El presente escrito corresponde a la descripción del programa CAIPA (Centro de Atención Integral en Problemas de Alcoholismo) en el cual se realizo la investigación para obtener el grado de Licenciatura en la carrera de psicología de la UNAM. en el se describen brevemente las técnicas utilizadas en dicho programa y los conceptos iniciales en el trabajo terapéutico desarrollado por un servidor. de los cuales muchos de ellos aún se mantienen a 15 años de dicho trabajo. esto esta contenido en especial en la filosofía descrita de dicho programa.
1.
C. A. I. P.
A. Un tratamiento integral e interdiciplinario basado en la psicoterapia breve.
Actualmente el Síndrome de Dependencia al Alcohol,
ha adquirido, en México, características de un problema comunitario, cuyas
repercusiones son muy grandes, ya que trastornan a los que viven alrededor del
enfermo, afectando su adaptación al medio en que se desenvuelven y originado
enormes pérdidas humanas, materiales y económicas.
Con ello, la demanda de tratamiento para los
enfermos alcohólicos se ha incrementado considerablemente, haciendo necesaria
la implementación de una técnica de tratamiento terapéutica, eficiente y
funcional, capaz de cubrir tal demanda.
En México, se han empleado diversas técnicas de
tratamiento con el paciente alcohólico; pero sus logros y resultados obtenidos
han demostrado su poca efectividad en el rehabilitación del enfermo alcohólico.
Después de una larga experiencia empírica, cuyo
objetivo fundamental era la integración de una técnica de tratamiento para el
enfermo alcohólico, surge el tratamiento integral e interdiciplinario del
Centro de atención Integral en Problemas de Alcoholismo (C. A. I. P. A.), como
una alternativa de tratamiento, capa de cubrir la demanda de atención de
enfermos alcohólicos, cuya efectividad y funcionalidad, a través de logros y
resultados obtenidos, era comprobada empíricamente.
El inicio de las actividades del tratamiento
integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A., como programa de rehabilitación
para pacientes alcohólicos, se da el nueve de Mayo de mil novecientos setenta y
nueve. Es una fecha en la cual logra su conformación, con sus características
propias, como institución avocada al tratamiento del enfermo alcohólico. Aunque
sus antecedentes se remontan, quizás, a diez años antes de dicha fecha.
Sin embargo, la validez de los resultados no pueden
basarse exclusivamente en la observación y la experiencia empírica. Es por ello
que en el mes de Febrero de mil novecientos ochenta y uno, se inicia el primer
intento por valorar, experimental, objetiva y metodológicamente, los logros
obtenidos en el tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A.; los
cuales expresaban empíricamente su funcionalidad y eficacia en el tratamiento
del paciente alcohólico.
De la fecha en que principian las actividades en el
programa de C. A. I. P. A., a la época en que se inicia su evaluación, dicho
programa experimenta múltiples transformaciones en diversas áreas, las cuales
no son de nuestro interés.
La valoración del tratamiento integral e
interdiciplinario de C. A. I. P. A. se reduce exclusivamente a la segunda fase:
la fase de motivación; consistente en veinticinco o veintiocho días de
internamiento en el Sanatorio Rafael Lavista, S. A. en su sección de C. A. I.
P. A.; después de la permanencia del paciente en terapia intensiva, durante un
período de tres o cuatro días. Es conveniente aclarar,
que la mayoría de los pacientes, al cumplir los veintiocho días, de su ingreso
al sanatorio, habían cubierto los objetivos relacionados con la fase 1, de
desintoxicación, y la fase 2, de motivación del tratamiento integral e
interdiciplinario de C. A. I. P. A. su tercera fase, la de rehabilitación,
consistía en psicoterapias de grupo semanal durante dieciocho meses, una vez
concluida la fase motivacional del tratamiento.
Es por ello que el objetivo primordial del presente
capítulo, es la descripción del tratamiento integral e interdiciplinario de C.
A. I. P. A., de acuerdo a su conformación durante el período en que se realiza
la recolección de datos para la valoración objetiva, experimental y
metodológica, de la fase motivacional del programa de rehabilitación para
enfermos alcohólicos. Implementado por primer vez en México.
A.
Descripción de las instalaciones de de C. A. I. P.
A.
El
sanatorio Rafael Lavist, S. A, se ubica en la calle de General Victoria número
dos, en la delegación Tlalpán del Distrito Federal, siendo su localización en
el Sur de la ciudad.
La sección
de C. A. I. P. A., en su mayor parte, se encuentra en el lado Este del
sanatorio, contando con las siguientes instalaciones para el desempeño de sus
funciones:
Una
construcción integrada con un consultorio para el coordinador general y los
psiquiatras; donde se realizan entrevista y psicoterapia individual y familiar
con los pacientes. Un cubículo adjunto para la secretaría, el teléfono y los
medicamentes. También forman parte de ella dos consultorios de psicología, en
las cuales se realizan entrevistas y sesiones de orientación y psicoterapia,
tanto individual como familiar; y por último se empleaban como cubículos para la administración de pruebas
psicológicas. Es en uno de ellos donde se aplica el Cuestionario de personalidad de Eysenck y la Escala de
Tennnessee de Autoconcepto, empleados como medio de evaluación de la fase de
motivación en esta investigación. Una sala con un pizarrón, mesa y sillas, en
la cual se realizan dinámicas de grupo, psicoterapia de grupo, consultoría en
alcoholismo y debate de las películas proyectadas, con tema de alcoholismo. Una
sala para televisión, proyección de películas y de descanso y recreación de los
pacientes; también se empleaba como sala de espera y para sesiones de
orientación familiar grupal;; además, en ellas se realizaban las reuniones para
las juntas de alcohólicos anónimos (A. A.). Además, dicha construcción contaba
con cinco cuartos, con dos camas cada uno y con baño independiente, para la
estancia de los pacientes integrados al programa de C. A. I. P. A. Esta sección
tiene acceso directo a la cochera del sanatorio, a la huerta, al jardín y a la
cancha de basket bal y volley bal; en estas últimas se llevaban a cabo la
terapia de relajación o la visita de los familiares de los pacientes internados
en C. A. I. P. A.
En el área
norte del sanatorio se localiza el aula múltiple, en donde se realizaban las
sesiones de psicoterapia psicodramáticas. Esta contaba con un foro de madera
como escenario, cortinas, luces y sillas para espectadores. Además se utilizaba
para las juntas del grupo 16 de Septiembre de alcohólicos anónimo (A. A.).
En la parte
central del sanatorio, en el área psiquiátrica, en la sección de varones, cinco
cuarto se utilizaban para el internamiento de diez pacientes cuando en la
sección de C. A. I. P. A. no se disponía de cupo. Cada habitación contaba con
dos camas y baño independiente. Cuando la población de pacientes alcohólicas,
mujeres, era mayor de dos, también se disponía de un cuarto compartido, para
dos personas y con baño independiente, en el área psiquiátrica, sección
mujeres. El cupo programado para pacientes mujeres en la sección de C. A. I. P.
A. era solo de dos personas. Todos aquellos pacientes alcohólicos integrados al
tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A. tenían libre acceso
del área psiquiátrica al área de C. A. I. P. A. disponiendo de sus habitaciones
para dormir, descansar o realizar su aseo personal exclusivamente.
Una
recamara con dos camas y baño independiente, adjunto a la construcción ce C. A.
I. P. A., con salida aparte se destinaba para las pacientes mujeres internadas.
Por último, el comedor para los pacientes integrados al programa de C. A. I. P.
A., se localizaba independiente del comedor de los pacientes psiquiátricos del
sanatorio.
Debido a
que dichos pacientes alcohólicos al ingresar al sanatorio se encontraban
siempre en estado de ebriedad, se pasaban inicialmente al área de
desintoxicación, en la sala de terapia intensiva, donde se procedía a su
desintoxicación: en algunos casos también se daba comienzo a su tratamiento
psiquiátrico.
En dicha sala de terapia intensiva, igualmente eran recibidos los pacientes
psiquiátricos del sanatorio.
La
diferencia entre el paciente alcohólico y el psiquiátrico, era que el primero
podía ser ingresado al sanatorio por el médico de guardia, pero a la mayor
brevedad, alguno de los psiquiatras de la sección de C. A. I. P. A. se hacía
cargo de su internamiento. siendo estos quienes previa evaluación determinaban
su aceptación o rechazo en el programa de C. A. I. P. A. Sobre este aspecto
volveremos nuevamente.
B.
Área adminstrativa.
El desempeño del Centro de Atención Integral en
Problemas de Alcoholismo (C. A. I. P. A.) en el área administrativa quedaba
supeditada a la administración del sanatorio. La recepción inicial de los
pacientes, el pago de la estancia del paciente en terapia intensiva o en la
sección de C. A. I. P. A. o ambas; así como la remuneración por honorarios del
personal médico-terapéutico de C. A. I. P. A. se efectuaba directamente a
través de la administración del Sanatorio.
El mantenimiento de las instalaciones de C. A. I. P.
A. y el personal integrado por médicos internistas, jardineros, recamarera,
mozos, meseras, veladores y secretaría, ern proporcionados por el sanatorio.
Este tipo de personal era común que cumpliese otras funciones dentro del
sanatorio, por lo cual su estancia en la sección de C. A. I. P. A. era
transitoria, y sujeta a una rotación con el demás personal del sanatorio.
Si bien, el pago del personal médico-terapéutico de
C. A. I. P. A. se realizaba mediante la administración del sanatorio, su
elección y asignación en C. A. I. P. A. era totalmente ajeno al sanatorio.
Por último, la separación que se hizo de terapia
intensiva y la sección C. A. I. P. A. es motivada porque algunos pacientes se
integraban exclusivamente a la primera, pero no a la segunda.
C.
Personal médico terapéutico.
El personal médico-terapéutico del Centro de
Atención Integral en Problemas de Alcoholismo, se componía de tres psiquiatras,
ocho psicólogos, tres consultores en alcoholismo, Alcohólicos Anónimos (A. A.), cuatro médicos
internistas y una secretaría.
Las funciones de cada uno de los integrantes
del personal médico-terapéutico son como siguen:
Psiquiatría:
Un psiquiatra fungía como coordinador general del tratamiento integral e
interdiciplinario de C. A. I. P. A., siendo el supervisor del personal
médico-terapéutico. Además, estaba a su cargo una sesión semanal con la
población completa de pacientes. Los dos psiquiatras restantes eran designados
como coordinador matutino y coordinador vespertino; dentro de sus funciones
estaban: la supervisión directa del
personal integrado en el horario correspondiente; la recepción de pacientes, el
manejo médico-psiquiátrico de los enfermos internados en terapia intensiva;
además realizaban la historio clínica, la entrevista individual y familiar, así
como el control de medicamentos en la mitad de la población de internos.
También fungían como terapeutas en tres sesiones semanales de grupo;
designadas, en el turno matutino, con el nombre de dinámicas de grupo y, en el
vespertino, como psicoterapia de grupo. Una función agregada al psiquíatra del
turno vespertino era la sesión semanal con los familiares de todos los
pacientes integrados en el programa de C. A. I. P. A.
Psicología:
Las funciones comunes a los psicólogos, con excepción de una psicóloga, eran:
la realización de visitas a pacientes ingresados en la sala de terapia
intensiva, iniciando labor de convencimiento y motivación para integrarse
“voluntariamente” al programa de C. A. I. P. A.; entrevistas y psicoterapia,
individual y familiar, lo cual era conocido con el nombre de tutoría.
Respecto a las funciones
específicas de los psicólogos, se describen a continuación: Un psicólogo
asignado como responsable de dos sesiones semanales de proyección de películas,
con temas referentes al alcoholismo, y su posterior debate, nominada como cine
debate terapéutico. Una psicóloga dedicada exclusivamente a la terapia
psicodramática, en la cual fungía como coordinadora del equipo de psicodrama y
responsable de dicha sesión, durante una vez a la semana. Dos psicólogas y un
psicólogo, participaban en la sesión psicodrama como integrantes permanentes
del equipo destinado a este tipo de psicoterapia. Por último, tres psicólogas,
eran asignadas permanentemente a una sesión semanal de grupo, denominada “silla
caliente”, en ocasiones éstas se
integraban como voluntarias en la sesión de psicodrama.
Consultoría
en Alcoholismo: Una persona era nominada como responsable de dos sesiones
semanales de consultoría en alcoholismo; las dos personas restantes,
consultoras en alcoholismo, eran designadas como sustitutos de la primera. Su
característica principal es que eran alcohólicos rehabilitados, con formación
terapéutica paramédica.
Alcohólicos
Anónimos: Su función era la conducción de una junta diaria de Alcohólicos
Anónimos; su asignación para cada sesión era en parejas.
Médicos
internistas: sus funciones se distribuían durante las veinticuatro horas de
día, en tres turnos, avocándose a la recepción de los pacientes, tanto
alcohólicos como psiquiátricos; e iniciaban fase de desintoxicación y tratamiento médico-psiquiátrico del
alcohólico.
Secretaría,
además de sus funciones acordes a su profesión, era la encargada de
proporcionar a los pacientes el medicamente prescrito por los psiquiatras.
D.
Filosofía.
La existencia
de un marco conceptual que sustente todo el trabajo teórico o práctico,
encaminado al tratamiento del ser humano, es fundamental. Su congruencia con la
concepción del hombre y, en nuestro caso, con la conceptualización de la salud
y la enfermedad es básica. Criterios que deben ser compartidos con la ideología
del terapeuta, el paciente y una técnica de tratamiento terapéutico.
Ello integrará un marco de referencia coherente,
congruente y realista par la comprensión del individuo enfermo y su conducción
en una técnica específica de tratamiento; además, normará las expectativas
iniciales tanto del médico-terapeuta como del paciente y las personas cercanas
a este.
Tales supuestos básicos son imprescindibles como
guía o directriz de toda conceptualización teórica y aún de la experiencia
clínica. Estos dan el matiz y los límites dentro de los cuales se comprende un
trabajo, sobretodo cuando se tiene como su objeto el ser humano.
Producto de la experiencia empírica, es
especialmente de los grupos de Alcohólicos anónimos (A. A.), y de las
concepciones teóricas del hombre, la salud, la enfermedad, las características
del la enfermedad del Síndrome de Dependencia al Alcohol y los caracteres
propios del enfermo alcohólico, así como de sus consideraciones sociales, se
delimitan como supuestos básicos, en el Centro de Atención Integral en
Problemas de Alcoholismo (C. A. I. P. A.), a la “libertad”, la
“responsabilidad” y la “honestidad”. Integrando así la filosofía que normará el
tratamiento terapéutico de dicha institución; avocándose a la enfermedad,
comúnmente conocida, como alcoholismo. Objetivo fundamental de tratamiento
integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A.
Términos por demás sabidos sumamente abstractos, lo
cual ofrece grandes dificultades para su definición. Sin embargo, partiendo de
la consideración, de Sigmund Freud, de que la ciencia y el arte son las máximas
creaciones del hombre, a través de las cuales puede sublimar o dar salida a las
fuerzas instintivas, recurrimos a una poesía del escritos mexicano amado Nervo,
“En paz”, para introducirlos:
Muy cercas de mi ocaso, yo
te bendigo, Vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajo
injusto, ni pena inmerecida;
Porque veo al final de mi
rudo camino
Que yo fui el arquitecto de
mi propio Destino;
Que si extraje las mieles y
las hieles de las cosas,
Fue porque en ellas puse
hiel o miles sabrosas;
Cuando plante rosales
coseché siempre rosas.
Cierto, a mis lozanías va a
seguir el Invierno.
¡Más tu no me dijiste que el
Mayo fuese Eterno;
Hallé sin duda largas las
noches de mis penas;
Más no me prometiste solo
noches buenas;
Y en cambio tuve algunas
santamente serenas…
Amé, fui amado, el Sol
acaricio mi faz.!
¡Vida, nada me debes!¡Vida,
estamos en Paz!
Es mediante la ciencia y el arte, como en la poesía,
como el ser humano expresa su sentir e intenta la obtención de conocimiento de
sí mismo y sobre su vida. Aunque de diferente modo.
Breve es el poema pero amplio en su contenido respecto
a la libertad del hombre, su responsabilidad consigo mismo y con su vida y la
honestidad personal.
Pero ¿qué implica la libertad del hombre? Pues bien,
que su vida no esta regida, en exclusividad, por el “libre albedrío”; sino que
participa activamente en su determinación.
El ser humano no es un ente pasivo, que permanezca
impasible al transcurso de su vida. No es un simple expectador; es más bien un
participante activo y protagonista principal de su propia existencia. Solo al
inicio de esta es incapaz de normarla; más una vez alcanzado cierto desarrollo,
en su mayor amplitud, será capaz de darle un cariz particular.
Esto no se contrapone de ninguna manera con lo
“inesperado” o la acción de la naturalez, imposible muchas veces de predecir,
que pueda afectar, favorable o desfavorablemente, la vida de un hombre.
Sí se optará por aceptar que en las manos del mismo
individuo no esta, a menos en cierta medida, la orientación de la determinación
de su vida, sería un concepto pesimista del del hombre; restarle, además, toda
posibilidad de actuar por sí mismo. Sería tanto como acatar que hay un destino
escrito contra el cual no hay que, ni se puede, luchar, “porque escrito esta y
así se cumplirá”.
Tampoco se contradice con la importancia de factores
como la constitución biológica del hombre o lo social que determinan caracteres
particulares en la vida de cada individuo. Y, sin embargo, si sería negar la
individualidad y capacidad adaptativa de éste.
Tal adaptabilidad, se refiere a la flexibilidad de
todo individuo de almoldarse a las condiciones del mundo que lo rodea;
cambiando o modificando su estado en un momento dado. En cierto modo, esto
puede ocurrir espontáneamente e independientemente del sujeto; por ejemplo, en
la regulación de la temperatura corporal. Sin embargo, esto no es igual en el
sentido psíquico o sociológico. Desde estas perspectivas, todo cambio o
modificación dependen necesariamente de la acción específica del hombre; sin
ella, esto no sería posible. Quizás en este punto se objetará que esto contradice
la influencia del medio ambiente sobre el individuo. Pero esto no es así, si
consideramos que tal influencia es importante pero no determinante; y que, en
realidad, la determinación del ser humano es biopsicosocialmente. Así, su
comportamiento es dado y comprendido desde su consideración como unidad.
Sea el nivel en que se de dicho cambio o
modificación debe de obedecer a un fin. El cual sin duda, al menos así lo
parece, es la tendencia a restablecer el equilibrio en el hombre, perdido por
la descomposición en una de sus áreas, biológica, psicológica o social. En
otros términos, tal equilibrio, significará el bienestar y la funcionalidad
individual. En conclusión se diría, que mediante él, se pretende recuperar el
bienestar y la capacidad funcional individual.
Algún autor señalaba, que la existencia previa del
bienestar y la funcionalidad son primordiales para motivar e inducir el cambio.
Sin embargo, la experiencia clínica, nos muestra que un paciente puede vivir
nostálgico, recordando, solamente, épocas felices, de antaño.
Ante esto es vital analizar un aspecto intermedio entre
la motivación al cambio y la acción específica que lo inducirá: la decisión;
siendo esta anterior a la acción. O sea, que para cambiar, posterior a la
motivación, debe existir la decisión para actuar y llevar a cabo el cambio.
Más tal decisión no es de ningún modo ajena a la
persona. Sí esta dependiese de los que lo rodean, sería justificado
responsabilizarlos del cambio y las consecuencias que se derivan de él, estos; creando así los culpables de un
sufrimiento individual. Implicaría, esto, la pérdida total de la libertad para
determinar el curso de la propia vida.
Es así, como en cn conclusión, se puede especificar,
que la libertad se refiere a la capacidad, otorgada por el raciocinio, de
decidir y normar la propia vida. Sea ello en la enfermedad o en la salud. Sobre
todo desde el punto de vista psicológico o social. Así mismo, la libertad
implicaría la decisión de cambiar o no, con las consecuencias que de ello se
deriven.
Dado que la libertad es un concepto tan abstracto,
puede prestarse a confusiones, por lo que es conveniente una aclaración más.
Desde esta perspectiva, la libertad no involucra la ausencia de limitaciones;
las cuales tan solo biológicamente son inherentes al hombre. Por el contrario,
se refiere al reconocimiento y aceptación de las mismas, ya que ellas conforman
la realidad y el marco referencial en el cual se darán las decisiones, los
cambios y dentro de los cuales la vida transcurrirá.
Como habíamos ya señalado, del ejercicio de la
libertad, la decisión y el cambio, acción específica siempre se derivan
consecuencias positivas o negativas. Y dado que esto es inherente al hombre, es
válido adjudicarle la responsabilidad sobre las mismas; y más aún no solo de las
consecuencias sino también de lo que las origina. Desligándose, de este modo,
la participación o responsabilidad, sobre la propia vida, de un individuo dado,
adjudicada con gran frecuencia y en casi su totalidad a las personas que
conviven con un individuo.
Tal delimitación de la responsabilidad es en
realidad sutil, prestándose a confusiones e interpretaciones erróneas; sobre
todo si consideramos que la acción del “otro” es capaz de afectar al individuo.
Ant esto, la experiencia clínica nos plantea una pregunta; ¿Por qué dos
individuos sujetos a una misma influencia del mundo, actúan en forma
diferente?, la de uno puede ser acorde y la del otro discordante con la
finalidad de dicha influencia. La respuesta, de acuerdo al tema de la
responsabilidad, involucra las características de personalidad y los intereses
individuales. Es decir, que la responsabilidad de que el mundo afecte al
hombre, en su vida, será siempre y cuando la acción sea congruente con dichos
aspectos, del sujeto. La existencia de una disparidad entre ambos aspectos, el
mundo y el hombre, determinarán acciones incongruentes entre ellos.
Al considerar las características de personalidad y
los intereses individuales nos indica el compromiso, la responsabilidad y la
participación de la persona, en la determinación de su vida, las decisiones,
las acciones y los cambios que realice; a pesar de toda influencia externa. Lo
cual, por el hecho de existir, no exime de ninguna manera, al individuo de su
responsabilidad para consigo mismo y con su propia vida.
Otro aspecto que nos muestra lo anterior, es que a
pesar de la influencia, en ocasiones tan poderosa, de los factores medio
ambientales, en la determinación de la vida de un individuo, no implica la
pasividad ante su acción. Por el contrario, es claro observar que en tal
situación el individuo participa activamente en el establecimiento de sus
características particulares. Dicha participación parte de los propios
intereses, motivaciones y características
de personalidad del hombre.
En conclusión puede establecerse que la búsqueda del
bienestar y la funcionalidad personal, la permanencia en ello o bien su
pérdida, en gran medida, implica la responsabilidad del mismo individuo.
Siéndolo así mismo del ejercicio de su libertad, sus acciones, los cambios y
las decisiones; así como de su enfermedad o de su salud. Sin por ello olvidar,
que hay aspectos fuera de la capacidad y manejo y por tanto de la
responsabilidad del sujeto.
Como habíamos señalado previamente, en gran medida
el hombre posee la liberad para determinar su vida; pero dado que tiene
limitaciones que le son inherentes, no es posible que esta dependa en su
totalidad de él.
Sin embargo, la combinación de ambos aspectos, la
vida y las limitaciones del hombre, determinarán las características
particulares de la vida y definirán al mismo individuo. Sin por ello
contradecirse con la biología, lo cual también participa en su determinación; y
sobre la cual el ser humano no puede ejercer su libertad para modificarla, ya
que sus variaciones son ajenas a la responsabilidad de la misma persona; siendo
esta la principal limitación que posee el ser humano.
Más el reconocimiento de tales limites, los cuales
no puede trascender el sujeto, implican la configuración de la realidad
personal del ser humano; misma que es el marco referencial dentro de la cual
transcurre la vida y en la que se efectúan los cambios y modificaciones y donde
se dan sus consecuencias; es también a partir de ella, de donde surgirá su
particular conceptualización de sí mismo.
Pero dado que el reconocimiento no implica la
aceptación, surge un problema: si un individuo aceptase, a pesar de reconocer
su realidad y su incapacidad para trascender lo imposible, situaciones
inesperadas o fuera del alcance de sus capacidades y limitaciones, ¿Qué es lo
que hará el hombre ante esto? Al parecer ante ello tendrá solo dos alternativas
de acción. Podrá negarlas, de diferentes maneras, esforzándose y luchando con
constancia y perseverancia para trascenderlas. Sin embargo, las repercusiones
consecuentes a esta opción no se harán esperar, ya que lo imposible no es
posible, desencadenando de este modo, quizás un proceso patológico, la
enfermedad. Por otra parte, como segunda opción, podría ser la aceptación de
dicha situación; bucando, como consecuencia, en forma desplazada, mediante
sustituciones, la solución al conflicto planteado por el reconocimiento y la no
aceptación de dicha situación. A que tipo de sustituciones nos referimos, en
realidad no importan; siendo solo de interés saber que algunas de ellas son
posibles que se realicen, en un grupo reducidos de hombres, que poseen
aptitudes y capacidades especiales; pero sin embargo, también hay otras que
pueden ser ejecutadas por la gran mayoría de los individuos.
Lo que hasta el momento podemos decir, resumiendo,
es que tano el reconocimiento como la aceptación de la realidad, determinarán
el comportamiento humano; normando así su orientación respecto a la adaptación
y la funcionalidad de éste. Siendo la dirección, de tal conducta,
auto-orientada o, bien, dirigida hacia l mundo externo; con el cual mantiene el
individuo una constante interacción.
La importancia de los tres aspectos mencionados,
reconocimiento, aceptación y comportamiento, radica en que su integridad
posibilitará un conocimiento real del hombre; ya que ello implica la
consideración de la realidad. En caso de haber una disparidad entre ellos,
puede originar dificultades en la conceptualización del ser humano, debida a su
incoherencia.
Ahora bien, tal conceptualización es doble, aquella
elaborada por el mismo individuo y la integrada por las personas que
interactúan con este. Sin embargo, el alcance de ambas es dispar. En el segundo
caso, relativamente, puede considerarse secundaria su vitalidad para el mismo;
siendo primordial l autoconcepción que haga de sí. Esto se fundamenta en el
hecho de que a pesar de que el “otro” haga una valoración adecuada y objetiva
de la realidad, reconociéndola y aceptándola, de poca utilidad será para la
persona, pues ello no será obstáculo para la determinación de la incongruencia
de su comportamiento, respecto de la realidad. Esto no quiere decir, de ningún
modo, que se niegue la influencia del mundo en su configuración de la realidad
personal, y por tanto de la autoconceptualización; misma que desde nuestra posición
hemos aceptado como básica pero no determinante.
La forma en que podría darse la congruencia entre la
realidad y el comportamiento humano, se deriva de la conciliación de la
realidad con los caracteres particulares del hombre. Esto involucra sus características de personalidad, capacidades, aptitudes y
limitaciones; así mismo implica la consideración de los aspectos sociales,
determinantes de la realidad, como serían las normas, los valores, y en sí la
cultura total.
Así, desde esta perspectiva, como puede considerarse
que dependiendo del reconocimiento y aceptación honesta de la realidad, se
deriva la congruencia de la conducta del hombre con la misma; siendo ello
consecuencia de la integridad, entocnes, del reconocimiento, la aceptación y el
comportamiento.
Como habíamos señalado anteriormente, tal honestidad
puede partir dl medio que circunda al hombre; pero cuando esta es adjudicada al
individuo, necesariamente es su responsabilidad, involucrándose en ello su
libertad para reconocer y aceptar la realidad. De este modo, puede decirse que
dependiendo del grado de honestidad con que la persona reconozca y acepte la
realidad, esta permanecerá o se orientara hacia la salud o a la enfermedad.
En otras palabras podemos concluir, que dependiendo
de la responsabilidad del individuo, a partir del ejercicio de su realidad para
actuar, para reconocer y aceptar con propia honestidad, la realidad, sus
acciones serán congruentes con ella y permitirán su ubicación en la adaptación
y funcionalidad, la salud.
Por último, es fundamental considerar un último
aspecto que reafirmará la importancia de la honestidad personal. Dentro de la
interacción de un individuo con sus semejantes, este puede convencerlos de la
veracidad de su reconocimiento y aceptación de la realidad y de su conducta
derivada; llegando en ciertos casos al autoconvencimiento, como producto de la
negación de la realidad y la integración de una particular realidad, basada en
tal negación. Sin embargo, de hecho la intervención con el “otro” ya lo implica,
la vida es determinada por la realidad, a la cual el individuo se enfrenta a
través del trascurso de la misma, en cada uno de sus momento; y dado que su
moldeamiento no se puede dar en su totalidad, pues hay límites, que la
estructuran, que están fuera de las capacidades y posibilidades del sujeto, tal
enfrentamiento será inútil, ya que no le será posible trascenderla. Originando
como consecuencia la desadaptación y la funcionalidad del sujeto; es decir,
enfermándolo.
Pero dado que la conceptualización teórica puede
estar muy alejada de los aspectos prácticos, se hace necesario la observación
delos supuestos básicos del tratamiento integral e interdiciplinario de C. A.
I. P. A., teorizados hasta el momento.
Su fundamentación práctica implica la consideración
en nuestro caso, de las características del Síndrome de Dependencia al Alcohol
y las adjudicadas al individuo que padece tal enfermedad.
Para su introducción nos basaremos en la definición
de alcoholismo de Fouquet, quien dice:
“alcoholismo
de la condición del individuo que de hecho a perdido la libertad de abstenerse
del alcohol” (pág.). y de las dos principales características de la
constelación dinámica de la personalidad del alcohólico: la dependencia y la
mitomanía.
Es así, como siendo
el principal problema de esta enfermedad, la perdida de la libertad,
toda técnica de tratamiento debe involucrar la recuperación de la misma; pues
de lo contrario, no habrá rehabilitación, o, en el mejor de los casos, esta
será parcial.
La forma en que puede lograse es mediante el trabajo
terapéutico, como en C. A. I. P. A. sobre las cadenas que limitan dicha
libertad. Teniendo como orientación, para alcanzar dicho objetivo, el propiciar
la abstinencia y la superación de los propios trastorno de personalidad; los
cuales interferirán y obstacularizaran la posesión y el ejercicio de la
libertad. Sobre los últimos, nos referimos a los caracteres y conflictos de la
personalidad, propios del paciente alcohólico; mismos que anteriormente se
agrupaban bajo el rubro de “neurosis”, término actualmente considerado como
inadecuado e incorrecto.
Es decir, la manera de alcanzar los objetivo
planteados es mediante la abstinecia de bebidas, derivadas del etanol: y no
como se dice, por la modificación exclusiva del patrón de consumo de alcohol. Y
a través del cambio de vida, que implica el manejo y la trascendencia de los
trastornos y conflictos de personalidad, presentes en el individuo.
Sin embargo, debido a la abstracción del concepto de
libertad, suelen originarse confusiones e interpretaciones erróneas con gran
frecuencia. En el alcohólico esto es demostrable, en diversas ocasiones, por la
experiencia clínica. Así tenemos que este considera que la recuperación de su
libertad, incluso después del tratamiento, se refiere a la capacidad de
controlar nuevamente su ingestión de alcohol;, lo cual, una vez establecida la
enfermedad no es posible ya. O bien, se interpreta este término como “el hacer
lo que yo quiera…”, sin considerar las consecuencias, que de ello se deriven,
ni la realidad en que esto se efectúe. Pero es verdad, dicha restitución no
impedirá que al beber el paciente, otra vez, pierda su capacidad para
abstenerse; y que al “hacer lo que quiera…”, se enfrenta a obstáculos que no se
lo permitan, debido a que no todo es posible. Ni siquiera la libertad total.
Desde esta perspectiva, este concepto, aplicado en
C. A. I. P. A., debe ser complementado con el reconocimiento y la aceptación de
la realidad particular del alcohólico. Esta se integra, al igual que en todos
los hombres, por sus limitaciones y capacidades inherentes a él. Y por una
limitación, producto del síndrome de dependencia al alcohol, y que se refiere a
la adicción al alcohol; es decir, por su determinación física o biológica.
Misma que además de implicar su incurabilidad, pero no su tratamiento,
involucra aspectos del individuo sobre la cual no posee la capacidad de influir
o modificar.
Considerando que la dependencia es una
característica básica en el alcohólico, se hace necesaria la introducción de la
responsabilidad como medio para tratar dicho carácter, y propiciar su
trascendencia.
De inicio es importante considerar, que la
responsabilidad es consecuente del ejercicio de la libertad, pues al
otorgársele la capacidad de “hacer lo que quiera…”, también se le adjudica la
responsabilidad de las consecuencias que de ello se deriven.
El objetivo consiste en delimitar la responsabilidad
y fomentar que el paciente se haga cargo de sí mismo y de su vida; la cual
había sido depositada en aquellos que conviven con él.
Al delimitar esta situación, también se introduce el
hecho de que para lograr su libertad, es él quien debe luchar para alcanzarla y
no los demás; aprendiendo de este modo a manejarla. Pues de lo contrario, se
daría una connotación muy diferente a dicho término; el cual se interpreta con
gran frecuencia como la libertad de hacer todo para lograr las satisfacciones
personales y primitivas, sin responsabilizarse de ellas; siendo esta más bien,
un libertinaje, ya que la libertad debe implicar la responsabilidad.
Así, de esta manera, se indica que la libertad de
“hacer lo que se desee”, pero desarrollando su propio programa de vida, sobre
el cual se responsabilizará; es decir, que este implica la capacidad de normar
su propia vida y la decisión de modificar o actuar, afrontando, el alcohólico,
las consecuencias que de ello se deriven. Incluyendo esto tanto el beber como
el dejar de hacerlo.
Tal responsabilidad involucrará siempre sus diversas
áreas, por lo cual debe orientarse hacia su persona, tanto en la salud física y
mental como en su bienestar social; hacia su familia, siendo el paciente quien
se responsabilice de ella y n a la inversa; hacia su trabajo y haca su medio
ambiente, en el cual se desenvuelve.
Es conveniente indicar, por último, que dado que la
libertad nunca es total, el reconocimiento y aceptación de la realidad, que lo
limita, es también responsabilidad del enfermo. Siendo una forma de determinar
su conducta, acorde a tal realidad y no en la fantasía; misma que será
imposible de ser congruente con sus propias limitaciones y capacidades.
Introduciéndose, de esta manera, que no todo es posible.
Por último, la mitomanía, característica fundamental
en el alcohólico, es posible propiciar su trascendencia mediante la
introducción del concepto de la honestidad. La cual es vital como marco
referencial para el desarrollo de la responsabilidad y el ejercicio de la
libertad.
Debido a que esta característica no desaparece al
abstenerse el enfermo de beber, su implementación debe generalizarse; por un
lado incluirá su fomentación tanto en el momento actual de su vida como en el
futuro. Haciéndose hincapié en ella en forma permanente y continúa. Por otra
parte esto involucra a la persona con quien convive el alcohólico y aún del
terapeuta.
A través de este último aspecto, se pretende la
evitación del engaño, la mentira, la negación y la complicidad en la enfermedad
del individuo. Además, como decía algún autor: “la verdad os hará libres”. Esto
quiere decir, que en la medida en que el paciente conozca su realidad, incluyendo
su problemática personal, se planteará adecuadamente las alternativas de acción
que lo lleven a su rehabilitación; y sobre todo, le permitirá determinar con
mayor precisión, las áreas hacia las que el tratamiento se debe orientar.
Además, como en la cita anterior se indica, la
honestidad posibilita el cierre del círculo que involucra la libertad del
hombre, sobre la cual posee la responsabilidad el mismo hombre y que es posible
si se da en un marco de referencia que es la honestidad; la cual implica la
posibilidad de alcanzar la libertad.
Sustentándose desde estos supuestos básicos, el
tratamiento integral e interdiciplinario
de C. A. I. P. A. y el mismo internamiento le es planteado.
Se le informa sobre las características y
condiciones reales del mismo y sobre su estado de salud. Permitiendole con
entera libertad, decidir la alternativa que desee tomar; pero
responsabilizándolo de esta misma. De esta forma, al aceptar el programa de
rehabilitación, el paciente se compromete consigo mismo y con su internamiento
y tratamiento.
Con ello, se le otorgara al paciente la libertad de
decidir su ingreso a la institución y su rehabilitación. Pero
responsabilizándolo del ejercicio de dicha libertad y las consecuencias que se
deriven; ya que desde el inicio se le plantea la realidad de su situación
personal. Siendo, en base a lo último, donde se fomentará la posibilidad de
decidir.
El internamiento, dentro de dicha institución es
forzado, sin mediar su propia decisión, solo cuando su estado físico y mental
lo amerita, por el peligro que representa para su salud e integridad personal o
para seguridad de los que lo rodean.
Una vez que el paciente ha logrado cierta
recuperación de sus capacidades mentales, se le otorga la libertad de decisión.
Así, en esta forma, la introducción de estos tres
conceptos, desde el inicio del tratamiento, se dirige al trabajo terapéutico
sobre las implicaciones que comprende la pérdida de la libertad personal; la
presencia de la dependencia hacia los demás y el no ejercicio de la propia
responsabilidad; y la falta de honestidad y la negación y la mitomanía del
paciente.
E.
Objetivos.
Es claro que para la realización de un tratamiento
eficaz y funcional, toda técnica terapéutica debe poseer objetivos, claros y
definidos, que sirvan de directriz en el tratamiento.
En el caso del tratamiento integral e
interdiciplinario de C. A. I. P. P. A., estos son múltiples; siendo estos
específicos y diferentes para cada etapa del programa completo de C. A. I. P.
A.; el cual se integra por la fase uno, de desintoxicación; fase dos, de
motivación; y fase tres de rehabilitación.
En esta sección se indicarán exclusivamente los
objetivos correspondientes a la fase de motivación; prescindiéndose de os
adjudicados a las otras dos fases, puesto que estas no se involucran en esta
investigación.
Los objetivos de esta etapa de tratamiento son
básicamente: proporcionar información clara y adecuada sobre la enfermedad del
síndrome de Dependencia al Alcohol, comúnmente conocida como alcoholismo: así
mismo de sus repercusiones y alternativas de tratamiento.
Fomentar la conciencia de enfermedad en el paciente
y su responsabilidad para consigo mismo y su vida; como consecuencia de la
sensibilización, de este, para efectuar cambios drásticos en su vida.
Motivar la continuación de la tercera fase de
tratamiento, la de rehabilitación; a través de mostrar las características de
la psicoterapia, fomentar y promover los alcances y beneficios de la misma.
Realizar el estudio completo e integral del paciente
desde un enfoque médico y psicológico.
Y por último, como objetivo secundario es motivar la
abstinencia y la introducción de los grupos de Alcohólicos Anónimos, cuando el
enfermo los desconoce, y fomentar la asistencia a los mismos.
F.
Técnicas terapéuticas.
La consecuencia de la
conceptualización del hombre como unidad, en relación a su enfermedad, es la
estructuración de un tratamiento integral, que englobe las diversas áreas que
lo conforman. De este modo, surge el tratamiento integral e interdiciplinario
del Centro de Atención Integral en Problemas de Alcoholismo (C. A. I. P. A.).
En este, se
adaptan varias técnicas de tratamiento,
las cuales desde su particular concepción teórica y alternativas de acción
terapéutica, se avoca a la enfermedad el síndrome de dependencia al alcohol, en
sus diferentes aspectos.
La
finalidad de su agrupamiento es la realización de un trabajo, respecto a un
solo problema, en forma complementaria. Esto mismo, incluye la consideración de
diferentes profesiones, con su particular postura teórica. Siendo de este modo,
el programa de rehabilitación para alcohólicos de C. A. I. P. A., tanto
integral como interdiciplinario.
Tales
técnicas pueden dividirse en tres tipos: la farmacológica, la psicoterapia
individual y las técnicas grupales de tratamiento.
a).
Farmacoterapia.
Su empleo
en la fase dos del tratamiento, la motivacional, puede considerarse en cierta
medida como una continuación de la fase uno, de desintoxicación. Orientándose,
en ambas, al tratamiento meramente sintomático del síndrome de dependencia al
alcohol.
Su
fundamentación, para su implementación, es que a pesar del tratamiento de la
desintoxicación etílica aguda,, las
complicaciones, derivadas del consumo crónico de alcohol pro el enfermo
alcohólico, en muchas ocasiones no desaparecen en su totalidad una vez
efectuada la desintoxicación.
Algunas de
estas complicaciones son de tipo digestivo, como el vómito, la intolerancia a
los alimentos, gastritis, sangrados digestivos. También es frecuente la
presencia de cirros hepática y de pancreatitis. Su tratamiento se realiza en
base a antiácidos, anticolinérgicos y dietas suaves.
Cuando
ocurre la descompensación de la cirrosis, se precipita un coma hepático o un
cuadro de pancreatitis aguda, se debe canalizar al paciente a servicio
gastroentereológico para un tratamiento especializado.
Respecto a
las complicaciones psiquiátricas del alcoholismo, sus causas son diversas:
pueden ser consecuencia de la interrupción repentina del consumo de alcohol,
como la alucinosis alcohólica, los estados paranoides alcohólicos y el delirium
tremes; los cuales son provocados por graves trastornos del metabolismo
cerebral y general, en especial de los carbohidratos, presente simultáneamente
con deficiencias de la función desintoxicante del hígado, oxigenación cerebral
inadecuada, acidosis, desvalanceamiento hidroelectrolítica y con carencias
nutricionales.. Estas formas de síndromes de supresión, por lo regular son
controladas y eliminadas sus manifestaciones sintomáticas, durante el período
de desintoxicación; sin embargo, a veces se presentan síntomas residuales de
dichos cuadros psiquiátricos. Debido a ello, durante la fase dos de
tratamiento, puede ser necesaria la administración de medicamentos o su
continuación; tendiendo a propiciar la recuperación de la tiamina y la niacina
y del metabolismo cerebral y general: por ello se aplican vitaminas, en
especial del complejo B.
En el caso
de las encefalopatías, como el síndrome de Korsakoff y el síndrome de Wernicke,
la continuación de la aplicación de la tiamina, niacinas, levadura de cerveza y
el acido ascórbico es vital, ya que los síntomas de estas enfermedades,
algunos, desaparecen a largo plazo. Aunque su recuperación total no es posible,
ya que son producto de degeneraciones graves de algunas áreas del sistema
nervioso (neuronas, glias y nervios
periféricos).
La
presencia de síndromes psiquiátricos asociados al alcoholismo, como la
esquizofrenia, la psicosis maniaco depresiva y los cuadros depresivos, estos
últimos frecuentemente enmascarados por el alcoholismo, ameritan la
administración de medicamentos en los pacientes. Los más frecuentes suelen ser
los antipsicóticos del grupo de las fenotiazinas o butifenonas y los
antidepresivos. Ante la presencia de estos síndromes clínicos, el tratamiento
del alcoholismo no excluye de ningún modo la continuación de la aplicación de
la farmacoterapia adecuada a ellos.
En
ocasiones, después del período de desintoxicación suelen manifestarse síntomas
residuales de los cuadros agitación, insomnio pertinaz, intranquilidad, cierto
grado de alteración de la conciencia, deficiencias de las capacidades
intelectuales, etcétera, por lo cual, el empleo de medicamentos es útil
favorecer uan mayor recuperación del enfermo.
Por último,
es conveniente señalar, dependiendo de las condiciones del sujeto, su evolución
y las características de su cuadro semiológico, en la mayoría de ellos se
pretende, al menor tiempo posible, la eliminación de los medicamentos
prescritos; en especial en aquellos cuya capacidad adictiva es alta. Debe
recordarse que el paciente alcohólico es químico dependiente.
b).
Psicoterapia Individual.
De acuerdo
a la experiencia clínica, el empleo de la psicoterapia individual no es eficaz
en el tratamiento inicial del paciente alcohólico. Pero su utilización, en
forma complementaria con otras técnicas terapéuticas, ha reportado mayores
beneficios.
Al integrase
de este modo dicha técnica, en el programa de rehabilitación para
alcohólicos de C. A. I. P. P. A., se
establece seguimiento cercano e individual a la evolución del alcohólico,
durante su breve internamiento en esta institución. Además, permite la creación
de un espacio de tiempo, en el cual el paciente expondrá su problemática
personal: en ella se posibilitara el planteamiento y el ahondamiento de
situaciones no tratadas en las técnicas grupales del tratamiento, siendo esto
por iniciativa propia, por no ser convenientes en dichas sesiones o por la
brevedad de las mismas.
Es de gran
utilidad como técnica de apoyo a las técnicas grupales de tratamiento,
orientadas únicamente hacia el paciente como individuo; en la cual se ampliarán
las situaciones y se analizarán los conflictos derivados de las sesiones de
grupo y los fenómenos característicos de estos, que afectan al paciente.
Sin
embargo, su aplicación fundamental se establece en la tercera fase, de la
rehabilitación; cuando el paciente ya ha conocido los beneficios de la
psicoterapia. Su empleo, después de la psicoterapia de grupo, se considera de
gran utilidad en el tratamiento de los conflictos personales y los trastornos
de personalidad del paciente alcohólico.
c).
Técnicas Grupales de Tratamiento.
El programa
de rehabilitación para alcohólicos de C. A. I. P. A., se conforma en su mayor
proporción por la aplicación de estas técnicas. Mismas que esta el momento son
consideradas como las más eficientes en el tratamiento de enfermos alcohólicos.
Estas
pueden implementarse en forma de grupo abierto o cerrado, predominando en
nuestro caso las del primer tipo, e incluyen tanto aquellas dirigidas como las
no dirigidas.
De acuerdo
a nuestra clasificación, en las técnicas terapéuticas de grupo dirigida están:
las dinámicas de grupo, la psicoterapia de grupo, la terapia psicológica, la
consultoría en alcoholismo, “la silla caliente”, el psicodrama, el cine
debate-terapéutico, y l psicoterapia y orientación familiar. En ellas, su
conducción y coordinación es ejecutada por psiquiatras, psicólogos y
alcohólicos rehabilitados; estos últimos, son personas alcohólicas, que después
de su rehabilitación han tenido un entrenamiento previo como terapeutas; estos
se avocaron con exclusividad a la consultoría en alcoholismo. Respecto a las no
dirigidas están los grupos de A. A. y Al-anon.
La utilidad
el empleo de estas técnicas radica en que permite el enfrentamiento inmediato
de la interacción del paciente con el grupo; lo cual evidencia su
comportamiento en dicha situación. En cierto modo, es una técnica de mayor
amplitud; en ella se puede realizar el manejo de aquellas situaciones que
atañen a la interrelación del sujeto con otras personas y, a la vez, el aspecto
netamente personal, de cada individuo. Aunque, en las técnicas de tratamiento
de grupo, la profundidad del manejo terapéutico puede ser menor, que en el caso
de la psicoterapia individual, ello no impide el trabajo terapéutico tanto de
aspectos conscientes como inconscientes.
Si bien, el
grupo, como agente terapéutico, es dirigido por un coordinador, también puede
serlo por sí mismo. Es decir, que las interpretaciones, las confrontaciones y
el manejo terapéutico del paciente, pueden derivarse a partir del coordinador,
pero también es posible que se efectúen por el grupo y en el grupo mismo.
La
implementación de los grupos abiertos, en el programa de tratamiento de C. A.
I. P. A., propicia el surgimiento de fenómenos particulares cuyo manejo
terapéutico es de gran utilidad. Así tenemos, que al permitirse el ingreso
constante de pacientes, al grupo, se observan diversas reacciones, de los
miembros del grupo, ante el ingreso de nuevos integrantes del grupo; también
son importantes las conductas derivadas del reingreso de algún paciente, por su
reincidencia en el consumo de alcohol. Estos fenómenos, son poco frecuentes en
otras técnicas terapéuticas, no grupales, por lo que su manejo, no se suele
realizar, más que en estas técnicas.
Además,
esta técnica es fundamental, porque al agrupar a varias personas, con un
padecimiento similar, pueden proporcionarse apoyo, ayuda a reforzamiento mutuo
en su intento por lograr su rehabilitación. En este caso, es importante la
adecuada orientación del grupo, ya sea
por coordinador o, por un ideal, pues de lo contrario el reforzamiento sería
todo lo contrario.
1).
Psicoterapia de Grupo.
Las
características, previamente, adjudicadas a las técnicas grupales se
consideraron de modo global para dicho tipo de técnicas terapéuticas.
Sin
embargo, para considerar sus particularidades, es necesario señalar los
objetivos y las características que los diferencian de los demás; mismas que a
su vez determinan su independencia entre unas y otras. Estas son contempladas
de acuerdo a su implementación en el programa de rehabilitación para
alcohólicos de C. A. I. P. A.
En la
psicoterapia de grupo se efectúa el tratamiento médico-psiquiátrico del
síndrome de dependencia al alcohol; aunándose a ello, la transmisión de
información sobre dicha enfermedad.
En otro de
sus objetivos es el trabajo terapéutico de los conflictos y trastornos,
emocionales y de personalidad de los pacientes; los cuales interfieren e
impiden el desarrollo individual y su rehabilitación: el planteamiento de los
mismos, se realiza mediante temas, expuestos y desarrollados, sobre ellos; también
se efectúa esto, a través de la comunicación con el enfermo alcohólico.
Esta
técnica, en el tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A., es
coordinada por un psiquiatra, cuyo enfoque teórico se fundamenta en el análisis
transaccional de Erick Berne.
2).
Dinámica de Grupo.
Esta
técnica, es similar a la psicoterapia de grupo. Siendo su diferencia el manejo
terapéutico de la misma, tal como su nombre lo indica, basado en el empleo de
la dinámica del grupo; es decir, en ella se aprovechan los fenómenos del grupo.
Esto es la base para lograr los objetivos específicos ya señalados.
Su objetivo
diferencial y fundamental consiste en fomentar la cohesión de grupo y el manejo
de los fenómenos característicos del mismo. Su coordinación es adjudicada a un
psiquiatra.
3). Terapia
Psicológica.
Esta
técnica es coordinada por un psicólogo, con una orientación teórica basada en
el psicoanálisis y en la psicoterapia breve.
Su
implementación tiene como objetivo, al igual que las demás técnicas, la transmisión
de información referente al alcoholismo. Además consiste en el manejo
terapéutico de aspectos psicodinámicos de la personalidad y del grupo.
4).
Consultoría en Alcoholismo.
Su objetivo
primordial, es proporcionar el manejo terapéutico de la problemática del
alcohólico, por enfermos alcohólicos que han alcanzado su rehabilitación y que,
previamente seleccionados, han sido entrenados en la psicoterapia.
Es mediante
ella, como se plantea el síndrome de dependencia al alcohol y el intento por
lograr la rehabilitación, desde el punto de vista vivencial. Con esto, el
tratamiento integral e interdiciplinario de C. A. I. P. A., a nivel de
tratamiento, alcanza un objetivo, que así mismo lo caracteriza, la conjunción
practica y teórica de la enfermedad.
También son
objetivos básicos de esta técnica, proporcionar información en relación al
alcoholismo e introducir y desarrollar los conceptos fundamentales, integrantes
del programa de los grupos de Alcohólicos Anónimos (A. A.).
5).
Psicodrama.
Consiste en
una representación estructurada, dirigida y dramatizada de los problemas
personales, los conflictos emocionales y la interacción del grupo, en los
pacientes.
Su
dirección se encuentra a cargo de un director terapéutico y los coterapeutas,
que fungen como egos auxiliares. En el caso del tratamiento integral e
interdiciplinario de C. A. I. P. A. dichas funciones son asignadas a cuatro
psicólogos.
En la
dramatización participan los coterrapeutas, en conjunción con pacientes
integrantes del grupo. Estos, a su vez,
adoptan el papel de egos auxiliares. Siendo la función de estos, en la técnica
psicodramática, el ayudarse mutuamente o a otros enfermos, al dramatizar y
vivenciar sus experiencias.
El
aprovechamiento de los aspectos verbales y no verbales de los individuos, son
primordiales, puesto que permiten mayor profundización en los conflictos y
problemas de estos. Además, en forma personal comprometes más aún al sujeto, en
la vivencia dramatizada. También propicia una mayor participación en las
situaciones de grupo, ya que este puede ser protagonista o ego auxiliar en la
sesión.
De acuerdo
a la manera en que se implemento la técnica de Moreno, en el programa de
rehabilitación para alcohólicos de C. A. I. P. A., las sesiones de psicodrama
excluyen a los espectadores; siendo todos, en cada sesión efectuada,
participantes activos.
Una
característica particular de esta técnica terapéutica es que permite, al
individuo, el aprendizaje y el reaprendizaje mediante la experiencia; a
diferencia de otras estrategias de tratamiento.
Por último,
la implementación del psicodrama en el tratamiento de pacientes alcohólicos se
basa en la amplia recomendación como técnica terapéutica en su rehabilitación.
Ello se apoya en el hecho de que al comprometer íntegramente al enfermo, le
posibilita la externalización de sus sentimientos y conflictos; los cuales
tienden a reprimir y negar.
6). Cine
Debate-terapéutico.
Su aspecto
diferencial consiste en la introducción de los medios audiovisuales como
instrumentos terapéuticos; aprovechando las ventajas que estos ofrecen.
En nuestro
caso, se empleó la proyección de films, en video cassette, con temas centrados
en el alcoholismo y aspectos fundamentales de la problemática y constelación
psicodinámica de los pacientes.
El objetivo
del material audiovisual, es proporcionar un estímulo estructurado, el cual
permitirá la obtención de material para el trabajo terapéutico; mismo que bajo
la coordinación de un terapeuta se ampliaría y profundizaría. Dicha
coordinación se asignó a un psicólogo.
7). “La Silla
Caliente”.
Esta
considerada, esta técnica, como una técnica grupal de tratamiento; aunque su objetivo
fundamental, para el trabajo terapéutico, no es ni la dinámica ni los fenómenos
de grupo.
Una
estrategia terapéutica directiva, que consiste en formar un círculo y ubicar un
integrante del grupo en el centro del mismo. Acto seguido, cada miembro del
círculo manifiesta las características que definirán al paciente colocado en el
centro.
Debido a
que es una técnica de confrontación, el terapeuta, en el caso del programa de
rehabilitación para alcohólicos de C. A. I. P. A., eran tres psicólogos que se
encargaban de manejar situaciones que impliquen
alianza y complicidad entre los pacientes que conforman el círculo y el
designado a ocupar el sitio central del círculo.
El objetivo
de este proceso terapéutico es la confrontación directa del paciente, del
centro del círculo, con la imagen, elaborada en forma autoorientada y la
establecida por los individuos del grupo.
Tiene como
característica el fomentar, dirigidamente, la confrontación del grupo.
8).
Orientación Familiar.
El
tratamiento del alcohólico excluyendo a la familia, será siempre parcial. Esta
es vital en la progresión y mantenimiento de la enfermedad, por lo que se hace
necesario el tratamiento terapéutico.
Este es el
argumento fundamental para integrar y establecer la orientación a los
familiares de los pacientes; ya que además de ser los más afectados por el
alcoholismo de uno de sus integrante, es muy frecuente su ignorancia de que el
alcoholismo es un problema de salud; en términos generales, la familia del
alcohólico tiende a conceptualizar su
padecimiento como un problema moral.
La técnica
consiste en la reunión de los familiares de todos los pacientes internados en
la institución. Siendo su objetivo proporcionar información respecto del
síndrome de dependencia al alcohol. Manejo terapéutico de situaciones,
actitudes y relaciones intrafamiliares conflictivas que interfieran el proceso
de rehabilitación del familiar enfermo; en este aspecto se hará incapié tanto
en lo consciente como en lo inconsciente. A través de ella, se intentará
fomentar la aceptación de la exclusividad del problema en quien lo padece y la
inutilidad de presiones, control, dominación o chantaje respecto del
padecimiento. Mediante esta técnica se posibilita la detección de familias
sintomáticas, a las cuales se les proporcionará psicoterapia familiar.
9).
Psicoterapia Familiar.
La
psicoterapia familiar, es una técnica independiente de la orientación familiar,
no siendo, necesariamente consecuentes. Su ejecución puede darse en presencia o
ausencia del paciente.
El alcance
terapéutico de esta técnica es mayor, ya que profundiza en el análisis de
situaciones,, actitudes y relaciones intrafamiliares conflictivas. Siendo esto su
mismo carácter distintivo.
El objetivo
es el manejo del sistema familiar patológico, fomentando el crecimiento, la
madurez y la salud del núcleo familiar. Esto es posible propiciando la
expresión y la búsqueda de satisfacción de necesidades para cada miembro de la
familia; así mismo, se pretende incrementar la percepción e identificación de las mismas. Dando pauta
de resolución o reducción de los
conflictos patógenos. Incrementando la capacidad de respuesta adecuada y
constructiva tanto a las presiones del medio externo como del interno.
Influyendo en sus conceptualizaciones y sistema de valores. Fomentado una mejor
elación entre sus miembros, diferentes en sexos y edades. Reduciendo o
eliminado actitudes de presión, control, dominio o chantaje, de este grupo,
hacia el enfermo; asignándole a este la exclusividad sobre su enfermedad y
rehabilitación. El proceso terapéutico incluye tanto los aspectos conscientes
como inconscientes.
Su
coordinación, de esta técnica de tratamiento, se encontraba a cargo del
personal de psiquiatría y psicología que laboraba en C. A. I. P. A.
10). Alcohólicos
Anónimos (A. A.).
Históricamente,
desde 1934, los grupos de autoayuda de Alcohólicos Anónimos, han sido el medio
más eficaz en el tratamiento del paciente alcohólico.
La
introducción en el programa de rehabilitación para alcohólicos de C. A. I. P.
A., complementa el tratamiento del alcohólico, a través de un grupo de personas
que padecen de la misma enfermedad.
Estos son
grupos empíricos, no dirigidos, que fundamentan su filosofía en “los doce pasos
de A. A.” y “las doce tradiciones de A. A.”. Su inspiración religiosa,
proporciona una relevancia moral al programa y fomenta la cohesión de grupo y
fortalece el espíritu.
Su objetivo
y conceptualización se indica claramente en el enunciado de Alcohólicos
Anónimos, que es como sigue: “Alcohólicos Anónimos es una comunidad de hombres
y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para
resolver un problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo. El
único requisito para ser miembro de A. A. es el deseo de dejar la bebida. Para
ser miembro de A. A. no se pagan honorarios ni cuotas; nos mantenemos con
nuestras propias contribuciones. A. A. no está afiliado a ninguna secta
religiosa, partido político, organización o institución alguna; no desea
intervenir en controversias, no respalda ni se opone a ninguna causa. Nuestro
objetivo primordial es mantenernos sobrios y ayudar a otros alcohólicos a
alcanzar el estado de sobriedad”.
Las
características del programa de Alcohólicos Anónimos, posibilita el manejo
empírico, pero terapéutico, de los conflictos y actitudes del alcohólico,
conduciéndolo a su rehabilitación.