sábado, 7 de octubre de 2017

DINÁMICA FAMILIAR EN UN CASO DE FARMACODEPENDENCIA

El presente trabajo fue realizado a partir de la información proporcionada por un interno en el CICA (Centro Integral Contra las Adicciones) del CPRS Ecatepec, para tratamiento intensivo de su farmacodependencia, con lo cul se combina en su dinámica manifiesta además del problema de adicción, el problema delictivo de robo, conducta inadecuada (comportamiento antisocial del adulto grave), neurosis y su dinámica familiar. Conjunción que lo hace un caso de interés. dicho sujeto participo en el grupo que se refiere en este blogger como la interpretación grupal de los integrantes del CICA.

EL FARMACODEPENDIENTE EN LA DINÁMICA FAMILIAR

Mtro. Ps. Alejandro Fabela Alquicira

Minuchin afirmaba, que para que un niño, de escasos centímetros de estatura ´pueda pegarle a uno de los padres, es por que este esta en los hombros o es cargado por otro adulto.
Pero que ocurre cuando el hijo, biológicamente ya esta a la estatura del padre o lo ha superado, incluso en masa corporal, es golpeado o amenazado por ese hijo
Si en la relación familiar se da esto y la única adulta es la madre, debería suponerse que ella es quien carga al menor. Pero en la relación el menor suplica a la madre que detenga al padre, en ese caso especifico al padrastro, para que ya no le pegue, pero la madre no hace caso. Al contrario estimula que su pareja lo golpea mas fuerte para ver si escarmiento y corrige su comportamiento. Pero el sujeto como no recibe la respuesta de la madre en su apoyo. El le arrebata el cable con el que el padrastro lo golpeaba, con el mismo golpea al padrastro. Le da un puntapie y dice que solo lo ve retorcerse. La madre le dice a su pareja que ya lo deje y que mejor se vaya para que ella hable con el y ya no se den mas problemas entre el hijo y el padrastro
El sujeto dice que disfruta esto, porque a partir de ese momento ya nadie le dice nada y el hace lo que quiere. Llega tarde o no esta en su casa, etc. La madre al parecer no hablo con el. Solo años más tarde, cuando el sujeto roba al padre frente a su madre, ella le dice sic “ya vez como no entiendes, como es posible que haya hecho eso”. Cuando ella trata de intervenir para evitar el robo, es detenida con un ademán de que se detenga y no intervenga. Agregando el sujeto, que si de nuevo lo traicionara. Recuerdo de cuando ella no intervino cuando fue castigado y golpeado por su padrastro. La madre solo mueve la cabeza de un lado a otro y deja que el asalto ocurra.
Se podía afirmar que la mayor estatura y masa corporal del sujeto favorece el triunfo de este. Tal vez de manera similar a como cuando el infante llora y grita, haciendo berrinche, cada vez más fuerte y los padres o los adultos en general, con tal de que no continúe con dicha actitud prefieren dejar que el niño haga lo que quiera pero que deje de gritar. Logrando este objetivo el menor. Cuando una madre se para a bailar, el menor hace lo mismo y como ella no le hace caso, se tira al piso, patalea y se returce. Al fin la madre deja de bailar, lo carga y se sienta con el menor. Este de inmediato se tranquiliza. Logro lo que quería.
Si es así, entonces, la madre y el padre fueron vencidos y al parecer ya no sería aplicable el concepto minuchiano. ¿O acaso hay otro adulto quien carga al menor?. Manifiestamente no. Solo están el padre, la madre y el hijo. ¿Qué ocurre entonces? Hay que retomar otro caso atendido en análisis, que es el siguiente:
Se dice que el padre de familia, medico de renombre en su comunidad es sumamente “machista”. El ha tenido varias parejas estando casado, varias de ellas enfermeras. Su segunda esposa, la conoce precisamente como enfermera y se involucra con ella estando casado con otra mujer, la primer esposa. Con la segunda esposa ha ocurrido la misma situación, de la cual ella se ha dado cuenta. Es relevante el calificativo de “machista”, por que ha determinado situaciones familiares. Orgullosamente, por tener un hijo varón, en médico, le da el dinero en abundancia, siendo adolescente, el joven. Ante tal situación su padre le da el dinero diciendo, sic “Tenga hijo, para que se vaya con las viejas a los antros”.Dinero que el adolescente acepta de buena gana.
La esposa conoce una vieja historia familiar de su marido. Que es al parecer un secreto familiar. El no le habla a su exesposa y la madre de él, ya que un día las corrió de su casa. Ambas mujeres se enteraron del embarazo de la hija del medico y lo ocultaron. Cuando el se entera, se enoja y las expulsa de su casa, junto con la hija; a esta, tanto por embarazo, como por habérselo ocultado. Tenía tiempo que no les hablaba.
Pero la preocupación real no era esa, sino que como enfermera ella se da cuenta y cuestiona a su hijo la asistencia a un medico y el uso de medicamentos y pomadas contra infecciones. De esta manera ella descubre que su hijo es homosexual. Ella se cuestionaba ¿que ocurriría si su marido se da cuenta de la situación de su hijo? Ella reflexiona que seguramente diría que no se dio cuenta, a pesar de estar y cuidar la casa. Ahora que ella lo sabe quedaría que oculto información y seguramente sería también expulsada de la casa familiar. Junto con su hijo homosexual, no se sabe si ello sería o no de importancia. Parece más bien la preocupación por ser expulsada como esposa. Otro aspecto que parece de importancia es su malestar por la infidelidad de su marido, sobre las cuales ella no puede decir nada. Quedando solo como medio de venganza o retaliación, no el buscar ella misma otras parejas con las cuales mantener relaciones sexuales, sino afectado una de las principales expectativas de hombre “machista”. Que su hijo varón no lo sea, siendo homosexual. El joven dice que se preocupa por su condición de homosexual. Preocupación que se centra no en su elección de objetos amorosos. El se considera bien definido como homosexual. Reconoce la belleza femenina, pero esta no le excita. Incluso afirma que no hay erección ante las mujeres. El recuerda que hablo con una amiga, la cual muy bien dispuesta se ofrece a ayudarlo para que se excite y tenga una erección, cumpliendo de esta manera la relación heterosexual. Pero ello no funciono, para malestar de la mujer. Esta decía que ella se encargaría de lo contrario y su propio narcisismo fue cuestionado. En el joven homosexual no se dio la excitación.
Fuente de preocupación no solo era ser descubierto en su inclinación sexual, sino el que sería expulsado de su casa, cuando su padre se enterara de que prefería las relaciones homosexuales. ¿Qué pasaría con él, al perder la mesada que su padre le daba? Como alternativa de solución, se preocupaba por las relaciones heterosexuales a fin de engendrar un hijo para su padre. Con ello decía cumpliría con el y pensaba que se podría después de ello dedicar al ejercicio de su homosexualidad. Para ello pensaba relacionarse con una mujer y sin decirle o tomarle su parecer embarazarla. Su problema era su impotencia ante las mujeres.
Hay que señalar la forma de pensar del sujeto. Este discutía acerca de la deshonestidad y la injusticia. Señalándosele que el sería injusto y deshonesto al embarazar a la mujer sin siquiera avisarle o hace3rle la propuesta. Su interés no era ella ino solo embarazarla para darle el hijo que su padre pedía. Que una vez que esto se diera el seguiría con su vida de homosexual y que no tenía interés por ella. Que efectivamente solo la utilizaría .  de esa manera el podría conservar la cantidad de dinero que su padre le daba y podría permanecer en su casa. Ante ello se le planteaba, que era una situción de comodidad para él. Cuando lo justo y honesto era también descubrirse con su padre, con respecto a su homosexualidad. Buscando de tal manera trabajo para sostenerse económicamente. O bien el debía de exigir a su pareja homosexual que lo atendiera y lo mantuviera económicamente; después de todo sería su pareja sexual. Pero que no reclamara lo que el no estaba haciendo, justicia y honestidad.
Esa es la historia del joven homosexual. Pero, ¿Cuál su participación en la dinámica familiar? Si la esposa del medico no podía decir nada, como obtenía revancha o venganza del engaño de su marido. Al parecer fue la feminización de su hijo. De esta manera de manera indirecta ella agredía la “hombría” del medico. Claro, que a la vez ella se encontraba en riesgo si se descubría la homosexualidad de su hijo. Podía ser expulsada del hogar. De esta manera se da una forma diferente y disfrazada de atacar al padre y medico de la familia. El adolescente es utilizado por la madre enfermera para sus propósitos inconcientes de desquite. Siendo ello valido con las indicciones de Mannoni, de que todo niño o adolescente que tiene conflictos en la familia, son un llamado de auxilio o portavoces de la dinámica familiar enferma.
Así es como Néstor Adrián puede cumplir con la sentencia de Minuchín. No es cargado, literalmente, el niño por uno de los padres, en nuestro caso específicamente por la madre. Pero inconcientemente lo apoya, aunque lo manifiesto parece contradecir esto. De complexión robusta y estatura alta, no se puede decir que lo cargaba. Pero después de que el sujeto golpea a su padrastro, la madre solo le dice a su pareja, que lo deje y se retire, que se vaya y que ella vera lo demás con su hijo. Pero ya no lo regaña, no le llama la atención y como el paciente dice, a partir de ahí él pudo hacer lo que quiso. Dicho comportamiento de la madre, resulta de un buen disfraz o desfiguración de los motivos inconcientes de la madre. Fue efectivo y nadie lo podía cuestionar. El reproche recae sobre el paciente. Después de todo, el fue quien golpeo a la figura paterna simbólica. Contradijo el mandamiento de la Ley de Dios: Honraras a tu padre y madre.

BIBLIOGRAFIA

Minuchin, S. Familia y terapia familiar. Gedisa
Mannoni, M La primera entrevista con el psicoanalista. Gedisa

Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños. Amorrortu. Vol. IV y V

CAIPA (Centro de Atención Integral en Problemas de alcoholismo)

El presente escrito corresponde a la descripción del programa CAIPA (Centro de Atención Integral en Problemas de Alcoholismo) en el cual se realizo la investigación para obtener el grado de Licenciatura en la carrera de psicología de la UNAM. en el se describen brevemente las técnicas utilizadas en dicho programa y los conceptos iniciales en el trabajo terapéutico desarrollado por un servidor. de los cuales muchos de ellos aún se mantienen a 15 años de dicho trabajo. esto esta contenido en especial en la filosofía descrita de dicho programa.

1.  C. A. I. P. A. Un tratamiento integral e interdiciplinario basado en la psicoterapia breve.

Actualmente el Síndrome de Dependencia al Alcohol, ha adquirido, en México, características de un problema comunitario, cuyas repercusiones son muy grandes, ya que trastornan a los que viven alrededor del enfermo, afectando su adaptación al medio en que se desenvuelven y originado enormes pérdidas humanas, materiales y económicas.
Con ello, la demanda de tratamiento para los enfermos alcohólicos se ha incrementado considerablemente, haciendo necesaria la implementación de una técnica de tratamiento terapéutica, eficiente y funcional, capaz de cubrir tal demanda.
En México, se han empleado diversas técnicas de tratamiento con el paciente alcohólico; pero sus logros y resultados obtenidos han demostrado su poca efectividad en el rehabilitación del enfermo alcohólico.
Después de una larga experiencia empírica, cuyo objetivo fundamental era la integración de una técnica de tratamiento para el enfermo alcohólico, surge el tratamiento integral e interdiciplinario del Centro de atención Integral en Problemas de Alcoholismo (C. A. I. P. A.), como una alternativa de tratamiento, capa de cubrir la demanda de atención de enfermos alcohólicos, cuya efectividad y funcionalidad, a través de logros y resultados obtenidos, era comprobada empíricamente.
El inicio de las actividades del tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A., como programa de rehabilitación para pacientes alcohólicos, se da el nueve de Mayo de mil novecientos setenta y nueve. Es una fecha en la cual logra su conformación, con sus características propias, como institución avocada al tratamiento del enfermo alcohólico. Aunque sus antecedentes se remontan, quizás, a diez años antes de dicha fecha.
Sin embargo, la validez de los resultados no pueden basarse exclusivamente en la observación y la experiencia empírica. Es por ello que en el mes de Febrero de mil novecientos ochenta y uno, se inicia el primer intento por valorar, experimental, objetiva y metodológicamente, los logros obtenidos en el tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A.; los cuales expresaban empíricamente su funcionalidad y eficacia en el tratamiento del paciente alcohólico.
De la fecha en que principian las actividades en el programa de C. A. I. P. A., a la época en que se inicia su evaluación, dicho programa experimenta múltiples transformaciones en diversas áreas, las cuales no son de nuestro interés.
La valoración del tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A. se reduce exclusivamente a la segunda fase: la fase de motivación; consistente en veinticinco o veintiocho días de internamiento en el Sanatorio Rafael Lavista, S. A. en su sección de C. A. I. P. A.; después de la permanencia del paciente en terapia intensiva, durante un período de tres o cuatro días[1]. Es conveniente aclarar, que la mayoría de los pacientes, al cumplir los veintiocho días, de su ingreso al sanatorio, habían cubierto los objetivos relacionados con la fase 1, de desintoxicación, y la fase 2, de motivación del tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A. su tercera fase, la de rehabilitación, consistía en psicoterapias de grupo semanal durante dieciocho meses, una vez concluida la fase motivacional del tratamiento.
Es por ello que el objetivo primordial del presente capítulo, es la descripción del tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A., de acuerdo a su conformación durante el período en que se realiza la recolección de datos para la valoración objetiva, experimental y metodológica, de la fase motivacional del programa de rehabilitación para enfermos alcohólicos. Implementado por primer vez en México.

A. Descripción de las instalaciones de de C. A. I. P. A.
El sanatorio Rafael Lavist, S. A, se ubica en la calle de General Victoria número dos, en la delegación Tlalpán del Distrito Federal, siendo su localización en el Sur de la ciudad.
La sección de C. A. I. P. A., en su mayor parte, se encuentra en el lado Este del sanatorio, contando con las siguientes instalaciones para el desempeño de sus funciones:
Una construcción integrada con un consultorio para el coordinador general y los psiquiatras; donde se realizan entrevista y psicoterapia individual y familiar con los pacientes. Un cubículo adjunto para la secretaría, el teléfono y los medicamentes. También forman parte de ella dos consultorios de psicología, en las cuales se realizan entrevistas y sesiones de orientación y psicoterapia, tanto individual como familiar; y por último se empleaban como cubículos  para la administración de pruebas psicológicas. Es en uno de ellos donde se aplica el Cuestionario  de personalidad de Eysenck y la Escala de Tennnessee de Autoconcepto, empleados como medio de evaluación de la fase de motivación en esta investigación. Una sala con un pizarrón, mesa y sillas, en la cual se realizan dinámicas de grupo, psicoterapia de grupo, consultoría en alcoholismo y debate de las películas proyectadas, con tema de alcoholismo. Una sala para televisión, proyección de películas y de descanso y recreación de los pacientes; también se empleaba como sala de espera y para sesiones de orientación familiar grupal;; además, en ellas se realizaban las reuniones para las juntas de alcohólicos anónimos (A. A.). Además, dicha construcción contaba con cinco cuartos, con dos camas cada uno y con baño independiente, para la estancia de los pacientes integrados al programa de C. A. I. P. A. Esta sección tiene acceso directo a la cochera del sanatorio, a la huerta, al jardín y a la cancha de basket bal y volley bal; en estas últimas se llevaban a cabo la terapia de relajación o la visita de los familiares de los pacientes internados en C. A. I. P. A.
En el área norte del sanatorio se localiza el aula múltiple, en donde se realizaban las sesiones de psicoterapia psicodramáticas. Esta contaba con un foro de madera como escenario, cortinas, luces y sillas para espectadores. Además se utilizaba para las juntas del grupo 16 de Septiembre de alcohólicos anónimo (A. A.).
En la parte central del sanatorio, en el área psiquiátrica, en la sección de varones, cinco cuarto se utilizaban para el internamiento de diez pacientes cuando en la sección de C. A. I. P. A. no se disponía de cupo. Cada habitación contaba con dos camas y baño independiente. Cuando la población de pacientes alcohólicas, mujeres, era mayor de dos, también se disponía de un cuarto compartido, para dos personas y con baño independiente, en el área psiquiátrica, sección mujeres. El cupo programado para pacientes mujeres en la sección de C. A. I. P. A. era solo de dos personas. Todos aquellos pacientes alcohólicos integrados al tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A. tenían libre acceso del área psiquiátrica al área de C. A. I. P. A. disponiendo de sus habitaciones para dormir, descansar o realizar su aseo personal exclusivamente.
Una recamara con dos camas y baño independiente, adjunto a la construcción ce C. A. I. P. A., con salida aparte se destinaba para las pacientes mujeres internadas. Por último, el comedor para los pacientes integrados al programa de C. A. I. P. A., se localizaba independiente del comedor de los pacientes psiquiátricos del sanatorio.
Debido a que dichos pacientes alcohólicos al ingresar al sanatorio se encontraban siempre en estado de ebriedad, se pasaban inicialmente al área de desintoxicación, en la sala de terapia intensiva, donde se procedía a su desintoxicación: en algunos casos también se daba comienzo a su tratamiento psiquiátrico[2]. En dicha sala de terapia intensiva, igualmente eran recibidos los pacientes psiquiátricos del sanatorio.
La diferencia entre el paciente alcohólico y el psiquiátrico, era que el primero podía ser ingresado al sanatorio por el médico de guardia, pero a la mayor brevedad, alguno de los psiquiatras de la sección de C. A. I. P. A. se hacía cargo de su internamiento. siendo estos quienes previa evaluación determinaban su aceptación o rechazo en el programa de C. A. I. P. A. Sobre este aspecto volveremos  nuevamente[3].
B. Área adminstrativa.
El desempeño del Centro de Atención Integral en Problemas de Alcoholismo (C. A. I. P. A.) en el área administrativa quedaba supeditada a la administración del sanatorio. La recepción inicial de los pacientes, el pago de la estancia del paciente en terapia intensiva o en la sección de C. A. I. P. A. o ambas; así como la remuneración por honorarios del personal médico-terapéutico de C. A. I. P. A. se efectuaba directamente a través de la administración del Sanatorio.
El mantenimiento de las instalaciones de C. A. I. P. A. y el personal integrado por médicos internistas, jardineros, recamarera, mozos, meseras, veladores y secretaría, ern proporcionados por el sanatorio. Este tipo de personal era común que cumpliese otras funciones dentro del sanatorio, por lo cual su estancia en la sección de C. A. I. P. A. era transitoria, y sujeta a una rotación con el demás personal del sanatorio.
Si bien, el pago del personal médico-terapéutico de C. A. I. P. A. se realizaba mediante la administración del sanatorio, su elección y asignación en C. A. I. P. A. era totalmente ajeno al sanatorio.
Por último, la separación que se hizo de terapia intensiva y la sección C. A. I. P. A. es motivada porque algunos pacientes se integraban exclusivamente a la primera, pero no a la segunda[4].
C. Personal médico terapéutico.
El personal médico-terapéutico del Centro de Atención Integral en Problemas de Alcoholismo, se componía de tres psiquiatras, ocho psicólogos, tres consultores en alcoholismo, Alcohólicos Anónimos (A. A.)[5], cuatro médicos internistas y una secretaría.
Las funciones de cada uno de los integrantes del personal médico-terapéutico son como siguen:
Psiquiatría: Un psiquiatra fungía como coordinador general del tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A., siendo el supervisor del personal médico-terapéutico. Además, estaba a su cargo una sesión semanal con la población completa de pacientes. Los dos psiquiatras restantes eran designados como coordinador matutino y coordinador vespertino; dentro de sus funciones estaban: la supervisión  directa del personal integrado en el horario correspondiente; la recepción de pacientes, el manejo médico-psiquiátrico de los enfermos internados en terapia intensiva; además realizaban la historio clínica, la entrevista individual y familiar, así como el control de medicamentos en la mitad de la población de internos. También fungían como terapeutas en tres sesiones semanales de grupo; designadas, en el turno matutino, con el nombre de dinámicas de grupo y, en el vespertino, como psicoterapia de grupo. Una función agregada al psiquíatra del turno vespertino era la sesión semanal con los familiares de todos los pacientes integrados en el programa de C. A. I. P. A.
Psicología: Las funciones comunes a los psicólogos, con excepción de una psicóloga, eran: la realización de visitas a pacientes ingresados en la sala de terapia intensiva, iniciando labor de convencimiento y motivación para integrarse “voluntariamente” al programa de C. A. I. P. A.; entrevistas y psicoterapia, individual y familiar, lo cual era conocido con el nombre de tutoría.
Respecto a las funciones específicas de los psicólogos, se describen a continuación: Un psicólogo asignado como responsable de dos sesiones semanales de proyección de películas, con temas referentes al alcoholismo, y su posterior debate, nominada como cine debate terapéutico. Una psicóloga dedicada exclusivamente a la terapia psicodramática, en la cual fungía como coordinadora del equipo de psicodrama y responsable de dicha sesión, durante una vez a la semana. Dos psicólogas y un psicólogo, participaban en la sesión psicodrama como integrantes permanentes del equipo destinado a este tipo de psicoterapia. Por último, tres psicólogas, eran asignadas permanentemente a una sesión semanal de grupo, denominada “silla caliente”[6], en ocasiones éstas se integraban como voluntarias en la sesión de psicodrama.
Consultoría en Alcoholismo: Una persona era nominada como responsable de dos sesiones semanales de consultoría en alcoholismo; las dos personas restantes, consultoras en alcoholismo, eran designadas como sustitutos de la primera. Su característica principal es que eran alcohólicos rehabilitados, con formación terapéutica paramédica.
Alcohólicos Anónimos: Su función era la conducción de una junta diaria de Alcohólicos Anónimos; su asignación para cada sesión era en parejas.
Médicos internistas: sus funciones se distribuían durante las veinticuatro horas de día, en tres turnos, avocándose a la recepción de los pacientes, tanto alcohólicos como psiquiátricos; e iniciaban fase de desintoxicación  y tratamiento médico-psiquiátrico del alcohólico.
Secretaría, además de sus funciones acordes a su profesión, era la encargada de proporcionar a los pacientes el medicamente prescrito por los psiquiatras.
D. Filosofía.
 La existencia de un marco conceptual que sustente todo el trabajo teórico o práctico, encaminado al tratamiento del ser humano, es fundamental. Su congruencia con la concepción del hombre y, en nuestro caso, con la conceptualización de la salud y la enfermedad es básica. Criterios que deben ser compartidos con la ideología del terapeuta, el paciente y una técnica de tratamiento terapéutico.
Ello integrará un marco de referencia coherente, congruente y realista par la comprensión del individuo enfermo y su conducción en una técnica específica de tratamiento; además, normará las expectativas iniciales tanto del médico-terapeuta como del paciente y las personas cercanas a este.
Tales supuestos básicos son imprescindibles como guía o directriz de toda conceptualización teórica y aún de la experiencia clínica. Estos dan el matiz y los límites dentro de los cuales se comprende un trabajo, sobretodo cuando se tiene como su objeto el ser humano.
Producto de la experiencia empírica, es especialmente de los grupos de Alcohólicos anónimos (A. A.), y de las concepciones teóricas del hombre, la salud, la enfermedad, las características del la enfermedad del Síndrome de Dependencia al Alcohol y los caracteres propios del enfermo alcohólico, así como de sus consideraciones sociales, se delimitan como supuestos básicos, en el Centro de Atención Integral en Problemas de Alcoholismo (C. A. I. P. A.), a la “libertad”, la “responsabilidad” y la “honestidad”. Integrando así la filosofía que normará el tratamiento terapéutico de dicha institución; avocándose a la enfermedad, comúnmente conocida, como alcoholismo. Objetivo fundamental de tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A.
Términos por demás sabidos sumamente abstractos, lo cual ofrece grandes dificultades para su definición. Sin embargo, partiendo de la consideración, de Sigmund Freud, de que la ciencia y el arte son las máximas creaciones del hombre, a través de las cuales puede sublimar o dar salida a las fuerzas instintivas, recurrimos a una poesía del escritos mexicano amado Nervo, “En paz”, para introducirlos:
Muy cercas de mi ocaso, yo te bendigo, Vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajo injusto, ni pena inmerecida;
Porque veo al final de mi rudo camino
Que yo fui el arquitecto de mi propio Destino;
Que si extraje las mieles y las hieles de las cosas,
Fue porque en ellas puse hiel o miles sabrosas;
Cuando plante rosales coseché siempre rosas.
Cierto, a mis lozanías va a seguir el Invierno.
¡Más tu no me dijiste que el Mayo fuese Eterno;
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
Más no me prometiste solo noches buenas;
Y en cambio tuve algunas santamente serenas…
Amé, fui amado, el Sol acaricio mi faz.!
¡Vida, nada me debes!¡Vida, estamos en Paz!
Es mediante la ciencia y el arte, como en la poesía, como el ser humano expresa su sentir e intenta la obtención de conocimiento de sí mismo y sobre su vida. Aunque de diferente modo.
Breve es el poema pero amplio en su contenido respecto a la libertad del hombre, su responsabilidad consigo mismo y con su vida y la honestidad personal.
Pero ¿qué implica la libertad del hombre? Pues bien, que su vida no esta regida, en exclusividad, por el “libre albedrío”; sino que participa activamente en su determinación.
El ser humano no es un ente pasivo, que permanezca impasible al transcurso de su vida. No es un simple expectador; es más bien un participante activo y protagonista principal de su propia existencia. Solo al inicio de esta es incapaz de normarla; más una vez alcanzado cierto desarrollo, en su mayor amplitud, será capaz de darle un cariz particular.
Esto no se contrapone de ninguna manera con lo “inesperado” o la acción de la naturalez, imposible muchas veces de predecir, que pueda afectar, favorable o desfavorablemente, la vida de un hombre.
Sí se optará por aceptar que en las manos del mismo individuo no esta, a menos en cierta medida, la orientación de la determinación de su vida, sería un concepto pesimista del del hombre; restarle, además, toda posibilidad de actuar por sí mismo. Sería tanto como acatar que hay un destino escrito contra el cual no hay que, ni se puede, luchar, “porque escrito esta y así se cumplirá”.
Tampoco se contradice con la importancia de factores como la constitución biológica del hombre o lo social que determinan caracteres particulares en la vida de cada individuo. Y, sin embargo, si sería negar la individualidad y capacidad adaptativa de éste.
Tal adaptabilidad, se refiere a la flexibilidad de todo individuo de almoldarse a las condiciones del mundo que lo rodea; cambiando o modificando su estado en un momento dado. En cierto modo, esto puede ocurrir espontáneamente e independientemente del sujeto; por ejemplo, en la regulación de la temperatura corporal. Sin embargo, esto no es igual en el sentido psíquico o sociológico. Desde estas perspectivas, todo cambio o modificación dependen necesariamente de la acción específica del hombre; sin ella, esto no sería posible. Quizás en este punto se objetará que esto contradice la influencia del medio ambiente sobre el individuo. Pero esto no es así, si consideramos que tal influencia es importante pero no determinante; y que, en realidad, la determinación del ser humano es biopsicosocialmente. Así, su comportamiento es dado y comprendido desde su consideración como unidad.
Sea el nivel en que se de dicho cambio o modificación debe de obedecer a un fin. El cual sin duda, al menos así lo parece, es la tendencia a restablecer el equilibrio en el hombre, perdido por la descomposición en una de sus áreas, biológica, psicológica o social. En otros términos, tal equilibrio, significará el bienestar y la funcionalidad individual. En conclusión se diría, que mediante él, se pretende recuperar el bienestar y la capacidad funcional individual.
Algún autor señalaba, que la existencia previa del bienestar y la funcionalidad son primordiales para motivar e inducir el cambio. Sin embargo, la experiencia clínica, nos muestra que un paciente puede vivir nostálgico, recordando, solamente, épocas felices, de antaño.
Ante esto es vital analizar un aspecto intermedio entre la motivación al cambio y la acción específica que lo inducirá: la decisión; siendo esta anterior a la acción. O sea, que para cambiar, posterior a la motivación, debe existir la decisión para actuar y llevar a cabo el cambio.
Más tal decisión no es de ningún modo ajena a la persona. Sí esta dependiese de los que lo rodean, sería justificado responsabilizarlos del cambio y las consecuencias que se derivan de él,  estos; creando así los culpables de un sufrimiento individual. Implicaría, esto, la pérdida total de la libertad para determinar el curso de la propia vida.
Es así, como en cn conclusión, se puede especificar, que la libertad se refiere a la capacidad, otorgada por el raciocinio, de decidir y normar la propia vida. Sea ello en la enfermedad o en la salud. Sobre todo desde el punto de vista psicológico o social. Así mismo, la libertad implicaría la decisión de cambiar o no, con las consecuencias que de ello se deriven.
Dado que la libertad es un concepto tan abstracto, puede prestarse a confusiones, por lo que es conveniente una aclaración más. Desde esta perspectiva, la libertad no involucra la ausencia de limitaciones; las cuales tan solo biológicamente son inherentes al hombre. Por el contrario, se refiere al reconocimiento y aceptación de las mismas, ya que ellas conforman la realidad y el marco referencial en el cual se darán las decisiones, los cambios y dentro de los cuales la vida transcurrirá.
Como habíamos ya señalado, del ejercicio de la libertad, la decisión y el cambio, acción específica siempre se derivan consecuencias positivas o negativas. Y dado que esto es inherente al hombre, es válido adjudicarle la responsabilidad sobre las mismas; y más aún no solo de las consecuencias sino también de lo que las origina. Desligándose, de este modo, la participación o responsabilidad, sobre la propia vida, de un individuo dado, adjudicada con gran frecuencia y en casi su totalidad a las personas que conviven con un individuo.
Tal delimitación de la responsabilidad es en realidad sutil, prestándose a confusiones e interpretaciones erróneas; sobre todo si consideramos que la acción del “otro” es capaz de afectar al individuo. Ant esto, la experiencia clínica nos plantea una pregunta; ¿Por qué dos individuos sujetos a una misma influencia del mundo, actúan en forma diferente?, la de uno puede ser acorde y la del otro discordante con la finalidad de dicha influencia. La respuesta, de acuerdo al tema de la responsabilidad, involucra las características de personalidad y los intereses individuales. Es decir, que la responsabilidad de que el mundo afecte al hombre, en su vida, será siempre y cuando la acción sea congruente con dichos aspectos, del sujeto. La existencia de una disparidad entre ambos aspectos, el mundo y el hombre, determinarán acciones incongruentes entre ellos.
Al considerar las características de personalidad y los intereses individuales nos indica el compromiso, la responsabilidad y la participación de la persona, en la determinación de su vida, las decisiones, las acciones y los cambios que realice; a pesar de toda influencia externa. Lo cual, por el hecho de existir, no exime de ninguna manera, al individuo de su responsabilidad para consigo mismo y con su propia vida.
Otro aspecto que nos muestra lo anterior, es que a pesar de la influencia, en ocasiones tan poderosa, de los factores medio ambientales, en la determinación de la vida de un individuo, no implica la pasividad ante su acción. Por el contrario, es claro observar que en tal situación el individuo participa activamente en el establecimiento de sus características particulares. Dicha participación parte de los propios intereses,  motivaciones y características de personalidad del hombre.
En conclusión puede establecerse que la búsqueda del bienestar y la funcionalidad personal, la permanencia en ello o bien su pérdida, en gran medida, implica la responsabilidad del mismo individuo. Siéndolo así mismo del ejercicio de su libertad, sus acciones, los cambios y las decisiones; así como de su enfermedad o de su salud. Sin por ello olvidar, que hay aspectos fuera de la capacidad y manejo y por tanto de la responsabilidad del sujeto.
Como habíamos señalado previamente, en gran medida el hombre posee la liberad para determinar su vida; pero dado que tiene limitaciones que le son inherentes, no es posible que esta dependa en su totalidad de él.
Sin embargo, la combinación de ambos aspectos, la vida y las limitaciones del hombre, determinarán las características particulares de la vida y definirán al mismo individuo. Sin por ello contradecirse con la biología, lo cual también participa en su determinación; y sobre la cual el ser humano no puede ejercer su libertad para modificarla, ya que sus variaciones son ajenas a la responsabilidad de la misma persona; siendo esta la principal limitación que posee el ser humano.
Más el reconocimiento de tales limites, los cuales no puede trascender el sujeto, implican la configuración de la realidad personal del ser humano; misma que es el marco referencial dentro de la cual transcurre la vida y en la que se efectúan los cambios y modificaciones y donde se dan sus consecuencias; es también a partir de ella, de donde surgirá su particular conceptualización de sí mismo.
Pero dado que el reconocimiento no implica la aceptación, surge un problema: si un individuo aceptase, a pesar de reconocer su realidad y su incapacidad para trascender lo imposible, situaciones inesperadas o fuera del alcance de sus capacidades y limitaciones, ¿Qué es lo que hará el hombre ante esto? Al parecer ante ello tendrá solo dos alternativas de acción. Podrá negarlas, de diferentes maneras, esforzándose y luchando con constancia y perseverancia para trascenderlas. Sin embargo, las repercusiones consecuentes a esta opción no se harán esperar, ya que lo imposible no es posible, desencadenando de este modo, quizás un proceso patológico, la enfermedad. Por otra parte, como segunda opción, podría ser la aceptación de dicha situación; bucando, como consecuencia, en forma desplazada, mediante sustituciones, la solución al conflicto planteado por el reconocimiento y la no aceptación de dicha situación. A que tipo de sustituciones nos referimos, en realidad no importan; siendo solo de interés saber que algunas de ellas son posibles que se realicen, en un grupo reducidos de hombres, que poseen aptitudes y capacidades especiales; pero sin embargo, también hay otras que pueden ser ejecutadas por la gran mayoría de los individuos.
Lo que hasta el momento podemos decir, resumiendo, es que tano el reconocimiento como la aceptación de la realidad, determinarán el comportamiento humano; normando así su orientación respecto a la adaptación y la funcionalidad de éste. Siendo la dirección, de tal conducta, auto-orientada o, bien, dirigida hacia l mundo externo; con el cual mantiene el individuo una constante interacción.
La importancia de los tres aspectos mencionados, reconocimiento, aceptación y comportamiento, radica en que su integridad posibilitará un conocimiento real del hombre; ya que ello implica la consideración de la realidad. En caso de haber una disparidad entre ellos, puede originar dificultades en la conceptualización del ser humano, debida a su incoherencia.
Ahora bien, tal conceptualización es doble, aquella elaborada por el mismo individuo y la integrada por las personas que interactúan con este. Sin embargo, el alcance de ambas es dispar. En el segundo caso, relativamente, puede considerarse secundaria su vitalidad para el mismo; siendo primordial l autoconcepción que haga de sí. Esto se fundamenta en el hecho de que a pesar de que el “otro” haga una valoración adecuada y objetiva de la realidad, reconociéndola y aceptándola, de poca utilidad será para la persona, pues ello no será obstáculo para la determinación de la incongruencia de su comportamiento, respecto de la realidad. Esto no quiere decir, de ningún modo, que se niegue la influencia del mundo en su configuración de la realidad personal, y por tanto de la autoconceptualización; misma que desde nuestra posición hemos aceptado como básica pero no determinante.
La forma en que podría darse la congruencia entre la realidad y el comportamiento humano, se deriva de la conciliación de la realidad con los caracteres particulares del hombre. Esto involucra sus características  de personalidad, capacidades, aptitudes y limitaciones; así mismo implica la consideración de los aspectos sociales, determinantes de la realidad, como serían las normas, los valores, y en sí la cultura total.
Así, desde esta perspectiva, como puede considerarse que dependiendo del reconocimiento y aceptación honesta de la realidad, se deriva la congruencia de la conducta del hombre con la misma; siendo ello consecuencia de la integridad, entocnes, del reconocimiento, la aceptación y el comportamiento.
Como habíamos señalado anteriormente, tal honestidad puede partir dl medio que circunda al hombre; pero cuando esta es adjudicada al individuo, necesariamente es su responsabilidad, involucrándose en ello su libertad para reconocer y aceptar la realidad. De este modo, puede decirse que dependiendo del grado de honestidad con que la persona reconozca y acepte la realidad, esta permanecerá o se orientara hacia la salud o a la enfermedad.
En otras palabras podemos concluir, que dependiendo de la responsabilidad del individuo, a partir del ejercicio de su realidad para actuar, para reconocer y aceptar con propia honestidad, la realidad, sus acciones serán congruentes con ella y permitirán su ubicación en la adaptación y funcionalidad, la salud.
Por último, es fundamental considerar un último aspecto que reafirmará la importancia de la honestidad personal. Dentro de la interacción de un individuo con sus semejantes, este puede convencerlos de la veracidad de su reconocimiento y aceptación de la realidad y de su conducta derivada; llegando en ciertos casos al autoconvencimiento, como producto de la negación de la realidad y la integración de una particular realidad, basada en tal negación. Sin embargo, de hecho la intervención con el “otro” ya lo implica, la vida es determinada por la realidad, a la cual el individuo se enfrenta a través del trascurso de la misma, en cada uno de sus momento; y dado que su moldeamiento no se puede dar en su totalidad, pues hay límites, que la estructuran, que están fuera de las capacidades y posibilidades del sujeto, tal enfrentamiento será inútil, ya que no le será posible trascenderla. Originando como consecuencia la desadaptación y la funcionalidad del sujeto; es decir, enfermándolo.
Pero dado que la conceptualización teórica puede estar muy alejada de los aspectos prácticos, se hace necesario la observación delos supuestos básicos del tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A., teorizados hasta el momento.
Su fundamentación práctica implica la consideración en nuestro caso, de las características del Síndrome de Dependencia al Alcohol y las adjudicadas al individuo que padece tal enfermedad.
Para su introducción nos basaremos en la definición de alcoholismo de Fouquet, quien dice:
“alcoholismo de la condición del individuo que de hecho a perdido la libertad de abstenerse del alcohol” (pág.). y de las dos principales características de la constelación dinámica de la personalidad del alcohólico: la dependencia y la mitomanía.
Es así, como siendo  el principal problema de esta enfermedad, la perdida de la libertad, toda técnica de tratamiento debe involucrar la recuperación de la misma; pues de lo contrario, no habrá rehabilitación, o, en el mejor de los casos, esta será parcial.
La forma en que puede lograse es mediante el trabajo terapéutico, como en C. A. I. P. A. sobre las cadenas que limitan dicha libertad. Teniendo como orientación, para alcanzar dicho objetivo, el propiciar la abstinencia y la superación de los propios trastorno de personalidad; los cuales interferirán y obstacularizaran la posesión y el ejercicio de la libertad. Sobre los últimos, nos referimos a los caracteres y conflictos de la personalidad, propios del paciente alcohólico; mismos que anteriormente se agrupaban bajo el rubro de “neurosis”, término actualmente considerado como inadecuado e incorrecto.
Es decir, la manera de alcanzar los objetivo planteados es mediante la abstinecia de bebidas, derivadas del etanol: y no como se dice, por la modificación exclusiva del patrón de consumo de alcohol. Y a través del cambio de vida, que implica el manejo y la trascendencia de los trastornos y conflictos de personalidad, presentes en el individuo.
Sin embargo, debido a la abstracción del concepto de libertad, suelen originarse confusiones e interpretaciones erróneas con gran frecuencia. En el alcohólico esto es demostrable, en diversas ocasiones, por la experiencia clínica. Así tenemos que este considera que la recuperación de su libertad, incluso después del tratamiento, se refiere a la capacidad de controlar nuevamente su ingestión de alcohol;, lo cual, una vez establecida la enfermedad no es posible ya. O bien, se interpreta este término como “el hacer lo que yo quiera…”, sin considerar las consecuencias, que de ello se deriven, ni la realidad en que esto se efectúe. Pero es verdad, dicha restitución no impedirá que al beber el paciente, otra vez, pierda su capacidad para abstenerse; y que al “hacer lo que quiera…”, se enfrenta a obstáculos que no se lo permitan, debido a que no todo es posible. Ni siquiera la libertad total.
Desde esta perspectiva, este concepto, aplicado en C. A. I. P. A., debe ser complementado con el reconocimiento y la aceptación de la realidad particular del alcohólico. Esta se integra, al igual que en todos los hombres, por sus limitaciones y capacidades inherentes a él. Y por una limitación, producto del síndrome de dependencia al alcohol, y que se refiere a la adicción al alcohol; es decir, por su determinación física o biológica. Misma que además de implicar su incurabilidad, pero no su tratamiento, involucra aspectos del individuo sobre la cual no posee la capacidad de influir o modificar.
Considerando que la dependencia es una característica básica en el alcohólico, se hace necesaria la introducción de la responsabilidad como medio para tratar dicho carácter, y propiciar su trascendencia.
De inicio es importante considerar, que la responsabilidad es consecuente del ejercicio de la libertad, pues al otorgársele la capacidad de “hacer lo que quiera…”, también se le adjudica la responsabilidad de las consecuencias que de ello se deriven.
El objetivo consiste en delimitar la responsabilidad y fomentar que el paciente se haga cargo de sí mismo y de su vida; la cual había sido depositada en aquellos que conviven con él.
Al delimitar esta situación, también se introduce el hecho de que para lograr su libertad, es él quien debe luchar para alcanzarla y no los demás; aprendiendo de este modo a manejarla. Pues de lo contrario, se daría una connotación muy diferente a dicho término; el cual se interpreta con gran frecuencia como la libertad de hacer todo para lograr las satisfacciones personales y primitivas, sin responsabilizarse de ellas; siendo esta más bien, un libertinaje, ya que la libertad debe implicar la responsabilidad.
Así, de esta manera, se indica que la libertad de “hacer lo que se desee”, pero desarrollando su propio programa de vida, sobre el cual se responsabilizará; es decir, que este implica la capacidad de normar su propia vida y la decisión de modificar o actuar, afrontando, el alcohólico, las consecuencias que de ello se deriven. Incluyendo esto tanto el beber como el dejar de hacerlo.
Tal responsabilidad involucrará siempre sus diversas áreas, por lo cual debe orientarse hacia su persona, tanto en la salud física y mental como en su bienestar social; hacia su familia, siendo el paciente quien se responsabilice de ella y n a la inversa; hacia su trabajo y haca su medio ambiente, en el cual se desenvuelve.
Es conveniente indicar, por último, que dado que la libertad nunca es total, el reconocimiento y aceptación de la realidad, que lo limita, es también responsabilidad del enfermo. Siendo una forma de determinar su conducta, acorde a tal realidad y no en la fantasía; misma que será imposible de ser congruente con sus propias limitaciones y capacidades. Introduciéndose, de esta manera, que no todo es posible.
Por último, la mitomanía, característica fundamental en el alcohólico, es posible propiciar su trascendencia mediante la introducción del concepto de la honestidad. La cual es vital como marco referencial para el desarrollo de la responsabilidad y el ejercicio de la libertad.
Debido a que esta característica no desaparece al abstenerse el enfermo de beber, su implementación debe generalizarse; por un lado incluirá su fomentación tanto en el momento actual de su vida como en el futuro. Haciéndose hincapié en ella en forma permanente y continúa. Por otra parte esto involucra a la persona con quien convive el alcohólico y aún del terapeuta.
A través de este último aspecto, se pretende la evitación del engaño, la mentira, la negación y la complicidad en la enfermedad del individuo. Además, como decía algún autor: “la verdad os hará libres”. Esto quiere decir, que en la medida en que el paciente conozca su realidad, incluyendo su problemática personal, se planteará adecuadamente las alternativas de acción que lo lleven a su rehabilitación; y sobre todo, le permitirá determinar con mayor precisión, las áreas hacia las que el tratamiento se debe orientar.
Además, como en la cita anterior se indica, la honestidad posibilita el cierre del círculo que involucra la libertad del hombre, sobre la cual posee la responsabilidad el mismo hombre y que es posible si se da en un marco de referencia que es la honestidad; la cual implica la posibilidad de alcanzar la libertad.
Sustentándose desde estos supuestos básicos, el tratamiento integral e interdiciplinario  de C. A. I. P. A. y el mismo internamiento le es planteado.
Se le informa sobre las características y condiciones reales del mismo y sobre su estado de salud. Permitiendole con entera libertad, decidir la alternativa que desee tomar; pero responsabilizándolo de esta misma. De esta forma, al aceptar el programa de rehabilitación, el paciente se compromete consigo mismo y con su internamiento y tratamiento.
Con ello, se le otorgara al paciente la libertad de decidir su ingreso a la institución y su rehabilitación. Pero responsabilizándolo del ejercicio de dicha libertad y las consecuencias que se deriven; ya que desde el inicio se le plantea la realidad de su situación personal. Siendo, en base a lo último, donde se fomentará la posibilidad de decidir.
El internamiento, dentro de dicha institución es forzado, sin mediar su propia decisión, solo cuando su estado físico y mental lo amerita, por el peligro que representa para su salud e integridad personal o para seguridad de los que lo rodean.
Una vez que el paciente ha logrado cierta recuperación de sus capacidades mentales, se le otorga la libertad de decisión.
Así, en esta forma, la introducción de estos tres conceptos, desde el inicio del tratamiento, se dirige al trabajo terapéutico sobre las implicaciones que comprende la pérdida de la libertad personal; la presencia de la dependencia hacia los demás y el no ejercicio de la propia responsabilidad; y la falta de honestidad y la negación y la mitomanía del paciente.

E. Objetivos.
Es claro que para la realización de un tratamiento eficaz y funcional, toda técnica terapéutica debe poseer objetivos, claros y definidos, que sirvan de directriz en el tratamiento.
En el caso del tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. P. A., estos son múltiples; siendo estos específicos y diferentes para cada etapa del programa completo de C. A. I. P. A.; el cual se integra por la fase uno, de desintoxicación; fase dos, de motivación; y fase tres de rehabilitación.
En esta sección se indicarán exclusivamente los objetivos correspondientes a la fase de motivación; prescindiéndose de os adjudicados a las otras dos fases, puesto que estas no se involucran en esta investigación.
Los objetivos de esta etapa de tratamiento son básicamente: proporcionar información clara y adecuada sobre la enfermedad del síndrome de Dependencia al Alcohol, comúnmente conocida como alcoholismo: así mismo de sus repercusiones y alternativas de tratamiento.
Fomentar la conciencia de enfermedad en el paciente y su responsabilidad para consigo mismo y su vida; como consecuencia de la sensibilización, de este, para efectuar cambios drásticos en su vida.
Motivar la continuación de la tercera fase de tratamiento, la de rehabilitación; a través de mostrar las características de la psicoterapia, fomentar y promover los alcances y beneficios de la misma.
Realizar el estudio completo e integral del paciente desde un enfoque médico y psicológico.
Y por último, como objetivo secundario es motivar la abstinencia y la introducción de los grupos de Alcohólicos Anónimos, cuando el enfermo los desconoce, y fomentar la asistencia a los mismos.

F. Técnicas terapéuticas.

La consecuencia de la conceptualización del hombre como unidad, en relación a su enfermedad, es la estructuración de un tratamiento integral, que englobe las diversas áreas que lo conforman. De este modo, surge el tratamiento integral e interdiciplinario del Centro de Atención Integral en Problemas de Alcoholismo (C. A. I. P. A.).
En este, se adaptan varias técnicas  de tratamiento, las cuales desde su particular concepción teórica y alternativas de acción terapéutica, se avoca a la enfermedad el síndrome de dependencia al alcohol, en sus diferentes aspectos.
La finalidad de su agrupamiento es la realización de un trabajo, respecto a un solo problema, en forma complementaria. Esto mismo, incluye la consideración de diferentes profesiones, con su particular postura teórica. Siendo de este modo, el programa de rehabilitación para alcohólicos de C. A. I. P. A., tanto integral como interdiciplinario.
Tales técnicas pueden dividirse en tres tipos: la farmacológica, la psicoterapia individual y las técnicas grupales de tratamiento.
a). Farmacoterapia.
Su empleo en la fase dos del tratamiento, la motivacional, puede considerarse en cierta medida como una continuación de la fase uno, de desintoxicación. Orientándose, en ambas, al tratamiento meramente sintomático del síndrome de dependencia al alcohol.
Su fundamentación, para su implementación, es que a pesar del tratamiento de la desintoxicación etílica  aguda,, las complicaciones, derivadas del consumo crónico de alcohol pro el enfermo alcohólico, en muchas ocasiones no desaparecen en su totalidad una vez efectuada la desintoxicación.
Algunas de estas complicaciones son de tipo digestivo, como el vómito, la intolerancia a los alimentos, gastritis, sangrados digestivos. También es frecuente la presencia de cirros hepática y de pancreatitis. Su tratamiento se realiza en base a antiácidos, anticolinérgicos y dietas suaves.
Cuando ocurre la descompensación de la cirrosis, se precipita un coma hepático o un cuadro de pancreatitis aguda, se debe canalizar al paciente a servicio gastroentereológico para un tratamiento especializado.
Respecto a las complicaciones psiquiátricas del alcoholismo, sus causas son diversas: pueden ser consecuencia de la interrupción repentina del consumo de alcohol, como la alucinosis alcohólica, los estados paranoides alcohólicos y el delirium tremes; los cuales son provocados por graves trastornos del metabolismo cerebral y general, en especial de los carbohidratos, presente simultáneamente con deficiencias de la función desintoxicante del hígado, oxigenación cerebral inadecuada, acidosis, desvalanceamiento hidroelectrolítica y con carencias nutricionales.. Estas formas de síndromes de supresión, por lo regular son controladas y eliminadas sus manifestaciones sintomáticas, durante el período de desintoxicación; sin embargo, a veces se presentan síntomas residuales de dichos cuadros psiquiátricos. Debido a ello, durante la fase dos de tratamiento, puede ser necesaria la administración de medicamentos o su continuación; tendiendo a propiciar la recuperación de la tiamina y la niacina y del metabolismo cerebral y general: por ello se aplican vitaminas, en especial del complejo B.
En el caso de las encefalopatías, como el síndrome de Korsakoff y el síndrome de Wernicke, la continuación de la aplicación de la tiamina, niacinas, levadura de cerveza y el acido ascórbico es vital, ya que los síntomas de estas enfermedades, algunos, desaparecen a largo plazo. Aunque su recuperación total no es posible, ya que son producto de degeneraciones graves de algunas áreas del sistema nervioso  (neuronas, glias y nervios periféricos).
La presencia de síndromes psiquiátricos asociados al alcoholismo, como la esquizofrenia, la psicosis maniaco depresiva y los cuadros depresivos, estos últimos frecuentemente enmascarados por el alcoholismo, ameritan la administración de medicamentos en los pacientes. Los más frecuentes suelen ser los antipsicóticos del grupo de las fenotiazinas o butifenonas y los antidepresivos. Ante la presencia de estos síndromes clínicos, el tratamiento del alcoholismo no excluye de ningún modo la continuación de la aplicación de la farmacoterapia adecuada a ellos.
En ocasiones, después del período de desintoxicación suelen manifestarse síntomas residuales de los cuadros agitación, insomnio pertinaz, intranquilidad, cierto grado de alteración de la conciencia, deficiencias de las capacidades intelectuales, etcétera, por lo cual, el empleo de medicamentos es útil favorecer uan mayor recuperación del enfermo.
Por último, es conveniente señalar, dependiendo de las condiciones del sujeto, su evolución y las características de su cuadro semiológico, en la mayoría de ellos se pretende, al menor tiempo posible, la eliminación de los medicamentos prescritos; en especial en aquellos cuya capacidad adictiva es alta. Debe recordarse que el paciente alcohólico es químico dependiente.
b). Psicoterapia Individual.
De acuerdo a la experiencia clínica, el empleo de la psicoterapia individual no es eficaz en el tratamiento inicial del paciente alcohólico. Pero su utilización, en forma complementaria con otras técnicas terapéuticas, ha reportado mayores beneficios.
Al integrase de este modo dicha técnica, en el programa de rehabilitación para alcohólicos  de C. A. I. P. P. A., se establece seguimiento cercano e individual a la evolución del alcohólico, durante su breve internamiento en esta institución. Además, permite la creación de un espacio de tiempo, en el cual el paciente expondrá su problemática personal: en ella se posibilitara el planteamiento y el ahondamiento de situaciones no tratadas en las técnicas grupales del tratamiento, siendo esto por iniciativa propia, por no ser convenientes en dichas sesiones o por la brevedad de las mismas.
Es de gran utilidad como técnica de apoyo a las técnicas grupales de tratamiento, orientadas únicamente hacia el paciente como individuo; en la cual se ampliarán las situaciones y se analizarán los conflictos derivados de las sesiones de grupo y los fenómenos característicos de estos, que afectan al paciente.
Sin embargo, su aplicación fundamental se establece en la tercera fase, de la rehabilitación; cuando el paciente ya ha conocido los beneficios de la psicoterapia. Su empleo, después de la psicoterapia de grupo, se considera de gran utilidad en el tratamiento de los conflictos personales y los trastornos de personalidad del paciente alcohólico.
c). Técnicas Grupales de Tratamiento.

El programa de rehabilitación para alcohólicos de C. A. I. P. A., se conforma en su mayor proporción por la aplicación de estas técnicas. Mismas que esta el momento son consideradas como las más eficientes en el tratamiento de enfermos alcohólicos.
Estas pueden implementarse en forma de grupo abierto o cerrado, predominando en nuestro caso las del primer tipo, e incluyen tanto aquellas dirigidas como las no dirigidas[7].
De acuerdo a nuestra clasificación, en las técnicas terapéuticas de grupo dirigida están: las dinámicas de grupo, la psicoterapia de grupo, la terapia psicológica, la consultoría en alcoholismo, “la silla caliente”, el psicodrama, el cine debate-terapéutico, y l psicoterapia y orientación familiar. En ellas, su conducción y coordinación es ejecutada por psiquiatras, psicólogos y alcohólicos rehabilitados; estos últimos, son personas alcohólicas, que después de su rehabilitación han tenido un entrenamiento previo como terapeutas; estos se avocaron con exclusividad a la consultoría en alcoholismo. Respecto a las no dirigidas están los grupos de A. A. y Al-anon.
La utilidad el empleo de estas técnicas radica en que permite el enfrentamiento inmediato de la interacción del paciente con el grupo; lo cual evidencia su comportamiento en dicha situación. En cierto modo, es una técnica de mayor amplitud; en ella se puede realizar el manejo de aquellas situaciones que atañen a la interrelación del sujeto con otras personas y, a la vez, el aspecto netamente personal, de cada individuo. Aunque, en las técnicas de tratamiento de grupo, la profundidad del manejo terapéutico puede ser menor, que en el caso de la psicoterapia individual, ello no impide el trabajo terapéutico tanto de aspectos conscientes como inconscientes.
Si bien, el grupo, como agente terapéutico, es dirigido por un coordinador, también puede serlo por sí mismo. Es decir, que las interpretaciones, las confrontaciones y el manejo terapéutico del paciente, pueden derivarse a partir del coordinador, pero también es posible que se efectúen por el grupo y en el grupo mismo.
La implementación de los grupos abiertos, en el programa de tratamiento de C. A. I. P. A., propicia el surgimiento de fenómenos particulares cuyo manejo terapéutico es de gran utilidad. Así tenemos, que al permitirse el ingreso constante de pacientes, al grupo, se observan diversas reacciones, de los miembros del grupo, ante el ingreso de nuevos integrantes del grupo; también son importantes las conductas derivadas del reingreso de algún paciente, por su reincidencia en el consumo de alcohol. Estos fenómenos, son poco frecuentes en otras técnicas terapéuticas, no grupales, por lo que su manejo, no se suele realizar, más que en estas técnicas.
Además, esta técnica es fundamental, porque al agrupar a varias personas, con un padecimiento similar, pueden proporcionarse apoyo, ayuda a reforzamiento mutuo en su intento por lograr su rehabilitación. En este caso, es importante la adecuada  orientación del grupo, ya sea por coordinador o, por un ideal, pues de lo contrario el reforzamiento sería todo lo contrario.
1). Psicoterapia de Grupo.
Las características, previamente, adjudicadas a las técnicas grupales se consideraron de modo global para dicho tipo de técnicas terapéuticas.
Sin embargo, para considerar sus particularidades, es necesario señalar los objetivos y las características que los diferencian de los demás; mismas que a su vez determinan su independencia entre unas y otras. Estas son contempladas de acuerdo a su implementación en el programa de rehabilitación para alcohólicos de C. A. I. P. A.
En la psicoterapia de grupo se efectúa el tratamiento médico-psiquiátrico del síndrome de dependencia al alcohol; aunándose a ello, la transmisión de información sobre dicha enfermedad.
En otro de sus objetivos es el trabajo terapéutico de los conflictos y trastornos, emocionales y de personalidad de los pacientes; los cuales interfieren e impiden el desarrollo individual y su rehabilitación: el planteamiento de los mismos, se realiza mediante temas, expuestos y desarrollados, sobre ellos; también se efectúa esto, a través de la comunicación con el enfermo alcohólico.
Esta técnica, en el tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A., es coordinada por un psiquiatra, cuyo enfoque teórico se fundamenta en el análisis transaccional de Erick Berne.
2). Dinámica de Grupo.
Esta técnica, es similar a la psicoterapia de grupo. Siendo su diferencia el manejo terapéutico de la misma, tal como su nombre lo indica, basado en el empleo de la dinámica del grupo; es decir, en ella se aprovechan los fenómenos del grupo. Esto es la base para lograr los objetivos específicos ya señalados.
Su objetivo diferencial y fundamental consiste en fomentar la cohesión de grupo y el manejo de los fenómenos característicos del mismo. Su coordinación es adjudicada a un psiquiatra.
3). Terapia Psicológica.
Esta técnica es coordinada por un psicólogo, con una orientación teórica basada en el psicoanálisis y en la psicoterapia breve.
Su implementación tiene como objetivo, al igual que las demás técnicas, la transmisión de información referente al alcoholismo. Además consiste en el manejo terapéutico de aspectos psicodinámicos de la personalidad y del grupo.
4). Consultoría en Alcoholismo.
Su objetivo primordial, es proporcionar el manejo terapéutico de la problemática del alcohólico, por enfermos alcohólicos que han alcanzado su rehabilitación y que, previamente seleccionados, han sido entrenados en la psicoterapia.
Es mediante ella, como se plantea el síndrome de dependencia al alcohol y el intento por lograr la rehabilitación, desde el punto de vista vivencial. Con esto, el tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A., a nivel de tratamiento, alcanza un objetivo, que así mismo lo caracteriza, la conjunción practica y teórica de la enfermedad.
También son objetivos básicos de esta técnica, proporcionar información en relación al alcoholismo e introducir y desarrollar los conceptos fundamentales, integrantes del programa de los grupos de Alcohólicos Anónimos (A. A.).
5). Psicodrama.
Consiste en una representación estructurada, dirigida y dramatizada de los problemas personales, los conflictos emocionales y la interacción del grupo, en los pacientes.
Su dirección se encuentra a cargo de un director terapéutico y los coterapeutas, que fungen como egos auxiliares. En el caso del tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A. dichas funciones son asignadas a cuatro psicólogos.
En la dramatización participan los coterrapeutas, en conjunción con pacientes integrantes  del grupo. Estos, a su vez, adoptan el papel de egos auxiliares. Siendo la función de estos, en la técnica psicodramática, el ayudarse mutuamente o a otros enfermos, al dramatizar y vivenciar sus experiencias.
El aprovechamiento de los aspectos verbales y no verbales de los individuos, son primordiales, puesto que permiten mayor profundización en los conflictos y problemas de estos. Además, en forma personal comprometes más aún al sujeto, en la vivencia dramatizada. También propicia una mayor participación en las situaciones de grupo, ya que este puede ser protagonista o ego auxiliar en la sesión.
De acuerdo a la manera en que se implemento la técnica de Moreno, en el programa de rehabilitación para alcohólicos de C. A. I. P. A., las sesiones de psicodrama excluyen a los espectadores; siendo todos, en cada sesión efectuada, participantes activos.
Una característica particular de esta técnica terapéutica es que permite, al individuo, el aprendizaje y el reaprendizaje mediante la experiencia; a diferencia de otras estrategias de tratamiento.
Por último, la implementación del psicodrama en el tratamiento de pacientes alcohólicos se basa en la amplia recomendación como técnica terapéutica en su rehabilitación. Ello se apoya en el hecho de que al comprometer íntegramente al enfermo, le posibilita la externalización de sus sentimientos y conflictos; los cuales tienden a reprimir y negar.
6). Cine Debate-terapéutico.
Su aspecto diferencial consiste en la introducción de los medios audiovisuales como instrumentos terapéuticos; aprovechando las ventajas que estos ofrecen.
En nuestro caso, se empleó la proyección de films, en video cassette, con temas centrados en el alcoholismo y aspectos fundamentales de la problemática y constelación psicodinámica de los pacientes.
El objetivo del material audiovisual, es proporcionar un estímulo estructurado, el cual permitirá la obtención de material para el trabajo terapéutico; mismo que bajo la coordinación de un terapeuta se ampliaría y profundizaría. Dicha coordinación se asignó a un psicólogo.
7). “La Silla Caliente”.
Esta considerada, esta técnica, como una técnica grupal de tratamiento[8]; aunque su objetivo fundamental, para el trabajo terapéutico, no es ni la dinámica ni los fenómenos de grupo.
Una estrategia terapéutica directiva, que consiste en formar un círculo y ubicar un integrante del grupo en el centro del mismo. Acto seguido, cada miembro del círculo manifiesta las características que definirán al paciente colocado en el centro.
Debido a que es una técnica de confrontación, el terapeuta, en el caso del programa de rehabilitación para alcohólicos de C. A. I. P. A., eran tres psicólogos que se encargaban de manejar situaciones que impliquen  alianza y complicidad entre los pacientes que conforman el círculo y el designado a ocupar el sitio central del círculo.
El objetivo de este proceso terapéutico es la confrontación directa del paciente, del centro del círculo, con la imagen, elaborada en forma autoorientada y la establecida por los individuos del grupo.
Tiene como característica el fomentar, dirigidamente, la confrontación del grupo.
8). Orientación Familiar.
El tratamiento del alcohólico excluyendo a la familia, será siempre parcial. Esta es vital en la progresión y mantenimiento de la enfermedad, por lo que se hace necesario el tratamiento terapéutico.
Este es el argumento fundamental para integrar y establecer la orientación a los familiares de los pacientes; ya que además de ser los más afectados por el alcoholismo de uno de sus integrante, es muy frecuente su ignorancia de que el alcoholismo es un problema de salud; en términos generales, la familia del alcohólico  tiende a conceptualizar su padecimiento como un problema moral.
La técnica consiste en la reunión de los familiares de todos los pacientes internados en la institución. Siendo su objetivo proporcionar información respecto del síndrome de dependencia al alcohol. Manejo terapéutico de situaciones, actitudes y relaciones intrafamiliares conflictivas que interfieran el proceso de rehabilitación del familiar enfermo; en este aspecto se hará incapié tanto en lo consciente como en lo inconsciente. A través de ella, se intentará fomentar la aceptación de la exclusividad del problema en quien lo padece y la inutilidad de presiones, control, dominación o chantaje respecto del padecimiento. Mediante esta técnica se posibilita la detección de familias sintomáticas, a las cuales se les proporcionará psicoterapia familiar.
9). Psicoterapia Familiar.
La psicoterapia familiar, es una técnica independiente de la orientación familiar, no siendo, necesariamente consecuentes. Su ejecución puede darse en presencia o ausencia del paciente.
El alcance terapéutico de esta técnica es mayor, ya que profundiza en el análisis de situaciones,, actitudes y relaciones intrafamiliares conflictivas. Siendo esto su mismo carácter distintivo.
El objetivo es el manejo del sistema familiar patológico, fomentando el crecimiento, la madurez y la salud del núcleo familiar. Esto es posible propiciando la expresión y la búsqueda de satisfacción de necesidades para cada miembro de la familia; así mismo, se pretende incrementar la percepción  e identificación de las mismas. Dando pauta de resolución o reducción  de los conflictos patógenos. Incrementando la capacidad de respuesta adecuada y constructiva tanto a las presiones del medio externo como del interno. Influyendo en sus conceptualizaciones y sistema de valores. Fomentado una mejor elación entre sus miembros, diferentes en sexos y edades. Reduciendo o eliminado actitudes de presión, control, dominio o chantaje, de este grupo, hacia el enfermo; asignándole a este la exclusividad sobre su enfermedad y rehabilitación. El proceso terapéutico incluye tanto los aspectos conscientes como inconscientes.
Su coordinación, de esta técnica de tratamiento, se encontraba a cargo del personal de psiquiatría y psicología que laboraba en C. A. I. P. A.
10). Alcohólicos Anónimos (A. A.).
Históricamente, desde 1934, los grupos de autoayuda de Alcohólicos Anónimos, han sido el medio más eficaz en el tratamiento del paciente alcohólico.
La introducción en el programa de rehabilitación para alcohólicos de C. A. I. P. A., complementa el tratamiento del alcohólico, a través de un grupo de personas que padecen de la misma enfermedad.
Estos son grupos empíricos, no dirigidos, que fundamentan su filosofía en “los doce pasos de A. A.” y “las doce tradiciones de A. A.”. Su inspiración religiosa, proporciona una relevancia moral al programa y fomenta la cohesión de grupo y fortalece el espíritu.
Su objetivo y conceptualización se indica claramente en el enunciado de Alcohólicos Anónimos, que es como sigue: “Alcohólicos Anónimos es una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver un problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo. El único requisito para ser miembro de A. A. es el deseo de dejar la bebida. Para ser miembro de A. A. no se pagan honorarios ni cuotas; nos mantenemos con nuestras propias contribuciones. A. A. no está afiliado a ninguna secta religiosa, partido político, organización o institución alguna; no desea intervenir en controversias, no respalda ni se opone a ninguna causa. Nuestro objetivo primordial es mantenernos sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de sobriedad”.
Las características del programa de Alcohólicos Anónimos, posibilita el manejo empírico, pero terapéutico, de los conflictos y actitudes del alcohólico, conduciéndolo a su rehabilitación.



[1] Sin dejar de lado que en dicha sección, previa asignación por el coordinador del programa de C. A. I.. P. A., se visitaba y se realizaba el primer contacto con el paciente alcohólico recién hospitalizado por los psicólogos. Desde este momento se iniciaba en realidad la fase de motivación, aun cuando el paciente decidiera no integrase al tratamiento de C. A. I. P. A. El objetivo eera la sensibilización del alcohólico o la bienvenida del mismo.
[2] Tratamiento psiquiátrico motivado por la presencia de cuadros clínicos psiquiátricos asociados al alcoholismo o como consecuencia del alcoholismo. En ambos casos se daba atención simulanea de desintoxicación por su consumo de alcohol y su sintomatología psiquiátrica.
[3] Este aspecto se complementa con la filosofía de C. A. I. P. A. de donde parten los criterios de inclusión al programa de rehabilitación para alcohólicos.
[4] El paciente alcohólico solo era desintoxicado, y aunque se le invitaba o motivaba, podía no elegir su hospitalización en ls sección de C. A. I. P. A. Posteriormente también se dio la opción de que pacientes alcohólicos se integraran directamente en la sección de C. A. I. P. A., sin ingresar terapia intensiva, porque el grado de alcoholización que presentaban a su ingreso así lo permitía o incluso llegaban en abstinencia reciente del consumo de bebidas alcohólicas. Esta última opción se daba en fechas recientes al cierre de actividades del programa integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A., por cierre del Sanatorio.
[5] Los Alcohólicos Anónimos eran voluntarios y su número era variable
[6] Ver técnicas grupales de tratamiento.
[7] A modo de complemento, sobre el manejo de las técnicas grupales del tratamiento con alcohólicos en C. A. I. P. A. cabe indicar que la modalidad de psicoterapia de grupo implementada incluye: la psicoterapia de grupo, donde se involucra el funcionamiento del grupo, mismo que es coordinado y mediatizada su acción por un terapeuta, fomentándose a través de ello el cambio y la acción terapéutica. La psicoterapia en grupo, en la que se da mayor importancia al funcionamiento del grupo como agente terapéutico y de cambio; y se limita, aunque este presente, la participación del terapeuta, coordinador del grupo. Y la psicoterapia por el grupo, donde es fundamental el funcionamiento del grupo, cuya acción es generadora de cambio y en el cual radica su efectividad terapéutica; siendo ello su parte más importante.
[8] Se le considera una técnica grupal de tratamiento porque reúne a varios individuos y un terapeuta; cuyo fin común es el empleo de la fuerza del grupo para confrontar a un paciente con su situación personal. Su función es proporcionar un cambio en un individuo por una acción directa del grupo, pero mediatizada por la acción del terapeuta.