Com.mx
blogsb86@gmail.com
El día de hoy, 16/01/21, interesante
el taller "caostica clínica", porque genera diversos recuerdos y
comentarios. Partiré de la asociación que se hizo con la Mantis Religiosa y su
sexualidad. Insecto en el cual mientras se tiene el coito entre el macho y la
hembra, el primero puede perder la vida. De hecho de menor tamaño, el macho
debe cuidarse, de colocarse muy bien detrás de la hembra. De lo contrario esta
puede devorarlo mientras se mantiene el coito. Relación sexual que no se
interrumpe, aun cuando ya el macho hubiera perdido totalmente la cabeza al ser
engullida por la hembra. No es la cabeza la que controla la penetración ni la
eyaculación del esperma del macho. Por esto la relación sexual no se interrumpe
y logra fertilizar a la hembra. Y de hecho no se hace referencia a la capacidad
orgásmica de las hembras. Lo importante es que solo fueron fertilizadas. ¿Algo
diferente en la sexualidad femenina? La respuesta debería ser afirmativa y
negativa a la vez. Afirmativa porque se habla mucho de la capacidad orgásmica
de las mujeres. E interesante por teorías modernas sobre la sexualidad femenina
que mencionan que la mujer no solo es multiorgásmica sino de que para tener un
orgasmo no es necesario el hombre o tener una relación sexual. Esto permite
retomar un caso de una mujer joven. Virgen porque no había tenido relaciones
sexuales vaginales. Su primera relación con su pareja es a tergo, pero al
comentar con su pareja no señala nada, excepto que ya no es virgen. Al
preguntarle lo que experimento refiere haber sentido como su pareja golpeteaba
sus nalgas mientras metía y sacaba el pene. Al día siguiente, en posición de
espalda y erecta, permite que su pareja la penetre una vez más. ¿Se había
despertado su sexualidad y por ello permite su segunda relación sexual? Estaba
contenta y feliz, no solo por su segunda relación sexual, pues ahora estaba
segura de “pertenecer” a su pareja. ¿Ya no tenía duda ahora? Comentando su
experiencia afirmaba que su segunda relación sexual fue para asegurarse de que
su pareja la había penetrado. ¿Y que paso en la primera vez? Al parecer había
dudas. Mismas que con la segunda relación se habían disipado. Como no había
sentido dolor y no había sangrad, al dejar de ser virgen, parece que tenía
dudas sobre la penetración que había tenido el día anterior. Sabía que era
penetrada porque había visto erecto el pene de su pareja y el movimiento de él
le indicaba que era penetrada, al golpetear sus entrepiernas o sus nalgas, pero
al parecer no por experimentar el entrar y salir el pene de su vagina. Al
respecto, el orgasmo entre hombre y mujer es diferente, ya que en el primero se
relaciona con la emisión del esperma. Pero no en la mujer la cual refiere
entrecortamiento de la respiración, jadeos, alteración del ritmo cardiaco,
sensación de humedad o flujo vagina y contracciones musculares de abdomen,
entrepiernas y vagina. Otros signos, solo son signos del estado de excitación,
como serían la sudoración, la elevación de la temperatura corporal,
abultamiento del volumen de los senos y piloerección.
Algunos casos son de interés respecto a esto.
Uno de ellos, una mujer joven, con carácter histriónico le decía a su pareja
que le provocaba orgasmos intensos y que ella disfrutaba mucho de su relación
sexual. Decían que todos los vecinos se enteraban de que había tenido sexo, por
los gritos y jadeos ruidos que ella emitía en su relación de pareja, muy
“escandalosa”. Sin embargo, al proseguir el análisis, menciona lo que había
dicho a su pareja cuando se enoja con este: sic. “tu crees que me hacías sentir
mucho, pues no. No siento nada y todo es fingido”. Comentario que hacía
reflexionar que entre las características de la paciente se encontraba una
frigidez total. Al analizar la respuesta sexual humana de dicha mujer, se
concluye que no había ni siquiera fase de excitación. Estaba ausente la
piloerección, la elevación de temperatura o el endurecimiento de los pezones.
Se podía afirmar que era anestésica total. En un segundo caso, una mujer madura
de casi cuarenta años, en la época de su análisis, reporta entre sus
experiencias sexuales de joven, que a los quince años no supo que paso. En su
primera relación sexual, dice que su patrón laboral se aprovecha de ella. Un
día que se queda a trabajar tarde, estando a solas, este la abraza, le levanta
la falda, la recuesta y la abre de piernas. Ella dice solo sentir que se apoya
en su entrepierna y que mueve, pero no pude saber si fue penetrada o no. Solo
junta sus rodillas y avienta a su patrón, separándose de esta manera ambos. En
otra ocasión, dice no saber si con su novio tuvo relaciones sexuales o no.
Fueron al campo y en un momento dado, su novio la recuesta en el pasto, e
levanta la falda, le hace a un lado su pantaleta y abriendo sus piernas. Ella
lo ve y siente que se recuesta entre sus piernas, mientras ella experimenta
varios movimientos. Acto seguido, él se levanta ella baja su falda y se van.
Afirma no saber si él la penetro o no. ¿A pesar de las inervaciones nerviosas
de la vagina, abdomen y entrepiernas femeninas había “anestesia” en la relación
sexual? ¿Esa “anestesia” era de origen psicógeno por represión? La respuesta
parece ser afirmativa y corresponderían a una frigidez de origen histriónico.
Pero aún quedan dudas. ¿Acaso es más frecuente que la mujer sabe de la relación
sexual o experimenta la relación sexual, más por imaginación o interpretación
pero por experiencia sensoriopercepctual?
De interés es también la referencia de que
pasaban hasta tres días sin comer por estar teniendo sexo la japonesa y su
amante. Algo que pude se cierto, pero que en ese caso setenta y dos horas
tenido sexo, parece exagerado al menos para el hombre. Del cual se decía
mantenía una erección a pesar de estar dormido. En la mujer no hay
inconveniente, pues su estructura de su aparato sexual si lo permitiría, pero
la función y la estructura del aparato sexual del varón creo que no.
Congruente el señalar es que los ahorcados
tienen al parecer una erección intensa en el momento del ahorcamiento. Práctica
sexual que la japonesa y su amante mantenían.
Intrigante el hecho de que lo matara, pues
siendo mujer había que preguntar como lo hizo. Por peso corporal no es
factible, excepto de que hombre estuviera inconsciente o drogado para que no se
pudiera defender. O que tal vez era su opción sexual permitiendo ser muerto por
su amante. Extraño que esta última opte por conservar el pene y el escroto
cercenados, si ya perdieron la erección y ya no servirán más. Salvo que lo
hiciera como recuerdo o trofeo del pasado disfrutado.